Torrebaja, una localidad del Rincón de Ademuz
en la segunda mitad del "Ochocientos".
"En el día veintinueve de Mayo de mil/ ochocientos setenta y ocho,
haciendo la Santa Visita/ de toda la Diócesis
el Ilustrísimo y Revmo. Sor. Dr/ D. Mariano Miguel Gómez, Obispo de Segorbe,
lle-/ gó á este Pueblo, entre seis y siete de la tarde,
acom-/ pañado del Párroco, Señores de Ayuntamiento y de/
casi todos los vecinos que salieron a recibirle al otro/
lado del río Blanco ó Turia donde divide el término"
-Del contenido textual-.
I.- A modo de introducción.
A finales de los años setenta del siglo XIX (1878) el lugar de Torrebaja ya se hallaba constituido como municipio independiente de Castielfabib (Valencia), gozando de Ayuntamiento propio y un ajustado territorio, basando su término en los límites del antiguo mayorazgo de los Ruiz de Castellblanque. Por entonces ya se le había agregado también el escueto término de Torrealta (territorio situado aguas arriba del Turia, aunque no limítrofe), asimismo de origen señorial, éste en la jurisdicción de Ademuz y que había pertenecido a los Garcés de Marcilla turolenses. El pequeño lugar de Torrebaja también disfrutaba de templo -Santa Marina Virgen-, cuya parroquia se hallaba separada de la de Torrealta –Santa Ana-, siendo ambas de fundación patronal, a las que consta la visita de los obispos de Segorbe desde los años treinta del siglo XVI (1534), cuando Torrealta era conocida como Torre somera y Torrebaja como Torre hondonera, en tiempos del obispo don Gaspar Jofre de Borja (1534).[1]
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Vista parcial de Torrebaja (Valencia), desde el antiguo puente del Ebrón (años 60, principios). |
El propósito
del presente trabajo es examinar el censo eclesiástico del lugar de Torrebaja,
parroquia de la diócesis de Segorbe, según la memoria del párroco don José
Aznar (1878), compuesta con motivo de la visita del obispo, don Mariano
Miguel Gómez (1876-1880).[2] El informe posee múltiples puntos de interés,
singularmente el poblacional, permitiéndonos observar además el protocolo que
se seguía con motivo de este tipo de inspecciones pastorales. Según veremos, el
párroco, los señores del Ayuntamiento y la casi totalidad de los vecinos
acudieron a recibir al prelado “al otro lado del río, Blanco o Turia donde
(el río) divide término” con Ademuz. Allí le dieron la bienvenida y
ofreciéndole sus respetos regresaron al pueblo, “acompañándole hasta la
puerta de la
Iglesia Parroquial”. Es de suponer que el obispo vendría montado a
lomos de alguna caballería, pues se trataba de un camino de herradura, siendo
ésta la forma más común de transporte entonces. Una vez en la iglesia, el señor
obispo “adoró, besó é incensó un crucifijo de plata que había preparado
al efecto en una mesa altar”. Asimismo, veremos al párroco cantar una antífona,
en tanto el obispo se reviste de pontifical –anillo, mitra y báculo-: la
entrada en el templo tuvo la solemnidad acostumbrada, con el prelado bajo
palio, portado éste por los señores del Ayuntamiento, mientras se entonaba un Te-Deum
en acción de gracias. A continuación, el prelado hizo un recorrido por el
tempo: visitó el Santísimo Sacramento, que se hallaba reservado en el viril y
copón, con el que dio la bendición –more episcopali- al Pueblo. La
visita continuó con la “absolución de los difuntos” y la inspección de
la “pila bautismal, los santos óleos y crisma, los altares y Sacristía”.
Posteriormente predicó “un notable sermón […] que el Párroco leyó en la
función del mes de María”.
Al día
siguiente por la tarde, administró el “Santo Sacramento de la confirmación a
los niños y niñas”. Lo habitual era hacerlo por la mañana, pero no lo hizo
“porque predicó en la misa conventual sobre el misterio de la Ascensión del Señor que la Iglesia celebraba en ese
día”. Otros puntos de interés fueron los propiamente burocráticos, como la
inspección del “Estado personal y cumplimiento de Parroquia”, el
examen de la contabilidad del “Curato”, la “Administración
de almas”, la “Celebración cantada y rezada”, las “Misas
testamentarias”, los “Oficios”, “Hermitas”
y el análisis de “Cuenta de los derechos de Defunción y Nuncio de los
adultos fallecidos”, con el que concluye la Santa Visita.
Los obispos de Segorbe o sus
vicarios giraban visitas pastorales por la diócesis con cierta regularidad, de
esta forma la autoridad diocesana tomaba contacto con las parroquias de su
circunscripción, con el objeto de recabar la información precisa para
cumplimentar las Relaciones de las visitas ad limina Petri el
Pauli Apostolorum que cada cinco años debían hacer obligatoriamente a Roma,
para informar al Papa del estado espiritual y material de la diócesis, a la vez
que venerar las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo.[3] A los efectos del
trabajo propuesto, conviene saber que según el censo del año anterior (1877)
poblaban entonces el lugar de Torrebaja unas 769 almas (incluida Torrealta),
cuando el Rincón de Ademuz se hallaba habitado por unos 9.524 habitantes, lo
que suponía el 8,07 % del cómputo comarcal.
El padrón diocesano de 1852,
pontificando en Segorbe el obispo don Domingo Canubio y Alberto
(1847-1864), se hizo por parroquias, Torrebaja censó 140 vecinos (unos 700
hab.) y Torrealta 25 vecinos (unos 125 hab.). Para tener un punto de referencia
posterior reseñamos el censo de población de las parroquias de Segorbe de 1885,
que se hizo por casas, lo que plantea el mismo problema metodológico que cuando
se hace por vecinos. En este registro Torrebaja censó 205 casas (unos 820 hab.)
y Torrealta 40 casas (unos 160 hab.).
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Iglesia parroquial de Torrebaja (Valencia), fachada de levante (2009). |
II.- Trascripción documental, análisis y comentario.
El manuscrito
objeto del estudio es un cuadernillo compuesto de 8 folios (recto y vuelto) más
las tapas y cosido con hilo, en el que sólo están escritos las cinco primeros.
Concluye con la firma y rúbrica del párroco [José Azar, Pbro.], datado
en Torrebaja a 29 de mayo de 1978. Posee una nota del secretario y la firma y
rúbrica del señor obispo [Mariano, Obispo de Segorbe] junto al sello
episcopal, y dice lo que sigue:
- En el día veintinueve de Mayo de mil/ ochocientos setenta y ocho, haciendo la Santa Visita/ de toda la Diócesis el Ilustrísimo y Revmo. Sor. Dr/ D. Mariano Miguel Gómez, Obispo de Segorbe, lle-/ gó á este Pueblo, entre seis y siete de la tarde, acom-/ pañado del Párroco, Señores de Ayuntamiento y de/ casi todos los vecinos que salieron a recibirle al otro/ lado del río Blanco ó Turia donde divide el término:/ y, presentándole los honores correspondientes, continuaron/ acompañándole hasta la puerta de la Iglesia Parroql./ en donde, flexis génibus, adoró, besó é incensó un cruci-/fijo de plata que había preparado al efecto en una/ mesa altar. Habiéndose revestido con los ornamentos pon-/ tificales, mientras el Párroco, revestido con capa blan-/ ca, cantó la antífona Sacerdos et Pontifex&., entró/ S.S. Ilma., en la Iglesia bajo de palio que llevaban/ los Sres., de Ayuntamiento cantándose al mismo tiempo/ el Te= Deum. Hizo la visita del Santísimo Sacramen-/ to reservado en el viril y copón y dio la bendición al/ Pueblo con Aquel, more episcopali. Acto continuo hizo/ la absolución de los difuntos, pasando luego á visitar la/ pila bautismal, los santos óleos y crisma, los altares y/ Sacristía. Después de haber tomado un corto descanso,/ predicó S.S. Ilma., un notable sermón sobre el único pun-// (fol. 1v) to de meditación que el Párroco leyó en la funcón del/ mes de María. Por último, al día siguiente, día treinta/ administró por la tarde el Santo Sacramento de la Con-/ firmación á los niños y niñas, no habiéndolo hecho por la/ mañana porque predicó en la misa conventual sobre el/ misterio de la Ascensión del Señor que la Iglesia ce-/ lebraba ese día.
1) Respecto al “Estado
personal y cumplimiento de Parroquia”: Para una mejor comprensión del
análisis cualitativo debemos explicar que:
Cuando se dice de “Vecinos” se
está refiriendo a los individuos que son “cabeza de familia y pagan impuestos”,
concepto equivalente al más antiguo de “chimeneas”, “fuegos” o “casas” de los
censos pretéritos. De esta forma, un vecino implica uno o más habitantes, el
padre, la madre y varios hijos, incluso criados. En este caso, la relación
Almas/Vecinos [637:193= 3,3] equivale a 3,3 almas por casa o vecindad, lo que
supone una tasa aparentemente baja para la época.
Cuando se dice de “Almas” se
está refiriendo a personas, esto es, habitantes de hecho.
Cuando se dice de almas de
“no-comunión” se está refiriendo a personas/ habitantes que todavía no han
hecho la primera comunión, versus que no han alcanzado la edad de la
razón. El establecimiento de dicha edad resulta comprometido, por haber variado
entre los 9-14 y más años, según las épocas, lugares y responsables religiosos.
Cuando se dice de almas de
“comunión” se está refiriendo a personas/ habitantes que ya han hecho la
primera comunión. Cuando se dice que “han cumplido” se refiere a que “han
cumplido con parroquia”, esto es, que han cumplido con los preceptos pascuales
de la Santa Madre
Iglesia, lo que suponía haber confesado y comulgado al menos una vez al año.
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Copia de la primera página del Manuscrito del informe para la Santa Visita Pastoral a Torrebaja (1878), realizado por don José Aznar (1869-1895), párroco del Lugar. |
El análisis cuantitativo de
las cifras expuestas permite ver que el “Número de Almas” es de 637, cifra
equivalente a la suma de almas de “no-comunión” y almas de “comunión” [217 +
420= 637], cuyo monto supone el total de habitantes del Lugar. Del mismo modo,
si admitimos como cierta la hipótesis propuesta para las almas de
“no-comunión”, aceptaremos que más de la mitad de los habitantes tenía menos de
9-14 años.
Según el registro, el año 1878
“cumplieron” con parroquia 340 almas, cifra que debe deducirse de las almas de
“comunión” [420-340= 80], de donde obtenemos el número de
almas/personas/habitantes que han dejado de cumplir con parroquia.
Asimismo, resulta del mayor
interés la relación y cómputo de los que “han dejado de cumplir”
con parroquia por estar ausentes, viendo que:
- “por motivos de milicia” hay 12 personas.
- “por motivos de estudio” hay 2 personas.
- “Por ganarse el sustento conduciendo maderas por los ríos” hay 24 personas, diciéndonos de una arriesgada actividad que fue muy común entre la gente del Rincón de Ademuz en otro tiempo, transportando maderas por el río Turia, hasta Valencia.[4]
- “Por hacer largas salidas á pedir limosna” hay 4 personas, informándonos de la existencia de individuos a los que podría calificarse de “pobres de necesidad”, gente menesterosa que debía salir de la localidad para buscar el sustento pidiendo.
- “Dementes” hay 2 personas, concepto bajo el que podría englobarse a los individuos trastornados (perturbados, desequilibrados y locos en general), empleado aquí de forma inexacta, pues la demencia no es propiamente “locura”. [5] ¿Por qué coloca el párroco a los “dementes” entre los que han dejado de cumplir con parroquia? Sencillamente, porque las personas en esta situación difícilmente podían confesar y por consiguiente comulgar.
- “Sordo-muda” hay 1 persona, situación o estado personal que también impedía substancialmente la confesión y la comunión.
- “privados de conocimiento” hay 3 ancianos, a los que su situación mental impedía la confesión y la comunión. Dicha expresión correspondería al sujeto específicamente “demente” arriba comentado.
Observamos que de los 80
individuos incumplidores hay 48 que han justificado su falta de cumplimiento
por ausencia o impedimento mayor (enfermedad), de donde surgen 32 personas que
“Han dejado de cumplir sin causa justificada”: [80 – 48= 32].
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Sello episcopal del obispo de Segorbe -don Mariano Miguel Gómez (1878)- en los libros sacramentales de Torrebaja (Valencia). |
2) Respecto a la contabilidad
del “
Curato”, dice el registro:
- Hay en esta Parroquia un curato perpetuo que poseyó D. Anto-/ nio Valero y Soriano desde el 9 de Noviembre de 1816 hasta el 29 de Marzo de 1867 en que pasó á mejor vida. Le sucedió/ el Pbro. D. Dionisio Tortajada ahora difunto: el cual estuvo en calidad de Regente desde el 1º de Abril de dicho año 1867 hasta/ el 30 de Marzo de 1868, en que (fue) reemplazado por D. Benito Boné, actual Ecónomo de Santa Cruz, que estuvo de Regente/ hasta el 8 de Febrero de 1869 en que le sucedió el Pbro. D./ José Aznar que posee en la actualidad dicho curato con ins-/ tución canónica; colación y posesión.// Tuvo el Cura de esta Parroquia, entre las demás obligaciones, la general y comun de aplicar la misa pro pópulo en/ todos los domingos y fiestas del año, incluso las suprimidas/ y en el día 18 de Junio en que se celebra la fiesta de la Titular/ y Patrona Santa Marina V.// En los años que se visitan que son doce próximamente, á/ saber; desde el 4 de Julio de 1866 hasta el 29 de Mayo de/ 1878, han debido celebrar los Curas y Regentes 1021 misas/ distribuidas en la forma siguiente:
Relación de misas "pro populo"
en la iglesia de Torrebaja (4 de julio 1866-29 de mayo 1879).
Curas
y Regentes
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Misas
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Sr.
Cura difunto [don Antonio Valero y Soriano]
|
60
|
Ecónomo
D. Dionisio Tortajada
|
85
|
Idem. D. Benito Boné
|
77
|
Actual Cura Párroco [don
José Aznar]
|
799
|
Total de misas pro pópulo
|
1.021
|
Elaboración propia (2011).
Y termina diciendo:
- Consta por los racionales haberse celebrado en los años que/ se visitan 946 (misas), habiendo por tanto un déficit de 85 (misas) que/ son las pertenecientes al Ecónomo D. Dionisio Tortajada, que,/// aunque las celebrara, como es de suponer, no dejó en la Parro-/quia racional ni nota alguna de su descargo.
Parece haber un desliz en la contabilidad de los libros
“racionales”, pues si sumamos las misas del cura difunto (60), las de don
Benito Boné (77) más las del actual cura párroco (799), obtenemos 936 misas [60 + 77
+ 799 = 936], cuando los racionales dicen de 946, diez más de las realmente
celebradas. Si a esta cifra le restamos la totalidad de las misas que han
debido celebrarse durante los 12 años que se visitan (1.021), comprobaremos que
las misas previsiblemente celebradas por don
Dionisio Tortajada son ciertamente 85 [1.021 – 936= 85].
Por lo demás, llama la atención la extensión
temporal del curato de don Antonio Valero y Soriano, que regentó la parroquia de
Torrebaja durante más de medio siglo (51 años), y la del cura actual, don José
Azar, que llevaba casi una década (9 años), en contraste con los dos curas
intermedios, que estuvieron alrededor del año (11 y 13 meses, respectivamente).
3) Respecto a la “Administración
de almas”: No han llegado hasta nosotros los llamados libros “racionales”
de la parroquia de Torrebaja, pero sí los Quinque libri o libros
sacramentales (Bautismo, Confirmación, Casamiento, Defunción y Excomunión). La
partida más antigua de Bautismos que se conserva data del año 1851; la de
Confirmaciones, del año 1865; la de Matrimonios y Defunciones, del año 1852.
Está completa la serie de libros de Bautismos, Confirmaciones, Matrimonios y
Defunciones desde estas mismas fechas. No existen documentos notables ni libros
de valor extraordinario.
4) Respecto a la “Celebración
cantada y rezada”: Había en la parroquia la obligación de celebrar 24 misas
cantadas, entre “Doblas y Aniversarios” y 70 rezadas, “pero atendidas las
vicisitudes por que/ han atravesado los bienes del Clero –se refiere alas
desamortizaciones- hace ya años que/ no se descargan estas obligaciones”,
quedando a cargo del Estado.
5) Respecto a las “Misas
testamentarias”, dicho epígrafe aparece en blanco, indicando la
inexistencia de este tipo de misas, tan comunes en tiempos pretéritos.
6) Respecto a los “Oficios”:
Vemos que había en la parroquia la costumbre de celebrar un Septenario (Virgen
de los Dolores), Misereres (en Cuaresma) además de Salves y Responsos, cuyo
coste se cubría con ciertos bienes que por entonces ya se habían vendido.
7) Respecto a las “Hermitas”:
Censa dos ermitas en el término parroquial –San José (en Los Villares) y San
Roque (en “Los Pajares” de Castielfabib), ubicándose la última, no obstante,
fuera del término municipal. Eran ermitas pobres, pues ambas carecían de
bienes, incluso los ornamentos de las celebraciones debían llevarse de la
parroquia. La costumbre antigua era celebrar en estos santuarios en la
onomástica del santo, y en las rogativas. Merece la pena anotar en este punto que la ermita de San Roque (en 1847) censaba en Castielfabib, pero que 31 años después había pasado a Torrebaja (Madoz, 1847, tomo VI, pp. 166-167).
8) Respecto a la “Cuenta de
los derechos de Defunción y Nuncio” de los adultos fallecidos en la Iglesia Parroquial
de Torrebaja desde la
Santa Visita girada [4 de Julio de 1866]:
Basándonos en la relación de
difuntos podemos efectuar un estudio antroponímico, para ver los nombres,
apellidos y sexo de los enterrados “amore Dei” en Torrebaja durante el periodo
histórico (1869-1878). Para el estudio se excluyen los dos pobres transeúntes,
uno de Ademuz y otro de Liria (Valencia).
Acerca de los nombres, por
orden alfabético y de frecuencia: Agustina, Ildefonso, Joaquín, José, Juan
Antonio, Julián, Ramón, Rosa, Rosalía, Santiago, Valentina y Vicente (1),
Antonia, Antonio y Manuel (2), Francisca y Josefa (3), y María (5).
Acerca de los apellidos, por
orden alfabético y de frecuencia: Andrés, Eslava, Bea, Bonilla, Calvo, De la Torre, Esparza, Garcés,
Gimeno, Lázaro, Lorente, Luis, Muñoz, Pérez, Rodríguez, Romero, Tortajada y
Valdecebro (1), Arnalte, Blasco, Cañizares, Gómez, Morales y Pastor (2).
En cuanto al sexo, figuran: 17
mujeres y 12 hombres.
En el periodo de estudio el
total de adultos fallecidos fue de 110, cifra de la que se restan los 31
fallecidos y enterrados “amore Dei”, esto es, por caridad y no cobrados.
De ahí los 79 adultos fallecidos y cobrados. Dicha cifra la multiplica por el
precio estipulado para este tipo de entierros (2 reales + ¾) de donde salen 158
reales + ¾. A esta cifra le suma 59 + ¼ de donde obtiene la cantidad de 217 +
¼, a la le añade 13 + ¾ (del anterior curato), de donde se obtiene un total de
231 reales. Pues 217 + 13= 230 + (¼ + ¾) = 231 reales.
El informe está datado en
Torrebaja, a 29 de mayo de 1878, y lo firma José Azar, Presbítero.
Por debajo de la firma del
párroco hay una diligencia del secretario de la Visita, junto con la firma
del prelado y el sello episcopal, que reza:
+ DR. D. MARIANUS MIGUEL GOMEZ, DEI ET SANCTAE [ASG] EPISCOPUS SEGOBRICENSIS.
El obispo don Mariano fue
después designado para la sede de Vitoria (1881) y falleció en Valladolid,
siendo arzobispo de esta archidiócesis (1890).
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Firma autógrafa del obispo de Segorbe -don Mariano Miguel Gómez (1878)- en los libros sacramentales de Torrebaja (Valencia). |
III.- Acerca de las confirmaciones del año 1878.
La Confirmación es uno
de los sacramentos de iniciación en las iglesias cristianas, por el que las
personas bautizadas se integran plenamente en la comunidad de los creyentes en
Cristo. En el libro de Bautismos de la parroquia de Torrebaja constan los
nombres de los confirmados en el año 1878. Según los documentos fue una
administración sacramental multitudinaria e interparroquial, pues se
confirmaron niños y niñas de Torrebaja y otros pueblos y aldeas del entorno:
- En el Lugar de Torrebaja, á los/ treinta días del mes de Mayo de mil ochocientos/ setenta y ocho, haciendo la Santa Visita el Ilmo. Sor./ Dr. D. Mariano Miguel Gómez por la gracia de Dios/ y de la Santa Sede Apostólica Obispo de Segorbe ad-/ ministró en esta Parroquia el Santo Sacramento de/ la confirmación á los siguientes, siendo padrino de/ los niñas D. Francisco Gimeno Martín, Alcalde y/ de las niñas, Engracia Gimeno Esparza, excepto de/ sus dos niñas o hijas./ Y para que así pueda constar lo firmo/ en Torrebaja á primero de Junio de mil ocho-/ cientos setenta y ocho. José Aznar, Pbro. [firma y rúbrica].
Según hemos
visto arriba, las confirmaciones tuvieron lugar por la tarde del día siguiente
de la llegada del obispo a Torrebaja. En total fueron confirmados 201 jóvenes
[108 niños y 93 niñas], la mayoría de la parroquia Torrebaja, pero también los
había de otros lugares, como Torrealta, Los Santos (Castielfabib), El Cuervo y
Libros (de la diócesis de Teruel) y Val de la Sabina (Ademuz). Como padrinos actuaron don
Francisco Gimeno Martín, alcalde de Torrebaja (1877-1879) y su esposa, que lo
fueron de todos los confirmandos, menos de sus hijas. La relación se hace por
sexos, reseñando el nombre y apellidos de cada uno, seguido del nombre de los
padres. Gracias a tan detallada relación podemos ver que entre los niños y
niñas que recibieron la Confirmación ese día se hallan muchos de los
predecesores de los actuales torrebajenses, cuya relación serviría para un
amplio estudio antroponímico.
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Don Mariano Miguel Gómez, obispo de Segorbe (1876-1880). |
IV.- A modo de epílogo.
La visita del obispo de
Segorbe -don Mariano Miguel Gómez (1876-1880)- al Lugar de Torrebaja en mayo de
1878 se produjo en el contexto de la Santa Visita que el prelado giró por la Diócesis en su corto
pontificado, cuya estancia quedó registrada en los libros sacramentales (Quinque
libri) de la parroquia.[6] Del protocolo de la visita cabe destacar el
recibimiento del vecindario -párroco, señores del Ayuntamiento y feligresía-
que acudió a recibir al prelado “al otro lado del río Blanco o Turia”, el
regreso de la comitiva al pueblo y la llegada a las puertas del templo, así
como las ceremonias propias de la Visita. Resultan de interés los cánticos
entonados: una antífona –Sacerdos et Pontifex- forma musical y litúrgica
propia de la tradición cristiana, en este caso entonada por el párroco, y un Te-Deum,
uno de los himnos cristianos más antiguos, utilizado para dar gracias a Dios,
utilizado en momentos de celebración especial, como era el caso. Finalmente, el
prelado “hizo la absolución de los difuntos”, y visitó la pila bautismal,
santos óleos y crisma, altares y sacristía, para comprobar su estado.
Las cifras poblacionales del
censo parroquial resultan de gran interés, pues este tipo de vecindario carece
del margen de ocultación propio de los llevados a cabo por las autoridades
civiles con finalidad fiscal. Sin embargo, plantean diversos problemas
metodológicos, como el establecimiento de la edad “de comunión” y “no comunión”
(lo que sirve para establecer el segmento de población infantil, habitualmente
numeroso), y el concepto de “Alma” y “Vecino”, más sencillos de dilucidar.
De los epígrafes del “Estado
personal de cumplimento de Parroquia” destaca la existencia de 24 personas,
que se hallaban fuera de la localidad “Por ganarse el sustento conduciendo
maderas en los ríos”, aludiendo a los “gancheros” actividad frecuente en las
gentes del Rincón de Ademuz durante siglos; y la de 4 personas, asimismo
ausentes “Por hacer largas salidas a pedir limosna”, lo que nos dice del estado
de necesidad de algunos paisanos. Y los 32 que “Han dejado de cumplir sin causa
justificada”, digamos los “alejados” de la Iglesia o bautizados no practicantes, que suponen
el 7,61% de las almas “de comunión” y el 5,02% del censo.
Entre los párrafos del “Curato”
destaca el que dice de las obligaciones del cura de la parroquia de Torrebaja
que, además de las habituales tiene la “general y común de aplicar la misa pro
populo en todos los domingos y fiestas del año, incluso las suprimidas y en
el día 18 de Junio en que se celebra la fiesta de la Titular (del templo) y
Patrona (de Torrebaja) Santa Marina V”. En el mismo apartado se
informa de los curas habidos en la localidad, cuyos curatos abarcan desde mitad
de la segunda década del siglo (1816) hasta la segunda mitad de los años
setenta de la misma centuria (1878), llamando la atención el de don Pedro
Antonio Valero y Soriano (1816-1867), “que pasó a mejor vida” el 29 de marzo de
1867, a
la edad de 82 años, siendo inhumado en el antiguo cementerio de “Santa
Bárbara”.
Resulta de interés la “Cuenta
de los derechos de Defunción”, que se refiere a los adultos fallecidos en
la iglesia parroquial de Torrebaja en el periodo visitado (1866-1878). Según
vemos, en dichas cuentas no entran los niños o párvulos (menores de cinco
años). Durante los 12 años que se visitan hubo 164 fallecimientos (unos 13,7
adultos por año), de los que 36 fueron enterrados “amore Dei”, por amor de Dios
o por caridad, esto es, sin cobrar el cura estipendio alguno por ellos. La
contabilidad parroquial lo deja bien claro, pues, dada la precariedad de los
tiempos, ello iba en perjuicio del párroco, que veía limitadas sus ya escasas
rentas. Por la “Administración de almas” vemos que el párroco completaba
su sustento “de lo que la caridad de los fieles (daba) en las calles, hornos y
cepillo”, y de lo percibido por las misas de encargo. Además, el párroco tenía
obligación de celebrar cierto número de misas al año: 24 cantadas, “entre
Doblas y Aniversarios” y 70 rezadas. Pero dadas “las vicisitudes por qué han
atravesado los bienes del Clero (refiriéndose a las desamortizaciones), hace ya
años que no se descargan estas obligaciones”, expresando que por esta razón
deben quedar “á cargo del Estado”.
Referente a las ermitas que
censaban en la parroquia –San José y San Roque-, vemos que ya entonces eran
pobres, pues “Ninguna de ellas tiene alhajas ni ornamentos. Todo tiene que
llevarse de la Parroquia
en los días de Rogaciones” y otros en que era tradición celebrar, como también
sucede en la actualidad. En cuanto al estudio antroponímico de los fallecidos y
enterrados “amore Dei” en Torrebaja durante el periodo objeto de estudio vemos
que hubo 17 mujeres y 12 hombres. Los nombres más frecuentes entre las mujeres
fallecidas fueron: María (5), Francisca y Josefa (3), y entre los hombres:
Manuel (2). Respecto a los apellidos, los más abundantes fueron: Arnalte,
Blasco, Cañizares, Gómez, Morales y Pastor (2). La mayoría de los nombres y
apellidos todavía siguen vigentes entre la población. Por frecuencia, según mes
del año: octubre y diciembre (5), mayo (4), enero, abril y junio (3), marzo y
agosto (2), febrero, julio, septiembre y noviembre (1). De donde vemos que la
estación en que más fallecidos (y enterrados “amore Dei”) hubo fue otoño e
invierno, seguida de la primavera, lo que podría servir para relacionar la
climatología con el estado de necesidad y condiciones de vida de estas
personas.
Referente al monetario, vemos
que para la contabilidad se utilizan los reales y su fracción, aunque la peseta
ya era oficial desde la década anterior (1868). Vale.
_______________________________________________
[1] AGUILAR, Francisco de Asís (1890). Noticias de Segorbe y de su obispado por un sacerdote de la diócesis, Segorbe, 1890/Valencia, 1975, vol. I, párrafo 222, pp. 216-217. SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Iglesias y ermitas del Rincón de Ademuz, origen y desarrollo histórico, en revista Ababol 35 (2003) 30-35 y Ababol 36 (2003) 21-27. ID (2007). Iglesias y ermitas del Rincón de Ademuz, origen y desarrollo histórico, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 145-152.
[2] Don Mariano Miguel Gómez era natural de Cervera de Pisuerga (Palencia). Estudió derecho y teología en Valladolid, donde fue rector del Seminario. Consagrado obispo de Segorbe (1876). En cuanto a su pastoral, fomentó la enseñanza de la doctrina cristiana los domingos y festivos, el rezo del Santo Rosario, la frecuencia del sacramento de la penitencia, las conferencias morales y litúrgicas para los sacerdotes, el cuidado del traje talar, la limpieza de las iglesias y el arreglo de las Casas Abadías. Insistió en la importancia del mantenimiento del orden y la pulcritud en los libros parroquiales, los Quinque libri (Bautismo, Confirmación, Matrimonio, Excomunión y Defunción), y revisó los estatutos capitulares. Fue trasladado a la diócesis de Vitoria (1881). Aguilar, Op. Cit., vol. II, Pp. 911-939.
[3] CÁRCEL ORTÍ, María Milagros (1989). Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas, Edita Generalidad Valenciana, Valencia, tomo I [Orihuela], p. 15.
[4] ANTÓN ANDRÉS, Ángel. Ir a la madera, en revista Ababol 21 (2000) 18-20; RUEDA, José. Documentos del Aureum Opus, en revista Ababol 22 (2000) 14-20; BLASCO ÁLVARO, Bienvenido. Los gancheros del Rincón de Ademuz, en revista Ababol 23 (2000) 10-17; MARTÍNEZ ALABAU, Luciano. Mi abuelo paterno, ganchero, en revista Ababol 24 (2000) 11-15; ANTÓN ANDRÉS, Ángel. Ir a la madera, en revista Ababol 26 (2001) 11-15; RUBIO HERRERO, Samuel (2006). Montes y gancheros de la comarca del Rincón de Ademuz, Valencia.
[5] Conceptualmente, el término “Demente” (Del latín, demens/ -tis), alude a un proceso degenerativo, normalmente progresivo e irreversible de las facultades mentales del ser humano, manifestado por trastornos de la memoria y la atención, empobrecimiento del lenguaje y de la capacidad de cálculo, además de la pérdida de los criterios éticos y sociales del comportamiento.
[6] «Concluida la Santa Visita Pastoral, el prelado dio auto general, con los siguientes mandatos: “Que los párrocos ó ecónomos expliquen la doctrina cristiana todos los días festivos antes ó después del rosario, pues la ignorancia es grande; Que fomenten las cofradías, recomendando expresamente la Corte de María; Que se sienten en el confesonario sin necesidad de que los fieles les avisen; Que tengan dos veces al mes conferencias morales y litúrgicas; Que al principio del año se lea desde el púlpito una lista de los bautizados, de los casados y de los fallecidos en el año anterior, para advertir y corregir las omisiones; Que los curas rurales gasten cada año de dos á tres duros en reparar la casa abadía, cuatro los de entrada, y de seis á ocho los restantes, enviando recibo justificativo de haberlo hecho, á secretaría; Que no se fume en las sacristías». El texto incluye otros preceptos, relativos al traje talar, la limpieza de las iglesias, los inventarios, etc. Cf. AGUILAR (1890), vol. II, párrafo 757, pp. 934-935.