viernes, 14 de abril de 2017

TRAMACASTIEL, PUEBLO DE TERUEL (I).


Aproximación al conocimiento de Tramacastiel -a través de sus edificios más emblemáticos-: iglesia del Salvador y ermita de Santa María.




“Los vestigios de su castillo se confunden con las peñas y revelan su relativa extensión. 
Dependió de los templarios de la cercana Villel
y en el siglo XIII pertenecía a los Ruiz de Castelblanque,
de quienes pasó el señorío a los Heredias de Mora de Rubielos”
-Cristóbal Guitart Aparicio, Los castillos turolenses (1987)-.






Palabras previas, a modo de justificación.
La entrada de hoy se refiere a Tramacastiel, pueblo de Teruel situado al sur de la capital provincial, en el límite septentrional del Rincón de Ademuz, comarca valenciana con la que se halla íntimamente unido. Su topónimo, “Trama-castiel”, equivaldría a decir por encima de Castiel, hecho geográfico que le vincularía por proximidad con nuestra villa señera, Castielfabib -Castiel-fabib, de Qastil-habib-, municipio que junto con Ademuz constituyó durante siglos el territorio rinconademucense.

Para localizar geográficamente Tramacastiel, nada más fácil y rápido -en la era digital y de la información- que teclear el topónimo en internet y pulsar intro; si elegimos la opción Google Maps podremos observar una curiosa circunstancia espacial: el municipio de Tramacastiel se encuentran por encima del Rincón de Ademuz, en el ángulo que forman los dedos pulgar e índice de la mano izquierda, si nos representamos la comarca valenciana en forma de mano extendida, mirándola por su cara palmar.

Tramacastiel aparece en la historia como aldea de Villel –junto con Cuevas de Eva (Riodeva), Villastar, Cascante, Valacloche y Libros-; al menos así figura en un antiguo documento de finales del siglo XII (1187) dado en Calatayud por Alfonso II de Aragón (1164-1196), mediante el que “el rey Casto” hace donación a la Orden de Montegaudio –se refiere a la Orden de Monte Gaudio, también conocida como Orden de Santa María del Monte Gaudio de Jerusalén, Orden de San Redentor y Orden de Montfragüe- del castillo y villa de Villel, incluyendo sus aldeas, términos y pertenencias. La administración de la orden se instaló en Alfambra (Teruel), de ahí que también se la conozca como Orden de Alfambra.

La Orden de Alfambra fue pues una milicia castellano-leonesa instalada en el Reino de Aragón, que había sido fundada por el conde Rodrigo Álvarez de Sarria tras su regreso de Tierra Santa (Palestina) -así consta por Bula del Papa Alejandro III (1159-1181), de 24 de noviembre de 1180-.[1] Posteriormente se fusionó con la Orden del Temple en Aragón (en 1196): con motivo de esta unión la orden entró en crisis, a sus caballeros se les planteó la opción de aceptarla o abandonar su hábito y unirse a la Orden de Calatrava (en 1221).

Para la composición de esta entrada visité Tramacastiel varias veces, aunque ya conocía la villa de estancias anteriores. En la primera de estas últimas visitas subí al castillo, estuve en el cementerio y paseé por el pueblo, para conocer su callejero: calle Iglesia, calle Horno, calle Nevera, calle Chorro, plaza Mártires... Estuve también en la ermita de Santa María, situada sobre un cerrito alomado en la zona septentrional del caserío, su camino viene señalado por los pilones del vía crucis local, aunque no puede verla por dentro. Durante esta visita al lugar no me encontré con nadie. Cuando me marchaba, sin embargo, vi por la carretera -más allá de las Eras de la entrada al pueblo- a un par de vecinas paseando, cuando les pregunté quién podía enseñarme la iglesia me indicaron que un tal Máximo –me refiero al señor Máximo Asensio Jiménez (Tramacastiel, 1954)- que casualmente iba también paseando, por delante de ellas. Seguí adelante y cuando encontré al paseante le pregunté si había alguna posibilidad de ver la iglesia por dentro: Claro, cuando quiera, tengo yo la llave...-me contestó solícito-. Montó en mi coche y regresamos al pueblo. Fue por la llave y me enseñó la iglesia, incluso subimos a la torre para ver las campanas, y el reloj; pues él se encarga de darle cuerda dos días a la semana, los martes y sábados.

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Vista de la entrada meridional de Tramacastiel (Teruel), con detalle del acceso antiguo a la población, a la derecha (2017).

Tramacastiel en la geografía.
Viendo la zona en esta sinonimia de la mano izquierda extendida del exclave valenciano, en el mapa de Google se aprecia que Tramacastiel se halla a la izquierda de la CN-330-420 (yendo desde el Rincón de Ademuz), al interior de la vía y por encima de Libros, entre esta población y Villel. Para visitar la localidad desde el Rincón de Ademuz cabe seguir pues esta carretera en dirección Teruel; sobrepasado el antiguo almacén de La Azufrera arribaremos enseguida al límite provincial y comunitario, viéndose enseguida un desvío a la izquierda (TE-66) que lleva a Mas de la Cabrera, aldea de Tramacastiel. No obstante, hay otra forma de llegar, siguiendo por la nacional hasta el siguiente desvío situado apenas un kilómetro más adelante; se trata de la TE-V-9103, situada asimismo a la mano izquierda de la vía, antes de entrar en Libros. Obviamente, si procedemos de Teruel, el primer desvío se halla a la derecha, apenas pasado Libros, y el segundo a la misma mano, un kilómetro más adelante.

Ambos accesos permiten llegar del Rincón de Ademuz a Tramacastiel, el primero vía la aldea de Mas de la Cabrera y el segundo atravesando la zona de eras y pajares próximos al cementerio municipal de Libros: este acceso tiene un tramo de carretera bastante penoso, por lo estropeado del firme y las abundantes curvas del trazado. Ambos coinciden, sin embargo, unos kilómetros más adelante, haciéndose uno hasta arribar a Tramacastiel: para su localización por GPS, introducir 40º10'49,22" n y 1º14'38,51" w. No obstante, la vía más recomendable es la TE-66, por Mas de la Cabrera; además de mejor firme, permite ver de paso la aldehuela y su ermita.

Respecto a la ubicación del caserío, veremos que Pascual Madoz (1849) dice que se halla “en la falda occidental de un gran cerro”, mientras que Tomás Laguía (1964) lo sitúa “en un ameno valle”, ambas descripciones -sin embargo- responde a la realidad. El investigador turolense alude al antiguo castillo de nuestro lugar (que perteneció a la Orden de Santa María de Montegaudio y a los frailes de Alfambra), dice “que a principios del siglo XVII se hallaba ya destruido”, aunque “conservaba todavía el palacio de los condes, señores de la villa”.[2]

1618
(vecinos)
1689
(vecinos)
1849
(vecinos)
1964
(hab)
1986
(hab)
1991
(hab)
1996
(hab)
2001
(hab)
2004
(hab)
2008
(hab)
55
60
129
400
160
136
120
111
114
101
Elaboración propia (2017).


Situado en el extremo meridional del Sistema Ibérico, el municipio de Tramacastiel pertenece a la comarca Comunidad de Teruel, dista 34 km de la capital y posee una superficie de 42 km2. Su población está repartida en dos núcleos urbanos (Tramacastiel propiamente y su aldea, Mas de la Cabrera, sita a 4,5 km al sureste de la villa). Asentada a 865 metros de altitud sobre el nivel del mar, desde la población pueden seguirse interesantes rutas senderistas -de gran contenido geológico, naturalístico y medioambiental-: Alto Cabeza Rueda (1.171 m), Despeñaperros, Horno de Teja, Mina de Hierro, Peña Blanca (1.378 m), Peña de la Horca, Peña del Águila, Pozo Molinero, Rodeno y Virgen del Gollizno.

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Vista parcial del caserío de Tramacastiel (Teruel), sector septentrional (2017).

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Vista parcial del caserío de Tramacastiel (Teruel), con detalle de la torre-campanario de la parroquial, fachada occidental (2017).


Tramacastiel en la historia.
La historia de Tramacastiel se halla vinculada a la conquista cristiana del territorio que hoy forma la provincia de Teruel -hecho ocurrido en el último tercio del siglo XII-: de un lado, los Azagra, caballeros procedentes de Navarra se hacen con Albarracín y su alfoz (en 1170), al tiempo que el rey de Aragón Alfonso II el Casto conquista Teruel (1170-1171), ciudad a la que dio sus fueros unos años más tarde (en 1176). Ambas localidades, la de Albarracín y la de Teruel constituyeron el germen de lo que acabarían siendo dos grandes colectividades, la Comunidad de Albarracín y la Comunidad de Teruel.[3]

Observando el mapa de la zona vemos que entre ambos territorios –Albarracín y Teruel- queda una franja de terreno con distintas villas que se mantuvo independiente de las citadas Comunidades, siendo Villel la más importante. Villel y las villas que formaban esta especie de cuña se regían sin embargo por el fuero de Aragón. Villel incluía en su alfoz varias aldeas sujetas a su jurisdicción –por orden alfabético de sus topónimos-: Cascante, Libros, Riodeva, Tramacastiel, Valacloche y Villastar. Villel permaneció adscrito a la corona, siendo posteriormente concedido en señorío (en 1180). En febrero de ese año, estando Alfonso el Casto en Daroca, hace donación de Villel y sus aldeas a Martín Pérez, notable caballero de su corte, desde ese momento conocido como Martín Pérez de Villel.[4]

Los límites de aquella donación son prácticamente imposibles de seguir, ya que están definidos por accidentes geográficos hoy desaparecidos o con distinto nombre, “pero no cabe la menor duda de que Tramacastiel quedaba incluido” en su territorio, toda vez que pocos años después (en 1187) su nombre aparece en él. Pues existe un documento datado en Calatayud, mediante el que Alfonso el Casto hace donación de la villa de Villel a la Orden de Monte Gaudio (también llamada Orden de Alfambra, y Orden de San Redentor):
  • <In Christi nomine et eius divina clemencia. […] ego Ildefonsus, Dei gracia rex Aragone, comes Barchinone […], dono et laudo atque perpetuum concedo domino Deo et Beate Marie Montis-gaudii de Jorosolimis et cirterciensi ordini […], illum castrum de Villel cum omnibus terminis et pertenenciis suis… [...] Hoc supradictum castrum dono vobis supradictis fratribus de Alfambra cum omnibus terminis et pertenenciis suis, cum portaticis et pasaticis, lezdis ac pedaticis quos modo habet vel habere debet, et cum suis aldeis, videlicet Tramacastiel et Covas de Eva et alia aldeye que hi sunt in termino predicti castri sicuti illam de Alfambram habetis. [...] Actum est hoc apud Calataiub, mense decembris, Era MªCCªXXVª Anno Domini MºCºLXXXºVIIº./ Sig+num. Ildefonsi, regis Aragone, comes Barchinone et marchionis Provincie./>[5]

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Detalle de restos de muralla y torreón en el antiguo castillo roquero (táctico-estratégico) de Tramacastiel (Teruel), vista noroccidental (2017).

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Detalle de restos de muralla y torreón en el antiguo castillo roquero (táctico-estratégico) de Tramacastiel (Teruel), vista noroccidental (2017).

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Escultura representando a Alfonso II el Casto (1164-1196),  obra del rubielano José Gonzalvo a la entrada de Teruel (2017).

Un año antes de la donación de Villel a la Orden de Alfambra (en 1186), dicha orden pretendió unirse a la de los Templarios, pero el intento fracasó. Posteriormente, tras la muerte de su primer maestre, el conde don Rodrigo Álvarez de Sarria (ca.1188), primo de doña Sancha, esposa de Alfonso II el Casto, hubo otro intento de fusión con el Temple, esta vez con éxito, según consta por cierto documento datado en Lérida en abril de 1196, mediante el que el rey de Aragón concede a la Orden de Alfambra (también, Orden de Montfragüe, Orden de Montegaudio o de San Redentor) permiso para la unión con la del Temple, siendo este el momento en que Villel y sus aldeas pasan a los templarios. La decisión real contó con el beneplácito de Celestino III (1191-1198), que confirmó la asignación de los bienes de Montegaudio al Temple, lo que supuso el incremento de las posesiones templarias, ya por entonces muy cuantiosas en Aragón.[6]

Como se ha visto, entre las aldeas de Villel se encontraba Tramacastiel. Mas Tramacastiel debió desvincularse del Temple, ya que tras la extinción de éstos (en 1312) sus bienes pasaron en Aragón a la Orden de San Juan de Jerusalén (Hospitalarios), sin que Tramacastiel se halle entre dichos bienes. De hecho, a finales del siglo XIII (antes de la extinción templaria), Tramacastiel, junto con Alobras, El Cuervo, Tormón, Veguillas, Cascante del Río, Valacloche, Gea de Albarracín y Manzanera ya pertenecían a la nobleza laica del Reino. Por ese mismo tiempo, sin embargo, Villel, Villastar, Libros y Riodeva continuaban bajo la jurisdicción de la Orden Militar del Temple.[7]

Desconocemos propiamente cuáles fueran las circunstancias del cambio de titularidad de Tramacastiel, que pasó al señorío laico mucho antes de la desaparición de esta orden, hecho ocurrido a comienzos del siglo XIV (1312), decretado por el Papa Clemente V (1305-1314) mediante la bula “Vox in excelso”.

El cronista de Teruel, Jaime Caruana Gómez de Barreda (1960), basándose en Martín Almagro Basch -El Señorío de Albarracín desde su fundación hasta la muerte de Don Fernando Ruiz de Azagra (1955)- especula acerca del momento histórico y las circunstancias de la emancipación de Tramacastiel de la Orden del Temple para pasar al señorío laico. Hubo tres grandes familias con señoríos limítrofes o vinculadas a Tramacastiel:
* Los Azagra -a través de Toda Ruiz de Azagra, probable hija de Rodrigo Ruiz de Azagra, que casó con Gil Ruiz de Castelblanque-, poseedores del señorío de Albarracín, limítrofe con Tramacastiel.
* Los Ruiz de Castelblanque -a través de Gil Ruiz de Castelblanque, marido de Toda Ruiz de Azagra-, poseedores (todavía a finales del siglo XV) de extensas zonas en el valenciano Rincón de Ademuz, donde se denominaron "señores del lugar de Orchet", también señores "de la Torre Baixa del Villar de Orchet del reino de Valencia" (en el término de la villa real de Castielfabib),[8] asimismo lindantes con Tramacastiel.
* Los Fernández de Heredia -que entroncan con los anteriores a través de la hija de Gil Ruiz de Castelblanque y Toda Ruiz de Azagra-, siendo esta progenie de los Fernández de Heredia la portadora del título de "condes de Fuentes", ello a partir de principios del siglo XVI (1508), por concesión de Fernando II de Aragón (1452-1516) a Juan Fernández de Heredia y Liori.

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Vista general (meridional) del caserío de Tramacastiel (Teruel), desde las ruinas del castillo medieval (2017).

A la pregunta de a cuál de estas familias pasó la villa de Tramacastiel, Caruana Gómez de Barreda responde que seguramente fue a los Ruiz de Castelblanque, aunque en fecha imprecisa (en los años finales del siglo XII o principios del XIII). Asimismo, estima que esta familia ya debió tener posesiones en Tramacastiel, "titulándose señores de Tramacastiel". Y ello basándose en el entroncamiento de los Ruiz de Castelblanque con los Fernández de Heredia, siendo esta última familia, como se ha dicho, la portadora del título de "condes de Fuentes", a cuya jurisdicción perteneció Tramacastiel.

Ello podría explicar también que Tramacastiel (villa del condado de Fuentes) se rigiera por el fuero de Valencia, no obstante ser villa aragonesa, por la pertenencia de sus antiguos señores, los Ruiz de Castelblanque, también señores de Torrebaja, en el valenciano Rincón de Ademuz. No podemos dar otra explicación a este curioso hecho, pues Villel y sus aldeas se regían por el fuero de Aragón, mientras que Teruel y su Comunidad de Aldeas (entre las que se hallaba Rubiales, lindante con Tramacastiel), se regían por el fuero de Teruel. De la misma forma que Albarracín y sus aldeas se regían por el fuero de Albarracín.

El cronista de Teruel, en su trabajo sobre Tramacastiel, transcribe dos interesantes documentos relativos a Acuerdos sobre montes, leñas, pastos y ganados –uno de 1620, entre Tramacastiel y Rubiales; y otro de 1702, entre Tramacastiel y Castielfabib-: el análisis de cada registro requeriría amplios comentarios, pues ambos aportan valiosa información relativa al momento histórico y social, demostrando que la base de la economía de estas localidades estaba en la ganadería y la explotación de los recursos forestales, lo que se ha denominado en las etapas económicas de la zona “fase ganadero-forestal” (siglo XVII), y “comienzos de la expansión agrícola” (siglo XVIII, principios), hecho coincidente con el incremento demográfico territorial.[9] El crecimiento demográfico -y la bonanza económica del momento- puede verse en la construcción de la nueva iglesia parroquial, erigida por entonces (1706).

Otro datos de gran interés aportados por los documentos reseñados se refieren a la forma de gobierno de estos lugares situados en la franja meridional de Teruel -extensiva a todas las villas de Aragón en el Antiguo Régimen-: había un Concejo, compuesto por un Justicia (alcalde anual), varios Jurados o Juramentados (concejales), Mayordomo (tesorero o administrador), síndicos (representantes legales) y andador (pregonero). A una orden de los primeros el concejo se reunía en los lugares habituales (Ayuntamiento, Casa Lugar, pórtico de iglesias...), “a son de campana tañida”. Junto con las autoridades locales solían reunirse “los hombres buenos de la villa”, y otros vecinos para tratar de los asuntos del común y dar fuerza legal a los acuerdos.[10] Este mismo esquema en la organización del Concejo local puede verse en Alobras (en 1655), con motivo del reconocimiento de los derechos de Juan Valero Díaz (1577-1653) y sus herederos sobre la iglesia parroquial.[11]

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Vista parcial (meridional) del caserío de Tramacastiel (Teruel), con detalle de la cabecera de la parroquial (2017).

Tramacastiel en el siglo XIX (1849).
Pascual Madoz ofrece una singular estampa de Tramacastiel, de mediados los años cuarenta del siglo XIX (1849) –escribe el estadista-:
  • <TRAMACASTIEL: v. con ayunt. en la prov., dióc. y part. jud. de Teruel (4 leg.), aud. terr. de Zaragoza y c. g. de Aragón. SIT. en la falda occidental de un gran cerro: el CLIMA es templado y no se conocen enfermedades especiales. Se compone de 141 CASAS; una escuela de niños de instrucción primaria, otra de niñas; igl. parr. servida por un cura párroco y un beneficiado, y un cementerio que en nada perjudica á la salud pública. Confina el TÉRM. por el N. con Rubiales; E. Libros, sirviendo de límite el Guadalaviar; S. Torres, y O. Tormon; nacen en él varios manantiales de aguas templadas y muy beneficiosas para la tierra, y otros diversos, con cuyas aguas se riegan algunas huertas. El TERRENO es muy quebrado y desigual, escepto el pequeño pedazo que forma la hoya de Embid; tiene altas montañas con pinar nuevo y carrascas, y algunos trozos de regadío. Los CAMINOS, á escepcion del que sube de Moya para Teruel, los demás son de herradura. La CORRESPONDENCIA se recibe de Teruel. PROD.: cereales, vino, seda, nueces, miel, cera, semillas, cáñamo y frutas; hay ganado lanar en corto número y caza menor, POBL.: 129 vec., 518 alm. RIQUEZA IMP.: 52,934 rs. En este pueblo se ha empezado la plantación de la morera filipina ó multicaulis por ser terreno á propósito, lo cual puede acrecentar notablemente la riqueza de sus vec. por la mucha seda que puede criarse>.[12]

Madoz define a Tramacastiel como villa con ayuntamiento propio (constituido en 1834), en la provincia, diócesis y partido judicial de Teruel (de la que dista 4 leguas: una legua equivale a 4-7 km, según lugares), en la audiencia territorial de Zaragoza, y capitanía general de Aragón. Sitúa la población “en la falda occidental de un gran cerro” arcilloso, dotado de un clima “templado”, en el que no son propicias “enfermedades especiales”. En aquellos años de mediados del siglo XIX, el censo de casas era de 141, con una “escuela de niños de instrucción primaria”, y “otra de niñas”.

Respecto de la iglesia parroquial, no cita la advocación del templo, limitándose a decir que está “servida por un cura párroco y un beneficiado”, nombrando sin embargo la existencia de un camposanto “que en nada perjudica á la salud pública”, pues debía estar en un lugar ventilado. El cementerio al que se refiere el estadista se hallaba frente a la entrada del templo, situada en la fachada meridional, entonces fuera del casco urbano. Allí estuvo hasta los años treinta del pasado siglo, momento en que se trasladó a la parte del castillo, ocupando una posición suroriental respecto del pueblo. El viejo cementerio permaneció tal cual, aunque sin uso desde ese momento. El solar del antiguo cementerio es hoy un espacio ajardinado, con una “Cruz de los caídos” en el centro, alusiva a la Guerra Civil Española (1936-1939). La cruz, por la parte que mira al templo lucía unas placas con nombres grabados, que fueron retiradas o desaparecieron. Madoz no menciona ni alude en ningún momento a la ermita de Santa María, notable edificio del siglo XVI situado sobre un cerrito alomando, al norte del pueblo.

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Detalle de alacena, vaseras y cantareras en la cocina de una casa en ruinas en Tramacastiel (Teruel), 2017.

Respecto a los límites municipales, por el norte confina con el término de Rubiales, por el este con el de Libros (y Villel, que no lo nombra), “sirviendo de límite el Guadalaviar”, esto es, el río Turia o Blanco, como también se le conoce en la zona; por el sur limita con “Torres” (sic), realmente confina con Castielfabib, y por el oeste con el de Tormón. Alude a “varios manantiales de aguas templadas”, sin mencionar su nombre, las cuales, sin embargo, califica de “muy beneficiosas para la tierra”, existiendo también otros manantiales, “con cuyas aguas se riegas algunas huertas”.

Referente al terreno, lo define como montañoso “muy quebrado y desigual”, con la excepción de la “hoya de Embid”, y “algunos trozos de regadío”. La Hoya de Embid se halla a una hora larga de la villa, dirección norte. Se trata de una zona de monte, con pastos y leñas donde crecen encinas y robles, cuya madera se utilizaba antaño para la elaboración de carbón. Menciona también un “pinar nuevo y carrascas” en el término, sin nombrar el río Regajo, que discurre frente al caserío, en posición occidental respecto del mismo.

En cuanto a las comunicaciones, señala el camino “que sube de Moya para Teruel”, diciendo que a excepción de éste, “los demás son de herradura”, recibiéndose la correspondencia de Teruel.

Al decir de la producción agropecuaria, menciona cereales, cáñamo, miel, nueces, seda, semillas, vino y frutas, algo de “ganado lanar” y “caza menor”.

El censo de Tramacastiel (en 1849) era de 518 almas (habitantes), con 129 vecinos (cabezas de familia), lo que suponía una media de 4 personas por casa.

Finalmente, Madoz anota que en el pueblo se ha comenzado “la plantación de la morera filipina”, la popular “multicaulis” o de muchos tallos (Morus alba), argumentado lo propicio del terreno para su cultivo, lo que podría colaborar en “acrecentar notablemente la riqueza” del vecindario, “por la mucha seda que puede criarse”. Font Quer distingue entre el moral (Morus nigra L) y la morera (Morus alba L), definiendo esa última como árbol de menor entidad que el moral, sus hojas son menores, de un verde menos intenso, más delgadas y con escaso vello en el envés. Las moras de la morera son también de menor tamaño que las del moral, blancas o algo rojizas, raras veces negras, aunque muy dulces, “pero con tan poca gracia, que resultan fastidiosas por su sosería”. Los gusanos de seda alimentados con hojas de moral producen una seda más basta que la producida por los gusanos alimentados con hojas de la morera.[13]

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Detalle de ladrillo cerámico correspondiente al callejero de Tramacastiel (Teruel), 2017.

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Detalle de ladrillo cerámico correspondiente al callejero de Tramacastiel (Teruel), 2017.

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Detalle de ladrillo cerámico correspondiente al callejero de Tramacastiel (Teruel), 2017.

La iglesia parroquial de Tramacastiel en la historia.
Al decir de la iglesia de Tramacastiel (Teruel), Tomás Laguía (1964) comenta lo que venimos diciendo, que la villa “perteneció al condado de Fuentes”, siendo una de las que fue objeto de litigio en el proceso de desmembración de la diócesis de Albarracín y Segorbe, formando parte del “Cuartillejo del Cuervo”, junto con El Cuervo, Alobras y Tormón. Del “Cuartillejo del Cuervo” ya dijimos al escribir de Tormón:
  • <El inconveniente planteado por el Cuartillejo del Cuervo se inserta en la cuestión general de la desmembración, que planteaba problemas de límites –y de jurisdicción-: en tiempo de la unión, el vicariato (oficialato) de Segorbe llegaba hasta los pueblos del Rincón de Ademuz, extendiéndose hasta las parroquias del Cuartillejo; mientras que el de Albarracín se limitaba a los pueblos de la Sierra, sin incluir el Cuartillejo. Esta división administrativa del gobierno del obispado puede datar del pontificado de Elías de Perigeux (1357-1363), cuando se reglamentaron "las obligaciones de los prebendados de oficio". Cuando llegó el momento de la partición territorial, Albarracín reconoció de facto los límites del vicariato, pero se negó a perder su derecho a los pueblos del Cuartillejo. Y no le faltaba razón, pues en tiempo de la conquista cristiana de Pedro II de Aragón (1210), todas estas parroquias, las del Rincón de Ademuz incluidas, habían sido asignadas al Arzobispo de Toledo Ximénez de Rada, para que éste las cediera al obispo de Albarracín. En toda cuestión judicial –de ayer y de hoy- hay un componente de propia estimación, pues “Lo enconado del pleito no estaba en proporción con la pequeñez de los lugares que entre los cuatro no sumaban más que ciento ochenta vecinos”, menos de mil almas: Mucho ruido para tan pocas nueces...>[14]

Como se ha podido ver a lo largo de la exposición, Tramacastiel es uno de los lugares más antiguos de la zona, a finales de los años treinta del siglo XIII (1239) ya pertenecía a la diócesis segobricense, por compra de su obispo, Simón Ximeno (1237-1245),[15] que en marzo de ese año lo adquiere de Teresa de Cascante y de su hijo Martín Gil (de Lihori), por 200 áureos alfonsines (1.200-1.600 sueldos jaquenses).[16]

La primera descripción de la iglesia parroquial de Tramacastiel procede del escribano de la Curia de Albarracín, Sebastián de Utienes (Relación Sumaria I, 1618), cuando el templo predecesor del actual se hallaba recién construido:
  • <la Iglesia de Tramacastiel es de una navada labrada a lo moderno so invocación de la Transfiguración del Señor. Es nuevamente hecha, aunque la torre no está acabada y el retablo del altar mayor está por hazer. Solo sirve de retablo uno pequeño de pincel antiguo con la imagen de Nª Señora del Pilar>[17]

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Vista general (meridional) de la "Ermita de Santamaría" en Tramacastiel (Teruel), que fue antigua parroquial en el siglo XVI (2017). 


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Vista general de la cabecera de la "Ermita de Santamaría" en Tramacastiel (Teruel), antigua parroquial de la villa, con detalle de la crucería gótica en la cúpula del presbiterio (2017).

Al decir de Tomás Laguía, la iglesia antigua se conservó como ermita, aunque cambiándole la advocación:
  • <Hay en esta villa la hermita de S. Cristóbal y Sta. Barbara que esta a de ser su invocación, aunque no ay retablo y era antes la Iglesia parrochial. Tiene un quadro de la Adoración de los Reyes que sirve de retablo, el qual es de pincel y del rector Pedro Gil>[18]

Siguiendo al historiador aragonés, habremos de convenir que la antigua iglesia parroquial de Tramacastiel descendió de categoría canónica (de iglesia a ermita), cambiando también su título por el de “San Cristóbal y Santa Bárbara”, ello al construirse a finales del siglo XVI-principios del siglo XVII el nuevo templo de la Transfiguración del Señor. El nuevo templo de la Transfiguración del Señor era “de una navada labrada a lo moderno”, esto es, de una sola nave, y en la época de Utienes (1618) la torre y el retablo mayor estaban todavía por labrar. Las capillas de la nueva iglesia se construyeron, sin embargo, en poco tiempo, siendo el retablo del altar mayor obra colocada posteriormente –se describe así-: “El retablo del presbiterio es de pintura en tabla y dorado a trechos, muy antiguo, el titular San Salvador, tiene sacrario y maçoneria blanca”, lo que induce a pensar a Tomás Laguía que el retablo gótico, “procedía de la antigua iglesia”.[19]

A finales del siglo XVII (1689) el orden y características de las capillas del nuevo templo de Tramacastiel es similar al que describió Utienes a principios del siglo (1618):
  • <Al lado del Evangelio ai una capilla que es de los Giles, familia antigua de dicha villa, el retablo es echo de ieso de un nicho con columnas a los lados y remate arriba el arco dorado y el escudo ultima de arriba y las caidas de colores y pintado de imágenes de santos al oleo, un Christo Crucificado con cruz negra y perfiles de oro y la imagen de maçoneria encarnada>.[20]

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Detalle de crucería gótica en la cúpula de la sacristía de la parroquial de Tramacastiel (Teruel), 2017.

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Detalle de crucería gótica en la cúpula del recinto simétrico al de la sacristía de la parroquial de Tramacastiel (Teruel), 2017.

Continuando por el lado del evangelio (izquierda del presbiterio), la siguiente capilla era la de San Sebastián (el patrón de la villa), cuyo retablo era de pincel hecho en estilo antiguo. Esta capilla correspondía a la cofradía de su nombre, siendo “altar privilegiado a favor de los cofrades difuntos”, pero sólo en ciertos días (los lunes de todas las semanas, y el día de la conmemoración de los fieles difuntos: día siguiente de Todos los Santos), esto por concesión del Papa Alejandro VII (1655-1667), según Breve datado en Castellgandolfo, de 22 de octubre de 1661.[21] Seguía la capilla de San Bartolomé, del mismo estilo que la anterior, finalizando con la capilla de la Adoración de los Reyes, cuyo retablo estaba formado por un cuadro con esta representación, pintado “en lienzo, bueno y antiguo”.

Por el lado de la epístola (derecha del presbiterio), en primer lugar estaba la capilla de las Ánimas, “con retablo de pincel antiguo que representaba el juicio final”. Según especifica el historiador, “Este retablo procedía de la iglesia antigua donde se hallaba en lugar del retablo mayor”. A finales del siglo XVII (1689), “este retablo había desparecido y en su lugar se colocó un retablito de pincel antiguo con la imagen de la Virgen del Pilar”. La siguiente estancia de este lado correspondía a la capilla de la Virgen del Rosario, cuyo retablo era de pincel hecho sobre tabla, “antiguo y algo dorado”. En dicha capilla “tenían entierro el mayordomo de la misma y su mujer, si morían en el año de su oficio”.[22] En este tipo de cofradías de origen medieval, el cargo de “mayordomo” correspondía al tesorero o administrador, que como vemos gozaba del privilegio de ser enterrado (tanto él como su mujer) en la capilla de la hermandad; pero sólo si fallecía en el ejercicio de su cargo, que era anual.


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[1] El conde Rodrigo Álvarez, III conde de Sarria, fue tenente en Lemos (en 1165) y en Sarria (en 1167), de ahí su nombre para la historiografía -Rodrigo Álvarez de Sarria-, también conocido como "comes Rodericus Galletiae", en razón de su ascendencia gallega (Lugo): hijo de Álvaro Rodríguez, II conde de Sarria y de la infanta doña Sancha, hermana de Alfonso VII de Castilla. De vida aventurera, sirvió al rey de Portugal y viajó a Tierra Santa (Palestina). Fue cofundador y comendador mayor de la Orden de Santiago (que se regía por la regla de San Agustín), renunciando a su hábito en Zamora, ante el cardenal Jacinto (futuro Celestino III), con fecha 9 de julio de 1172. Tras su renuncia a la Orden de Santiago fundó la Orden Montegaudio (entre 1172 y 1173), que se regiría por la regla del Císter, siendo también su primer maestre. Falleció ca.1188, siendo sustituido en el maestrazgo por Rodrigo González. Vid LÓPEZ ARGULETA, José Mª (1731). Vida del venerable fundador de la orden de Santiago, Madrid, p. 300, número 5. Citado por SALAZAR Y ACHA, Jaime (1985). Una familia de la Alta Edad Media: Los Velas y su Realidad histórica, en Estudios Genealógicos y Heráldicos, Asociación Española de Estudios Genealógicos y Heráldicos, Madrid, 1985, pp. 55-56. Vid BLÁZQUEZ Y JIMÉNEZ, Ángel. Bosquejo histórico de la Orden de Monte Gaudio, en Boletín de la Real Academia de Historia (B.A.H.), tomo LXXI (1917), pp. 138-172. Citado por LÓPEZ POLO, Alberto. El capitulo de racioneros de Teruel, en revista del Instituto de Estudios Turolenses TERUEL 25 (1961), p. 123.
[2] TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 143.
[3] CARUANA GÓMEZ DE BARREDA, Jaime. Notas para la historia de Tramacastiel, en revista del Instituto de Estudios Turolenses TERUEL 23 (1960), pp. 267-290.
[4] Archivo Histórico Nacional [AHN], Cartulario de San Juan, tomo I, doc. 114. Citado por CARUANA GÓMEZ DE BARREDA (1960), p. 268.
[5] [AHN], Cartulario Magno de la Orden de San Juan de Jerusalén, sign. 466, tomo I, doc. núm. 2; Archivo de la Corona de Aragón [ACA], pergamino 469 de Alfonso II, y varia 2, fol. 63 y 77. Publicado por GAZULLA, Faustino. La Orden de San Redentor, en el Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, tomo IX (1928), p. 375. Citado por CARUANA GÓMEZ DE BARREDA (1960), pp. 274-275.
[6] LEDESMA RUBIO, M.L. (1988). Cartas de población y fueros turolenses, Edita Instituto de Estudios Turolenses (CSIC), Cartillas turolenses 12, p. 11.
[7] GARGALLO MOYA, Antonio J (1984). Los orígenes de la Comunidad de Teruel, Edita Instituto de Estudios Turolenses (CSIC). Citado por LEDESMA RUBIO, M.L. (1988), p. 15. Citado por SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). Aproximación histórica a la Villa de El Cuervo y su parroquial, Edita Ayuntamiento de El Cuervo, Valencia, p. 26. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Tormón, pueblo de Teruel (I), del miércoles 1 de febrero de 2017.
[8] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Análisis del testamento de don Diego Ruiz de Castellblanque, señor de la Torre Baja del Villar de Orchet, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol, I, pp. 341-351.
[9] RODRIGO ALFONSO, Carles (1998). El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico comarcal, Valencia, p. 53.
[10] CARUANA GÓMEZ DE BARREDA (1960), p. 273.
[11] TOMÁS LAGUÍA, César. Las iglesias de la diócesis de Albarracín, en revista del Instituto de Estudios Turolenses TERUEL, 32 (1964), pp. 7-19. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). De la iglesia de Alobras y del reconocimiento de los derechos de su patrono, en Desde el Rincón de Ademuz, Valencia, pp. 250-255. ID. Alobras, pueblo de Teruel (I y II), del viernes 24 de febrero de 2017.
[12] MADOZ, Pascual (1849). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, volumen XV, p. 128.
[13] FONT QUER, Pío (1993). Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, Editorial Labor, S.A., Barcelona, tomo I, pp. 117-121.
[14] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Tormón, pueblo de Teruel (I y II), del miércoles 1 de febrero de 2017.
[15] Episcopologio de Albarracín, VI obispo. Citado por TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 144.
[16] ALMAGRO BASCH, Martín (1959). El señorío soberano de Albarracín bajo los Azagra, Instituto de Estudios Turolenses, Teruel, p. 236. Citado por LÓPEZ RAJADEL, Fernando (2008). Datación de la “Historia de los amantes de Teruel”, Fundación Amantes de Teruel, Teruel, p. 28, 41, 49, 174, 185.
[17] TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 144.
[18] Ibídem.
[19] Ibídem.
[20] Ibídem.
[21] Archivo Diocesano de Albarracín. Procesos civiles, Serie 1ª, número 135. Citado por TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 145.
[22] Relación Sumaria I, folio 176, p. 333. Citado por TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 145.

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