Crónica y testimonio
de la subida a Santerón por la Virgen y bajada a Vallanca
A Oscar Pardo de la Salud y a mi
esposa,
que participaron en la romería.
Palabras
previas.
La entrada actual debe verse
como la tercera y última de las entregas realizadas en este blog con motivo del
XLII Septenario (2012) de la Virgen de Santerón. El primero fue la divulgación
y comentario de un texto donde se dice del presunto origen celtibérico de la
celebración santeroniana;[1]
el segundo, la entrevista a un algarreño -el señor Francisco Martínez Marín (Algarra, 1927)-, que evoca antiguos recuerdos de la Virgen de Santerón y su ermita, con motivo de su octogésimo
quinto cumpleaños.[2] Esta tercera
entrega se refiere a la crónica y testimonio de la travesía del Santerón, cuando se sube a la ermita por la Virgen y se la baja a Vallanca (Valencia), parte
esencial de la celebración septenaria.
Camino de Santerón.
Habíamos quedado en la plaza mayor de
Vallanca –me refiero a la plaza de España-, para iniciar desde este punto la
travesía del Santerón, y a la hora prevista estábamos allí. Ese día –16 de
septiembre de 2012- hubo que madrugar, pues subíamos desde Torrebaja (Valencia)
y previamente había que preparar la impedimenta y el avituallamiento para
realizar la caminata y comer en la ermita, y la salida desde la villa estaba
prevista para las 8:00 horas.
Detalle amazonas en la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Cuando
llegamos todavía no había salido el sol, pero la plaza ya estaba llena de gente
–chicos y chicas, hombres y mujeres con sus pertrechos-; se respiraba un
ambiente alegre y festivo, a lo que colaboraba un cielo despejado, que anunciaba un día caluroso pese al frescor matinal. La propia plaza y las calles
aparecían jubilosamente adornadas con banderitas y colgaduras, que pendían
de los balcones de las casas, con la imagen de la Virgen de Santerón prendida.
El gran arco de bardas frente a la parroquial –Nuestra Señora de los
Ángeles- evidenciaba la importancia del acontecimiento que estaba a
punto de comenzar. A la hora prevista empieza la marcha, que se inicia con un
gran bandeo de campanas anunciando así la inauguración de la romería... Se sale
de la villa por la avenida o calle de la Virgen de Santerón, donde vemos otro gran arco vegetal de bienvenida, éste junto a la fuente de los Caños. Así comienza
propiamente la peregrinación, en la que se sube por la imagen de la Virgen a su casa
en la ermita algarreña, pues la imagen de María con el Niño en brazos constituye el símbolo principal de lo que se pretende festejar.
Detalle de la subida a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), por el camino viejo, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la subida a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), por el camino viejo, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la subida a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), por el camino viejo, en el XLII Septenario (2012). |
Desde
la plaza de España hasta La Vega la comitiva va acompañada por la
salmodia de una letanía y algunos cantos litúrgicos, que responden los más devotos. Desde este punto los
peregrinos siguen su camino -unos en grupos, otros en solitario-, pero todos
con el mismo fin: arribar a la ermita de Santerón... La mayoría va caminando,
de la misma forma que antes iba en caballerías, pero otros van en vehículos,
siguiendo el camino del rento de Vallongo. Los que van andando siguen el
camino antiguo, que se separa del nuevo en cierto punto antes de arribar al
lugar en que la costumbre manda parar para el almuerzo. Desde este punto el
trazado se torna cada vez más abrupto, pues hay que subir hasta la cima del
monte por la ladera oriental del Santerón.
Toda
romería implica desplazamiento físico, lo que supone seguir un trayecto, con
una finalidad básicamente religiosa. Pues los romeros se desplazan de un lugar
a otro tenido por santo, donde se venera una divinidad. Sin contenido
religioso, la romería no es más que una excursión, un día de campo para
disfrutar del medio natural -lo cual está muy bien-. Ello no significa que el romero o peregrino deba
abstenerse de gozar del espectáculo de la naturaleza, al contrario,
pues para el creyente todo es obra del Creador. Al hilo de estos pensamientos, me
hubiera gustado pasar una encuesta entre los participantes, para
conocer los motivos personales que les han llevado a realizar esta travesía... Sin
haberla realizado, intuyo que encontraría todo tipo de
motivaciones, desde las estrictamente religiosas hasta las rigurosamente
mundanas, incluyendo incitaciones mixtas: porque cada cual es cada cual y todos
somos distintos...
Peregrinos y caminantes descansando en la loma de la Virgen, camino de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Sin
embargo, creo que en el fondo de cada uno subsiste un atisbo de espiritualidad,
pues el hecho religioso es universal, induciendo al ser humano a sentirse
sobrecogido ante lo sagrado. De hecho, ante ese misterio absoluto que supera
toda posibilidad de raciocinio y comprensión –lo que Rudolf Otto
(1869-1937) llama “misterium tremendum et fascinans”-, lo único que podemos
hacer las personas religiosas es sobrecogernos y arrodillarnos... Pero no como
expresión de temor, sospecha o humillación, sino de reconocimiento ante “algo” o Alguien
que nos atrae por ser expresión del bien supremo y de la suprema bondad. En
este sentido, la Virgen de Santerón constituye lo que el filósofo, historiador
y novelista rumano Mircea Iliade (1907-86) define como “hierofanía”,
esto es, la manifestación de lo sagrado en algo que pertenece a nuestro mundo
físico, léase una imagen, un árbol, un lugar...[3]
El mayor repecho que debemos
remontar corresponde a la vertiente oriental del Santerón, cuya cima se halla
cerca del Pico Talayón (1.602
m). Seguimos el antiguo camino que utilizaban antaño los
de Vallanca en la "bajada" y "subida" de la Virgen, que no es más que una trocha o de
arrastradero de maderas entre pinos: sorprende que por aquí pudieran pasar con
la amada imagen sobre sus andas. Culminado el ascenso arribamos al punto que
llaman loma de la Virgen,
aquí se realizaba en otro tiempo el recuento del ajuar, que no era más que el
inventario de lo que portaba la
Virgen en los cambios de lugar. Los peregrinos, romeros o caminantes,
suelen descansar en este lugar, y es lo que hacemos nosotros, pues la ascensión es gravosa.
Vistas de las tierras del marquesado, desde la ladera occidental del Santerón, camino de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Marchamos por un camino de
sirga -que zigzaguea entre pinos, romeros y aliagas-, buscando la ladera
opuesta del Santerón. A nuestra izquierda, el panorama muestra cerros pinados,
por entre los que se vislumbran las tierras del antiguo marquesado de Moya. Los
grupos de caminantes se convierten en una hilera alargada, ya que el camino se
hace más estrecho y difícil de transitar. Así llegamos al lugar que llaman la
“Cabeza de Perro”, pues en un lado del sendero hay una enorme roca con esta
forma: desde este punto ya comienza a observarse el hermoso valle y rento de
Santerón, con la ermita al fondo.
Una leyenda en la “Cabeza de
Perro”.
Estando aquí, en la peña
conocida como “Cabeza de Perro”, no puedo dejar de evocar un suelto aparecido
la primavera pasada en un periódico valenciano –Levante-El Mercantil
Valenciano-, que alude a esta peña, ensayando explicar la forma que tiene la
piedra y el presunto origen de los septenarios. Según el articulista, la
historia procede de un dietarista medieval, y corresponde a un registro que
próximamente se publicará, documentado por Sanchis Martínez en su Historia de
Alberique.
- <Era el Rincón de Ademuz tierra de moriscos, (donde éstos) tenían la costumbre de pedir al amo cristiano una trabajadora sexual que les aliviara en sus ardores viriles. [...] Los moros de Vallanca pidieron una meretriz al Baile y (éste) envió un emisario a Valencia para que en (un) afamado burdel escogiera una para trasladarla a tan lejano paraje. Vino una mujer mayor, muy bella en su juventud, que aceptó porque en la capital le flojeaban los clientes./ Había sido tan hermosa que siempre (blasfemaba) contra Dios por haberle arrebatado su belleza. Cuando llegó a Vallanca, como era la única disponible, trabajó sin descanso con unos labriegos poco exigentes./ Existía en la sierra un ermitaño llamado el Santerón retirado a rezar en un prado lejano perteneciente al señor de Moya, actual provincia de Cuenca. El sabio cuando bajaba al pueblo no cejaba en evangelizar a los moros, e intentó también convencer a la prostituta, pero (ésta), envalentonada por la presencia de los musulmanes, se burlaba del viejo: «¡Ojalá me diera Satanás la belleza que me corresponde, porque Dios me la robó!»./ No tardó el Diablo en cumplir aquella petición. Se incendió aquella noche la casa de la (prostituta) y al día siguiente su rostro desfigurado parecía más bien el de un perro que el de una persona. Los moritos, al verla tan horrible, la apedrearon y tuvo que huir hacia la Vega del río Bohigues./ Acosada en el bosque, la (mujer) recordó al bondadoso ermitaño y fue a buscarlo. Arriba del todo, completamente arrepentida, se puso a llorar implorando a la Virgen perdón. Apoyó su rostro en una enorme piedra y se durmió. Por la mañana la cara perruna estaba esculpida en la montaña, y ella había recuperado su primigenia belleza./ Bajó por un camino lleno de árboles y flores hasta la casa del ermitaño que, al verla tan maravillosamente transformada, cogió un tronco y talló su bellísima cara en una imagen mariana. Acabada la Virgen del Santerón, murió la pecadora con el alma completamente limpia./ El prodigio sorprendió a todos los pueblos cercanos y empezaron las visitas a la Virgen. Pero enterado el baile de Vallanca que Santa María tenía el rostro de la que había sido su servidora intentó apoderarse de la imagen, lo que le enfrentó al marqués de Moya. Esto podía suponer una guerra entre Castilla y Valencia./ El Santerón, antes de morir [...], recomendó que la Virgen se trasladara a Vallanca cada siete años, en recuerdo de los siete pecados capitales que había conculcado aquella infeliz. De esta manera, aunque siguió en Castilla, visita periódicamente su antigua patria. Justamente hogaño se celebrará esta peregrinación que, según el cronista, borra fulminantemente todos los pecados carnales del penitente>.[4]
Desconocía la
existencia de tan peregrina leyenda, razón por la que me sentí francamente
sorprendido. Tendemos a pensar que sabemos algo de alguna cosa, cuando en
realidad sabemos muy poco. Se trata de un relato ejemplarizante cristiano,
donde una arrepentida mujer pecadora se convierte. Aunque tiene en la peña “Cabeza
de Perro” una conexión con el camino tradicional, la narración resulta difícil
de encajar, tanto desde el punto de vista temporal como historiográfico; aunque
tampoco lo pretende. Vallanca nunca tuvo "baile" propio en la Edad Media, pues la
localidad era aldea de Ademuz y el funcionario, ya fuera en calidad de juez o
administrador local de las rentas reales, residía en la villa ademuceña. De
haberlo tenido sería a partir del momento en que esta población se constituye
como villa independiente -hecho que tuvo lugar en 1695-; pero en esa fecha el
medievo quedaba ya muy lejos, luego el relato tampoco puede proceder de un
dietarista medieval. Aunque no es este el momento de analizar el contenido del
texto, tiempo habrá cuando dispongamos del texto original. No obstante se me
hace cuesta arriba admitir que el "baile" concediera a los moriscos
una “trabajadora sexual” -para que aquellos aliviaran sus ardores viriles-,
pues ante semejante demanda, lo más probable es que les hubiera dado un buen
garrotazo en las costillas...
Detalle de la roca conocida como "Cabeza de Perro", sita en el camino viejo de Vallanca (Valencia) a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), 2012. |
Arribada a la ermita de Santerón.
Desde la “Cabeza de Perro” hasta
la ermita el camino es todo bajada... Algunos caminantes utilizan el camino habitual, que
pasa por las casas del rento de Santerón, mientras otros echan a campo traviesa
por en medio del valle, en dirección a la “Mesa de la Virgen” y ermita de
Santerón, que se halla unos cientos de metros por debajo del bloque de piedra.
Entorno del ermitorio se observa movimiento de gente, multitud de vehículos
aparcados en las inmediaciones y algunos caballos que trotan por el prado.
Arribamos a la ermita junto con otros caminantes, sudorosos y cansados, pero
contentos de haber llegado a nuestra meta. Entramos en la placeta pasando bajo
una noguera que sombrea el lugar, donde hay puestos de bebidas y mucha gente
charlando, saludándose, refrescándose. Bajo los soportales de la ermita hay
puestos de venta, donde los turroneros ofrecen sus productos. Son las 11:30
pasadas y hasta las 12:00 horas no dará comienzo la misa. Entramos en la ermita
para ver a la Virgen, que se halla dispuesta sobre sus andas en el presbiterio,
lado del evangelio. Hay ya mucha gente dentro del santuario y después de
lanzarle un beso a la Virgen nos fotografiarnos junto a su imagen, que aparece
espléndida con su corona dorada, los faroles, el manto blanco y envuelta en
flores. A los pies de las andas, en el ángulo que forma el arco toral y el
altar vimos multitud de velas encendidas por Pentecostés, ofrenda de los
peregrinos.
Vista del valle de Santerón -sito entre los montes de Santerón y la Atalaya- con detalle de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca) en el fondo del valle (2012). |
La
ermita luce espléndida, pues está recién pintada, con las paredes blanqueadas y
una raya azul formando dibujo. Incluso las hojas del portón de la entrada y la
armadura de los soportales han sido raspadas y saneadas. Las robustas maderas
de la cubierta muestran también su carnadura original, pues antes estaban
cubiertas de jalbegue. Otro tanto podría decirse de la sólida balaustrada del
coro, de las jaldetas del piso y de los canecillos y zapatas que soportan la viga
delantera. Y del propio arco toral, en el que destacan las dovelas de piedra
que lo forman, anteriormente cubierto de yeso. Lo más llamativo, sin embargo,
es la rehabilitación de la cúpula mudéjar poligonal del presbiterio, cuyas
maderas han sido saneadas y su colorista pintura repuesta, y una hornacina
encristalada que hay junto al altar, que corresponde al antiguo retablo donde
se colocaba ataño la imagen de la Virgen.
Vista del antiguo rento de Santerón, camino de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Vista del valle y ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), desde las casas del rento, en el XLII Septenario (2012). |
No
debemos olvidar que nos hallamos ante una celebración mariana, pues la Virgen
de Santerón es otra manifestación de Nuestra Señora de los Ángeles
-la titular de la parroquial de Vallanca- y de Nuestra Señora de la
Asunción -la titular de Algarra–: las tres vírgenes entonan a María, la
madre de Jesús de Nazaret.
Detalle de la recién restaurada cúpula octogonal mudéjar, que orna el presbiterio de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Comida
y coloquio tras la celebración.
Tras la misa
–que tuvo lugar sobre las 12:00 horas-, la gente se dispersó por el entorno,
acudiendo cada pueblo a los lugares reservados por la tradición. Nosotros
fuimos con los de Vallanca, a una ladera que hay tras el cerrito de la
Fuente, donde usualmente se colocan los de Salvacañete (Cuenca). Nuestros
anfitriones tendieron una manta bajo un pino y allí comimos, cada cual lo que
llevaba preparado. La comida fue rápida, pues el cura había avisado que a las
2:30 horas saldría la comitiva con la Virgen, camino de Vallanca. Comimos y aún
nos dio tiempo de hacer algo de coloquio, pero no descabezar un sueño como en
otros septenario... Entre otros temas hablamos del presunto origen celtibérico
de la celebración santeroniana, hipótesis que se basa en un estupendo trabajo
del profesor Fernández Nieto, de la Universidad de Valencia –La
federación celtíbera de Santerón (1997)-, el cual analiza los elementos
geográficos, lingüísticos, rituales, sacrales y agonísticos que concurren en la
celebración anual de Pentecostés y en los Septenarios: recepción de las
comunidades, ritos “circumambulatorios” o de circunvalación alrededor de la
ermita tras la procesión, comida ritual de las autoridades (y de los
peregrinos) y juegos de competición.
Sin descartar
la influencia que ciertos ritos celtas o prerromanos hayan podido tener en los
rituales y celebraciones cristianas, hemos de convenir que lo que aquí se
celebra no es una invocación de Fertilidad a la Madre Tierra en plena
naturaleza o algo similar, sino a la Virgen María, la madre de Jesús de
Nazaret, que para los cristianos es Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre,
tercera persona de la Trinidad. La Iglesia transmite su mensaje de salvación
mediante estas celebraciones, pero ello no excluye que ciertos ritos puedan
tener un origen pagano, prerromano, lo cual resulta evidente en el proceso de
cristianización de muchas fiestas y ceremonias de la antigüedad. Pues ni las
religiones ni la historia comenzaron con Jesús, aunque Cristo constituye para
los cristianos el centro de la Historia. Una historia que no es cíclica y
repetitiva, en el sentido que la entendían los griegos –léase Polibio de
Megalópolis (200 a.JC-118 d.JC)-, sino lineal, aunque no necesariamente
recta, esto es, con un principio, un final y un Juicio Universal.
Los peregrinos se fotografían junto a la venerada imagen de la Virgen de Santerón, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de los peregrinos y caminantes en la placeta de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Vista parcial de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Regreso a Vallanca con la Virgen de Santerón.
Recogimos los
restos de la pitanza y marchamos deprisa hacia la ermita, donde se veía
movimiento de gente y de vehículos; cuando llegamos, la Virgen ya la llevaban
en andas, camino de Vallanca... Dimos alcance a la comitiva en el barranco
del Gollizno, donde se halla el primer "descansadero" –mesa o
estructura cuadrangular de obra y encalada, como de veinte centímetros de
altura y un metro por lado, que lleva grabado en azul el símbolo mariano y el
número del septenario (XLII)-: allí se hace el recuento del ajuar y se firma el
documento correspondiente: lo suscriben los alcaldes de ambas localidades
(Algarra y Vallanca) y los curas de cada parroquia. En cada mesa se canta y se
reza, y se cambia de portadores. Hay que reconocer que el espectáculo es
magnífico, con la imagen de la Virgen sobre sus andas, impulsada por encima de
la comitiva de peregrinos y caminantes que la acompañan por la vereda, en medio
de la naturaleza, rodeada de pinos, bajo un cielo azul refulgente.
Pasamos por
las ruinas de antiguos rentos -la Dehesilla, que fue propiedad del
marqués de Cañete y Callejones, que lo fue de los Zafrilla de Algarra-.
En la parte más elevada de esta misma ladera se halla la peña conocida como
"Morro de Gorrino", en cuya vaguada occidental hubo un importante
campamento de maquis después de la guerra y dramáticos enfrentamientos con la
Guardia Civil. Camino adelante, rápidamente enfilamos la costanilla que
asciende en dirección al segundo pilón, que aparece en una loma llamada collado
de las Burras: la mesa se halla algo retirada del camino. Las andas se
encaran al poniente, para que la Virgen quede mirando hacia Castilla: desde
este punto en adelante dejaremos de ver el valle de Santerón y la ermita de su
nombre.
Vista parcial de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la marcha, camino del primer "descansadero", durante al bajada de la Virgen, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la Virgen de Santerón sobre sus andas, en el primer "descansadero", donde se hace el tradicional recuento del ajuar, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón, en el XLII Septenario (2012). |
El camino
continúa cuesta abajo, pues discurre hacia el sureste por las laderas
orientales del Santerón, que son subsidiarias del Bohílgues y de los barrancos
que drenan al Turia en Ademuz (Valencia). Al levante se distinguen las lomas peladas del Javalambre,
con sus estribaciones meridionales cerrando el horizonte -el pico Calderón, el
Gavilán, la sierra de Tortajada- y más acá el valle del Turia penetrando desde
Teruel, que queda al norte. La comitiva camina muy rápido, de forma que
enseguida llegamos al tercer "descansadero", cuya mesa se halla a la derecha del
camino, frente a las casas del antiguo rento de Vallongo.
El principal
inconveniente de la bajada son los vehículos a motor, que levantan polvo del
camino incordiando a los caminantes. Por delante va un vehículo con bebidas que
para en cada tramo, ofreciendo refrescos a los caminantes: el negocio no
está reñido con la devoción, y además presta un buen servicio... En este lugar hallamos
un grupo de “forestales”, con su vehículo contra incendios. ¿Cuánta gente habrá
participado en la romería? No sé, varios cientos... Durante el trayecto muchos caminan en silencio, quizá por efecto del cansancio; pero otros hablan, cantan, ríen o rezan, pues hay mucha gente y tiempo para
todo.
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón, en el XLII Septenario (2012). |
La romería continúa entre eriales, rastrojos y pinares en dirección al próximo pilón, que se halla en el llamado pozo del Herrero: la mesa es similar a las demás y se halla a la derecha del camino, frente a una finca pedregosa con copudas nogueras. En las márgenes de la propiedad se halla una cisterna o pozo con fábrica de piedra, que la sequía ha desecado. Recuerdo haber bebido de este manantial un agua clara y fresca que me supo a gloria; pero esto fue dos septenios atrás... ¡Hoy no me atrevería a beberla! La procesión continúa entre pinares, el polvo seco del camino se agarra a la garganta, pero los transportadores no parecen notarlo, presa de la emoción por la llegada. Conforme avanza la tarde, en el azul intenso del cielo aparecen jirones de un blanco lechoso... Ahora viene un tramo de camino en descenso y pedregoso, y enseguida comienzan a distinguirse a lo lejos las frondosas choperas de La Vega, que destacan contra el monte terroso del fondo: así arribamos al "descansadero" donde se cambian las andas y se acicala a la Virgen: ya a la vista de La Vega... Polvorientos, sudorosos y tomados por el sol, los caminantes, peregrinos y porteadores arribamos al llano por un camino sombreado de nogales: se aproxima el final de la romería, alcanzando por fin la arboleda. Hay multitud de gente esperando, con la Banda de Música de Ademuz y la imagen de san Roque...
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -camino del "descansadero" del collado de las Burras-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -"descansadero" del rento de Vallongo-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -"descansadero" del pozo del Herrero-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -"descansadero" aquí se le cambian las andas a la Virgen-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -los primeros peregrinos caminan hacia La Vega en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -procesión con la imagen de san Roque, camino de La Vega en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
Desde La
Vega hasta la parroquial de Vallanca.
Aplausos,
vivas y declamaciones de bienvenida: la Virgen de Santerón ya está
prácticamente en Vallanca. Tras el encuentro de la Virgen y san Roque en La
Vega se forma una gran procesión camino de la Villa, pero antes hay que pasar
por la fuente de la Teja, donde hay otra mesa -ésta circular-, y otra
más adelante, bajo una gran noguera por encima de la casa del médico -antiguo
Centro Rural de Higiene-: frente al descansadero, el río Bohílgues y el antiguo pasadero
de La Puente. Debe ser casual, pero en este último apeadero se dan cita dos de
los símbolos que mejor identifican a Vallanca: la Virgen de Santerón y las
nueces, el delicioso fruto del nogal. Desde este punto la romería, verdadero
río de gente, se interna en la villa por la avenida de la Virgen de Santerón
–allí le espera un arco de bienvenida a la Virgen, frente a la fuente de los
Caños-: continúa ascendiendo por las angostas y pinas callejas, con los
balcones de las casas ricamente engalanados con cobertores y tapices, hasta
llegar a la plaza de España –allí le aguarda más gentío y otro gran arco de
bardas, éste con cúpula y cuatro arcadas, que han levantado en su honor frente
a la parroquial-: el momento cuando la imagen de la Virgen de Santerón pasa
bajo la bóveda vegetal y entra en la iglesia, constituye el clímax de la
romería -cuando menos unos de los momentos más emocionantes.
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -procesión con la imagen de san Roque, camino de La Vega en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -procesión con la imagen de san Roque, camino de La Vega en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -procesión con la imagen de san Roque, camino de La Vega en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -arco de bardas frente a la Fuente de los Caños en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
Detalle de la bajada de la Virgen de Santerón -arco de bardas a la entrada de la parroquial en Vallanca (Valencia)-, en el XLII Septenario (2012). |
A modo de
epílogo.
El interior de
la iglesia resplandece de luz y oro tras la última restauración: una vez en la
nave central, los portadores elevan las andas con la venerada imagen hacia lo
alto y su manto impoluto relumbra de pureza entre la alegría general.
Aproximadamente, son las 21:30 horas: ello supone que el trayecto desde La Vega hasta la parroquial ha
durado -en proporción- más que toda la marcha por la sierra. A continuación se
celebrará una misa solemne de bienvenida, y al día siguiente comenzará el
Novenario y los festejos: pero esa es otra historia... ¡Viva la Virgen de Santerón!
–exclama alguien-. ¡Viva! –responden todos-. Vale.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).
[1] SÁNCHEZ
GARZÓN, Alfredo. ¿Tiene la celebración de la Virgen de Santerón su precedente en la Celtiberia?, del lunes 1 de octubre e 2012.
[2] ID. La Virgen de Santéron en la memoria, del lunes 8 de octubre de 2012.
[3] Hierofanía.
(2012, 25 de junio). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de
consulta: 10:22, octubre 10, 2012 desde http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Hierofan%C3%ADa&oldid=57301127.
[4] RECIO,
Carles. El Santerón, del miércoles 30 de mayo de 2012.
Hola Alfredo, muchas gracias por dedicarme el artículo.
ResponderEliminarLa verdad es que lo pasé genial, fue un día muy bonito, y espero que dentro de siete años podamos repetirlo.
Es un lujo tener amigos como vosotros.
Un fuerte abrazo