viernes, 13 de abril de 2012

ANÍBAL SALAGRE ALONSO, DIRECTOR DE LA BANDA DE CORNETAS Y TAMBORES DE TORREBAJA (VALENCIA) [I].

Una charla con el director,
a propósito de sus comienzos en la Semana Santa de la comarca.


“Sin música la vida sería un error”.
Friedrich Nietzsche (1844-1900),
filósofo alemán.



            Desde principios del otoño pasado, durante todo el invierno y parte de la primavera los vecinos de Torrebaja (Valencia) hemos venido escuchando los ensayos de la Banda de cornetas y tambores recientemente creada en la localidad. Se trataba de una resonancia chocante, por lo inusual, que inundaba algunos días a la semana las largas tardes invernales. Tambores, bombos y cornetas, cuyo retumbo ha ido afinándose con el tiempo, hasta conseguir la armonía necesaria para resultar atractiva al oído. No, los torrebajenses no estábamos acostumbrados a esta asamblea de sonidos, cuando los propios de la estación eran los del silencio y la soledad.
            Escuchando los ensayos no era difícil adivinar que se trataba de una banda que comienza a funcionar, de las que vemos actuar en las procesiones de Semana Santa de tantos lugares de España. En Torrebaja nunca ha habido, que sepamos, una banda similar: de ahí mi sorpresa. Cuando pregunté por el origen del grupo musical averigüe que, básicamente, estaba formada por chicos y chicas de Torrebaja y Mas de Jacinto (Castielfabib) y que la dirigía un tal Aníbal –me refiero al señor Aníbal Salagre Alonso (Benavente, 1966)-, marido de Libia Hidalgo Montenegro: ¡Sí, hombre, la nieta de Clara..! –me dijeron-.

Su primera actuación pública fue durante la procesión del “Domingo de Ramos”. Hasta este año la feligresía acudía directamente a la calle Fuente, donde el Grupo Escolar, para recoger los ramos de boj (Buxus sempervirens): allí iba también el sacerdote con el crucífero y el sacristán, éste portando el acetre con el hisopo y el agua bendita para consagrar los ramos, y desde allí se formaba la comitiva hasta la iglesia. Este año fue diferente, la procesión partió de la iglesia, acompañada por la Banda, y fue especialmente luminosa y alegre. Para alargar la procesión la comitiva volvió por la calle Fuente, siguió por la plaza del Ayuntamiento y san Roque, cruzó por la de Zaragoza, y bajó hasta la parroquial por la del Rosario.
            La siguiente ocasión en que tuve la oportunidad de escuchar a la Banda fue durante la marcha del “Santo Entierro”, la tarde-noche del Viernes Santo... Fue una procesión como no se recuerda otra en Torrebaja; además de multitudinaria, estuvo recreada por los impresionantes sones de cornetas y tambores: el cielo medio cubierto por nubes oscuras, por entre las cuales asomaba a trechos una luna creciente, la feligresía en silencio, algunos portando velas encendidas, con los pasos del “Cristo yacente” sobre el paso mortuorio y detrás la “Virgen Dolorosa”, vestida con capa negra y portada por mujeres... El solemne sonido del bombo, con redoble del tambor y las trompetas, estridentes y ruidosas, conseguían un efecto de singular emoción acentuada por la oscuridad. El trayecto fue más largo del habitual, bajando por la calle Fuente y subiendo por la del Cantón, continuando por la plaza del Ayuntamiento y san Roque, cruzando por la de Zaragoza y bajando hasta la iglesia por la del Rosario.
            La última vez que escuché a la Banda fue el “Domingo de Pascua”, en la procesión del Encuentro... La sencillez habitual de esta procesión en Torrebaja se vio engrandecida en esta ocasión por la música de las cornetas y tambores, que realzaron con su música tan emotivo momento: la “Virgen Dolorosa”, vestida de blanco y portada por mujeres salió de la iglesia por la calle Fuente en dirección a la plaza del Ayuntamiento, mientras la imagen del “Sagrado Corazón de Jesús”, portado por hombres, subió por la del Rosario, cruzó por la de Zaragoza y descendió hasta la plaza por la de san Roque.

El director de la Banda de cornetas y tambores de Torrebaja (Valencia), señor Aníbal Salagre Alonso (Benavente, 1966).


            Desde la primera vez que vi actuar a la Banda de cornetas y tambores de Torrebaja tuve la idea de entrevistar a su director, pues la propia formación de la banda, como los resultados obtenidos, me pareció buen motivo para ello. Tomé contacto con Libia Hidalgo, que me puso en relación con Aníbal, su marido y director del Grupo musical. Le propuse una entrevista y no puso objeción, así que quedamos para una tarde después de Pascua. El día y a la hora convenida nos reunimos y comenzamos la conversación. Aníbal ya conocía el objeto de la entrevista, hablar de sus orígenes, de su asentamiento familiar en Torrebaja, para acabar comentando acerca de la formación de la Banda: problemas encontrados, resultados y perspectivas de futuro. La charla estuvo tan animada que apenas tuvimos tiempo para tomar una infusión, y fue del tenor siguiente:

            Aníbal, cuéntame algo de tu vida: ¿cuál es tu nombre completo, dónde naciste, quiénes fueron tus padres, tienes hermanos?
  • Mi nombre es Aníbal Salagre Alonso, soy hijo de Aníbal y de Vicenta, nací en Benavente, provincia de Zamora en 1966. Sí, mis padres viven todavía y están bien, gracias a Dios. Fuimos tres hermanos, dos chicas y un chico, que soy yo, el mediano: los tres vinimos seguidos, con año y medio de diferencia. Pero sólo quedamos la mayor y yo, pues mi hermana pequeña falleció en un accidente de tráfico cuando apenas tenía 20 años... Benavente es un pueblo grande, casi como Teruel, antiguo y monumental... Sí, tiene un Parador Nacional y un castillo al que se llega por el paseo de la Mota... Benavente es una villa, que fue de los condes-duques de Pimentel y allí es tradición celebrar la fiesta del toro enmaromado... Claro, allí hay mucha afición a los toros, es muy conocida esta fiesta porque según cuenta la tradición, a uno de los duques, de esto hace muchos años, quizá siglos, un toro le mató un hijo. Y desde entonces la condesa mandó celebrar la fiesta de los toros todos los años, pero con el toro atado con una soga, para que no pudiera volver a hacer daño a nadie... Sí, como una forma de recordar al hijo y castigar al toro, aunque allí no se maltrata al animal...
Corrida de toros en Benavente (Zamora), en honor de Felipe el Hermoso (1504-1506) [Foto tomada de la Wikipedia, la enciclopedia libre].
Instantánea del "toro enmaromado" en Benavente (Zamora) [Foto tomada de la Wikipedia, la enciclopedia libre].

La población de Benavente se halla al noroeste de la provincia de Zamora, en la Comunidad Autónoma de Castilla-León, es cabecera de comarca y censa unos veinte mil habitantes; aunque la zona –Benavente y Los Valles- llegan a los cincuenta mil, distribuidos entre 56 municipios. Sus parroquias se reparten entre la Diócesis de Zamora y la de Astorga. Lo más notable de Benavente, junto a su densa historia, son sus edificios antiguos, los paseos de la Mota, el Parador Nacional “Fernando II” y su situación entre el río Esla y Órbigo, además de ser un importante centro comercial y de comunicaciones.[1]

Plaza del Ayuntamiento de Benavente (Zamora) [Foto tomada de la Wikipedia, la enciclopedia libre].
Casa Consistorial en la plaza Ayuntamiento de Benavente (Zamora) [Foto tomada de la Wikipedia, la enciclopedia libre].

  • Nací en el entorno de la ermita de la Soledad, de la que mis padres eran los ermitaños cuidadores, como también lo fueron mis abuelos... Claro, ellos tenían la llave y se cuidaban de mantener la ermita en condiciones. Desde esta ermita salen todos los pasos de Semana Santa, por eso estoy yo tan familiarizado con las cosas de Semana Santa, porque desde pequeño he visto como se preparaban los pasos, bajando las imágenes de las vitrinas, como se vestían y todo lo demás... Sí, todo esto siempre me ha gustado mucho, podría decirse que lo he mamado desde niño y lo llevo en la sangre... La afición a la música de estas bandas me viene porque allí cerca, un poco más abajo de mi casa, ensayaba la de cornetas y tambores de la "Cofradía del Silencio", y recuerdo que siendo yo un crío –como no podía entrar en la banda por la edad- cogía una lata vieja de aceite, de esas de cinco litros y con dos palos me ponía a tocar, pero yo al otro lado de la tapia, pues ya te digo que la banda ensayaba en un corral cerca del patio de mi casa... Y sucedía que cuando la banda descansaba yo seguía tocando y el director preguntaba quién tocaba y mandaba parar; pero yo seguía tocando... Yo era muy pequeño para entrar en la banda, pero finalmente entré, esto fue cuando ya tenía sobre 13 años...

            ¿Qué recuerdas de aquellos días de tu infancia en relación con la música?
  • Con 13 años entre en la Cofradía del Silencio, de la que sigo siendo cofrade, y así entré también en la banda de cornetas y tambores... Allí estuve unos años y aprendí todo lo preciso para tocar y procesionar, aunque yo no sé música, toco de oído, pero conozco bien el oficio... Total, no recuerdo bien lo que pasó, pero el que se encargaba de los instrumentos, de traer boquillas y parches falleció, y dejamos de salir unos años... Como no se salía, pues venían a tocar de Astorga y de Zamora, también tocaba la banda municipal del maestro Luque, que era como la de aquí de Ademuz, pero más grande. Y como no se salía, pero había mucho interés, pues se me ocurrió ir a la concejalía de cultura del Ayuntamiento, para ver qué se podía hacer al respecto... Les planteé mi proyecto de recomponer la banda y les pareció bien, así que comenzamos las gestiones y se compraron los instrumentos, cuarenta y nueve en total y una bandera o estandarte que llevábamos. Y así comenzamos de nuevo, íbamos a Astorga a tocar y los de Astorga venían a Benavente, y a Zamora y los de Zamora venían a Benavente: sí, había mucha relación...

            Parece que la banda funcionaba bien, porque ganaron un premio en un concurso:
  • Sí, fue una época muy buena, aunque de esto hace ya veinte años... Hubo un I Certamen de Cornetas y Tambores en Zamora, en el que participaron bandas de distintos lugares: una de Toro, dos de Zamora, la nuestra de Benavente, otra de Sanabria, y nos ganamos una placa, porque parece que lo hacíamos bastante bien... Bueno, un año fuimos a Oviedo, con motivo de la Fiesta de las Américas, cuando lo del Príncipe de Asturias... Sí, éramos muy conocidos y nos solicitaban, porque ya te digo que lo hacíamos bastante bien. Sí, aquella banda todavía sigue funcionando...

            ¿Dime algo de tu tierra, cómo son los pueblos más cercanos del tuyo?
  • El pueblo más cercano de Benavente es Santa Cristina de la Polvorosa, que está a tres o cuatro kilómetros, donde se produjo aquel accidente de autobús en el que murieron tantos niños gallegos que regresaban de excursión -y un soldado que recogieron, sí uno que iba camino de Galicia-; justamente habían comido en Casa Poli, un restaurante de allí donde yo trabajé: aquello fue muy triste, la gente se tiraba al río para sacar a los chicos, y vinieron los reyes... También está cerca San Cristóbal de Entreviñas... Son pueblos como dos veces Torrebaja, dedicados a la agricultura y a la ganadería, pero con mucha vida... En Benavente los jueves hay mercado de ganado, verduras, ropas y demás, y la gente de los pueblos de la comarca acude a comprar y vender. Hace unos treinta años había tren, la línea de Astorga a Zamora, pero la cerraron: cuentan que un político que pasó por allí dijo que la próxima vez que volviera lo haría en tren, pero ya no ha vuelto, así que nos quedamos sin tren…

            El entrevistado alude al trágico accidente ocurrido en las proximidades de Santa Cristina, que fue un 10 de abril de 1979: un autobús cayó al río Órbigo y fallecieron 49 personas, 45 de ellas, niños entre 12 y 14 años.[2]

"Torre del Caracol" en el Parador Nacional "Fernando II" de Benavente (Zamora) [Foto tomada de la Wikipedia, la enciclopedia libre].

            ¿Imagino que fuiste a la escuela de Benavente, ¿qué estudios tienes, cuál es tu profesión, a qué te dedicas?
  • Bueno, yo estudié en la escuela de Benavente hasta el Graduado Escolar, en el colegio comarcal que llaman “Los Salados”; sí, como el campo de fútbol... No, música no estudié nunca, yo toco de oído... Sé las marchas que hay que tocar, y conozco los instrumentos, el tambor, el bombo, la caja; también sé tocar la corneta, pero lo mío es el tambor... Aunque no he estudiado música, tengo experiencia suficiente para enseñar a tocar estos instrumentos. La música de bandas es la pasión de mi vida, pero mi profesión ha sido la hostelería... Empecé a trabajar de camarero a los 14 añicos, toda la vida de camarero, unos veinticinco años, hasta que me vine a Torrebaja... Trabajé en varias cafeterías de allí –Cafetería Mami, Discoteca Coliseum (donde había un cine con más de novecientas butacas y tres pistas de baile), Cafetería Berlín, en el Bar Nacional y en el restaurante Casa Poli -Poli era un jugador del Celta de Vigo, que tenía un restaurante en la carretera de Galicia, y cada vez que el equipo pasaba por allí, comían o cenaban allí: por eso conozco a los jugadores, a los árbitros, entrenadores...-. He servido de comer a Butragueño, cuando iba con el Castilla, a Quini, a los del Sporting, y a mucha gente del futbol y el baloncesto. Luego cogí con mi hermana pequeña la Cafetería Cister y la tuvimos hasta que ella murió por el accidente que te decía. Finalmente, con la que hoy es mi mujer cogí el Bar Europa –que estaba frente al Cuartel de la Guardia Civil-: Libia se encargaba de preparar las tapas con una chica que le ayudaba en la cocina: sí, teníamos siete u ocho tapas, tres o cuatro frías y otras tantas calientes. Y yo me ocupaba de servir las mesas, aunque tenía un chico en la barra. Sí, allí hay mucha tradición de tomar tapas, que van con el “cortico” de cerveza o el “chatico” de vino: cincuenta céntimos todo...
Iglesia de Santa María de Azoague en Benavente (Zamora).

            ¿Y cómo fue lo de venir a Torrebaja?
  • Bueno, Libia no hacía más que insistir en que nos viniéremos a Torrebaja, que quería volver a Torrebaja, pues Benavente le parecía muy grande y no estaba a gusto. Ella se había criado en Torrebaja con la abuela Clara y con Tomás, y tenía muy buenos recuerdos del pueblo... Claro, yo me pasaba la vida en el bar, y aquello no era vida, pues ya se sabe que la hostelería es muy esclava: abría a las siete de la mañana y volvía a casa a las tres de la madrugada. Así que cuando nos nació el hijo mayor, Aníbal, pues decidimos venir a Torrebaja y probar cómo nos iba; traspasamos aquello y aquí estamos... Claro, Libia quería criar a los hijos en un sitio pequeño y tranquilo, y tener una vida familiar, pues la verdad es que yo apenas sí veía a nuestro hijo y a ella. Entre otras muchas cosas, eso tengo que agradecerle a mi mujer, que me sacara de la hostelería: estos años he disfrutado de los hijos, he tenido un horario, vacaciones y todo eso que te digo...

            ¿Piensas que acertaste al dejar Benavente y venir a Torrebaja?
  • Si, la verdad es que fue un acierto, pues a mí me sacó de la hostelería, que me gustaba y disfrutaba con ello, pero no vivía: cuanto más fiesta, más más se trabaja, y así siempre... Esto fue hace unos nueve o diez años: primero estuvimos viviendo en casa de la tía Julieta, frente a la iglesia, y luego, cuando abrieron las casas del antiguo cuartel, pues allí nos fuimos. Estuve primero trabajando varios meses en Ademuz, con los turroneros. No, yo no sabía nada de hacer turrón, pero aprendí... Luego me pasaron a repartir material de construcción por todo el Rincón, unas veces con el camión, otras con el tractor... Y el mismo día que terminaba en Ademuz, Ramón Blasco me dijo: Aníbal, te voy a presentar a tu nuevo jefe... –subimos a la carpintería Casino y me presentó a Paco-: y allí he estado durante ocho años, hasta hace un mes en que me despidieron por falta de faena. Ahora estoy en paro, pero deseando trabajar; sí, soy optimista por naturaleza... Sólo pido volver a trabajar pronto y no tener que marcharme de Torrebaja, pues aquí estamos muy a gusto.

            ¿Sigues teniendo contacto con tu tierra, vas con frecuencia?
  • Sí, con Benavente sigo teniendo mucho contacto, pues allí tengo a mi familia –padres, hermana, cuñado, sobrinos- y muchos amigos... Todos estos años he ido por Navidad y para Semana Santa, menos este año, por la banda... Pero la verdad es que cuando voy a Benavente no puedo ni salir de casa, pues al haber estado tantos años en la hostelería, y en relación con la Semana Santa –la gente de las cofradías, las juntas, los párrocos…-, todo el mundo me conoce y me saluda; tanto si voy a tomar un vino como si voy por la calle, todos me paran y quieren saber de mi vida, dónde estoy, qué hago; puedes imaginar lo que supone tener que contar a todos lo mismo... Por eso, a veces, me quedo en casa de mis padres o de mi hermana y me digo: Aníbal, ¡ya saldrás el último día...! Pero sí, en el fondo estoy contento, porque sé que hay mucha gente que me aprecia y me siento querido, por mi forma de ser; porque soy una persona muy sencilla, alegre y optimista...


            ¿Y cómo fue el organizar una Banda de cornetas y tambores en Torrebaja?
  • Bueno, pues la cosa surgió poco a poco... Hace unos dos años que empecé a hablar con los muchachos, interesándoles en la formación de una banda y eso, porque yo tenía interés en formar una... Hasta que tuvimos una reunión con los padres y los chicos, para explicarles de qué iba aquello y lo que podría resultar... Claro, partíamos de cero, sin formación, sin instrumentos y nada de nada. Lo primero era interesarles y se interesaron, luego les propuse poner algún dinero para comprar los instrumentos y acordamos poner unos 30 euros cada uno. Los instrumentos tenían que ser de segunda mano, porque las cornetas y tambores valen mucho... Y así comenzamos, con 10 chicos, porque recuerdo que teníamos trescientos euros...


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).




[1] Benavente (Zamora). (2012, 24 de marzo). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 17:28, abril 11, 2012 desde http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Benavente_(Zamora)&oldid=54822872.
[2] Santa Cristina de la Polvorosa. (2012, 20 de marzo). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 09:51, abril 12, 2012 desde http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Santa_Cristina_de_la_Polvorosa&oldid=54721188.

No hay comentarios: