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jueves, 8 de mayo de 2014

DESDE EL MIRADOR DE SAN ROQUE EN VALLANCA (y II).

Reflexiones de un lugareño, 
a propósito del paisaje, la historia y el paisanaje.



Respecto a la fecha de erección de la Ermita de San Roque, quisiera destacar un dato curioso, cuando dice que “la horca se fijó en un cerro cercano a la población”. El texto no lo especifica, pero pensamos que pudo ser en el mismo que hoy se alza el ermitorio, pues resulta un lugar propicio. Sin embargo, de haber sido éste el lugar donde se levantó la horca, hubiera mencionado la ermita. Ello significaría que el cadalso no se puso allí, o que a la fecha el edificio  no se había construido todavía. Nos inclinamos a pensar que la segunda posibilidad es la más probable, esto es, en diciembre de 1695 la Ermita de San Roque todavía no se había erigido. Ello hace que nos preguntemos si hubo un ermitorio anterior sobre el solar del actual, correspondiente a una de las dos ermitas que menciona el obispo de Segorbe en su relación de 1656. Lo cierto es que no lo sabemos, de ahí que sigamos preguntándonos, ¿a qué ermitas se refiere el prelado cuando dice que había dos en Vallanca? Resulta razonable pensar que una fuera la mencionada de San Antonio en Negrón; pero de no haber habido antes ninguna sobre el cerro, ¿cuál era la otra, dónde estaba...? También cabe la posibilidad que el texto de la Relación ad limina estuviera equivocado en el número de ermitas, y que en el término de Vallanca sólo hubiera habido una ermita entonces (la mencionada de Negrón). Porque la de San Juan de la Viguilla ya censaba en la parroquia de San Pedro y San Pablo de Ademuz.[1]

Detalle del panel del "Mirador de San Roque" en Vallanca (Valencia), con el camino y Cuestas de Moya al fondo (2014).

Dejamos la ermita y nos dirigimos al panel ilustrado que hay sobre un pilón o ara de piedra, cuyo texto alude propiamente al “Mirador de San Roque”. En la parte alta del cuadro hay una amplísima panorámica, correspondiente a la que podemos ver al natural y que se extiende de izquierda a derecha, esto es, desde la sierra de Tortajada (este) hasta la de Santerón (oeste), teniendo al frente el Pinar Llano (sur). De esta forma, en la parte izquierda y más próxima de la vista se halla el caserío de Vallanca, descorriéndose por la ladera del cerro hacia la vega del Bohílgues, y por encima las pendientes de La Solana. La vista se amplía hacia levante, mostrándonos las elevadas cumbres de las estribaciones de Javalambre y sierra de Tortajada. Al frente se halla la extensa planicie del Pinar Llano, hendido por el camino y Cuestas de Moya, sitas frente al mirador. La vista nos lleva hacia la derecha, donde se halla el Prado Vega, allí comienza el camino que lleva a la Ermita de Santerón (Algarra), y los barrancos que conforman las laderas orientales de la sierra santerona, cuyas cimas cierran el horizonte al poniente. La panorámica continua en un plano más próximo, por El Tamaral y el barranco de Vallonguillo, sigue por el puntal del tío Mono para llegar al Nogueral, una hondonada que se abre prácticamente a nuestros pies y avanza hacia el noroeste, por cuya margen izquierda discurre el antiguo camino que llevaba a Arroyo Cerezo y a la ya desaparecida Casa del Mojón -donde gobernaba la posadera, señora Conrada-, en dirección a Salvacañete (Cuenca).

Vista de la Vega del Boilgues, desde el "Mirador de San Roque" en Vallanca (Valencia), con detalle del caserío en La Solana (izquierda) y La Umbría (derecha), 2014.


Además de la fotografía panorámica, el panel contiene varios epígrafes, cuyo texto ilustra acerca de varios aspectos del municipio. Respecto del PUEBLO dice:
  • [...] está situado en la solana de un cerro a 973 m de altitud sobre el nivel del mar, en la margen izquierda del río Bohílgues./ Gran parte de las edificaciones se asientan sobre un resalte de roca tobácea, que se dispone a modo de balcón sobre el estrecho excavado por el río. En esta formación geológica podemos visitar la Cueva del Hocino, gran oquedad natural abierta en la piedra tosca.// Alrededor de la plaza se organiza el núcleo urbano, donde encontramos la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles y el Ayuntamiento. Ladera arriba se extiende el barrio de La Solana y hacia el río, en la zona más baja se dispone el Barrio de Abajo. Asimismo podemos distinguir el Barrio Nuevo y el de Los Caños, ambos en la zona más septentrional.// Bien merece la pena darse una paseo por sus calles y admirar algunas de las casonas con balconadas de madera: La Casa Diezmera, La Casa Pósito, La Casa del Cura, el mirador del Castillo o los antiguos molinos harineros.// Su término municipal es de 56,6 km2, donde podemos disfrutar de diversidad de paisajes como roquedos o riscas, verdes valles, angostos barrancos, hontanares y montes.// Situado al sur de Vallanca encontramos la población de Negrón, única aldea de esta villa, que se encuentra situada a las faldas de la Sierra de Santerón a 1.080 metros sobre el nivel del mar.// Vallanca, después de un ascendente proceso económico y demográfico alcanzó su emancipación en 1695, cuando fue nombrada Villa Real por Carlos II, constituyéndose en la tercera población de la comarca que ostentaba dicho título.

Aunque somero, el texto resulta ilustrativo, pero daría para un amplio comentario... Sirva como ejemplo decir que la grafía del río de Vallanca ha sufrido alteraciones con el tiempo. El geógrafo Bernardo de Espinalt y García (1783) escribe el nombre del río como “Boylguez”,[2] mientras que el botánico Cavanilles (1797) lo nombra como “Boilgues”.[3] En este mismo siglo, en la Relaciones hechas a ruego de don Tomás López, publicadas, anotadas y comentadas por Castañeda Alcover (1921), se nombra al río como “”Boylgas”.[4] A mediados del siglo XIX (1849), Madoz escribe “Builgues”,[5] mientras que el geógrafo Rodrigo Alfonso (1998), no nombra como lo hiciera Cavanilles, esto es, “Boilgues”.[6]

Respecto a la denominada “Cueva del Hocino”, el citado Bernardo de Espinal ya la menciona, diciendo que “es tan particular que tiene treinta y seis pasos de latitud (ancho) y otros tantos de profundidad; es toda de piedra blanda (tosca); encima de ella están algunas heras de trillar y en su superficie se ven grabadas en abundancia, y con toda perfección, hojas de nogal; los días de fiesta acude en ella mucha parte del pueblo a jugar a la pelota, tomar el sol y, si el tiempo está malo, representan allí la comedia”.[7] A mediados de la centuria siguiente, Madoz dice también de la célebre gruta de Vallanca, comentando que es “una cueva de tosca natural”, pero su función ya no es la de espacio recreativo, jugar a la pelota y representar alguna comedia, solo “sirve de abrigo á los pobres mendicantes”,[8] refiriéndose a la gente de paso que iba pidiendo.

Vista de antiguas eras y pajares, desde el "Mirador de San Roque" en Vallanca (Valencia),
con detalle de La Puente sobre el Bohílgues, camino de las Cuestas de Moya (2014).

Detalle del viaducto de La Puente, que salva el Bohílgues en dirección al camino y
Cuestas de Moya en Vallanca (Valencia), 2014.

La zona más antigua del pueblo se halla en torno a la parroquial (Nuestra Señora de los Ángeles: una construcción barroca del siglo XVII-XVIII) y las eras del Castillo, donde es probable que hubiera algún torreón o pequeña fortaleza. Dice también de los distintos barrios que conforman el caserío: La Solana, en la parte alta del pueblo, encarada al poniente, y el Barrio de Abajo, en la parte inferior del mismo. Distingue también el Barrio Nuevo y el de Los Caños, ambos en la parte baja (meridional), abocados a la huerta. El texto invita al visitante a conocer la población, callejeando y admirando las típicas balconadas de madera y sus solanares, sin dejar de ver algunas de las casonas principales: la Diezmera, la del Pósito, la del Cura y otras particulares, así como el mirador del Castillo o los viejos molinos maquileros. Lo más notable de Vallanca quizá sea su luminosidad, a lo que colabora su altitud, a casi mil metros sobre el nivel del mar y su situación, encarada al poniente.

El paisaje hace también honor al término, en él destacan “roquedos o riscas, verdes valles, angostos barrancos, hontanares y montes” escarpados. Pero la visita a Vallanca sería incompleta si dejamos de ver la aldea de Negrón, sita al meridión de la Villa -en una posición más elevada que ésta-: allí pueden verse algunas antiguas casonas de labranza, paradigma de arquitectura tradicional, la iglesia parroquial (San Antonio de Padua), además de algunos árboles monumentales y su recoleto cementerio.[9]


Respecto del PAISAJE, dice:
  • Desde este privilegiado mirador (puede contemplarse) la belleza paisajística del término municipal de Vallanca. [Al frente] se abre el frondoso valle del Río Bohilgues, que nace en las inmediaciones del Prado Vega; alimentado por las aguas que proceden de la Sierra de Santerón y de la Rambla de la Boquilla.// En este primer tramo, el río recibe aporten de fuentes de aguas claras y cristalinas como la Fuente del Romero y la Fuente de la Teja, donde se ubica el merendero y polideportivo municipal.// A lo largo del curso del río se desarrolla un bosque de ribera, que viste de colores la vega a lo largo del año. Las fértiles terrazas conformadas a ambos lados del río, han sido trabajadas desde tiempos inmemoriales para el cultivo de hortalizas y frutales.// Frente a nosotros se dibuja un serpenteante camino que sube con acentuado desnivel desde La Puente hasta El Plano. Es el camino conocido como Cuesta de Moya, que enlazaba Vallanca con el antiguo Camino Real de Aragón a Castilla.// La Umbría de la Huerta, constituye un magnífico conjunto de pinos negrales, acompañados de quejigos y arces, que llegado el otoño resaltan sobre el verde opaco de los pinos, con los ocres y rojos de sus hojas caedizas.// En contraste con la umbría, divisamos al otro lado del río el Cerro de Vallanca, donde se asienta la población (noreste). Se trata de un cerro calcáreo orientado a mediodía que se halla completamente abancalado, cultivado de almendros principalmente.// En último plano siguiendo la dirección descendente del valle (en dirección sureste, esto es, al otro lado del Turia, en la parte oriental de la comarca) podemos divisar la Sierra de Tortajada en el término de Puebla de San Miguel, con sus cumbres nevadas gran parte del año (en otro tiempo), que limita la comarca del Rincón de Ademuz por el este.

Dice el párrafo del río Bohílgues, y de su nacimiento en el “Prado Vega”, que se nutre de las aguas procedentes de las vertientes orientales de Santerón y rambla de La Boquilla, al noroeste de la población. El Prado de la Vega es un lugar emblemático de Vallanca, que fue de gran importancia agronómica en otro tiempo -hoy proliferan chopos y nogueras, entre fincas abandonadas o en barbecho-, lugar por donde discurre el camino peregrinal hasta la ermita de Santerón, y donde la imagen de la Virgen es recibida a su bajada por la de san Roque en los Septenarios.[10]

Vista de la Vega del Bohílgues a la altura de la Fuente de la Teja y Polideportivo Municipal,
desde el "Mirador de San Roque" en Vallanca (Valencia), 2014.

El texto destaca un punto del paisaje: “Frente a nosotros se dibuja un serpenteante camino que sube con acentuado desnivel desde La Puente hasta El Plano. Es el camino conocido como Cuesta de Moya, que enlazaba Vallanca con el antiguo Camino Real de Aragón a Castilla”. Ciertamente, frente al cerro de La Covatilla en que nos hallamos, mirando hacia el sur veremos un camino sinuoso abierto en un pliegue de la ladera, y que asciende penosamente en dirección meridional. Si nos acercamos hasta el borde del cantil advertiremos que dicho camino procede de Vallanca, cruza el Bohílgues por La Puente y se dirige en dirección a El Plano, que es una parte del Pinar Llano. Aparentemente el lugar no tiene más interés que el puramente paisajístico, lo que no es poco decir, pues se trata de un espacio entre montes poblados de pinos, quejigos y arces realmente agraciado. Pero posee algo más, pues la historia lo consagró como el lugar por donde el abate Cavanilles -me refiero al ilustrado don Antonio José Cavanilles y Palop (1745-1804)-[11] llegó a Vallanca en su periplo por el Rincón de Ademuz. Sin más esfuerzo podemos imaginar al sabio naturalista valenciano, formado en los refinados ambientes del París prerrevolucionario (donde había ejercido como preceptor de los hijos del Duque del Infantado, a la sazón embajador de Carlos IV en la Corte de Francia), bajando por las cuestas del Camino de Moya, ya fuera a lomos de alguna caballería, ya caminando, que para todo tendría, pues el camino es largo. El naturalista inició sus excursiones en 1791 y continuó en los años siguientes (1792 y 1793), con diferentes recorridos. Durante el segundo año (1792) realizó cuatro tramos, el último entre el 22 de agosto y el 3 de octubre, siendo en este periplo cuando visitó el Rincón de Ademuz:
  • Salí de este pueblo (Santa Cruz) por el barranco y camino de Asturias que guia para las tierras de Ademúz, y por tres quartos de hora subí la cuesta hasta llegar á las elevadas llanuras. [En el párrafo siguiente el botánico hace la descripción general del Rincón de Ademuz, y hecha ésta vuelve a las cuestas de Vallanca] La mayor es la mas inmediata á la villa, con muchas arroyadas, plantada de robustos pinos. Hállase Vallanca en una cuesta rápida; sus calles y edificios sin gusto, ni mas comodidades que las precisas para el abrigo de 200 vecinos, de las caballerías y frutos. En esta pobreza aparente, ó desaliño natural, vive un pueblo feliz sin luxo ni necesidades, pero laborioso y activo. Échanse de ver estas qualidades ya en el cultivo de las huertas y conducción de las aguas, ya en el cuidadoso trabajo del secano, ya finalmente en la industria de colmenas. Es este pueblo dueño de lo que cultiva, dicha desconocida en Santa Cruz; y el derecho de propiedad excita en el hombre ideas útiles, que ni la pobreza ni la esclavitud pueden conocer.[12]


Detalle del camino y Cuestas de Moya,
desde el "Mirador de San Roque" en Vallanca (Valencia), 2014.

El texto de Cavanilles resulta ajustado a la realidad -siempre bello, además de sorprendente-, pues el abate no se limita a recoger datos sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos, sino que hace extensivas sus observaciones al plano social y humano. Contrasta el aspecto miserable de la villa que encuentra el botánico durante su visita con el que podemos ver hoy día, en el que llaman la atención lo cuidado de su urbanismo, sus típicas casas y pulcras calles. El naturalista desarrolla aquí ideas ilustradas -realmente avanzadas para su tiempo-: dice que el pueblo de Vallanca es “dueño de lo que cultiva”, pues los vecinos –hoy como entonces - solían ser dueños de las tierras que trabajaban, por el contrario de lo que sucedía en la vecina Santa Cruz, donde las tierras pertenecían al marquesado de Moya, siendo la mayoría de sus moradores cultivadores de tierra ajena: meros braceros, aparceros o arrendatarios.

Para el tercer epígrafe utiliza un parágrafo del naturalista valenciano (1797):
  • Las huertas de Vallanca se riegan con las aguas del riachuelo Boilgues, que nace en el partido de la Vega, legua y media al sur de la población [quiere decir al noroeste]; y sigue serpeando sobre piedra tosca [en dirección sureste] hasta que desagua en el Turia al sur de Ademuz. Dicha piedra (como queda explicado en el artículo de Chelva) es efecto de las aguas que corriéron en otro tiempo á mayor altura: separada de la humedad se mantiene firme, pero puesta en contacto con las aguas cede al fin y se destruye; y por eso el rio ha abierto allí profundos surcos, que ahonda cada día, amenazando dexar sin riego las huertas de cuya viste huye. (...) De esta piedra tosca han edificado las casas por ser ligera, fuerte y abundante. Vense en las inmediaciones de la villa cerros y varias cuevas de tosca, y en ella infinitos tubos angostos, por donde filtráron las aguas, y estampas vegetales que reconocí ser de la adelfa. (...) Caminando hácia el origen del Boilgues se halla el nacimiento de la preciosa fuente llamada del Romero, y al paso un montecito calizo, en el que hay hermosos mármoles, por lo común de color de rosa muy tierno, matizado de nubes roxas, y venitas blancas de espato...

El texto corresponde a las Observaciones de Cavanilles[13] -que visitó la comarca en los últimos días del verano de 1792-: en su recorrido por la zona procedía de Santa Cruz de Moya (Cuenca), de donde había salido el lunes -día 3 de septiembre-, y llegó a Vallanca por la tarde del mismo día: arribó atravesando el Pinar Llano y bajó hasta la población por las Cuestas de Moya. Esa noche pernoctó en casa del párroco -lo era don José López, su sabio rector. En la jornada siguiente –martes, 4 de septiembre- marchó en dirección a Castielfabib, vía los rentos de Las Tóbedas de Arriba y Abajo. De Castielfabib prosiguió hacia Torrebaja, vía Los Santos, pasando por el camino de Los Callejones. Desde Torrebaja continuó aguas abajo del Turia hasta Ademuz, probablemente siguiendo el camino de Las Vueltas, vía El Soto. De Ademuz subió de nuevo hasta Vallanca, todo esto en una jornada: es probable que fuera en caballería y con algún vecino como espolique que le guiaba. Esa noche pernoctó también en Vallanca y al día siguiente –miércoles, 5 de septiembre- emprendió el camino de regreso, en dirección a Aras de Alpuente (hoy de los Olmos), en compañía del mencionado cura de Vallanca y sus servidores.[14] El nombre del párroco vallanquero se menciona en el Diario de viaje de Cavanilles (inédito), también aparece grabado en la campana de Santos Roque y Vicente Mártir (1814) de la iglesia: dicho personaje elaboró un manuscrito para ilustrar a la defensa en un sonado juicio que hubo entre el conde de Castelflorido, comendador de la Orden de Montesa en el Rincón de Ademuz y los curas párrocos de Puebla de San Miguel, Torrebaja y Valencia, por el reparto de ciertos frutos.[15] Dicho documento resulta de gran interés para la comprensión de ciertos aspectos de la evolución histórica local y comarcal.

Vista de la Vega del Bohílgues a la altura de la Fuente de la Teja y Polideportivo Municipal,
desde el "Mirador de San Roque" en Vallanca (Valencia), 2014.


En el faldón del panel hay un último epígrafe, referente a los FÓSILES de la zona:
  • En el cerro sobre el que nos encontramos, llamado La Covatilla, esta formado por una gran mole de roca calcárea. Si nos fijamos bien, en algunos puntos de esta explanada donde aflora la roca, podremos encontrar a simple vista fósiles marinos de la época Jurásica.// Los más abundantes y vistosos son del género amonites. Estos animales eran moluscos cefalópodos (familiares lejanos de los calamares) que vivían en aguas marinas poco profundas durante la era Secundaria. Hace aproximadamente unos 200 millones de años.// En esta época, la fisonomía de la tierra era completamente distinta a la actual. El clima era bastante más cálido y húmedo que ahora. Al separarse los continentes, zonas de agua marina poco profundas y cálidas se extendieron por gran parte de Europa. Hacia el final del Jurásico, estos mares empezaron a secarse, dejando gruesos depósito de caliza procedente de arrecifes de coral e invertebrados marinos. Parece inverosímil que este lugar fuera un mar en un tiempo muy lejano. Pero es indudable, a la luz de los fósiles presentes en los estratos rocosos, que así fue.// Cuando todos los procesos de destrucción que posee la naturaleza (descomposición, disolución química, etc) fracasan se forman los fósiles. Es tan raro que esto ocurra, que cualquier fósil es un “milagro” y sólo esta rareza le confiere ya un carácter extraordinario. El estudio de los fósiles es muy importante a la hora de entender los procesos geomorfológicos que han sucedido en un lugar concreto. La historia geológica que ha moldeado nuestros valles y montañas en la totalidad del Rincón de Ademuz es apasionante.

Sin duda que los fósiles constituyen un pequeño “milagro” de la Naturaleza, pues por lo que vemos su formación es harto difícil, ya que cuando un ser vivo animal o vegetal muere lo habitual es que se descomponga o diluya químicamente. Por lo demás, los fósiles permiten a los geólogos identificar los terrenos y clasificarlos, ya que cada variedad de fósil (como los minerales) aparece en un tipo de terrenos y no en otros. La ciencia que se ocupa de los fósiles es la Paleontología, organizada en distintas ramas: paleobiología (estudia los organismos que dieron origen a los fósiles), biocronología (momento en que vivieron dichos organismos), tafonomía (dedicada en exclusiva a los procesos de fosilización).[16] Para aproximarse a la comprensión de la geomorfología del Rincón de Ademuz podemos asomarnos al “Mirador del Montecillo”, en Torrebaja (Valencia).[17]

Vista de la Ermita de San Roque en Vallanca (Valencia), sita en una explanada de La Covatilla,
con detalle de los pinos circundantes y el área de recreo (2014)

Por encima de la ermita de san Roque, contiguo al camino que conduce a La Mazorra y Los Calarizos se halla unos de los depósitos del agua potable que abastece la población. Hay también una fuente de nueva planta en piedra, con el frontis cóncavo y un banco corrido en torno del pilón. La zona se halla replantada con jóvenes pinos y cipreses, que un día sombrearán el lugar.

Vista de la fuente de un caño con poyo corrido en torno del pilón, con detalle de eras y pajares,
y el caserío de Vallanca (Valencia), al fondo (2014).

Otro punto de interés es el barranco del Nogueral, que discurre paralelo al del Vallonguillo, ambos al noroeste del cerro donde nos hallamos. Decíamos que por la vertiente izquierda del Nogueral asciende el camino que lleva a la carretera nacional de Cuenca-Teruel (CN-420): a Salvacañete y Cañete (Cuenca), a Arroyo Cerezo (Castielfabib) y demás pueblos turolenses: Veguillas de la Sierra, Alobras y Tormón. Antiguamente era el camino utilizado por los arrieros y gentes de estos términos que subían a vender productos de la tierra a los pueblos y aldeas de la serranía de Cuenca y Albarracín. Se trata de una zona, la del Nogueral, abancalada, que remonta el terreno en suave pendiente, con cientos de nogueras en las márgenes sus labradas.

Vista del cerro de La Covatilla en Vallanca (Valencia),
donde se halla el "Mirador de San Roque" y la ermita de su nombre,
desde camino del Vallonguillo, con el barranco del Nogueral a nuestros pies (2014).

Vista del barranco del Nogueral, que conduce hacia Arroyo Cerezo (Castielfabib) y Salvacañete (Cuenca), en Vallanca (Valencia), desde La Covatilla (2012).


Palabras finales.
La ladera este del cerro de La Covatilla se halla ocupada por las antiguas eras y pajares del lugar, con su típica distribución: un espacio más o menos circular y aplanado (era de trillar), en cuya zona en declive se disponen los edificios de los pajares: construcciones de dos plantas que servían para el almacenamiento de la paja: por la parte que toca la era poseen una puerta: por allí se entraba la paja mientras que por otra que hay en la parte inferior se sacaba.

Trillando en una era de La Covatilla, por debajo de la ermita de San Roque en Vallanca (Valencia) [Tomada de Vallanca, un siglo de imágenes a través de la fotografía (2008), p. 80].

Vista de la ermita de San Roque en Vallanca (Valencia),
desde las antiguas eras y pajares del lugar (2014).

Vista de la ermita de San Roque en Vallanca (Valencia),
desde las antiguas eras y pajares del lugar (2014).

Aunque de escasa calidad constructiva, algunos de aquellos almacenes y cobertizos han sido restaurados, pero la mayoría están arruinados y demolidos. Sobre las eras abandonadas hay variedad de chatarra: aperos mecánicos de labranza oxidados, junto a materiales de diverso tipo (grandes vertederas, portones de madera carcomidos, ruedas de tractor, telas de somieres, etc) que afean el lugar. En casi todos los pueblos y aldeas de la comarca hay rincones degradados semejantes a éste, ¡que levante la mano el que no los posea!, pues las eras y pajares de nuestros pueblos, al perder su uso original, se han convertido en lugares de desguace de vehículos, cuando no en auténticos vertederos.  Por otra parte, las naves agrícolas y ganaderas que hay por la zona tampoco colaboran en hermosear el lugar. Cierto que estamos en una zona rural, pero ello no debiera ser motivo para descuidar la belleza. En cualquier caso, la zona es mejorable... No se está señalando a nadie, pienso y escribo en general: Si décadas atrás Ademuz y Castielfabib hubieran cuidado su urbanismo y estética como está comenzando a suceder, ¡hoy tendríamos unos pueblos semejantes a Albarracín! Pero aquellos eran otros tiempos, cuando nuestros pueblos comenzaron a vaciarse por efecto de la emigración, y la economía no estaba por la labor: Primum vivere..., deinde filosofare -que diría el clásico-, pues lo primordial era sobrevivir, manteniendo a duras penas lo que había y el cuidado en las formas no era para los Concejos Municipales más que una filosofía fútil, esto es, algo superfluo, innecesario y prescindible.

Vista del Prado Vega de Vallanca (Valencia) desde El Llano,
con detalle de la carreterita que lleva a la aldea de Negrón ascendiendo por la ladera derecha (2014).

Vista del Prado Vega en Vallanca (Valencia), desde El Plano,
con detalle de una obra escultórica "Aire", obra de José Mª Fernández (España), 2014.

Almendrales en El Plano de Vallanca (Valencia),
con la Sierra de Santerón al fondo (2014).

Vista de Vallanca (Valencia), desde el camino que lleva a Ademuz por El Plano,
con detalle de almendrales (2014).

En suma, merece la pena subir hasta Vallanca para conocer el vistoso “Mirador de San Roque”, uno de los muchos puntos desde los que observar la Naturaleza y el Paisaje del Rincón de Ademuz -lo que aprovechará para intimar con la historia y las gentes del lugar-: pues no hay naturaleza sin historia, ni paisaje sin paisanaje. Cabe tener en cuenta, sin embargo, que los lugareños son celosos guardianes de sus costumbres y tradiciones; basta ver que ¡cualquiera no puede ser vallanquero! Vale.





[1] Cf. Wikipedia, voz La Veguilla (Ademuz).
[2] ESPINALT Y GARCÍA, Bernardo (1783). Atlante Español o Descripción General, Geográfica, Cronológica e Histórica de España, por Reynos y Provincias..., Madrid (1778-95), tomo VII, pp. 161-163.
[3] CAVANILLES, Antonio Josep (1797). Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia, De Orden Superior. En Madrid en la Imprenta Real, Siendo Regente D. Pedro Julian Pereyra, Impresor de Camara de S.M., Año de 1797, vol. II, párrafo 102, p. 74.
[4] CASTAÑEDA ALCOVER, Vicente (1921). Relaciones Geográficas, Topográficas e Históricas del Reino de Valencia hechas en el siglo XVIII a ruego de Don Tomás López. Las publica, con notas, aumentos y comentarios Vicente Castañeda Alcover, de la Real Academia de la Historia. Provincia de Valencia. Madrid, p. 9.
[5] MADOZ, Pascual (1849). Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar, Madrid, tomo XV, p 87.
[6] RODRIGO ALFONSO, Carles (1998). El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico Comarcal, Edita Asociación para el Desarrollo Integral del Rincón de Ademuz (ADIRA), Valencia, p. 24 y 86.
[7] ESPINALT Y GARCÍA (1783), pp. 161-163.
[8] MADOZ (1849), tomo XV, p. 87.
[9] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Iconografía funeraria en el cementerio de Negrón (Vallanca),  en la web Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 11 de octubre de 2013.
[10] ID (2007). La romería de la Virgen de Santerón: estudio historiográfico, a propósito de la celebración del XLI septenio (2005, septiembre 16-26), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 403-416. ID (2007). La romería a la ermita de Santerón en Algarra (Cuenca): crónica y testimonio en el XLI septenio, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 417-424.
[11] Cf. Wikipedia, voz  Antonio José de Cavanilles.
[12] CAVANILLES (1797), vol. II, párrafo 100, pp. 72-73 y párrafo 101, pp. 73-74.
[13] CAVANILLES (1797), vol. II, párrafo 102, p. 74.
[14] SÁNCHEZ GARZÓN Alfredo. El Rincón de Ademuz visto por el botánico Cavanilles, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 15 de marzo de 2012.
[15] SÁNCHEZ GARZÓN (2002), pp. 245-312.
[16] Cf. Wikipedia, voz Fósil.
[17] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Geología, orografía y paisaje en el Rincón de Ademuz, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 14 de marzo de 2014.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL RECOMENDADA SOBRE VALLANCA:

CÁRCEL ORTÍ, María Milagros (1989). Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas, Edita Generalidad Valenciana, Valencia, tomo III [Segorbe].
CASTAÑEDA ALCOVER, Vicente (1921). Relaciones Geográficas, Topográficas e Históricas del Reino de Valencia hechas en el siglo XVIII a ruego de Don Tomás López. Las publica, con notas, aumentos y comentarios Vicente Castañeda Alcover, de la Real Academia de la Historia. Provincia de Valencia. Madrid.
CAVANILLES, Antonio Josep (1797). Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia, De Orden Superior. En Madrid en la Imprenta Real, Siendo Regente D. Pedro Julian Pereyra, Impresor de Camara de S.M., Año de 1797.
ESLAVA BLASCO, Raúl (2006). Vallanca y su patrimonio histórico-artístico religioso, Edita Ayuntamiento de Vallanca, Valencia.
ESPINALT Y GARCÍA, Bernardo (1783). Atlante Español o Descripción General, Geográfica, Cronológica e Histórica de España, por Reynos y Provincias..., Madrid (1778-95).
LLUCH GARÍN, Luis B (1980). Ermitas y paisajes de Valencia, Edita Caja de Ahorros de Valencia, Valencia.
MADOZ, Pascual (1849). Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar, Madrid, tomo XV.
RODRIGO ALFONSO, Carles (1998). El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico Comarcal, Edita Asociación para el Desarrollo Integral del Rincón de Ademuz (ADIRA), Valencia.
ID (2000). Vallanca. Aproximación a un pueblo del Rincón de Ademuz, Edita Ayuntamiento de Vallanca, Valencia.
SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2002). Aportaciones al conocimiento de la Encomienda de Montesa en el Rincón de Ademuz, Edita Ayuntamiento de Torrebaja, Valencia. 
ID (2007). La romería a la Ermita de Santerón en Algarra (Cuenca): crónica y testimonio en el XLI septenio (2005, septiembre 16), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. I, Valencia.
ID (2007). La romería de la Virgen de Santerón: estudio historiográfico, a propósito de la celebración del XLI septenio (2005, septiembre 16-26), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. I, Valencia.
ID (2008). La barraca del tío Josezón en Vallanca. A propósito de la recuperación del Camino de la Madera, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. II, Valencia.
ID (2008). La Ermita de San Roque en Vallanca, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. II, Valencia.
ID (2008). La iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles de Vallanca: origen y desarrollo histórico, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. II, valencia.
ID (2008). Los preciosos esgrafiados de la parroquial de Vallanca: una muestra admirable del barroco valenciano en el Rincón de Ademuz, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. II, Valencia.
ID (2008). Negrón, aldea de Vallanca. A propósito de la rehabilitación de la iglesia de San Antonio de Padua, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. II, Valencia.
ID (2008). Vallanca, un siglo de imágenes a través de la fotografía, obra conjunta Coordinada por Nuria Millán Eslava y Ruth Sánchez Férriz, con textos de Alfredo Sánchez Garzón, Editada por el Ayuntamiento de Vallanca, Valencia.
ID (2009). Vallanca, a finales del Setecientos. A propósito de su elevación a la clase de Villa Real por Carlos II el Hechizado, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. III, Valencia.
ID (2009). Vallanca, en la segunda mitad del Setecientos: Bernardo de Espinalt y García (1783) y Antonio José Cavanilles Palop (1797), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. III, Valencia.
ID (2011). Ayuntamientos, Juntas Gestoras y Comités constituidos en Vallanca durante la revolución, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. IV, Valencia.
ID (2011). El expolio de las iglesias y ermitas de Vallanca durante la revolución, con detalle de los daños, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. IV, Valencia.
ID (2011). Incautaciones, despojos y detenciones en Vallanca durante la revolución, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, vol. IV, Valencia.
ID (2012). El Rincón de Ademuz visto por el botánico Cavanilles, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 15 de marzo de 2012. 
ID (2013). Iconografía funeraria en el cementerio de Negrón (Vallanca), en la web Desde el Rincón de Ademuz, del viernes 11 de octubre de 2013. 



1 comentario:

  1. Los limpiadores agrícolas y de maquinaria industrial son aliados indispensables en la limpieza y mantenimiento de equipos pesados. Con fórmulas poderosas, eliminan suciedad, aceites y residuos, garantizando un funcionamiento óptimo y duradero.

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