A propósito de la restauración de
las puertas de sus murallas.
“Conservo por Moya un amor sin límites,
una querencia inagotable, que se reactiva en cada nueva visita,
en cada nuevo paseo solitario por aquellas calles silenciosas”.
José Luis Muñoz Ramírez,
De la Real Academia Conquense de Artes y Letras.
Palabras previas.
Los
seres humanos somos animales querenciosos, en tanto tenemos propensión a
dejarnos llevar por cariños y pasiones, que no siempre sabemos explicar... Si tuviera que hacer una lista con mis lugares preferidos en el Rincón de Ademuz y
zonas del entorno comarcal de Cuenca y Teruel –me refiero a edificios, sitios o
paisajes- las ruinas de Moya ocuparían uno de los primeros puestos. Y ya digo,
no sabría explicar muy bien por qué, ya que ni siquiera soy del terreno, aunque
sí de un lugar próximo... Sólo sé que el solar moyano evoca en mi espíritu una
mezcla de sentimientos, emociones estéticas y apegos que me impresionaron en cierto momento, y ya no me los podría ni quisiera arrancar, aunque supiera.
No
recuerdo cuándo visité Moya por primera vez, tal vez fuera en la infancia o
quizá en la adolescencia, aunque desde entonces he estado muchas veces,
singularmente en los últimos años. Pero cada vez que voy descubro cosas nuevas,
detalles y perspectivas en las que antes no me había fijado. Al principio sólo
hacía que pasear por sus calles desiertas, dejándome llevar por la intuición,
observando los aspectos más llamativos de las ruinas, su desolación y
decaimiento, y también su sobriedad y discreta belleza. Pero poco a poco
aprendí a distinguir los principales edificios, además de la iglesia de Santa
María la Mayor y el Ayuntamiento: lo que fue un convento, un hospital o una
iglesia, el nombre de sus calles y las puertas, los distintos sectores
amurallados o las partes del castillo fortaleza de los primeros marqueses, la
antigua Albacara o el Torreón del Homenaje. Y conforme me instruía en los
nombres de los recintos, aprendía a diferenciar la época de su construcción:
hasta hoy, en que sin llegar a ser un erudito, me manejo en el lugar con cierta soltura.
El
objeto de la actual entrada es escribir acerca de las puertas y calles de Moya,
la antigua ciudad amurallada conquense y capital del marquesado de su nombre,
que comenzó en el medievo y terminó en la modernidad, con el simple propósito
de dar a conocer el lugar y contagiar mi entusiasmo a los que no lo conozcan. De hecho me sucede lo que a J. W. Goethe en su Viaje a Italia de 1786, cuando a la vista del espectáculo de la Naturaleza, en Torbole, exclama: ¡Cuánto desearía á los amigos á mi lado para que pudieran deleitarse en la vista de lo que tengo delante! -porque pienso que cuando uno descubre algo hermoso y digno de verse no debe guardárselo para sí mismo-.
No pretendo decir nada nuevo que no se haya dicho ya, pues historiadores y
arqueólogos tiene Moya y un excelente cronista y amigo –don Teodoro Sáez Fernández-
colaborador en diversos títulos, autor de una útil Guía práctica de Moya
(Valencia, 2011) y director de la revista "Moya". Mi intención es mostrar el arrobamiento y cariño que me
inspira el cerro y sus recintos, basándome en mi propia observación y en el
conocimiento teórico adquirido a partir los textos que se citan. ¡Ojalá llegue el día en
que tengamos una oficina fija de información en las mismas ruinas de Moya, que organice
recorridos guiados para ilustrar convenientemente al visitante!
Puertas de la antigua Moya (Cuenca), villa medieval y
moderna.
DENOMINACIÓN
|
UBICACIÓN
|
ORIENTACIÓN
|
CONSTRUCCIÓN
|
Puerta de Carros
|
Cuarto Recinto
|
Oriental
|
Siglo XIV
|
Puerta de la Albacara
|
Primer Recinto
|
Oriental
|
Siglo XII
|
Puerta de la Calzadilla
|
Segundo Recinto
|
Oriental
|
Siglo XIII
|
Puerta de la Villa
|
Tercer Recinto
|
Oriental
|
Siglo XVI
|
Puerta de los Ojos
|
Segundo Recinto
|
Occidental
|
Siglo XV
(reformada)
|
Puerta de San Diego
|
Segundo Recinto
|
Oriental
|
Siglo XIII
|
“Puerta Falsa”/
Puerta de San Francisco |
Segundo Recinto
|
Septentrional
|
Siglo XIV
|
Puerta de San Juan
|
Segundo Recinto
|
Oriental
|
Siglo XIII
|
Elaboración propia
(2012).
Del
acceso principal, puertas y calles de Moya.
Si vamos
en coche, el acceso principal y único para llegar a las ruinas de Moya desde la
carretera de Landete-Algarra, lo encontraremos siguiendo la carreterita que
sube al lugarcillo de El Arrabal. Al inicio de este camino asfaltado veremos a la izquierda una columna estriada que centra un recinto cuadrangular,
correspondiente al solar de la arruinada ermita de La Cruz o de la Santa Cruz.
Al llegar a la aldea continuaremos por la izquierda, dejando a la derecha el
caserío y seguiremos la serie de rampas que conducen a las ruinas. Pero si el
visitante llegara andando, lo más aconsejable sería atravesar la aldeita y
continuar por el camino de tierra, en busca de la Puerta de la Villa, que se
abre en el Tercer Recinto o muralla exterior, sobre el mismo poblado.
Ruinas de Moya (Cuenca), vista parcial del corro moyano, desde la ermita de la Santa Cruz, que se halla junto a la carretera comarcal de Landete-Algarra (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), crucero en forma de columna estriada que centra el solar de la ermita de la Santa Cruz, a la que falta la cruz (2012). |
Al
llegar al tercer tramo de rampa encontraremos una gran abertura en la muralla,
correspondiente a la Puerta de Carros –siglo XIV-, aludiendo a que por este
lugar accedían a la ciudad los vehículos de tracción animal. Se trata de una
puerta irreconocible, semejante a un boquete ampliado en el cerramiento más externo del
muro, al que le faltan las jambas y el arco que pudo tener en su día: aunque sí
queda un orificio en la cara interna del muro, correspondiente a la tranca o
palo que cerraba el portón. Dicha puerta, también conocida como "Puerta de la Aduana" no ha sufrido ninguna actuación reconstructiva.
El camino sigue en mediana pendiente, dejando en la ladera izquierda un amplio
perímetro despejado, denominado Cuarto Recinto, que queda inmediatamente por debajo de La Albacara de la Orden
de Santiago: espacio del castillo correspondiente al Primer Recinto -siglo
XIII-. Poco más adelante hallaremos otro tramo de muralla por el que discurre
la rampa que venimos siguiendo. A la derecha quedan los restos de un torreón
semicircular, mientras que por la izquierda se alza un trecho de muro rematado
por un torreón, que continúa hacia el norte, donde se alza otra torre similar:
la parte más alta corresponde a las barreras o “falsasbragas”, antemurales
perimetrales que al norte se hallan protegidos por el foso anterior excavado
en la roca. Dichas estructuras contenían las cámaras de tiro artillero, que servían para
defender a los encastillados, caso de un alzamiento antiseñorial.
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la Puerta de Carros, que se abre al Quinto Recinto, con detalle de la Puerta de la Albacara (arriba), abierta en el Primer Recinto (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), fragmento de la Puerta de Carros (izquierda), con detalle de la rampa de acceso al conjunto Histórico-Artístico (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), cubo semicircular entre las rampas de acceso al conjunto Histórico-Artístico, con detalle del caserío de El Arrabal, aldea de Moya, abajo (2012). |
Al
final de la rampa que venimos siguiendo hallaremos una gran cancela de madera
–entre los restos de un torreón (derecha) y la muralla del Segundo Recinto
(izquierda), donde se abre la Puerta de San Juan (s. XIII)-: la reja impide
el paso de coches y constituye propiamente el acceso principal a las ruinas de
Moya. Dejaremos el vehículo en la zona de aparcamiento y continuaremos andando.
Delante de la verja veremos un cartel que nos dice de Moya, Villa Medieval y
Moderna cuyo texto es necesario leer, pues informa someramente acerca de la
historia del conjunto Histórico-Artístico que pretendemos visitar.[1]
Nada más atravesar la verja nos encontraremos con una pequeña rampa a la izquierda, que permite el acceso a la mencionada Puerta de San Juan, que se abre en el Segundo Recinto o muralla interior de la villa. Dejaremos este lugar, pues para continuar ordenadamente la visita deberemos ir por la vía de tierra que se abre ante nosotros, denominada La Carrerilla y que como decía discurre entre la muralla del Segundo Recinto (izquierda) y la del Tercer Recinto (derecha), que constituye el cerramiento más externo de la villa amurallada. Dejaremos la descripción de la Puerta de San Juan para el final, pues será el punto de salida, una vez concluido nuestro recorrido por las calles y puertas de Moya.
Nada más atravesar la verja nos encontraremos con una pequeña rampa a la izquierda, que permite el acceso a la mencionada Puerta de San Juan, que se abre en el Segundo Recinto o muralla interior de la villa. Dejaremos este lugar, pues para continuar ordenadamente la visita deberemos ir por la vía de tierra que se abre ante nosotros, denominada La Carrerilla y que como decía discurre entre la muralla del Segundo Recinto (izquierda) y la del Tercer Recinto (derecha), que constituye el cerramiento más externo de la villa amurallada. Dejaremos la descripción de la Puerta de San Juan para el final, pues será el punto de salida, una vez concluido nuestro recorrido por las calles y puertas de Moya.
Junto
a los restos del muro de la derecha hay un cartel que nos dice de la
restauración de las ruinas, llevadas a cabo merced a un Programa del Servicio
Público de Empleo de Castilla-La Mancha mediante un Taller de Empleo “Villa de
Moya II”. Según deducimos, en una primera fase se llevó a cabo la restauración
de las puertas y Casa Ayuntamiento, mientras que en una segunda fase las
actuaciones se centraron en el Convento de las Concepcionistas, la Casa de las
Rejas, los Caminos Históricos y la Museización del Conjunto Histórico.
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de la verja de madera en el acceso al conjunto Histórico-Artístico, con la rampa de subida a la Puerta de San Juan, al fondo (2012). |
Para
hacerse una idea del ordenamiento urbanístico de la antigua ciudad hay que
saber que el altiplano del cerro posee forma alargada -semejante a una punta de
lanza, apuntando al sur- el cual se halla circundado por una muralla, que se
hace doble en el borde oriental del cerro, conformando lo que se conoce como
Segundo y Tercer recinto. El motivo de esta doble muralla en la vertiente de
levante se explica porque esta zona se halla más expuesta, mientras que la de
poniente posee la defensa natural de los cantiles cortados a pico sobre el
cerro. Asimismo, las murallas se hallan parceladas en distintos cerramientos o
recintos, cuya nomenclatura atiende a su situación y fecha de construcción:
-Primer Recinto (siglo XII) se ubica de
norte a sur, sobre la ladera de poniente, incluyendo el perímetro de la
Albacara del castillo; en dicho sector de muralla se abre la Puerta de los
Ojos, que permite el acceso a la villa desde el oeste y el muro occidental del
convento de la Concepción Franciscana (XVI-XVII).
-Segundo Recinto (siglo XIII) cierra
propiamente el caserío al levante, de forma que al subir por la Puerta de la
Villa nos encontramos de frente con él, pues lo forma un inmenso lienzo de
muralla que se extiende desde por encima de la Puerta de Carros (sur) hasta por
encima de La Coracha (norte); en dicho tramo se abren tres puertas –la de San
Juan y la de San Diego, que es la que propiamente nos permite acceder a la
villa y la de la Calzadilla, sita en el extremo septentrional-.
-Tercer Recinto (siglo XIV) lo forma el
tramo de muralla que va desde por debajo de la Puerta de Carros hasta la
iglesia de San Bartolomé (un cubo de esta muralla forma parte del crucero del
templo, lado de la epístola), cerrando el recinto al levante; en dicho tramo se
abre la Puerta de la Villa (XVI), y se extiende hasta el arranque del muro
meridional de La Coracha.
-Cuarto Recinto (siglo XIV) se halla en
la zona meridional, por debajo del castillo, abriéndose en él la Puerta de
Carros, también conocida como “Puerta de la Aduana”.
-Quinto Recinto (siglo XIV) se halla en
la ladera nordeste del cerro, corresponde a La Coracha e incluye el torreón de
San Roque y la torre del Agua.
Recintos
amurallados de la antigua Moya (Cuenca), villa medieval y moderna.
DENOMINACIÓN
|
UBICACIÓN
|
ORIENTACIÓN
|
CONSTRUCCIÓN
|
Primer Recinto
|
Ladera
sur-occidental
|
Norte-Sur
|
Siglo XII
|
Segundo Recinto
|
Ladera oriental (interna)
|
Norte-Sur
|
Siglo XIII
|
Tercer Recinto
|
Ladera oriental (externa)
|
Norte-Sur
|
Siglo XIV
|
Cuarto Recinto
|
Ladera sur-oriental
|
Meridional
|
Siglo XIV
|
Quinto Recinto
|
Ladera nor-oriental
|
Septentrional
|
Siglo XIV
|
Elaboración
propia (2012).
|
Desde el lugar de entrada nos
dirigiremos hacia el norte, siguiendo la mencionada pista de tierra conocida
como La Carrerilla, que como decía discurre entre la muralla del Segundo
Recinto (izquierda) y la del Tercer Recinto (derecha), hasta arribar a la Puerta
de la Villa, que se halla a la derecha, un centenar de metros más adelante.
Desde una óptica arquitectónica, dicha entrada es la más significativa, aunque
no la más importante en cuanto a la defensa. Paradójicamente, no permite el
acceso directo a la villa: dicho privilegio corresponde a la de San Diego que
se halla poco más adelante, en el Segundo Recinto, frente a la iglesia de San
Bartolomé.
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de la Puerta de la Villa, vista desde el rellano inferior, antes de su restauración [Tomada de la "Guía práctica de Moya" (Valencia, 2011), p. 56]. |
La Puerta de la Villa data del Quinientos y posee un sólido frontis
almenado, que en su fachada interior luce un arco rebajado con dinteles
abocardados, sobre el que hay labrada una hornacina. Para admirar la puerta en
todos sus detalles hay que descender hasta el pie de la muralla por unas escaleritas
de madera insertas en una estructura férrea. Veremos así que la entrada es
realmente acodada, esto es, con un doble acceso en pendiente para salvar el
desnivel. En el frontispicio del superior, sobre las dovelas que forman un arco
de medio punto, hay una piedra con una inscripción:
“Moya. Esta obra
mandó hacer el Lcdo.
Perea de Velasco
vecino de Toledo,
siendo corregidor de
este marquesado.
Año 1589”.
Según sabemos, el Corregidor era el
funcionario encargado de las finanzas reales, equivalente al “bayle” local en
Aragón. A ambos lados de la inscripción se hallan los escudos de armas de la
villa y en la parte superior el de los marqueses de Moya: Don Andrés de
Cabrera (1430-1511) y doña Beatriz
de Bobadilla (1440-1511), él mayordomo de
la Casa Real y ella Camarera de la Reina Isabel I de Castilla. Conviene bajar
hasta el acceso inferior para admirar su bellísima portada renacentista, cuya
arcada en medio punto se ha comparado a un arco de triunfo romano:
- <Estos modelos son difundidos desde los primeros años del S. XVI por los tratados italianos que llegan a las coronas de Aragón y Castilla. El primero escrito en castellano data de 1523 y es obra de Diego de Sagredo, y se le conoce como “Las Medidas del Romano”. Su portada impresa presenta un diseño que recuerda este acceso bajo>.[2]
Ruinas de Moya (Cuenca), vista del paisaje que circunda al levante el cerro moyano, con detalle de la Sierra de Javalambre al fondo, desde el arco superior de la Puerta de la Villa (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), frontis del arco superior de la Puerta de la Villa, con detalle de la inscripción, escudos de armas de la villa (laterales), y de los marqueses de Moya (arriba), con la muralla del Segundo Recinto al fondo (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), rampa y arco inferior de la Puerta de la Villa, enmarcando el caserío de Santo Domingo, aldea de Moya (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), arco del tramo inferior -renacentista- de la Puerta de la Villa, con detalle de la hornacina en lo alto y la ranura de la tranca en el lateral derecho (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista general de la Puerta de la Villa desde el rellano inferior, donde se hallaba el "rollo" o "Picota" donde se exponía a los reos al escarnio público (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista posterior del acodo de la Puerta de la Villa, con detalle de la iglesia de San Bartolomé, al fondo (2012). |
El arco de medio punto del tramo
inferior enmarca una singular vista de las ruinas de la iglesia de San
Bartolomé, de la que destaca la espadaña de tres ojos y el torreón fortificado
del crucero, lado de la epístola. Sobre el arco exterior hay una hornacina,
similar a la vista en la cara interna del acceso superior, presuntamente para
colocar una imagen. Durante toda la Edad Media las murallas de las ciudades
villas y lugares lucieron imágenes dispuestas sobre las puertas de entrada,
buscando así reforzar estos puntos más débiles de las fortificaciones con la
protección divina de santos y vírgenes. En Ademuz puede verse todavía un plafón
de ladrillos cerámicos sobre la cara interna del Portal de San Vicente,
asimismo en Castielfabib, sobre el arco de El Carrerón o "Puerta de la
Reja" en la iglesia-fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles: Santas cosas son los muros y
Puertas de las ciudades... -dicen las Partidas de Alfonso X el Sabio (1252-1284)-. La Puerta de la
Villa se abre en el Tercer Recinto de la fortificación, y permite el acceso
desde la aldea de El Arrabal: este camino debió ser el más utilizado por los
vecinos de Moya que subían y bajaban andando por esta parte, pues los vehículos
y caballerías debían utilizar ineludiblemente las rampas que conducen a la
Puerta de Carros o "de la Aduana". El hecho de su frecuentación
explica que en el rellano exterior estuviera el “tambor” –también llamado
“rollo” o “picota”- donde se amarraba a los convictos para su escarnio:
<En el cementerio de S. Miguel se encuentran cuatro cilindros de piedra –de unos 65 centímetros de diámetro- que, según algunos arqueólogos, pueden pertenecer a este “Rollo de Moya” donde se exponía a los malhechores a la vergüenza pública>.[3]
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la devastada iglesia de San Bartolomé, desde la Puerta de la Villa (2012). |
Dejamos la Puerta de la Villa y
continuamos por La Carrerilla hasta la siguiente puerta, que es la de San
Diego, la cual se abre poco más adelante, ésta en el Segundo Recinto, frente a
la entrada de la iglesia de San Bartolomé. La de San Diego posee en su fachada
un aspecto similar a la de San Juan y también la de la Calzadilla, las tres
están basadas en un arco de medio punto con dovelas al exterior. La mayor
diferencia entre estas puertas se halla al interior, mientras la de San Juan
posee un arco idéntico en ambas fachadas –con el intradós de mampostería-, la
de San Diego y de la Calzadilla lo tienen rebajado y guarnecido de cantería. El
acceso presenta una pequeña rampa con muretes bajos a los lados: desde fuera,
los dinteles y el arco enmarcan el testero de la iglesia de Santa María la
Mayor, que aparece al fondo. Atravesando el arco daremos a la calle del Horno,
que por la izquierda se dirige hasta el castillo y zona meridional del cerro,
mientras que por la derecha lo hace en dirección a la iglesia de San Miguel,
actual camposanto, situada al norte. De continuar por la calleja en dirección
oeste daríamos a la bajada de San Bartolomé, que conduce a la Plaza Mayor,
donde se hallan la iglesia de Santa María y el Ayuntamiento. En este ascenso,
dejaríamos a la diestra las calles paralelas de la Botica y de las Rejas,
mientras que a la siniestra quedarían la calle Madre de Dios Abajo, el templo
de Santa María y la calle Madre de Dios Arriba.
Como puede verse, el callejero
de Moya constituye un entramado de calles rectilíneas y paraleliformes que se
entrecruzan con otras transversales –Bajada de los Ojos (hacia poniente) y
Bajada de San Bartolomé (hacia levante)-, formando un emparrillado en retícula.
Las casas son estrechas y se hallan adosadas unas a otras, formando grandes
manzanas. El contraste del urbanismo moyano con el de Ademuz, Castielfabib o
Vallanca resulta evidente, pues mientras aquel se desarrolla en un altozano el
de las villas rinconademucenses lo hacen sobre una ladera; es decir, de forma
irregular y en pendiente, para adaptarse al terreno. Por lo demás, resulta
curioso observar como en Moya la vida comunitaria, civil y religiosa, se
desarrolla en torno a la Plaza Mayor, esto es, en el centro de la altiplanicie,
mientras que la zona norte –digamos El Altillo, la iglesia de San Miguel y La
Coracha o Quinto Recinto- queda relativamente vacía, al igual que la
meridional, ocupada en su totalidad por el castillo-fortaleza y el Cuarto
Recinto, abierto sobre la Puerta de Carros.
Ruinas de Moya (Cuenca), vista del arco de la Puerta de San Diego, antes de su restauración, con detalle de la iglesia de Santa María la Mayor, al fondo [Tomada de la "Guía práctica de Moya" (Valencia, 2011), p. 58]. |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la Puerta de San Diego -abierta en el Segundo Recinto-, con detalle de la rampa de acceso y del arco de medio punto (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), Puerta de San Diego, vista desde el interior, con detalle del arco rebajado y la iglesia de San Bartolomé, al fondo (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la espadaña de la iglesia de San Bartolomé, desde el arco externo de la Puerta de San Diego (2012). |
En nuestro
recorrido, en vez de ascender hasta la Plaza Mayor, nos dirigiremos por la calle del
Cortijo adelante, hasta la Puerta de la Calzadilla, dejando la devastada
iglesia de San Bartolomé a la derecha. En una fotografía datada a mediados de
los años veinte del pasado siglo puede verse una procesión con la imagen de la
Virgen de Tejeda sobre sus andas: dicha foto tiene como fondo la fachada
meridional de la iglesia de San Bartolomé, con la espadaña intacta y las
campanas bandeando. Lo más curioso, desde una óptica urbanística, es que frente
al templo puede observarse una vivienda de tres plantas –baja, piso alto y
cambra-, cuyo tejado llega casi a la altura del alero del templo, de forma que
la calle del Cortijo, formaba un estrecho callejón en ángulo, pues la calle se
tropezaba enseguida contra el saliente del crucero izquierdo de la iglesia, lo
que viene a decirnos que contra el Segundo Recinto, al menos en ese tramo,
había casas adosadas a la muralla: lo que se conoce como barrio de San Bartolomé. La del Cortijo es hoy una amplia avenida de
tierra, que discurre entre el Segundo Recinto (izquierda) y la barbacana del
Tercero (derecha). Si nos fijamos, observaremos que la vetusta muralla de la
izquierda descansa directamente sobre la roca del cerro... Desde la iglesia de
San Bartolomé el espectáculo que se ofrece a nuestra contemplación es
magnífico: al frente se extiende la planicie septentrional donde asienta la
aldea de Santo Domingo, con las estribaciones de los montes de Santerón y el
cerro Talayón al fondo, mientras que a la derecha el paisaje de tierras
gredosas asciende en graderío hasta la aldeita de Pedro Izquierdo, sita en la
base de un cerro pedregoso que corona la ermita de San Cristóbal; el horizonte lejano lo
cierra la sierra de Javalambre y sus estribaciones, que queda al noreste.
Ruinas de Moya (Cuenca), calle del Cortijo, que conduce a la Puerta de la Calzadilla, con detalle del crucero izquierdo de la iglesia de San Bartolomé (derecha), la muralla del Segundo Recinto (izquierda) y la aldea de Santo Domingo, al fondo (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), calle del Cortijo, sobrepasada la iglesia de San Bartolomé, con detalle del cubo septentrional de la muralla del Segundo Recinto, donde se abre la Puerta de la Calzadilla (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de la muralla del Segundo Recinto -siglo XIII-, apoyando directamente sobre la roca del cerro moyano (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista del caserío de El Arrabal, aldea de Moya sita el la ladera del conjunto Histórico-Artístico, vista desde el testero de la iglesia de San Bartolomé (2012). |
El camino que venimos siguiendo –calle
del Cortijo adelante- atraviesa la muralla del Segundo Recinto por la Puerta de
la Calzadilla... Pero antes de entrar merece la pena detenerse un momento en el
mirador que hay a la derecha, una somera explanada protegida por una baranda de
madera desde donde admirar La Coracha: se trata de una doble muralla en forma
de embudo con un torreón en la parte media de la ladera, llamado de San Roque,
que servía al doble propósito de proteger la fuente que abastecía el lugar, a
la vez que una aduana, donde pechaban los productos que venían de Aragón.[4]
Ruinas de Moya (Cuenca), de la torreón de San Roque en La Coracha, con detalle de la población de Santo Domingo, al fondo izquierda (2012). |
Dejamos el mirador de La Coracha y nos
encaminamos hacia la Puerta de la Calzadilla, que se halla en el extremo
septentrional de la muralla, terminado éste en un torreón semicircular. La
puerta posee las mismas características que hemos visto en la Puerta de San
Diego, un arco de medio punto basado en dovelas de piedra caliza al exterior,
que se hace rebajado al interior, ocupando su intradós todo el grosor de la
muralla. En la parte superior interna del arco pueden verse los orificios para
los goznes del portón, y el lugar donde se acoplaba la tranca del cerramiento,
sito en las caras laterales del jambaje, todo él revestido de piedra.
Ruinas de Moya (Cuenca), arco externo de la Puerta de la Calzadilla, antes de su restauración [Tomada de la "Guía práctica de Moya" (Valencia, 2011), p. 58]. |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la Puerta de la Calzadilla, abierta en el Segundo Recinto -siglo XIII-, con detalle del arco de entrada y del torreón, que cierra la muralla al septentrión (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle del arco y torreón extremo de la Puerta de la Calzadilla (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de la aldea de Santo Domingo, desde el Mirador de La Coracha, con detalle del torreón que cierra la muralla en este punto (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle del arco externo de la Puerta de la Calzadilla (2012). |
Atravesando la Puerta de la Calzadilla
veremos que el camino asciende hacia la villa por la calle del Hornillo,
haciendo una amplia curva a la izquierda, circundando así una eminencia térrea
conocida como El Altillo... Pero antes de seguir debemos dirigirnos hacia la
derecha, descendiendo hasta un somero rellano que hay en esta parte del camino.
Desde el borde de la muralla observaremos otra estupenda vista de Santo
Domingo, que aparece al frente, con el curso del río Algarra atravesando los
cultivos de la vega. Desde el borde de la muralla septentrional donde nos
hallamos, observaremos que a nuestros pies aparece un recinto cerrado por un
lienzo de muralla en posición inferior, abierto en su parte media: se trata de
la Puerta de San Francisco, que permite la entrada por esta parte de la
fortificación, siendo el lugar por donde tradicionalmente entraban los frailes cuando venían del
vecino convento franciscano, que se halla al poniente del cerro, justo al otro
lado del río Ojos. La Puerta de San Francisco -también conocida como "Puerta Falsa"- ha
perdido su antiguo jambaje, hasta el punto de verse como una simple brecha en
el muro; sin embargo poseyó un quicio de piedra labrada, incluyendo un
escudo sin inscripción sobre el arco, también desaparecido.[5] Respecto de esta puerta cabe hacer una puntualización, habida cuenta que se halla en el Tercer Recinto se la considera abierta en el siglo XIV. El nombre de Puerta de San Francisco, sin embargo, debió ser muy posterior, en relación con la fundación de este claustro, que es obra de finales del siglo XVI (1587).
Para llegar al punto donde se hallaba la Puerta de San Francisco hay que desandar el camino, salir por la Puerta de la Calzadilla y torcer hacia la izquierda, bordear la base del torreón extremo y descender un trecho por la ladera. La puerta se halla en el centro de un tramo inferior de muralla, atravesada la cual se halla uno en un recinto cerrado, cuyo único punto de salida está por donde hemos bajado, pues el tramo derecho es muy escarpado y al frente se halla la mencionada muralla interior.
Para llegar al punto donde se hallaba la Puerta de San Francisco hay que desandar el camino, salir por la Puerta de la Calzadilla y torcer hacia la izquierda, bordear la base del torreón extremo y descender un trecho por la ladera. La puerta se halla en el centro de un tramo inferior de muralla, atravesada la cual se halla uno en un recinto cerrado, cuyo único punto de salida está por donde hemos bajado, pues el tramo derecho es muy escarpado y al frente se halla la mencionada muralla interior.
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de la Puerta de San Francisco o "Puerta Falsa", con Santo Domingo al fondo [Tomada de la "Guía práctica de Moya" (Valencia, 2011), p. 58]. |
Ruinas de Moya (Cuenca), vista de Santo Domingo, desde la Puerta de San Francisco, también conocida como "Puerta Falsa", que no ha sido restaurada (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de la Puerta de San Francisco o "Puerta Falsa", con el Convento de San Francisco al fondo (2012). |
Ruinas de Moya (Cuenca), detalle de la Puerta de San Francisco o "Puerta Falsa", desde el exterior de la muralla (2012). |
Saliendo por esta “Puerta Falsa” y
descendiendo unas docenas de pasos veremos que hubo una calzada empedrada, cuyo
piso todavía conserva partes de su enmorrillado. Regresamos al punto de
partida, atravesando el quicio de la antigua puerta y prosiguiendo por la
izquierda, circundando el torreón del Segundo Recinto y volviendo a entrar en
la villa por la Puerta de la Calzadilla. Desde este punto continuaremos la
visita en busca de la siguiente puerta, llamada de los Ojos.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).
[1] SÁNCHEZ
GARZÓN, Alfredo. Visita guiada a las ruinas de Moya (Cuenca) [I y II], en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 18 de octubre de 2012.
[2] Ibídem.
[3] SÁEZ
FERNÁNDEZ, Teodoro. Guía práctica de Moya (Cuenca), Edita Asociación
Amigos de Moya, Valencia, 2011, p. 59.
[4] SÁNCHEZ
GARZÓN, Alfredo. La Coracha de Moya (Cuenca), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 20 de octubre de 2012.
[5] SÁEZ
FERNÁNDEZ (2011), p. 49 y 59.
Gran trabajo amigo Alfredo y muy documentado.Las imágenes son preciosas. Gracias por difundir aspectos de nuestras tierras moyanas y del Rincón de Ademuz,zonas limítrofes que han compartido historia a lo largo de los siglos y siguen compartiendo muchos aspectos.Ya le pasé a nuestro amigo Teodoro Saéz el enlace de este nuevo artículo tuyo.Enhorabuena y que no nso falten ganas paras seguir difundiendo la historia de nuestras tierras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mariano López Marín