(2007, agosto 23-27)
Como es sabido, la palabra fiesta procede del
bajo latín festa, término utilizado para referirse a un grupo de
personas que se reúnen con la intención de divertirse o para celebrar algo.
Asimismo, alude a los actos extraordinarios con que se festeja una solemnidad
(civil o religiosa) u otra cosa.
De esta forma, cuando decimos de las Fiestas
Patronales de Torrebaja nos estamos refiriendo a la serie de eventos
vinculados a la conmemoración –memoria y evocación- de los patrones del pueblo
-santa Marina (de Jerusalén) y san Roque (de Montpellier)-: una
virgen que en condiciones adversas se dedicó al cuidado de su padre, aceptando
de paso un hijo que no era suyo (lo que serviría para proponerla como patrona y
protectora de los padres que adoptan), cuando podía haber elegido un matrimonio
cómodo y ventajoso; y un hombre bueno, solidario y comprometido, que se dedicó
al cuidado de enfermos contagiados, hasta el punto de enfermar él mismo: ambos
lo hicieron cumpliendo el mandato evangélico, por amor de Dios y de sus
semejantes.
Procesión con la imangen de santa Marina durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia), tradicionalmente portada por mujeres. |
Procesión de subida a la ermita de san Roque durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
Valga este punto para meditar acerca de las
virtudes encarnadas por nuestros patronos (el cuidado de los padres y el de los
enfermos contagiados), que parecen ajenas a la actual sociedad del bienestar,
donde se juzga que es el Estado quien debería atender semejantes demandas
sociales y sanitarias; aún sabiendo que la Administración no
cubre –ni puede cubrir- más que una parte de tales necesidades. Lejos pues de
resultar anacrónicos los valores que nos transmiten Marina y Roque, ya que son
rabiosamente actuales, y tal vez nunca más necesarios que ahora, cuando aumenta
la población anciana y las residencias se nos proponen como la mejor opción
para aparcar a los mayores; al tiempo que crecen las bolsas de indigentes y
marginados, una novedosa versión de modernos apestados.
Sin embargo, frente a las tradicionales Fiestas
Patronales, parecen ir tomando auge las fiestas culturales, hasta el
punto de pretender sustituirlas en algunos lugares, con la excusa de que
estamos en una sociedad laica y multicultural. Ciertamente, vivimos en un
sistema democrático, cuyo marco constitucional define al Estado como
aconfesional, al tiempo que ampara la pluralidad religiosa. Pero nuestra
sociedad dista de ser laica, en el sentido de irreligiosa, ni España ha dejado
de ser católica, toda vez que hay amplios sectores sociales que se reconocen
creyentes en diverso grado o practican abiertamente su religión tradicional. No
hay más que ver las personas que se movilizan con ocasión de ciertas
celebraciones: visitas de imágenes peregrinas (Nuestra Señora de los
Desamparados, la Virgen
de Tejeda...), en romerías y septenarios...
En todo caso, si entendemos correctamente el
término “laicismo”, como doctrina o tendencia que define la
independencia del hombre (y de la mujer, claro), de la sociedad o del Estado de
toda influencia religiosa, habrá que posicionarse diciendo que todos o casi
todos los ciudadanos estarán conformen en que los poderes públicos estén
separado de la Iglesia
-me refiero a la Iglesia
católica-, en tanto poder instituido. En lo que posiblemente no nos pongamos de
acuerdo será en que el individuo, como persona y ciudadano deba estar o no
influido por una norma moral de orden religioso. Personalmente, me coloco junto
a los que creen en la bondad del posicionamiento moral frente al relativismo;
pues, de la misma forma que “el hombre no puede ser separado de Dios, la
política (tampoco puede apartarse) de la moral” –santo Tomás Moro (1478-1535),
dixit-.
Procesión con la imagen de santa Marina por las calles de Torrebaja (Valencia), en este caso portada por hombres. |
En nuestro caso, la tradición
(práctica y usanza) nos ha legado la religión católica, sin cuyos elevados
principios sería inconcebible nuestra cultura y la propia civilización europea
occidental. Hasta tal punto ello es así que Europa y su florecimiento tiene su
germen en Grecia (que aportó la filosofía), en Roma (que aportó el derecho) y
en la tradición judeocristiana (base de los principios morales que dignifican
al hombre).[2] En su sentido más profundo, por tradición local debe entenderse
aquello que nos ha sido dado, lo que nos identifica como directos legatarios de
nuestros antecesores sobre este paisaje... Pero, obviamente, este paisaje no es
sólo nuestro, sino de todo el que desee vivir en él...
Permítanme una pregunta:
¿Acaso los torrebajenses (y vecinos del Rincón de Ademuz en general) debemos
renunciar a nuestros principios y creencias en aras de un relativismo cultural,
porque haya entre nosotros una creciente porción de gentes de otras confesiones
y culturas? Resulta evidente que no, hay que continuar practicando nuestras
creencias y tradiciones, quizá con más ímpetu que nunca, porque en ello va
nuestra identidad (y continuidad). Lo cual no significa que deba impedirse que
personas de otras creencias puedan practicar las suyas, toda vez que les ampara
la máxima norma constitucional. A propósito, apostamos por la integración,
antes que por el multiculturalismo. Pero éste es otro asunto..., en el que no
vamos a entrar ahora. Con todo, son cuestiones que deben tratarse y sobre las
que hay que informarse para poder enjuiciarlas con criterio, si es que
realmente pretendemos ser tolerantes y convivir en paz.
Entrega de premios a los "pelotaris" durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
Cuando digo de cultura, no me estoy
refiriendo a la cultura en general como concepto antropológico (conjunto de
conocimientos y actividades científicas, industriales y artísticas de un
pueblo, país o época, considerados globalmente o en cada una de sus materias),
sino a la noción sociológica de cultura popular, a la expresada por la realidad
cotidiana del pueblo y que se transmite por tradición. En este sentido las Fiestas
Patronales son plenamente compatibles con las fiestas culturales, hasta
el punto de complementarlas y enriquecerlas.
Las referencias más antiguas que
conozco respecto a las fiestas de Torrebaja se hallan en el Libro de Actas
del Ayuntamiento (1906), en cuya Sesión del 9 de septiembre se dice:
- <Con el fin que se halle alumbrada la plaza pública durante los días de la festividad de los patronos de este pueblo, Santa Marina y San Roque, se coloquen cuatro focos de luz eléctrica en la expresada plaza para darle más vista y para que la música pueda ejecutar sus escogidas piezas y al mismo tiempo el público pueda aprovecharlas bailando los más y sirviendo de distracción a los otros; que el gasto de estas luces se pague del capítulo de imprevistos>.[3]
Lo primero que llama la atención de la cita
es que a comienzos del siglo XX la festividad de los patrones de Torrebaja se
celebraba a principios de septiembre -al domingo siguiente de la Virgen de Tejeda-,
una vez terminada la recolección de la mayoría de los frutos del campo,
constando que ya entonces se disfrutaba de luz eléctrica en el pueblo. Se
trataba del primer alumbrado público, utilizando farolas ubicadas en algunas
esquinas de la población; la iluminación en el interior de las casas vino algo
más tarde.
Entrega de premios a los "pelotaris" durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
El resto del párrafo apenas requiere
comentario, bastando para demostrar la importancia de la actividad festiva: la
plaza debía estar bien iluminada, para que la música pudiera “ejecutar sus
escogidas piezas” y que la gente bailara o se distrajese mirando... Algo
muy parecido a lo que sucede actualmente, sólo que ahora se prefiere la
oscuridad y las piezas musicales son muy distintas, pues las orquestas de
entonces debían componerse de tambor y pita, guitarras o bandurrias y algún
acordeón. Este punto debe servir para manifestar un mayoritario sentir vecinal
de la gente mayor -y no tan mayor-, censurando de paso a los responsables por
la contratación de las músicas denominadas “discomóviles”, estridente
ocurrencia musical que embravece al más calmado y lacera los tímpanos. Y por la
extensión del horario, que se alarga hasta el amanecer: hacer caja para pagar
las fiestas no justifica la burricie colectiva, potenciando el “botellón
oficial”, ni el estropicio de bienes públicos y privados. Con todo, no
estamos en contra de tales músicas, buscando una vuelta al atabal y la
dulzaina; tan sólo bastaría con disminuir los decibelios y acortar la actuación.
Asimismo, resulta curioso hojear los libros
de fiestas de antaño para comprender el significado de lo tradicional
(ancestral y arraigado) y la evolución de las prácticas festivas locales. Al
efecto, resulta paradigmático el ejemplar editado a finales de los años
sesenta, con motivo de las Fiestas Patronales (1969, septiembre
3-7), donde puede verse una “Salutación” del señor Alcalde (don Avelino
Esparza Gómez), un texto titulado “Hijos de Torrebaja” del cura
párroco (don Gabriel Sancho Marín), el escrito “Volver” (de Ricardo
Fombuena Vidal), otro escrito “Rincón de Ademuz: Torrebaja”, firmado
por el médico (don Manuel Fernández Arraiza) y el titulado “La Comisión os
habla”, del presidente de la
Comisión de Fiestas (José Cortés el Campero). Y
un último texto, “Historicidad de Santa Marina Virgen”, suscrito por el
mantenedor de la fiesta (don Antonio Díaz Tortajada), sacerdote, escritor y
periodista.
Estancia en la ermita de san Roque durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
Aquel año de finales de la "década
prodigiosa" fue Reina de las Fiestas la moza María Noeli Licer,
a la que acompañaban un ramillete de guapas jóvenes torrebajeras vestidas de
fallera: muchas de ellas son hoy madres y aun abuelas. Entre las Damas de
Honor una falleció recientemente: Carmina Sánchez Manzano (d.e.p.).
Curiosamente, los actos festivos del programa se clasifican en
"Religiosos" y "Populares". Entre los primeros: destacan la
predicación en las misas, cuya homilía corrió a cargo de don Salvador Pla
Álvarez (el párroco precedente), el rezo del Santo Rosario por las tardes y
la misa en la ermita de san Roque, “con asistencia de ancianos, impedidos y
devotos del santo que habitualmente no pueden hacerlo”. Entre los segundos
cabe mencionar: el volteo de campanas y el disparo de una gran traca anunciando
el comienzo de las fiestas, la “cremá” de las hogueras en honor de santa
Marina, los pasacalles, espectáculos (el ventrílocuo “Fele” con sus
muñecos, “Felín y Felón”) y varios artistas del
teatro Ruzafa de Valencia acompañados de un acordeonista. Actos taurinos
recreativos, con aficionados locales, rogando “que los asistentes porten el
tradicional pañuelo local” para mayor realce del acto. Y también “bonitos
y vistosos” fuegos artificiales. Un aperitivo ofrecido por la Reina y Corte de Honor
“a las autoridades, distinguidos visitantes y Comisión de Fiestas”. El
juego de pelota vasca; las verbenas, con bailes populares por las noches. Y el
último día el disparo de una gran traca, como final de fiesta.
Procesión de bajada de la ermita de san Roque durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
Aunque la estructura del mencionado libro
resulta similar al actual -un cuadernillo tamaño cuartilla con diversa
paginación-, cabe destacar las diferencias. Permanece la “Salutación”
del señor Alcalde, el de la
Comisión de Fiestas y algún otro texto (poema, articulito de
crónica o histórico). Sin embargo, en los de los últimos años ha faltado una
página reservada al rector, desde donde el señor cura pueda dirigirse a los
feligreses y visitantes en nombre de la parroquia: no en vano lo que se
celebran son fiestas patronales, y nadie mejor que el párroco para comentar el
significado religioso de las mismas.
Desde una óptica sociológica, un capítulo
interesante es el de los anuncios de publicidad insertos en el libro de
fiestas, mediante los que se sufraga la edición. A través de su contenido puede
seguirse la evolución de las casas comerciales del pueblo, entorno y allende
comarcanas, lo que podría servir para un somero estudio del tejido industrial y
económico del territorio desde los años sesenta, así como del diseño gráfico y
textual de los reclamos.
Celebración del acto "Homenaje a los Mayores" durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
El contraste entre las sencillas fiestas de
décadas atrás con las actuales es evidente. Aquellas celebraciones se
enmarcaban en un contexto histórico, social y político bien distinto; sin
embargo, merece destacarse la organización y la ilusión de entonces, pese a la
precariedad de medios. Cuando no había que pagar para poner las alegres
banderitas y farolillos por las calles. La falta de población y por ende de
gente joven, entre otras razones, ha influido en el decaimiento de las fiestas,
que deberían ser organizadas por una comisión permanente con un representante
del Ayuntamiento, como sucede en otras localidades. Pero en Torrebaja falta el
espíritu institucional y asociativo que hay en otros lugares – y también el
participativo-, bien manifiesto en las célebres “peñas”, cuya actividad
(diligencia, entusiasmo y dinamismo) constituye el ánima de la fiesta. Otra de
las razones que explican la falta de interés de los jóvenes por las Fiestas
Patronales está en que ahora hay demasiadas celebraciones a un tiempo
en la zona, y en la posibilidad de marcharse a cualquier otro lugar, pues las
de los pueblos se les quedan pequeñas. Y también en la merma de los valores
espirituales y religiosos, cuestión nada desdeñable que ha propiciado la desvinculación
entre el sentido de la fiesta y el motivo que la originó.
Preparación del guiso para la "Cena de la Vaca" durante las Fiestas Patronales de Torrebaja (Valencia). |
En suma: Pese a los altibajos sufridos en la
organización de los actos festivos, hay que reconocer la inclusión de algunos
aciertos, como la popular “Cena de la Vaca”, un singular ágape de confraternización
al que concurren vecinos y visitantes, el discutido “Concurso de Gachas”
y el siempre entrañable “Homenaje a los Mayores”, los ancianos
transmisores de la herencia común. Valgan estas simples palabras como reconocimiento a todos los que en alguna
ocasión han colaborado, ayudado y hecho posible las Fiestas Patronales
de Torrebaja. Que nuestros patrones -santa Marina y san Roque- se
lo paguen... Vale.
© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).
[1] El presente artículo se publicó inicialmente en el Libro de Fiestas de Torrebaja, con motivo de la celebración de los patronos –Santa Marina y San Roque-, que tuvieron lugar del 23 al 27 de agosto de 2007, pp. 3-6.
[2] <Europa, hasta mediados del siglo XV, se llamaba a sí misma "Cristiandad", manejando dos conceptos esenciales: uno, universitas cristiana, es decir, comunidad sometida a valores morales que están por encima de la actividad personal; otro, res publica cristiana, es decir, el bien común que es el que debe perseguir todo poder público. Sobre esta base se edificó una cultura, que era la síntesis de tres elementos: la trascendencia heredada de Israel, el ius que es patrimonio romano y el valor de la persona humana que había defendido el helenismo>: Vid SUÁREZ, Luis. La construcción de la cristiandad europea, Bibliotheca HomoLegens, Barcelona, 2008.
[3] Curiosa nota, por la que vemos que en los albores del siglo XX –septiembre de 1906- el pueblo de Torrebaja ya poseía luz eléctrica, siendo probablemente el primer pueblo del Rincón de Ademuz y entorno comarcal que dispuso de tan preciado servicio. Por diversas fuentes hemos podido averiguar que la central eléctrica se hallaba poco más abajo del molino del Señor –también conocido como de Abajo o del Mayorazgo-, aprovechando como energía motriz el agua de la acequia Hondonera, un ramal de la del molino, con la que se riega la partida del término de Ademuz existente entre la margen derecha del Turia y el camino de las Vueltas.
Alfredo me ha encantado el análisis pormenorizado que has hecho sobre el tema de la fiestas patronales, populares, la cultura, la religiosidad, etc…
ResponderEliminarEn cuanto a la participación o involucración de la gente para organizar las fiestas, no creo que Torrebaja sea distinto a los demás pueblos, cada vez hay un menor movimiento asociativo en general, que no sólo afecta a las Comisiones de Fiestas, sino que afecta inclusive a entidades y asociaciones de mayor calado colectivo como son asociaciones vecinales, e incluso partidos políticos, sindicatos, etc…
Tal vez todos nos hemos hecho más cómodos.
Por lo demás todo un placer pasear por tu blog, un saludo.
Alfredo , quiero felicitarte públicamente por un magnífico blog en el que se nota tu afección por esa intrahistoria de Torrebaja. Estoy disfrutando mucho con su lectura y te animo a que sigamos difundiendo por este medio tanta cultura popular que merece la pena difundirse. Un abrazo.
ResponderEliminarSalvador Raga
Presidente
ASOCIACIÓN CULTURAL VIA VICENTIUS-GOGISTES VALENCIANS.