Vista
desde el mirador de “Mirar Bueno” –a propósito de una visita guiada al lugar de
las centenarias sabinas pueblanas-.
“Merece
la pena perderse por el sendero
que discurre entre los distintos ejemplares de sabina,
para admirar su tronco estriado y presencia señorial.
Tocar y abrazar el madero de su caña podría ponernos en contacto
con las fuerzas telúricas que presuntamente albergan estos antiguos seres vivos:
no sin razón se les ha denominado fósiles vivientes... ”.
que discurre entre los distintos ejemplares de sabina,
para admirar su tronco estriado y presencia señorial.
Tocar y abrazar el madero de su caña podría ponernos en contacto
con las fuerzas telúricas que presuntamente albergan estos antiguos seres vivos:
no sin razón se les ha denominado fósiles vivientes... ”.
El paraje de Las Blancas.
El
comienzo del camino aparece interceptado por una valla de madera, una señal
prohíbe el paso de vehículos a motor, coches y motocicletas... Poco más
adelante veremos otro poste metálico con otra señal indicándonos que ya estamos
en el paraje de Las Blancas, “Microrreserva de Flora”. Se trata de un
terreno calizo, de tierras blanquecinas, sobre las que crecen sabinas, enebros
y monte bajo. En la parte baja del camino yacen las ruinas de antiguas
construcciones, corrales y parideras. A lo lejos pueden verse los grandes
árboles que venimos buscando, aunque en el trayecto ya encontraremos buenos
ejemplares de sabinas, cada cual con su porte. Resulta difícil ver dos troncos
iguales, pues las sabinas, a semejanza de los seres humanos, tienen su personalidad, no
hay dos iguales...
Detalle de indicadores de dirección en Puebla de San Miguel (Valencia), señalando el paraje de Las Blancas (2014). |
Detalle de la entrada al paraje de Las Blancas en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Entrada al sabinar de Las Blancas, "Microrreserva de Flora" en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
El suelo del monte está extremadamente seco, uno se pregunta cómo pueden vivir aquí estos robustos árboles, en medio de semejante aridez; quizá sus raíces hayan encontrado en lo profundo algún lecho de humedad que no percibimos. La copa de estas sabinas suele ser redondeada, las ramas apretadas o abiertas, sus hojitas cortas y escamosas, a semejanza de las del ciprés; su troncho rechoncho y retorcido, plagado de protuberancias y cicatrices. Al final del
camino hay una señal bajo tejadillo a la izquierda, señalando sobre un plano la
“red de depósitos de agua de la zona” y un gran depósito de obra al fondo,
cercado por una verja metálica.
Detalle de sabina (Juniperus
thurifera L), en el camino del sabinar de Las Blancas en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Detalle de sabina (Juniperus
thurifera L), en el camino del sabinar de Las Blancas en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Detalle de sabina (Juniperus
thurifera L), en el camino del sabinar de Las Blancas en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Detalle de sabina (Juniperus
thurifera L), en el camino del sabinar de Las Blancas en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Detalle de Depósito contra incendios en el paraje de Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Siguiendo
un caminito abierto a la derecha llegamos a un plano superior, donde un gran
panel de madera con texto e ilustraciones:
- Las Blancas: Nombre científico: Juniperus thurifera L. Nombre común: Sabina albar. Propiedad: Pública y privada. El paraje de las Blancas está situado a 1.450 m de altitud y su nombre hace alusión al color blanquecino tan característico del tronco de las sabinas que lo pueblan./ Las Blancas es un conjunto monumental de sabinas en el que destacan tres ejemplares por su tamaño y edad [con unos 800 años de vida media]. La forma de estos ejemplares también diferente de la natural de su especie, debido a los agentes climáticos que los han afectado a lo largo de los años: tormentas, viento, nieve... y a las podas recibidas para su aprovechamiento ganadero.
Sigue
explicando el panel:
- La sabina albar es un árbol de crecimiento lento y gran resistencia a las condiciones (adversas), soporta inviernos fríos, veranos muy calurosos y sequedad extrema. Además es capaz de desarrollarse en terrenos sin apenas suelo entre los 700 y los 1.400 metros de altitud./ La madera es de buena calidad, muy densa y resistente, utilizándose en ebanistería y en la elaboración de suelos, vigas y postes./ En estas tierras el uso principal fue el ganadero, con la madera se elaboraban porteras y cerramientos y su follaje garantizó el alimento del ganado en los duros y fríos inviernos, cuando la nieve impedía el pastoreo.
- Las hojas recuerdan a las de los cipreses pues ambas especies pertenecen a la misma familia. Los frutos, maduran durante el otoño del segundo año.
Dice
de las Flores:
- Esta especie presenta pies masculinos y femeninos. La floración tiene lugar al final del invierno.
Merece
la pena perderse por el sendero que discurre entre los distintos ejemplares de
sabina, para admirar su tronco estriado de presencia señorial. Tocar y abrazar el
madero de su caña podría ponernos en contacto con las fuerzas telúricas que
presuntamente albergan estos antiguos seres vivos: no sin razón se les ha
denominado fósiles vivientes... Hay ejemplares de distinto sexo,
pueden distinguirse fácilmente por los frutillos (gálbulos), llamados trabinas,
que sólo producen los especímenes femeninos. Sucede lo que con los enebros,
otros árboles del mismo género cuyas bayas se conocen como nebrinas. La
última vez que estuve en el paraje estaban restaurando la fuente y el
abrevadero, que se halla por debajo de un añoso ejemplar que amenazaba partirse
por medio, razón por la que le han colocado unos horcones a modo de gayatas...
¡La ancianidad conlleva sus achaques!
Detalle de panel ilustrativo (texto e imágenes) a la entrada del sabinar de Las Blancas en Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Aunque
he estado varias veces en el lugar, nunca me he encontrado con nadie. El paraje
de Las Blancas se halla en la ladera meridional de un cerrito alomado, lugar
solitario y perdido, circunstancias que probablemente han colaborado en su
preservación. Resulta recomendable sentarse a la vera de estos gigantes
leñosos, para meditar por ejemplo sobre la brevedad y flaqueza de la vida humana, en
comparación a la longevidad y fortaleza de aquellos: El hombre es igual que un soplo/ sus días como una sombra que pasa... -dice el salmo-.. ¿Cuántas generaciones de pueblanos
habrán visto pasar estas seculares sabinas? ¿Cuántos gélidos inviernos y
tórridos veranos han soportado, cuántas tormentas y vendavales? ¡Cuántas
historias podrían contarnos de poder hablar! –serían historias de
árboles, su lucha por sobrevivir en estas latitudes, cuyo lenguaje resulta
incomprensible a los humanos-. Sus relatos se manifestarían sin duda incontables y
antiguos, pues algunas de ellas ya estaban aquí cuando el valle de San Miguel
comenzó a ser repoblado, tras la conquista cristiana; y aún antes...
En
su Pedazio Dioscórides Anazarbeo (Salamanca, 1566), Andrés Laguna de Segovia
(1499-1559) hace una breve anotación acerca de las propiedades tóxicas de esta
especie:
- La sabina es hierba muy conocida de las mujeres, porque ordinariamente beben su cocimiento para provocar la purgación represada. Es caliente y seca en el grado tercero, [...]. Por donde no nos debemos maravillas si hace orinar sangre y mata la criatura en el vientre.[1]
Realmente,
“el mejor uso (medicinal) que se puede hacer de la sabina es ignorarla”.[2]
En la parte inferior del depósito contra incendios de Las Blancas hay otra
fuente con pilón, que sirve de abrevadero a los ganados, y a los animales del
monte en las sequías. Dejamos el paraje con el ánimo fortalecido, conscientes
de nuestra insignificancia frente a tan majestuosos árboles, y también de
nuestra responsabilidad en su preservación, ya que cuando nosotros nos hayamos
ido definitivamente ellos deberán permanecer para la siguiente generación. Al
fin y al cabo, “la sabiduría consiste en amar la vida” –como decía el citado
filósofo francés-: amar y respetar la vida animal y la vida vegetal, todo tipo
de vida...
Ejemplares de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplar de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Detalle de tronco de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplar de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplar de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplares de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplar de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplar de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Ejemplares de sabina albar (Juniperus
thurifera L.) en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Palabras finales, a modo de epílogo.
La
sabina es un árbol protegido, relativamente abundante en la zona de Javalambre,
siendo en la partida de Las Blancas de Puebla de San Miguel donde se encuentran
los ejemplares más notables de esta especie del género Juniperus. Dentro
del Rincón de Ademuz también puede verse en las inmediaciones de Mas del Olmo y
Sesga (Ademuz) y en la partida de El Rato (Castielfabib), camino del Rodeno,
donde se forman bosquecillos de ellas. Podemos encontrarla también en algunos
puntos de Andalucía, en los montes de León y en el Pirineo, aunque en escaso
número (Font Quer, 1993).
La
excursión a Las Blancas nos ha permitido conocer una parte del Parque
Natural de Puebla de San Miguel, durante cuyo recorrido hemos podido
descubrir, además de las centenarias sabinas, el Mirador de Mirar Bueno, desde
donde puede contemplarse uno de los espectáculos naturales más hermosos de la
comarca. Las reflexiones que estos singulares lugares pueden provocar en el
visitante son tan variadas como las personas... ¡Porque estos parajes -el Mirador y el Sabinar de las Blancas-, provocan estados de ánimo!
Detalle de fuente con pilón por debajo del depósito contra incendios en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
Detalle de fuente con abrevadero por debajo del depósito contra incendios en el paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel (Valencia), 2014. |
De regreso del sabinar podremos seguir el camino inverso, hasta arribar al collado donde hemos visto una gran sabina solitaria junto al resguardo. Allí nace una senda a la derecha que baja en dirección al barranco del Chorro –antes de llegar pasaremos por una zona de fósiles-: siguiendo por la derecha se arriba a la Fuente del Javandal, desde donde enseguida empezaremos a ver el caserío de la Puebla. Siempre cuesta abajo, el sendero guía hacia una encina de porte monumental, junto a una balsa, para girar después hacia la izquierda, hasta arribar a la Casa Forestal por donde pasamos en la subida, frente a la ermita de la Purísima. De allí a Puebla de San Miguel hay un tiro de piedra... Vale.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).
Localización geográfica del paraje Las Blancas de Puebla de San Miguel mediante Google maps (satélite): 40.043887,-1.118270
[1]
LAGUNA, Andrés (1566/1997). Pedacio Dioscorides Anazarbeo. Acerca de la
materia medicinal, y de los venenos mortíferos..., En Salamanca, Año
1566/ Barcelona, 1997, vol. I, p. 63.
[2] FONT QUER, Pío (1993). Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Editorial Labor, S.A., Barcelona, vol. I, p. 87.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA SOBRE PUEBLA DE SAN MIGUEL
- RODRIGO ALFONSO, Carles. El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico comarcal, Edita ADIRA, Valencia, 1998.
- ID., Puebla de San Miguel, “el rincón del Rincón”, Edita Ayuntamiento de Puebla de San Miguel, Valencia, 1999.
- SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Acerca de la construcción de la torre-campanario de la parroquial “San Miguel Arcángel” en Puebla de San Miguel, en Del Paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, vol. I, pp. 325-327. Pacto y estipulaciones para dorar el retablo mayor de la parroquial, aprobadas por el obispo de Segorbe don Lorenzo Gómez de Haedo (1786), en Id Ibíd., opus cit., pp. 329-332; La romería de santa Quiteria, una marcha penitencial con dimensión mundana, en Id Ibíd., opus cit., pp. 333-340. Carta de Privilegio del rey don Carlos III, por la que se concede a Puebla de San Miguel el título de villa (1765, febrero 12), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2008, vol. II, pp. 271-279; Don Blas de Arganda, obispo de Segorbe (1756-70), nombra al presbítero pueblano Mosen Juan Gómez para la vicaría perpetua de Puebla de San Miguel, en Id Ibíd., opus cit., pp. 281-284; Puebla de San Miguel, adversus Parque Natural, en Id Ibíd., opus cit., pp. 285-288. Estudio de población en Puebla de San Miguel: a propósito de la concesión del título de Villa Real por Carlos III (1765), en Del Paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2009, vol. III, pp. 363-371. Ayuntamientos, Juntas Gestoras y Comités constituidos en Puebla de San Miguel durante la revolución, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2011, vol. IV, pp. 337-346; El expolio de la iglesia y ermitas de Puebla de San Miguel durante la revolución, con detalle de los daños, en Id Ibíd., opus cit., pp. 349-359; Incautaciones, despojos y detenciones en Puebla de San Miguel durante la revolución, en Id Ibíd., opus cit., pp. 365-388.
- El sabinar milenario de las Blancas, en diario Levante-El Mercantil Valenciano, Rutas y excursiones (Consultado el lunes 15 de septiembre de 2014).
No hay comentarios:
Publicar un comentario