A propósito de la última
publicación del autor conquense.
“[...], si los pueblos serranos del
marquesado de Moya
hubieran sido escuchados alguna vez
y los interesados actualmente por la historia
nos pusiéramos de acuerdo,
no pesaría sobre ellos el desconocimiento
absurdo en el que se ven inmersos”.
Palabras previas.
Hace
años que conozco al señor Hinarejos –me refiero a don Niceto Hinarejos Ruiz
(Alcalá de la Vega, 1933)-, persona entrañable, amigo de hacer favores a todos
los que se acercan al él con respeto y buena voluntad, hombre sabio y generoso,
latinista y paleógrafo.
Le
conocí a través del Ayuntamiento de Castielfabib (Valencia), por cierto documento relativo
a la aldea de Arroyo Cerezo que había trascrito y traducido, y que fue de mi interés. En la
secretaría me proporcionaron su teléfono y dirección. Así fue como me puse el
contacto con él, solicitándole la traducción de ciertos documentos latinos del
Archivo Secreto Vaticano relativos a la diócesis de Segorbe que me interesaban,
para cierto trabajo de investigación y divulgación que estaba realizando. Me
contestó que no tenía problema en ayudarme en su traducción y una mañana -algún
tiempo después- se presentó en mi casa de Torrebaja (Valencia) con un amigo o familiar.
Quería conocerme y me traía todos los legajos traducidos. Aquel mismo día
subimos a Castielfabib, recorrimos la villa y subimos a su afamado castillo
para admirar el panorama. Prueba de ello es una fotografía que nos hicimos en
la plaza, junto a la fuente, teniendo como fondo la torre de la fabulosa
iglesia-fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles.[1]
Desde
entonces hemos venido tratándonos en la distancia y en el cómputo de nuestra
amistad he salido yo más beneficiado que él; no hay más que ver la cantidad de
veces que su nombre aparece en la serie de publicaciones que he realizado en
los últimos años, donde figura como transcriptor y traductor de documentos
antiguos. No soy historiador –ni lo pretendo-, pero, con mayor o menor acierto,
he colaborado apasionadamente en la divulgación de nuestra historia local, y
eso se lo debo a él –y también al señor Joan Pitarque Ferré,
investigador y estudioso catalán vinculado a Boniches (Cuenca), y a don Ángel
Solaz Villanueva, canónigo de la Iglesia Catedral de Teruel-.[2]
No podía por menos que nombrarlos, sería signo de descortesía y mala crianza no
hacerlo; pues, además de ser depositarios de mi simpatía, a todos ellos tengo mucho que agradecer...
Portada de "Buscando el Castillo de Serreilla" (Madrid, 2012), último libro de Niceto Hinarejos Ruiz (Alacalá de la Vega, 1933). |
El
nombre de don Niceto se halla vinculado para siempre a la historiografía local,
pues es el autor de varios libros que dicen de la historia de Cuenca y
Marquesado de Moya, zona que toca al Rincón de Ademuz. En algunos de estos
libros figura como colaborador: Moya, su historia, sus hombres, sus
tradiciones (Valencia, 2001), Moya (Cuenca), tierras de frontera
(1269-1375), Historia y documentos a la luz del Archivo de la Corona de Aragón
(2007); mientras que de otros es el autor: Alcalá de la Vega: un pueblo
perdido y hallado (Madrid, 1998) y El castillo de Serreilla (Madrid,
2004).[3]
La
última vez que hablé con don Niceto fue este verano pasado –2012-; nos
encontramos en la iglesia de Santa María la Mayor de Moya (Cuenca), durante una
conferencia que precisamente trataba de Serreilla, el castillo perdido, charla a la
que me habían invitado; pero apenas tuvimos tiempo de conversar un momento.
Contraportada de "Buscando el Castillo de Serreilla" (Madrid, 2012), último libro de Niceto Hinarejos Ruiz (Alacalá de la Vega, 1933). |
Reseña
de una obra histórica.
Tenía noticia de la publicación por el comentario de algún “amigo” del facebook, y del
propio autor -que en la red social figura como “Castillo de Quelasa”-. Sin
embargo, hace un par de días me llegó un paquete por correo postal con el
remitente “Niceto Hinarejos Ruiz”, conteniendo su último libro: Buscando el Castillo de Serreilla (Madrid, 2013), con una sencilla dedicatoria manuscrita
en el interior: A D. Alfredo Sánchez G., con afecto/ 11/02/2013.
Don Niceto es hombre detallista
y agradecido, sabe reconocer la amistad donde se halla; al menos yo me tengo
por amigo suyo, aunque bien pudiera ser mi padre, pues este año entra a formar
parte del club de los octogenarios. Que un hombre de su edad publique un libro
de tamaña enjundia es estupendo, quiero decir admirable, sorprendente, pasmoso,
envidiable..., pues denota su ilusión, empeño y claridad mental. Se trata de un
libro de investigación e interpretación história, en cuya portada puede verse
un torreón y otros restos del castillo de Alcalá de la Vega, nombrado
-Al-S.zal.h- en árabe: que en español suena Al-Qala o Quelasa.
Bien encuadernado en tapa blanda –17x24 cm-, ilustrado con fotos en blanco y
negro, y color, 168 páginas, cuya edición se imprimió en Madrid en 2012, “en el
800 aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa” (1212-2012), lo que no
deja de ser significativo.
No obstante su formación
intelectual, don Niceto es un hombre procedente del mundo rural, de apariencia
sencilla y digna, pues se crió en Alcalá de la Vega, población conquense de la
Serranía Baja. Y ello se nota, singularmente en la dedicatoria del libro:
- <A todos los que ya se fueron y a los pocos que quedan que no pudieron hacer otra cosa, todos los días y durante siglos, que, agarrados a la esteva, guiar el arado por los “rochos” de las empinadas cuestas de nuestros montes tras dos mulos uncidos, usar la hoz y la zoqueta durante la siega espatarrados sobre el abultado surco de besana que aguantaba la mies, soportar sobre el trillo y la parva las calimas del mes de agosto, aguantar el picor del tábano al aventar contra el solano y cargar costales de trigo hasta el molino. Y sólo, para poder comer pan cada día...>.
La dedicatoria constituye un
acto de íntimo ofrecimiento a la gente del mundo agrario de estos pueblos de la
serranía, a los trabajos y sudores de los que nos precedieron en este paisaje,
tan querido y odiado a la vez –odiado por lo trabajoso que en otro tiempo
resultó arrancarle el sustento-; tan nuestro... El Prólogo es de lujo, escrito
por Miguel Romero Saiz, Académico Correspondiente de la Real Academia de
la Historia, comienza con una sentencia de Séneca: El hombre más poderoso es
el que es dueño de sí mismo... No hay duda que el prologuista se ha leído
el libro y que conoce no sólo su contenido, sino la íntima lucha del autor -un
latinista metido a historiador- por defender contra viento y marea su tesis
acerca de la ubicación de la antigua Serreilla de las crónicas bajo medievales de conquista.
El texto del prefacio no tiene desperdicio, se introduce en las motivaciones
del autor para escribir su obra y nos acaba descubriendo al propio autor, con
sus características personales de “sencillez y honestidad” a la hora de
plantear su hipótesis. De paso destaca la capacidad de trabajo del ponente y su
conocimiento de las herramientas metódicas e instrumentales que le permiten
bucear en los vetustos pergaminos gótico-latinos, donde moran los signos
indescifrables de la historia y sus caminos, vías que muchas veces son
vericuetos tortuosos que no siempre llevan a alguna parte. El prologuista acaba
alabando el trabajo del escritor, afirmándole en su justificado orgullo,
advirtiéndole que “en la vida no hay soluciones (definitivas), sino fuerzas en
marcha”. Potencias que por otra parte no vienen dadas, sino que hay que crear
cual avenidas o sendas, para facilitar que las soluciones puedan llegar. Este y no otro
ha sido el gran mérito de don Niceto, allanar la ruta para que las verdades de
la Historia lleguen. No sólo su verdad, sino la de la Historia...
Niceto Hinarejos Ruiz (izquierda), con el autor del artículo en Castielfabib (Valencia), 2001. |
Viene después un Preámbulo,
donde el autor esboza las líneas maestras del contenido de los capítulos
siguientes... La causa del oscurecimiento de las antiguas poblaciones que
formaron el marquesado de Moya, poblaciones que ya eran viejas cuando se fundó
Moya, se halla en la propia Moya, que “surgió artificial, tardía y poco
espontáneamente por mandato real...”. Don Niceto nos ofrece su “verdad sobre
una parte de estas tierras de Moya, convencido de que es la verdad. Verdad a la
que solamente se llega estudiando todos los documentos y testimonios escritos
medievales, conectados con otros datos locales muy particulares y relevantes,
que fueron desconocidos o pasaron desapercibidos”.
El propósito del libro de don
Niceto es demostrar la ubicación de Serreilla y su castillo, comenzando por
afirmar una hipótesis general: “Serreilla fue hasta que apareció Moya, a la que cedió
su jurisdicción y su hegemonía, estuvo en lo que fueron sus tierras y se olvidó
porque Moya, transmisora de noticias, no llegó a conocerla”. A partir de aquí
comienza propiamente el libro, el cual constituye un esfuerzo ingente del autor por
demostrarlo, apoyándose en documentos medievales, en su conocimiento de la
zona, además de en la intuición y deducción inherentes al proceso investigador. Lícitamente,
sin embargo, uno puede preguntarse, ¿qué sentido tiene averiguar la ubicación
de un oscuro castillejo, perdido entre las piedras y el polvo de la historia, cuyo nombre
aparece en los primeros documentos de conquista, junto al de Ademuz,
Castielfabib y El Cuervo? ¿Si los anteriores topónimos persisten, por qué
desapareció el de Serreilla? Y de averiguarlo, ¿qué más da que estuviera aquí o
allá, en Alcalá de la Vega, en La Orchova de Santa Cruz o en cualquier otro
lugar próximo? Aparentemente, la búsqueda puede parecer intrascendente, una
monumental pérdida de tiempo. Pero no para el investigador, pues su averiguación
puede explicar cómo sucedieron realmente los hechos tras la conquista cristiana
de la zona. Pero hay más,
pues a esta altura de la polémica, el castillo de Serreilla se
constituye en el símbolo de lo oculto de la Historia que hay que
descifrar... En todo caso, la pesquisa historiográfica constituye por sí misma
una preciosa lección de historia, pues para justificar la búsqueda hay que
remover legajos, traducir documentos, revisar bibliografías y recomponer el rompecabezas
del pasado. Un juego difícil y arriesgado –en todo caso un órdago al alcance de pocos-, a
la vez que profundamente satisfactorio desde una óptica personal e intelectual.
Caserío de la antigua villa de Ademuz (Valencia), desde el "Pico Castro" (2007). |
Vista de la iglesia-fortaleza de Castielfabib (Valencia) y el castillo, desde "El Torrejón" (2007). |
Tras el Preámbulo
se hallan los dos capítulos centrales del libro:
I Puzzle de la Historia.
1.
Obispados
visigodos.
2.
Obispado
de Albarracín.
3.
Obispado
de Cuenca.
4.
Cañete.
5.
Circunstancias
históricas.
6.
El
río Cabriel: frontera de Castilla.
7.
Ej
juicio eclesiástico de Burgos.
8.
Burgos,
Domingo de la Santísima Trinidad, 1 de Junio de 1220, se nombra una comisión.
9.
El
arzobispo da en feudo a Gil Garcés Serreilla, Santa Cruz y Mira.
10.
El
obispo de Albarracín recibe el encargo del Papa Gregorio IX de poner fin al
conflicto.
II Buscando el Castillo de
Serreilla.
1.
Localización.
2.
El
castillo de Al-S.Ral.h y el castillo de Al-S.zal.h=Serreilla.
3.
Serreilla,
limítrofe con Ademuz, en tierras de nadie.
4.
Las
prerrogativas de Daroca aplicadas a este castillo.
5.
Propiedades
que un día formaron la herencia templaria en parte usurpada por el marqués de
Cañete al Común de Alcalá de la Vega en 1522.
6.
Otras
tierras y propiedades que siguieron en manos del Común hasta la
Desamortización.
7.
El
Diezmo de todas las tierras, heredad de Santa María, popularmente, Bienes del
Mayorazgo.
1.- Celedonio
Montero.
2- Antonio
Zafrilla, natural de Algarra.
3.- Aquilino
Jiménez, natural de Algarra.
4.- Memoria del
Padre Monje.
5.- Ramón Férriz,
a la sazón alcalde.
6.- Juan Bautista
y Tomás Sáiz Zafrilla de Tejadillos.
7.- Mariano
Férriz.
En
el Epílogo, se hace mención de la Desamortización de Mendizábal y sus
efectos desestabilizadores en la economía local, nombrando a algunos pueblos del
Rincón de Ademuz, como Ademuz, Castielfabib y Vallanca, y explicando el origen
de los llamados Mayorazgos.
El
libro concluye con una serie de Documentos al Caso, rica colección de registros
–25- de distinta procedencia, transcriptos y traducidos por el autor.
El
desarrollo de los capítulos centrales es denso y complejo, basado en el estudio
documental y la deducción histórica, apoyado en planos, cuadros y gráficos,
aunque fácil de leer y asimilar si se hace con detenimiento e interés.
Obviamente, hay que estimar este tipo de literatura y la materia objeto de
estudio, además de tener unos conocimientos historiográficos mínimos para
adentrarse en los vericuetos de la saga que se expone.
Ermita de Nuestra Señora del Remedio, en Alcalá de la Vega (Cuenca) -de la que destaca su cúpula octogonal-, vista de la fachada noroccidental (2007). |
La
edición se ha hecho en rústica y con tapa blanda, pero está bastante cuidada,
lo que hace al ejemplar agradable al tacto y muy manejable. La narración
utiliza una prosa ágil, natural y bien puntuada –en ocasiones de regusto épico,
muy agradable-, adornada al inicio de cada capítulo por una letra capital y con
las palabras que el autor considera esenciales remarcadas en negrita. Los
números de páginas están en la parte inferior de cada página, centrados,
luciendo un dibujo de fondo en cada capítulo. Asimismo, las notas al pie de
página son abundantes, con citas documentales y bibliográficas frecuentes.
Dos fallos –leves- le encuentro a la edición: uno, que no posea una semblanza biográfica del autor,
fotografía incluida, pues el lector desea conocer datos del escritor, además de
su fisonomía, mirarle a los ojos; y dos, que el contenido e Índice se hallen al
final del libro, cuando su manejabilidad exige que estén al comienzo. Pero
esto es un detalle sin importancia –en todo caso, cuestión de agrado-; aunque
contraste con el esmero que se ha concebido la publicación. Muy de mi gusto es, sin
embargo, el detalle final ya mencionado, conforme la tirada se ha compuesto “En
memoria del 800 Aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa” (1212-2012),
un momento crucial en el devenir histórico de España –lo dice Julián Marías en "España inteligible. Razón histórica de las Españas" (1967)-:
- <Es el primer acto importante en que la profunda unidad de los reinos españoles se manifiesta más allá de los nombres o del reconocimiento de la primacía de los reyes de León o de Castilla, representantes de la tradición gótica y de la pretensión recuperadora de la España perdida>.[4]
Detalle del acceso a la ermita de Nuestra Señora del Remedio, en Alcalá de la Vega (Cuenca), abierto en la fachada suroriental (2007). |
Ermita de Nuestra Señora del Remedio, en Alcalá de la Vega (Cuenca), vista de la fachada suroriental, con los restos del castillo detrás (2007). |
Palabras finales.
Don Niceto no es un historiador
al uso, de los que enseñan un título de licenciatura para demostrarlo; don
Niceto es historiador porque ama la Historia, la ha estudiado en su materia
primera y la entiende como algo vivo, hasta el punto de intentar desentrañarla en
sus secretos con atrevimiento, sabiduría y método, sin más afán que darla a
conocer a los demás. En cualquier caso, entiende la Historia como un camino que
nace en el pasado y se dirige hacia el futuro, iluminando el presente a su
paso. Camino no siempre recto, con vericuetos, sin atajos y que también puede torcerse...
Desconocemos lo que el futuro tiene
reservado a nuestro autor –y a nosotros mismos-; pero, a tenor de lo que conocemos,
esta última obra suya debe considerarse como su testamento historiográfico, su
gran legado al conocimiento de la Historia local, de una y otra parte de esta zona
fronteriza, donde confluyeron los reinos medievales de Aragón, Castilla y
Valencia.
Ciertamente, “Nadie tiene la obligación
de creer en el futuro de la historia ni en el futuro de la sociedad” –lo decía el
académico de la Historia Romero Saiz en su prólogo-; pues siempre cabe
la posibilidad que la “historia vuelva a caer en la teología –es decir, en el estudio,
no de los logros humanos, sino del designio divino-, o en la literatura –es decir,
en la narración de cuentos o en leyendas sin propósito ni significado”. Entre tanto
llega ese futuro –esperemos no llegue nunca-, debemos creer en la Historia, en
que ésta tiene su utilidad y sentido, aunque sólo fuera para saber de donde
provenimos y explicar los sucesos que propiciaron nuestra situación actual
sobre este paisaje, sus causas y consecuencias.
En suma: sólo nos resta felicitar al
señor Niceto Hinarejos Ruiz por su espléndida obra, cuyo contenido nos ayuda
a progresar en el sendero del conocimiento, a la par que colabora a alumbrar la
vaguedad del momento histórico. Porque progresar no es acumular, sino ir hacia
delante... Enhorabuena que le hacemos llegar también por su octogésimo aniversario,
pues –para admiración de muchos- ha tenido una jubilación fecunda y provechosa.
Vale.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).
[1] SÁNCHEZ
GARZÓN, Alfredo. Niceto Hinarejos Ruiz, paleógrafo y latinista, en: Del
paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, pp. 436-441.
[2] ID. De Ademuz y Castielfabib a la Navas de Tolosa, del lunes 16 de julio de 2012.
[3] Ibídem.
[4] MARÍAS,
Julián. España
inteligible. Razón histórica de las Españas, Edita Círculo de Lectores,
con licencia de Alianza Editorial, S.A., Barcelona, 1996, p. 136.
6 comentarios:
Gracias Alfredo por compartir conmigo este interesantísimo trabajo de nuestro común amigo NICETO HINAREJOS RUIZ. No tengo el libro todavía pero espero tenerlo pronto. Darte mi enhorabuena por el artículo y pos supuesto a Niceto por este nuevo libro importantísimo para la historiografía de las Tierras de Moya.Es un lujo tener historiadores de la talla de Niceto Hinarejos Ruiz tan entregados a su tierra y a sus gentes.
Un abrazo.
Mariano
Hola, amigo Mariano: gracias por tu comentario, siempre tan sincero y ajustado... Es un verdadero lujo contar con un personaje como don Niceto, su saber histórico es apabullante, singularmente en el plano documental: su conocimiento del latín y saber paleográfico ha sido fundamental en este proceso... Será difícil que aparezca otro como él, pero no hay que desesperar: él lo sabe y por eso ha sembrado su conocimiento para que otros recojan el fruto y se vean estimulados a seguir su camino. Equivocado o acertado en su hipótesis, el tiempo lo dirá, lo que no podemos negar es su dominio del conocimiento historiográfico y su saber... Don Niceto vendrá seguramente en primavera, le pediré un ejemplar dedicado para tí. Un abrazo y gracias.
Leo con asombro estos elogios sobre una persona de la catadura moral del Sr hinarejos. Sus teorías sobre Alcalá de la Vega han sido desmontadas por estudiosos de la historia .el mismo ha cerrado su Facebook por las mentiras reiteradas que ha vertido sobre echos históricos y contemporaneos . Que una persona de la talla del Sr. Romero realizará el prólogo no le le confiere veracidad a todo su trabajo, porque conocida es la generosidad con la que el Sr Romero trata a todos los autores que se lo solicitan especialmente a los de los pueblos cercanos al suyo. De haberse conocido con anterioridad sus falsedades probablemente hoy no tendría ni publicado su libro.Afortunadamente son muchas las personas que han desmontado sus hazañas y el se ha apresurado a desaparecer hasta de las redes sociales. Tal vez le queda algo de vergüenza.
No es de Régulo sino de Almonacid
https://lalibreriadecuenca.blogspot.com/2019/07/buscando-el-castillo-de-serreilla.html
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