Noticia del camino peregrinal
a su paso por el Rincón de Ademuz (Valencia)
a su paso por el Rincón de Ademuz (Valencia)
Hace ya algunas semanas –octubre
de 2011- un vecino me preguntó si conocía el significado de unas pequeñas
placas de metal colocadas en unos postes de señalización, donde figuraba una
cruz roja sobre fondo blanco...; le dije que no, pero que procuraría enterarme.
Ciertamente, sobre unos postes de madera que indican la dirección hacia los
hornos de yeso de “Los Aljezares”, sitos en la Dehesa de Torrebaja
(Valencia), han colocado unas plaquitas con una cruz patriarcal (con doble
travesaño horizontal o patibulum sobre el vertical o stipes), cuyo paradigma es la popular Cruz de Caravaca.
Posteriormente, esa misma señalización la vi en otros lugares: junto a la ermita
de san José, en el puente de “La
Palanca” y en el de “Guerrero”, ambos sobre el Turia,
indicando siempre la dirección de Ademuz por el camino del río.
Poste señalizador con detalle del camino peregrinal a su paso por el Rincón de Ademuz (Valencia), año 2011. |
Buscando con Google en
internet no me fue difícil descifrar el significado de estas señales, pues se
trata de puntos de orientación en el “Camino de la Vera Cruz”, que
va desde Puente la Reina
(Navarra) hasta la ciudad santa de Caravaca de la Cruz (Murcia), pasando por el
Rincón de Ademuz (Valencia), siguiendo el trazado de antiguas posesiones
templarias.[1] Dicho camino constituye, pues, una singular y poco conocida vía
de peregrinación, que conecta con el “Camino de Santiago” en la
mencionada localidad de Puente la
Reina, sita en la merindad de Pamplona, donde confluyen los
caminos que penetran desde Francia, procedente uno de St. Jean Pied de Port
y otro de Somport, vía Jaca.
Viendo un mapa de España
observaremos que nuestro camino, desde Puente la Reina hasta Caravaca, traza
una línea recta de norte a sur, con apenas una pequeña desviación hacia el este
en Alfambra y Jumilla. Precisamente, el Camino atraviesa cuatro de los antiguos
reinos peninsulares: Navarra, Aragón, Valencia y Castilla.
Mapa de España, donde se señala el recorrido del camino peregrinal, de Puente la Reina (Navarra) a Caravaca de la Cruz (Murcia). |
Desde la mencionada Puente la Reina, este camino
peregrinal del levante peninsular pasa por las localidades de Artajona, Castejón
y Tudela (Navarra), penetra en la provincia de Zaragoza por Tarazona,
Calatayud y Daroca, y continua por la de Teruel a través de Calamocha,
Cutanda, Alfambra, Teruel, Villel y Libros. Entra en la Comunidad
Valenciana siguiendo el río Turia, atraviesa el Rincón de
Ademuz, continua por Landete (Cuenca) y sigue hacia Venta del Moro (Valencia), para continuar por
Castilla-La Mancha, entrando de nuevo en la provincia de Cuenca por Mira. Enfila
luego hacia Casas de Vez, Alcalá de Júcar, Montealegre del
Castillo y Ontur (Albacete), para abocar a la comunidad murciana
por Jumilla, Calasparra, Moratalla y arribar finalmente a
la ciudad santa de Caravaca de la
Cruz (Murcia), siendo en la Real Capilla de la Vera Cruz -hoy basílica
menor-, donde se venera la sagrada reliquia del “lignum crucis”.
Detalle del camino peregrinal de la Vera Cruz en Murcia. |
El paso del
Camino por el Rincón de Ademuz está enteramente justificado, pues Ademuz
fue posesión templaria –por el contrario de Castielfabib, que lo fue de la orden
hospitalaria de san Juan de Jerusalén-, como Villel y Libros; posteriormente,
los bienes templarios en el reino de Valencia pasaron a la Orden de
Montesa.[2] Por lo demás, la
Orden del Temple figura entre los
fundadores del culto a la Cruz
de Caravaca, además de ser custodios del Camino. Como reseña histórica se cita
la figura de un tal Pere de Queralt, caballero aragonés y Lugarteniente
de la Orden que
intervino contra la sublevación mudéjar del Reino de Murcia (1266), datando
probablemente de este tiempo la instauración de la bailía templaria de
Caravaca: ello explicaría las intensas relaciones que hubo entre dicha bailía y
las establecidas en la Corona
de Aragón, incluyendo el trasiego de gentes de Aragón, Castilla y Navarra hacia
los distintos lugares que habían dejado despoblados los mudéjares, emigrados
masivamente hacia el reino moro de Granada.
Vista parcial de la villa de Ademuz (Valencia), desde el castillo, con detalle de la vega del Turia por donde discurre el camino peregrinal de la Vera Cruz. |
Fehacientemente,
los Templarios poseyeron Caravaca hasta finales del siglo XIII (1285), fecha en
que el rey Sancho IV de Castilla les quitó la bailía, “por haber
entregado el castillo de Bullas a los musulmanes, sin apenas resistencia”.
Poco después, sin embargo, Jaime II de Aragón entró en el Reino de
Murcia, con el propósito de anexionarlo y cerrar la salida de Castilla al
Mediterráneo; en aquella contienda llegó hasta Caravaca, confirmando como
comendador del Temple a Lope Pays (1296). Dicha situación de “influencia
aragonesa en la bailía de Caravaca”, permaneció hasta comienzos del siglo XIV,
en que se firmó la Sentencia
Arbitral de Torrellas-Elche (1304-1305), entre
Castilla y Aragón reintegrándose una parte del Reino de Murcia a Castilla,
hecho histórico que manifestaría el ascendiente y la intensidad de relaciones
entre los templarios de estos reinos.[3]
Durante todo este tiempo debió
ir consolidándose y expandiéndose el culto a la “Santa Vera Cruz de Caravaca”,
propiciado por los templarios y las gentes relacionadas con ellos. En una bula pontificia de Clemente VII (1523-34), se dice:
- “[...] a la capilla de la Santa Cruz de dicho real castillo (de Caravaca) concurre gran multitud de los mismos fieles, que vienen de lejanas partes...”.
A mediados del siglo XVI
(1540), Antonio Oncala/Honcala (1484-1563), gramático y teólogo español, canónigo de la catedral de Ávila y obispo de Calahorra, discípulo de Antonio de Nebrija y profesor de Gramática en Salamanca, además de preceptor de Felipe II, refiriéndose a los peregrinos que iban a Caravaca, dice:
- “[...] esta Cruz no sólo (es) para los moradores de aquel lugar, sino para todo España (y) está tenida en grande veneración [...] gran muchedumbre de Peregrinos, que hinchen todas las calles...”.
A comienzos del XVII
(1600), Jaime Bleda (1550-1622), religioso dominico e historiador valenciano expresaba:
- “[...] van (a Caravaca) de muchos lugares de España a adorar aquella Cruz...”.
Ello implica la existencia de
rutas de peregrinación, probablemente siguiendo las ya tradiciones vías de
comunicación entre los distintos reinos españoles, que iban o pasaban por la
ciudad santa de Caravaca; aunque también las habría no señalizadas.
La Vera Cruz de Caravaca (Murcia), relicario del Lignum Crucis. |
Detalle del relicario de la Vera Cruz en Caravaca (Murcia). |
La recuperación de estas vías
de peregrinación colabora al resurgimiento de una nueva forma de espiritualidad
entre los jóvenes, singularmente en estos tiempos materialistas de avidez y
consumismo. El caminante podrá disfrutar de la riqueza que supone todo viaje:
naturaleza, paisaje y geografía, soledad y trato con otras gentes, arte,
arquitectura, gastronomía... Sin embargo, aunque todos estos aspectos son
compatibles, propiamente cualquier peregrinaje implica un viaje interior en
busca de uno mismo, y momentos de reflexión para preguntarse por el sentido de
la vida -el clásico “de dónde venimos y adonde vamos”-, a la vez que una
voluntad de purificación y desprendimiento de lo superfluo. En todo caso,
resulta un recorrido aconsejable para realizarlo solo o en grupo, en bicicleta
o caminando... Y lo dice alguien que conoce el medio, pues peregrinó de
Torrebaja (Valencia) a Santiago de Compostela en "bici" en el último Año Santo
Jubilar (2010), ganando la Compostelana. Vale.
NOTAS:
[1] Existe una página web
titulada “El Camino de la Vera Cruz” Caravaca-Murcia, patrocinada por la Región de Murcia y la Caja del Mediterráneo (CAM): allí se informa con detalle de todos los aspectos de este camino de
peregrinación, con distintas entradas: El Camino de la Vera Cruz, La Ciudad Santa, La Sagrada Reliquia,
Historia y Leyenda, La
Orden del Temple, Información de Interés y
un Blog. Asimismo, existe otra web de la Universidad Católica
de Murcia (UCAM): Caminos de la Vera Cruz de Caravaca: en la que se informa del conjunto de las vías de peregrinación.
[2] La Orden de
Nuestra Señora de Montesa se gestó en los primeros años del siglo XIV,
tras la abolición de la Orden
del Temple, a instancias de Jaime II el Justo (1319), y fue
dotada patrimonialmente con los bienes y derechos de los templarios en el reino
de Valencia, más los correspondientes a los hospitalarios, que renunciaron a lo
que poseían en Valencia a cambio de lo que tuvieran los templarios en Aragón. Vid
SÁNCHEZ GARZÓN, A., Aportación al conocimiento de la Encomienda de Montesa
en el Rincón de Ademuz, Valencia, 2002.
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