lunes, 8 de octubre de 2012

LA VIRGEN DE SANTERÓN EN LA MEMORIA (y II).


 Recuerdos –evocaciones y remembranzas- de un algarreño octogenario.






Paco, quería preguntarte también por las carreras de caballos que se hacían la tarde de Pentecostés por el prado de la Virgen.
  • Sí, siempre se han hecho aquí carreras y juegos de competición, pero ahora han decaído, porque ya no hay animales con los que competir... Recuerdo que el tío Saturnino de Algarra, que era el alcalde de entonces, tenía una yegua muy fina, pero fina, fina –esto sería al terminar la guerra-; bueno, pues el tío Saturnino se apostó no sé cuánto con un tal Silvino de Negrón que su yegua le ganaba a su caballo. Y echaron una carrera: Aún recuerdo al tío Saturnino con su gorreta negra animar a la jaqueta, corriendo pradillo arriba... ¡Y vaya si le ganó! Al Silvino le tocó pagar una botella de mistela que le compraron a la tía Constancia de Vallanca, una turronera que venía por aquí con su marido, el tío Paco... Claro, aquí venían turroneros como ahora y vendían lo que llevaban, turrones, alajúes, chupos y algo de bebida, anís, mistela y eso... Claro, esto era por Pentecostés, cuando la gente se quedaba aquí toda la tarde. En el Septenario no puede ser, porque después de la misa la gente se dispersa para comer, descansa algo y enseguida se coge a la Virgen y arreando para Vallanca. No, en el Septenario no hay procesión tras la misa, la procesión hasta la “Mesa de la Virgen” es sólo en Pentecostés. Este año emprendieron antes la bajada, porque luego se pierde mucho tiempo en La Vega y la Virgen llega muy tarde a Vallanca: ya te digo, este año la Virgen entró en la iglesia sobre las nueve y media o poco menos...

El señor Francisco Martínez Marín, con don Eduardo Rengel Albert,
cura párroco y arcipreste de Ademuz en Moya (Cuenca), durante el LIV Septenario (2011).

Cabalgaduras  en la placeta de la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca),
durante el XLI Septenario (2005).

El señor Francisco Martínez Marín (Algarra, 1927),
posando frente a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), 2012.

     Me nombrabas antes la casa del santero, ¿qué recuerdas de ella, cómo era el edificio?
  • La casa antigua era mayor que la que hay ahora, todavía puede verse hasta donde llegaba el muro exterior... El tejado vertía a dos aguas y tenía dos plantas, una sala grande abajo, donde estaba la cocina, la cuadra y las habitaciones, y otra arriba, lo que llamamos aquí la “cámara” que vosotros llamáis “cambra”... La chimenea de la cocina daba hacia fuera, en el lado contrario de la ermita. Tenía sólo una puerta, por donde entraban los ermitaños y el burro que tenían... Recuerdo que arriba en la cámara ponían los gamones a secar: sí, los gamones se los comen muy bien los cerdos en invierno... La gente iba a buscarlos a Vallongo y luego los ponía aquí a desecar; el ermitaño no los tocaba... El piso alto de la casa era de yeso con bovedilla. Arriba del tejado había una miaja de torrecilla con el campano, luego lo pusieron entre los palos del soportal que te decía y ahora está en la casa de los Zafrillas que compró el Ayuntamiento. Tenía varias ventanas, arriba y abajo. Una puerta que comunicaba con la ermita, salía por debajo del coro... El último ermitaño recuerdo que era un hombre de Salvacañete, enterrado está en Algarra. Sí, estaba casado y al morir él la mujer se marcharía a su pueblo... El ermitaño, cuando la guerra, escondió la caja de la Virgen con la que iba a pedir por los pueblos –era una caja pequeña con un cristal delante-: esa la escondió y se salvó, pero la Virgen grande la quemaron. Claro, el ermitaño iba a pedir por los pueblos del contorno: Algarra, Ademuz, Vallanca, Negrón, Casas de Garcimolina, Algarra, El Cubillo, Salvacañete...: Una limosna para la Virgen de Santerón –decía mostrando la caja de la Virgen-; y la gente le daba lo que podía, patatas, huevos, pan, lo que tenía. No, perras le darían pocas, porque el dinero no corría entonces... El hombre y la mujer vivían de eso, de lo que les daban pidiendo y de lo que sacaban de un huerto que tenían ahí abajo, donde el cerrito de la Fuente: desde donde estamos hasta la Fuente es de la ermita... Todo esto estaba dentro del rento de Santerón, que era de los Zafrilla: de la Rogelia y de su marido el tío Mariano Zafrilla Garrido, al que yo ya no conocí, y luego de sus hijos: Vicente, al que llamaban “el Cojo Zafrilla” y de su hermana Isabel, la que estaba casada con el tal José... Estos no tuvieron hijos y malvendieron el rento y otras propiedades que tenían, pero desde hace unos años la ermita está escriturada a favor del Ayuntamiento de Algarra –desde el camino hasta el cerrito de la Fuente, donde se ponen los de Salvacañete a comer-; la ermita está catastrada como urbana; además, tiene derecho al prado de la Virgen que llamamos, que llega hasta la Mesa.


    ¿Por qué demolieron la casa del santero, acaso estaba en ruinas?
  • ¡Qué va a estar en ruinas, la casa estaba perfectamente! Yo no sé por qué la tiraron, porque quisieron... Sería por las maderas que tenía, mucha y muy buena, madera vieja... Eso fue a mediados de los años sesenta, no hace tanto tiempo... El olmo que había aquí en el centro de la plaza también lo cortaron y se llevaron la madera. No, el olmo no estaba seco ni enfermo, pero lo talaron... Tampoco dañaba la ermita, ni las raíces levantaban el piso ni las ramas rompían el tejado –en todo caso siempre podían haberlo podado-: lo talaron porque quisieron... Las maderas se las llevó uno de Vallanca: sí, las de la casa y la del olmo... Y que me perdonen los del Ayuntamiento de entonces, pero no hicieron bien en tirar aquella casa y el olmo, y el nuevo edificio que hicieron es una marranada... Ahora se le ha puesto tejado, pero habían dejado una terraza: ¡A quién se le ocurre hacer aquí una terraza! Sí, la ermita la he conocido siempre como está ahora, enlucida por fuera con el mismo revoco que tiene. No, el piso era de tierra apisonada y hace unos años lo enlosaron los de Vallanca con un dinero que donó un devoto de allí –creo que era nieto del tío Martín de Vallanca-; el piso lo echaron entre Salvador, Ricardo y César, el hermano de Pili la de Vicente el Pintor; y de manobrero estuvo Mariano, el hijo del tío Evaristo el Carretero...


Tramo de subida por el antiguo camino que conducía a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), ya cerca del Pico Talayón (1.602 m), en XLII Septenario (2012).
Roca conocida como "Cabeza de Perro", en el antiguo camino que conducía de Vallanca (Valencia) a la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), por donde su bajaba y subía la imagen de la Virgen (2012).

Respecto a los septenarios, ¿qué diferencia hay entre el camino viejo y el actual por donde bajan y suben la imagen de la Virgen?
  • Mira, antes se bajaba y subía la Virgen por el camino viejo, que está en dirección al Talayón, pasando por el collado de la Virgen que decimos nosotros, yendo ladera arriba por un camino que sube a la izquierda de las casas del rento de Santerón; allí en aquella loma se hacía el inventario de la Virgen. El inventario es un escrito donde ponen todo lo que lleva la Virgen cuando se la bajan los de Vallanca... Ese documento lo firmaban los dos Ayuntamientos y los curas de cada parroquia, Algarra y Vallanca: Si están conforme, pues arreando... Y cuando la suben igual. Ya te digo, esto lo hacían antes en el collado de la Virgen, pero como ahora se baja y sube por el camino nuevo, lo del inventario se hace en el primer descansadero. Siempre es lo mismo, se registra la imagen, las andas, los faroles... Sólo cambia el manto y alguna que otra medalla que lleve; lo demás todo igual.

Desde este punto del camino viejo de Vallanca (Valencia) a Santerón -sito en los montes de Santerón, cerca del Pico Talayón (1.602 m)- ya comienza a verse el rento y la ermita de Santerón-Algarra (Cuenca), 2012.


    Y de los descansaderos, ¿qué puedes decirme, cuántos hay en todo el trayecto?
  • Yo te explicaré... Antiguamente, esto es, en el camino viejo, sólo había dos: uno en lo alto de la Sierra, en lo que llamamos el collado de la Virgen y otro en el límite de Algarra con Vallanca, donde el rento de Vallongo. El camino viejo era muy malo, prácticamente un arrastradero de maderas, por allí se llevaba a la Virgen casi en volandas, porque las andas eran entonces más ligeras. Ahora, en el camino nuevo, hay ocho mesas o descansaderos: el primero, donde se hace el inventario, que está en el barranco del Gollizno –lo hicimos entre Antonio el Alcalde, un primo nuestro que está en Zaragoza y yo; el segundo en el collado de las Burras –que está en el alto de la sierra, pasados la Dehesilla y Callejones, éste lo hicieron los hijos de Evaristo; desde este punto deja de verse el rento y la ermita de Santerón-; el tercero en el rento de Vallongo, frente a las casas; el cuarto en el pozo del Herrero; el quinto está ya a la vista de La Vega de Vallanca -aquí se cambian las andas, adornándolas con flores y faroles-; el sexto está en La Vega –bajo una chopera, donde san Roque acude con su comitiva a esperar a la Virgen-; el séptimo está en la fuente la Teja, por debajo del polideportivo; y el último queda frente al viaducto de La Puente, bajo una noguera grande que hay por encima de la Casa del Médico. Y de allí ya sube a la iglesia por las calles de la Villa... En la plaza de Vallanca –que llaman la plaza de España- le construyen un arco de bardas a la Virgen, junto frente a la entrada de la iglesia, de forma que cuando entra en la parroquial tiene que pasar bajo este arco vegetal... Yo no sé por qué le hacen el arco, debe ser como saludo u homenaje de bienvenida...

"Descansadero" de la Virgen de Santerón en el rento de Vallongo
-en el límite intermunicipal de Algarra y Vallanca-,
durante la bajada del XLII Septenario (2012).

"Descansadero" de la Virgen de Santerón en el Pozo del Herrero en Vallanca (Valencia),
durante la bajada del XLII Septenario (2012).

"Descansadero" de la Virgen de Santerón a la vista de La Vega de Vallanca (Valencia), durante la bajada del XLII Septenario (2012).


     ¿Cómo es la subida, hay algún cambio en el trayecto?
  • La subida de la Virgen se hace en la mañana del décimo día de estar la imagen en Vallanca, esto es, al día siguiente de terminar el Novenario... El trayecto es el mismo, sólo que ahora es de subida y se para en los mismos descansaderos... En la subida hay menos gente, pero todo es igual: al llegar al último descansadero, en el barranco del Gollizno, se hace el recuento del ajuar, para ver si la Virgen llega con lo mismo que se marchó... Este año, como llovía, cubrieron a la Virgen con un plástico y el recuento se hizo en la ermita, pero si el día es aparente se hace en el último descansadero –que corresponde al primero de la bajada. Normalmente, a la ermita llega sobre las doce del medio día, pero este año, por la lluvia, llegó sobre las dos de la tarde. Al llegar se celebra una misa y luego la comida; después cada uno se vuelve a su lugar... Y a esperar el próximo septenario: creo que para mí éste ha sido el último, porque si llegase al próximo tendría 92 años, y con esa edad puedes ver... En la homilía de la misa de la subida, don Eduardo, el cura de Vallanca, dijo: Doy las gracias a Antonio, el Alcalde de Algarra y a Paco, por lo mucho que nos han ayudado en el Septenario... Para mí fue motivo de alegría y satisfacción, pues siempre gusta que le alaben a uno lo que hace, aunque sea poco. Yo no sé si habré hecho mucho o poco, pero estoy convencido de que lo que haya hecho de bueno la Virgencica me lo pagará: al menos eso es lo que me decía Isabel Zafrilla, que era prima hermana de tu padre...

    Qué pasa con la imagen de la Virgen de Santerón, ¿se deja en la ermita o se baja a Algarra?
  • La Virgen de Santerón ha estado siempre en la ermita, excepto cuando la quemaron en la guerra... Pero ahora se baja a la iglesia de Algarra, donde tiene su sitio junto al altar, porque hace unos años la robaron... La Guardia Civil la encontró en Altea (Alicante), porque el Ayuntamiento de Algarra denunció el robo en el cuartel de Landete (Cuenca). Y menos mal que hizo la denuncia, de lo contrario no se hubiera hallado. Pero ya te digo, estaba en muy mal estado y hubo que restaurarla... La llevaron a restaurar a una tienda que hay en la plaza de la Virgen en Valencia, donde la compraron: la restauración la pagaron entre Arturo Huerta Pérez y sus hermanas: Sagrario, Josefina e Isidro; sí, los hijos de Gil, el de la tía Maximina, que todavía son parientes tuyos. Ya sabes que estas imágenes de vestir no llevan nada dentro, son como una devanadera de madera que revisten con enaguas y el manto, sólo tiene la cabeza, la mano y el Niño apoyados en la peana. Por eso el cura de aquí no quiere que la vea nadie cuando la visten. A mí me da igual que la imagen sea de madera o de plástico, porque sé que sólo es un símbolo y lo importante es lo que representa. Cuando la robaron se pensó enseguida en ir a Horche, un pueblo de Guadajara donde hacen este tipo de imágenes a comprar otra. La imagen de san Marcos que tenemos en Algarra también se compró allí, y el Ayuntamiento la donó a la Iglesia. Esto fue después de la guerra; también pidieron un san Marcos y trajeron un san Cristóbal. Un cura que tuvimos quería vender esta imagen, pero el pueblo se lo impidió. En la iglesia de Algarra hay un arcón con vestiduras y mantos de la Virgen de Santerón, y un cajón con cristal y puertas abatibles que contiene una imagen pequeñita: es el que utilizaba el ermitaño para pedir por los pueblos: esta Virgen se salvó de la quema en la guerra, porque el santero la escondió, pero la imagen grande y todo lo que había en la ermita lo quemaron.

            El robo de la imagen de la Virgen de Santerón se produjo en agosto-septiembre de 2001, y en la diligencia de denuncia –realizada el 5 de octubre de 2001, ante la Comandancia de la Guardia Civil de Landete (Cuenca)- se define a imagen como “de aproximadamente un metro de altura, con niño de madera, portando corona dorada y con un manto de color verde, teniendo unos sesenta años de antigüedad, llevando la misma dos cadenas, una de oro y otra de plata”.[1]

Arqueta en la parroquial de Algarra (Cuenca),
donde se guardaban las ropas de la Virgen de Santerón 2005.

Caja de la Virgen de Santerón,
utilizada antaño por el "santero" o "ermitaño" para pedir limosna por los pueblos (2005).


¿Qué opinas respecto a las distintas versiones que se cuentan del hallazgo o “aparición” de la imagen de la Virgen de Santerón?
  • Pues no sé, unos dicen que la halló un pastorcico manco que estaba paciendo su rebaño por la zona... Pero los “Gozos” de la Virgen dicen que quien la halló fue un devoto caminante que se acercó a la fuente con su caballo, para que abrevara... Yo creo más en la versión del devoto caminante que en la del pastor: pero ve a saber cómo sucedió, el caso es que la tenemos aquí y no me importa mucho como sucediera, porque fuera como fuese yo creo igual en Ella...

¿Qué sucedió en la ermita de Santerón durante la Guerra Civil?
  • Pues lo que te decía, que quemaron todo lo que contenía, la imagen antigua de la Virgen, las andas, las cruces, los estandartes y todo lo que pillaron... ¿Dónde lo quemaron?, pues no sé donde armarían la hoguera, sería ahí en la plaza, donde el olmo... Sólo se salvó la caja de la Virgen, la que utilizaba el ermitaño para ir a pedir por los pueblos; se salvó porque la escondió el santero... Hace poco trajeron de Moncada a una mujer ya mayor –Nati, le dicen, nacida en el rento Callejones-: para que se despidiera de todo esto... Sí, el rento de Callejones era de los Zafrilla y el de la Dehesilla, que está debajo, del marqués de Cañete: ambos rentos estaban entonces habitados. Pues contaba la Nati que siendo ella zagaluchona vio como bajaba un grupo de gente hacia la ermita, con aliagas encendidas y vociferando que iban a quemar la Virgen y todo eso; y fue cuando la quemaron... Y otra mujer de Garcimolina, que está enterrada en Algarra, contaba también que antes de quemarla le sacaron los ojos a la imagen; y que después, el que le saltó los ojos, por no sé qué motivo se quedó tuerto, y le decían: Ves, ¡Dios castiga y no con palo!, eso te pasa por haberle sacado los ojos a la Virgen... Yo no sé por qué le sacaría los ojos, pensaría él que valían algo... No, al edificio no le hicieron nada, quedó vacío y -que yo sepa- sin uso...

Antigua imagen de la Virgen de Santerón, quemada en la ermita durante al Guerra Civil (1936-39).

Según sabemos por la Causa General (CG), en el término municipal de Algarra, partido judicial de Cañete (Cuenca), no hubo víctimas mortales por causas políticas durante el período revolucionario y de Guerra Civil, "únicamente durante la actuación de la primera [Corporación Municipal], fueron destruidas las imágenes y ornamentos de la Iglesia y ermitas". Por la misma fuente conocemos que la primera Corporación Municipal de Algarra -que actuó entre el 23 de marzo de 1936 y el 16 de noviembre de 1937- estuvo formada por: Leonardo Marín (Alcalde), Simón Huerta, Pedro Hernández, Virgilio Martínez y Julián Argudo (Concejales). Asimismo, en el Estado Número 3 de la CG, donde se hace la relación del hecho delictivo, se dice que el 15 de agosto de 1936 tuvo lugar la "Quema de todos los objetos, alhajas e imágenes y destrucción de los altares de la Iglesia y Ermita locales". En cuanto a la relación de personas sospechosas de haber participado en el delito, se anota: "Todo el vecindario, obligado bajo amenaza por las autoridades rojas de entonces".[2]


Paco, ¿te consideras devoto de la Virgen de Santerón?
  • ¡Vaya que sí, y de toda la vida! Mis padres también lo eran, especialmente mi madre: la Virgen de Santerón era lo máximo para ella... Sí, de la de Garaballa también lo soy, pero no tanto: la de Tejeda acarrea más gente, pero la nuestra provoca más devoción... Además, el rento y la ermita siempre me ha gustado mucho: cuando era de Isabel Zafrilla, pues a los de Algarra nos producía una satisfacción especial, porque nos parecía que era nuestro... Cuando vendieron el rento la cosa fue distinta. Al poco de haberse vendido el rento, uno de Landete me dijo: Dice el nuevo dueño que el rento tiene una ermita dentro... Yo le dije: Sí, pero es del Ayuntamiento de Algarra... Aunque entonces no estaba todavía registrada. Porque ya verás, de la fuente para abajo es dominio público, de la Confederación Hidrográfica del Júcar. Porque esta agua va a parar a Vallanca y por el Bohílgues al Turia. La fuente estaba antes muy arreglada, el santero que había aquí la utilizaba para beber, lavar y eso, y también para regar la miaja de huerta que tenía: aquí cultivaba patatas y algo de hortaliza... Claro, entonces llovía y nevaba mucho más que ahora; ahora no llueve ni nieva apenas, por eso está seca la fuente... Cuando nevaba, se pasaban días y días sin ver la tierra, pues en estos rentos –Callejones, Dehesilla y Santerón- caían nevadas bien guapas. Como te decía, el último ermitaño que hubo fue un hombre de Salvacañete, que vivía aquí con su mujer, no tenía hijos: él murió y lo enterraron en Algarra y la mujer se volvería a su pueblo. Esto sería poco después de la guerra... Desde entonces ya no ha habido nadie aquí...

Imagen de la Virgen de Santerón en la ermita de su nombre, sita en Algarra (Cuenca), durante el XLII Septenario (2012).


            Damos aquí por finalizada la entrevista con el señor Francisco Martínez Marín, en la que hemos intentado recoger sus recuerdos y vivencias en relación con la Virgen de Santerón y la ermita de su nombre. A la hora de valorar el contenido de la información proporcionada por nuestro informante, merece la pena contrastarla con la facilitada por don Francisco Javier Fernández Nieto, Jefe del Departamento de Escritura y Lengua Antiguas de la facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Valencia, en su magnífico trabajo -La Federación Celtibérica de Santerón (1997)-: en el que se analizan y exponen los distintos elementos rituales, sacrales y agonísticos de la fiesta del Santerón.[3]

A modo de epílogo.
            
El señor Francisco –Paco, para sus amigos, vecinos y conocidos- es un hombre mayor, de cuerpo menudo, porta lentes y un bastón en el que se apoya para caminar. Es soltero y vive en Algarra, sus padres y hermanos ya fallecieron, pero le quedan los sobrinos. Es una buena persona, amable, servicial y observador. Conoce todas las historias sucedidas en su pueblo en los años de su vida y, pese a su edad, conduce un todo-terreno en el que recorre sin parar todos estos términos: Este año no sé cuántas veces he ido a Santerón, acompañando a unos y a otros... –dice con complacencia. Toda la vida la ha pasado aquí, excepto una época de su juventud, en que estuvo trabajando en Losa del Obispo (Valencia).
            
Los primeros recuerdos del entrevistado, en relación con la Virgen de Santerón, se refieren al XXXI Septenario (1935), fue con sus padres y durmió entre los aparejos de las caballerías en El Portal de Vallanca. Su devoción santeronera parece la heredó de su madre, la señora Sabina Marín López, para quien la Virgen de Santerón era lo máximo... Prueba de ello es la sencillez y fortaleza de su fe: A mí me da igual que la imagen sea de madera o de plástico, sé que sólo es un símbolo y lo importante es lo que representa... Su continuada labor a favor de la Virgen le ha valido un reconocimiento público, así se lo manifestó, a él y al señor Alcalde de Algarra, el párroco de Vallanca –don Eduardo Rengel Albert-, en la homilía del día de la subida, en el último Septenario.

El señor Francisco Martínez Marín con un vecino de Vallanca (Valencia) en la plaza de España, esperando a la Virgen de Santerón, en el XLII Septenario (2012).

      
Los recuerdos que ha tenido la amabilidad de evocar el señor Francisco Martínez Marín constituyen para nosotros su personal vivencia de este singular fenómeno religioso, social y cultural que es la Virgen de Santerón: tanto en su vertiente anual de Pentecostés, durante la Pascua Granada, como en la del Septenario. Razón por la que le expresamos nuestra gratitud. El entrevistado ha tenido una vida larga y la posibilidad de hacer muchas cosas buenas por sus vecinos, por la Virgen y su ermita; de ahí que me atreva a decirle lo que le decía Isabel Zafrilla Sánchez: ¡Paco, la Virgencica te lo pagará...! Vale.





ADENDA:
El señor Francisco Martínez Marín (Algarra, 1927) falleció ayer domingo -día 25 de febrero de 2018-: su sepelio ha tenido lugar hoy lunes, a las 11:00 horas, en la iglesia parroquial de su querido pueblo, oficiado por un sacerdote de los de sotana. A la misa de funeral han asistido una treintena de personas, familiares, amigos y vecinos del difunto. Un amigo me avisó ayer de su fallecimiento, lo que me ha permitido asistir al entierro. La ceremonia ha sido un acto sencillo, una misa rezada en la que el oficiante ha tenido una palabras de cariño para el muerto y de consuelo y esperanza para los asistentes. Sus restos mortales han sido inhumados en el cementerio local -situado en el castillo-: un lugar próximo al templo, soleado y tranquilo. Algarra es uno de esos lugares en los que el sacerdote, revestido con capa pluvial negra y oro, acompaña la procesión del entierro hasta el camposanto. Antes del último responso, atendiendo a la antigua tradición visigoda, el clérigo asperge con agua bendita el féretro y el nicho donde ha de ser inhumado el muerto, para que el maligno no se apropie del lugar ni moleste en su tránsito el alma del interfecto. A Paco le hubiera gustado la ceremonia. Conociendo al difunto, un hombre por lo demás de carácter arisco, pero bueno y noble, según sus propios vecinos, lo que más echará en falta del mundo de los vivos será la sosegada vista de la Ermita de Santerón que tanto amaba. Descansa en paz, amigo, y como diría el clásico, sit tibi terra levis, que la tierra te sea leve... 



[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). La romería de la Virgen de Santerón, estudio historiográfico, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, p. 410.
[2] Archivo Histórico Nacional [AHN], FC-Causa General, 1062, Exp. 9, p. 14 y 17.
[3] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. ¿Tiene la celebración de la Virgen de Santerón su precedente en la Celtiberia?, en Desde el Rincón de Ademuz, del lunes 1 de octubre de 2012.

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