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martes, 23 de septiembre de 2014

RÉQUIEM POR LA "CARRASCA DE NEGRÓN" (VALLANCA) [I].


A propósito de una visita a la Fuente del Canalón en Negrón (Vallanca),
vía el Mirador de la Hoz (Ademuz).




“La edad de esta carrasca está estimada en 500 años.
Es curioso pensar que en la época en que Cristóbal Colón pisaba América,
Miguel Ángel pintaba la Capilla Sixtina y
Copérnico afirmaba que la Tierra era el centro del universo,
una humilde bellota germinaba en este mismo lugar
donde ahora podemos admirar el resultado de su lento
pero firme crecimiento”
-Del contenido textual-.








Palabras previas, a modo de introducción.
Para visitar la centenaria Carrasca de Negrón y la Fuente del Canalón -también llamada del Chopo, en razón del monumental ejemplar de álamo blanco que allí crece- hay que ir a Negrón, aldea de Vallanca sita al sur de la villa. Y para ir a Negrón desde Ademuz por carretera, vía Vallanca, hay que coger la CV-478 que parte de Ademuz por su salida meridional.
            
La excursión que proponemos puede hacer en bicicleta de montaña, también en moto y en coche, todo dependerá de las circunstancias y disposición de cada uno. Pero elegir el vehículo de cuatro ruedas, a no ser que sea un todoterreno, no nos evitará tener que hacer un buen trecho caminando, esto si queremos ver la monumental carrasca de Negrón. Cuando digo “ver la monumental carrasca de Negrón” me refiero a lo que queda de ella, ya que después de medio milenio de vida ha muerto: lo único que puede verse de ella es su fabuloso tronco seco y hueco, y su ramaje caído...
            
La carretera de Ademuz a Vallanca es una subida continuada, en especial desde que pasa el puente del barranco Seco, pues desde Ademuz a esta parte, mientras discurre por la vertiente izquierda del barranco, bajo la Solana ademuceña, la vía forma un tramo llano y cómodo. La pendiente comienza a partir del citado puente, en que la ascensión por la ladera resulta interminable, prolongada y sinuosa. Para los lugareños es algo normal que sea así, pues a excepción de los mayores todos la han conocido como ahora. ¡Pero no ha estado siempre así! De hecho, esta carretera no se construyó hasta los años 1920-30 –al tiempo que la de El Cuervo, vía Castielfabib y la de Riodeva desde la general de Cuenca a Teruel-;[1] asimismo, a mediados de los años cincuenta la de Vallanca todavía era de tierra apisonada y con gravilla.[2] En la actualidad se halla asfaltada y con quitamiedos en largos tramos de su recorrido; sin embargo, todavía puede y debe mejorarse mucho...

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Detalle de La Solana de Ademuz (Valencia),
desde la carretera de Ademuz a Vallanca (CV-478), 2014.

            
A unos cientos de metros del puente del barranco Seco conviene detenerse un momento para echar la vista atrás y admirar un estupenda vista de La Solana de Ademuz, con el caserío mostrándose por la ladera occidental del cerro de los Azafranares, en cuya cima puede verse parte del cementerio, el solar del antiguo castillo medieval y las ruinas de la ermita de Santa Bárbara. La parte baja del cerro la ocupan las antiguas eras y pajares del lugar, por encima de la carretera que hemos pasado al subir. En la parte baja del valle subsiste una zona de huerta, correspondiente al tramo final del río Bohílgues, poco antes de que éste rinda sus aguas al Turia, y el cerro de Horca, por donde asciende el antiguo camino de Moya, vía el Pinar Llano, y las laderas del Trapero y El Sanguinar, que quedan a nuestra derecha. Al fondo se vislumbra el puente de la carretera de Manzaneruela (Landete) a Torrebaja (Valencia), variante de la carretera N-330, que en esta parte discurre sobre el paraje de Los Arenales, el Merendero y piscina municipal. 

Por detrás del puente, en el horizonte inmediato, se alza la mole del pico de la Muela (905 m), un farallón rocoso de gran potencia con las faldas pinadas que queda al sur, mientras que al levante se hallan las laderas orientales de la rambla del Val. El horizonte lejano lo cierran al levante las estribaciones de Javalambre y sierra de Tortajada. Un paisaje muy quebrado, matizado de colores, antiguo como la historia de estos lugares, en permanente contraste entre la frondosidad del valle y la aridez del monte -reflejando de alguna forma el carácter de los rinconademucenses-: rudos y secos por fuera, acogedores y afectuosos por dentro... El paisaje y el hombre, me refiero al ser humano, pueden compararse en su carácter; sin carácter ambos son poca cosa, nada.

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Vista del "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia),
con detalle del panel que ilustra sobre el lugar (2014).


            
El mirador de la Hoz, sobre el río Boilgues.
Poco más arriba, a la altura del kilómetro 3 de la CV-478, veremos una señal de tráfico a la derecha de la carreterita, indicándonos un paraje panorámico, aquí conviene detenerse de nuevo, pues nos hallamos en el Mirador de la Hoz... Se trata de un montículo pedregoso nada llamativo, al que obviamente le faltan árboles de sombra junto a los bancos existentes. He pasado muchas veces por este lugar, pero nunca he visto a nadie contemplar el espléndido panorama que se nos ofrece desde aquí. Debe ser porque los escasos forasteros que por aquí pasan no encuentran llamativo el lugar, y los lugareños lo conocen demasiado, o eso les parece.
            
En cualquier caso el paraje merece que nos detengamos para echar una mirada a la hondonada por donde discurre encajonado el Bohílgues, que así llaman al río de Vallanca. El Mirador está formado por unos muretes de piedra unidos por tramos de madera y pilarcitos al borde del cantil, con dos zonas redondeadas en los extremos. Sobre el cerrito que forma el mirador hay unos estupendos bancos de madera, a los que ya digo que falta algo de sombra, como la posee por ejemplo el Mirador del Ebrón en Castielfabib: acacias, moreras o simples pinos.[3] Como el de Castiel y otros de la zona, el Mirador forma parte del Plan de Dinamización Turística Rincón de Ademuz, patrocinado por distintas entidades comarcales, provinciales, autonómicas, estatales y europeas. ¡Bien, es lo menos que se espera de ellas!
            
Junto a los bancos hay un panel sobre un altarcito de piedra, en el que mediante un texto y un dibujo panorámico se ilustra al visitante sobre las características paisajísticas y socio-culturales de la zona. Para los que desconocen el paraje no hay más remedio que leer el contenido, pero también resulta aconsejable que lo hagan los lugareños -porque siempre aprenderemos algo-:
  • El río Bohílgues es junto al Ebrón uno de los dos afluentes que recibe el Turia en el Rincón de Ademuz. Los tres forman un importante ecosistema fluvial que se puede incluir entre los mejores conservados de la Comunidad Valenciana por la calidad de sus aguas y por las interesantes formaciones vegetales de ribera que albergan. Esta significativa cualidad ha supuesto que estos ecosistemas fluviales hayan sido declarados Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y que varias hectáreas de la zona de dominio público hidráulico del Bohílgues, concretamente desde La Veguilla a La Hoz, hayan sido catalogadas como Microrreserva de Flora y Fauna por parte de la Consejería de Medio Ambiente.

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Detalle de la estructura del "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia),
abocado al río Bohílgues (2014).

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Detalle de panorámica suroriental que se divisa desde el "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia), 2014.
 
        
Leída esta parte del cartel conviene acercarse al pretil para ver la hondonada y los montes circundantes -así comprenderemos mejor lo que sigue-:
  • El Bohílgues describe en este paraje enriscado, situado entre Vallanca y Ademuz, un desfiladero conocido como La Hoz. Se trata de un encajonamiento del valle que se alarga durante varios kilómetros por el que las aguas del río descienden constreñidas entre roquedos y calizas tobáceas, precipitándose a través de pintorescos saltos y cascadas camufladas por la frondosa y exuberante vegetación./ Un sendero de pequeño recorrido parte desde ambas poblaciones (Ademuz y Vallanca) para los amantes del excursionismo que quieran recorrer el interior del cañón. También desde el aparcamiento de este mirador nace un antiguo camino que desciende al fondo de La Hoz y permite conectar con esta ruta señalizada.

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Detalle del cerrito abancalado frente al "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia),
con detalle de la cornisa de gran potencia sobre la que se soporta (2014).
 
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Detalle de la fincas de cultivo existentes en la hondonada,
desde el "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia), 2014.

            
Al otro lado de la Hoz, frente al Mirador, hay un cerrito abancalado que en su tiempo estuvo todo él plantado de almendros, donde anteriormente se cultivaba el cereal, pequeñas fincas de cultivo en las que un burro tendría dificultad para dar la vuelta en cada surco, lo que evidencia la pobreza del terreno, y la necesidad de aprovechar un palmo de tierra... Hacia el sur todavía pueden verse algunos almendrales, los de la parte baja ya abandonados. Asimismo, el monte se halla sujeto por una cornisa pétrea de gran potencia, cuya base se hunde en la hondonada. En la parte más profunda se aprecian las cuadrículas de las propiedades, algunas con arbolado. En estos parajes se hace particularmente evidente el condicionamiento que la estrechez del valle ha supuesto para el aprovechamiento del cultivo en regadío.
            
El dibujo de la panorámica describe distintos topónimos, que de levante a poniente nombra como Solana de Vallanca, La Muela, La Horca, La Fuensanta, La Cruz, Rambla de Negrón, Cuestas de Moya, Conducción de la central eléctrica... Realmente, sobre el dibujo es difícil apreciar cada una de estas partidas, por lo que resulta aconsejable ver el dibujo y tratar de localizar el punto de referencia en el propio paisaje. Aunque ello sólo es posible si se conoce algo la zona. En la parte alta, hacia poniente se nombra el Cerro, Romeral, Bosque galería de frondosas, La Veguilla (que fue una antigua masía, formando parte del poblamiento disperso, donde también hubo una ermita que censaba en San Pedro de Ademuz), Antiguos huertos, Camino antiguo (de Vallanca)... 

Lo más espectacular del panorama, sin embargo, se halla hacia el sureste, por donde el valle del Bohílgues se ensancha en dirección al Turia, por cuya parte más honda descubrimos el mencionado puente de la variante de la carretera N-330 sobre Los Arenales, quedando a la derecha las cuestas del camino de Moya, por delante del cerro de Horca. Por detrás del puente queda el citado pico de La Muela (905 m) ya en la vertiente opuesta, margen izquierda del Turia. Y por detrás de éste las laderas orientales de la rambla del Val, que baja desde Puebla de San Miguel. El horizonte más lejano lo cierra al levante las estribaciones de Javalambre y la sierra de Tortajada, sita ésta en posición meridional. 

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Vista de la margen derecha del barranco (en posición sureste, mirando hacia abajo),
desde el "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia), 2014.

 
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Vista de la margen derecha del barranco (en posición suroeste, mirando hacia arriba),
desde el "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia), 2014.

            
A nuestras espaldas, esto es, en posición septentrional, queda la carretera de Ademuz a Vallanca por donde hemos subido... Si nos damos la vuelta veremos un cerrito de tres lomas con la ladera abancalada, aunque solo en las zonas inferiores se mantienen algunas labradas con almendros; las de la parte superior, más estrechas y pedregosas, están abandonadas. A lo largo y ancho del Rincón de Ademuz veremos cientos de kilómetros de muros de piedra en seco sujetando el abancalamiento de este tipo de paradas, labor de generaciones de agricultores. Mirando hacia abajo advertiremos como la carretera asciende penosamente por la ladera, pasa frente al Mirador y continúa por la vertiente, hasta perderse camino de Vallanca. Cabe lamentar, sin embargo, que una vez construidos estos magníficos miradores se abandonen, sin que aparentemente nadie se preocupe de se mantenimiento: plantar árboles de sombra u otro sistema que la propicie, proteger los bancos de madera, adecentar la zona sería una buena inversión de cara a valorizar estos singulares parajes.
 

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Vista  septentrional del "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia),
con detalle de la carretera de Ademuz a Vallanca -CV-478- subiendo por la ladera (2014).


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Vista del singular cerro que hay de espaldas al "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia),
con detalle de la carretera de Ademuz a Vallanca -CV-478- a su paso frente al mirador (2014).

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Vista septentrional del "Mirador de la Hoz" en Ademuz (Valencia),
con detalle de la carretera de Ademuz a Vallanca -CV-478- subiendo por la ladera (2014).

            
Dejamos el Mirador de la Hoz y continuamos por la mencionada carreterita, que a la altura del kilómetro 5 hace un giro brusco hacia la derecha, frente al popular "Canto Gordo", desde donde ya comienza a verse el caserío de Vallanca. Vallanca es villa real, segregada de Ademuz a finales del siglo XVII (1695), por concesión de Carlos II de España (1661-1700), último de los Austrias españoles, alias el Hechizado. Lo de "hechizado" debió ser un mote propuesto por los Borbones franceses que sustituyeron en España a la dinastía de los Augsburgo; en cualquier caso parece que el último de los reyes de la Casa de Austria no fue tan bobo como nos han hecho creer. Uno de los problemas que tenemos los españoles (a la hora de interpretar nuestra historia) es que nos hemos creído la Leyenda Negra que los enemigos de España han compuesto contra nuestro país -basta ver, por ejemplo, El rey pasmado (1991), de Imanol Uribe, y leer la serie de novelas de Pérez-Reverte y su hija Carlota, Las aventuras del capitán Alatriste (1996-2011).

Para nuestro propósito cabe continuar por la carreterita que venimos siguiendo, la cual atraviesa el pueblo de Vallanca por la parte baja, pasa por la zona del lavadero, el molino y la Cueva de Tosca, para salir del caserío por donde la imagen de la Virgen de Santerón hace su entrada en la villa en sus visitas septenarias, esto es, por la Fuente de los Caños. La antigua casa del Médico queda un poco más arriba, a la derecha; La antigua casa del Médico queda un poco más arriba, a la derecha; a la izquierda queda el antiguo pasadero de La Puente, que salva el Bohílgues en este punto. Más adelante, bajo una frondosa noguera veremos el último de los ocho “descansaderos” marianos. Casi enfrente del pilón encalado, a la izquierda de la carretera nace un camino que cruza el Bohílgues por el antiguo pasadero de La Puente, en dirección a las Cuestas de Moya -por donde llegó el abate Cavanilles a Vallanca-: el botánico procedía de Santa Cruz de Moya (Cuenca), vía el Pinar Llano. Unos cientos de metros más arriba veremos que a nuestra mano derecha nace un camino o pista asfaltada, vía que conduce hasta la ermita de San Roque, sita ésta al poniente de la villa, donde el Mirador de San Roque.[4]
            
En busca de nuestro objetivo continuaremos por la carreterita, que en este punto hace una aguda curva a la derecha y luego a la izquierda: en el punto de inflexión, junto a una acequia de agua transparente, nace el camino que conduce al barranco del Nogueral, que lleva hacia la parte noroeste del término, en dirección a la desaparecida Casa del Mojón, lindante con Salvacañete (Cuenca). Nosotros seguiremos adelante, para pasar frente a la Fuente de la Teja (izquierda), donde el Merendero y el Polideportivo Municipal (derecha), para continuar en dirección a la aldea de Negrón: habremos de pasar antes por la Fuente del Romero (izquierda) y frente al Prado Vega (derecha): aquí reciben los devotos santerones la imagen de la Virgen, cuando la bajan de su ermita en Algarra (Cuenca).[5]
            
La carreterita se estrecha en este punto, cruza el puente y bordea por oriente el Prado Vega (antaño denominado Dehesa de los Barrancos), para ascender hacia el suroeste. Conviene detenerse en este punto y echar la vista atrás, para ver en toda su extensión la campiña, que en estos últimos días de verano luce el intenso verdor de las choperas que la pueblan. Verdor en el que ya pintan trazos de oro, anunciando el otoño, que por estas latitudes se adelanta respecto del valle del Turia...

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Vista del "Prado Vega" en Vallanca (Valencia), desde la carretera de Vallanca a Negrón (2014).

            
La carretera de Negrón continúa entre almendros, con nogueras en el centro o márgenes de las labradas, se trata de una tierra roja y pedregosa. El camino hace largos zigzagueos, baja a los vallejos y vuelve a subir, los márgenes de la calzada se ven bordeados de aliagas y romerales, con variedad de sabinas y quejigos, restos del bosque primitivo. Se ven también abundantes enebros y jóvenes sabinas, que en su mayoría lucen porte de arbustos, pues no han sufrido las podas que les dan el típico aspecto redondeado de las más añosas: las sabinas son árboles tóxicos, pero sus ramas jóvenes se aprovechaban como forraje, en especial cuando las nevadas impedían a los ganados salir de los apriscos.
            
Poco antes de llegar a Negrón, a la altura del kilómetro 12 de la CV-478, veremos una señal metálica a la izquierda, indicándonos el camino que conduce a la Fuente del Canalón, donde pervive el álamo monumental que venimos buscando: éste se halla 500 metros más adelante. Desde este punto se baja hasta el barranco de Negrón, pasando por el depósito contra-incendios que hay junto al camino. Atravesando las zonas de cultivo se llega a la otra vertiente, allí nace un camino sombreado y muy ameno que asciende hasta la fuente y el monumental árbol, pasando junto al antiguo lavadero público de la aldea. Sin embargo, en nuestra excursión de hoy dejaremos la fuente y el chopo para verla en último lugar. Así que continuaremos en dirección a Negrón, cuyo caserío queda en la ladera de la loma, sobre la carreterita. Arribados a la aldea merece la pena detenerse para deambular por sus callejas desiertas y visitar la iglesia parroquial San Antonio de Padua, ésta se halla en el centro de la aldea, sobre la plaza del Lugar. La descripción del templo y del caserío lo dejamos para mejor ocasión...

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Detalle del cartel  de carretera que indica la dirección de la Fuente del Canalón y el Álamo monumental de Negrón (Vallanca), vía la rambla de Negrón (2014).


En busca de la Carrasca de Negrón.
Atendiendo a nuestro propósito continuaremos carretera adelante, dejando a la mano derecha una zona sombreada con mesas y asientos, junto a la Fuente de Negrón. La vía bordea una somera loma para descender por la vertiente izquierda de la rambla de Negrón, hasta arribar a un somero puentecito de tres ojo que salva el cauce seco. Atravesado el viaducto, junto a unos álamos lombardos veremos un camino de tierra a la derecha, y una señal metálica indicándonos la dirección del árbol monumental que venimos buscando: éste se halla 2 kilómetros más adelante.

Si hemos venido en coche, a no ser que éste sea un todoterreno, deberemos dejarlo y continuar andando; de haber venido en moto o bicicleta de montaña podremos continuar la excursión por estos medios. El camino sigue paralelo a la rambla, entre romeros y aliagares, con abundancia de rosales silvestres, hasta un punto en que el camino cruza el ramblar y asciende por la vertiente opuesta. A nuestra derecha quedan los restos de rústicas construcciones en piedra, por encima de una hoyas abandonadas que antaño debieron ser humildes huertas. En la misma rambla y por encima del caserío abandonado veremos postes de madera indicándonos la dirección de la centenaria Carrasca de Negrón, que no tiene pérdida.

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Detalle del puente que salva la carretera de Negrón (Vallanca) -CV-478- (2014).


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Detalle del camino que conduce a la monumental "Carrasca de Negrón" (Vallanca),
nada más atravesar el puente que salva la rambla (2014).

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Detalle de corrales en el camino que lleva a la monumental "Carrasca de Negrón"
en Vallanca (Valencia), 2014.

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Detalle de paleta indicando la dirección de la monumental "Carrasca de Negrón"
en Vallanca (Valencia), 2014.

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Vista de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia) en la última década de su vida, desde una posición superior (occidental), 2005.

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Vista de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia) en la última década de su vida, desde una posición inferior (oriental), 2005.


En cierto punto veremos nueva señalización, invitándonos a abandonar el camino principal para internarnos por una senda en cuyos márgenes abundan los enebros y sabinas, junto a pinos, carrascas y quejigos. Tras escalar un talud con atoques de madera a modo de peldaños, arribaremos a un llano; en el extremo derecho puede verse un panel muy deteriorado, con textos y dibujos ilustrando sobre lo que fue la Carrasca de Negrón.

Dice la Introducción: Carrasca Monumental de Negrón:
  • Nos encontramos en el paraje conocido como “Hoya Tomás”, en la falda de la Sierra de Santerón, a una altitud de 1.100 metros sobre el nivel del mar. Ante nosotros se halla la centenaria Carrasca de Negrón, considerada como uno de los árboles monumentales de la Comunidad Valenciana.

Respecto del Árbol:
  • La edad de esta carrasca está estimada en 500 años. Es curioso pensar que en la época en que Cristóbal Colón pisaba América (1492), Miguel Ángel pintaba la Capilla Sixtina y Copérnico afirmaba que la Tierra no era el centro del universo, una humilde bellota germinaba en este mismo lugar donde ahora podemos admirar el resultado de su lento pero firme crecimiento./ Cuenta con 13,20 metros de altura y un diámetro de copa en su parte más ancha de 19,70 metros./ El tronco ahora hueco por las agresiones externas y el paso del tiempo, mide 6,55 metros de perímetro en la base y 4,62 metros a la altura de 1,30 metros. Lo que significa que se necesitan al menos cuatro personas para conseguir abrazarlo./ En la actualidad el árbol se halla en un proceso de declive natural debido a su avanzada edad, tal como pone de manifiesto la presencia de abundantes ramas secas, oquedades en el tronco y la falta de vigor general que sufre el ejemplar.


El panel introduce unas coordenadas históricas para acercarnos al momento en que la bellota que dio origen a la carrasca de Negrón pudo germinar: el navegante genovés Cristóbal Colón (1451-1506) pisó tierras americanas (1492), el célebre pintor y escultor renacentista italiano Michelangelo Buonarroti, más conocido como Miguel Ángel (1475-1564) pintó la Capilla Sixtina (1526-41), y el astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-1543) estableció su sistema heliocéntrico: De revolutionibus orbium coelestium (1543).

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Panel que ilustra sobre la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia),
con detalle del tronco seco de la centenaria carrasca
(2014).

Respecto de la Especie:
  • <La carrasca, también llamada encina, pertenece a la familia de las fagáceas junto con el haya, el castaño, el roble y el alcornoque./ El botánico Linneo le dio el nombre científico de Quercus ilex, respetando así la denominación que utilizaban los romanos: ilex-ilicis. Algunos nombres comunes que recibe actualmente son: encina o carrasca en castellano; alzina en catalán; encino en gallego y artea en euskera./ Podemos encontrarlas desde el nivel del mar hasta los 1.400 metros de altitud. Es una especie muy rústica y de gran vitalidad, capaz de adaptarse a casi todo tipo de suelos. Puede soportar fuertes sequías estivales e inviernos bastante duros./ Se mantiene verde en todas las estaciones del año ya que sus hojas son persistentes. Como puede ver, las hojas tienen forma ovalada con bordes provistos de dientes, de color verde intenso por el haz y cubiertas de pelillos blanquecinos por el envés./ La floración tiene lugar en los meses de abril o mayo. Las flores masculinas, organizadas en ramilletes colgantes, presentan tonalidades amarillentas que destacan sobre el verde ceniciento de las hojas, vistiendo de primavera a las carrascas./ Las bellotas (que no son fruto abridero) maduran en octubre y noviembre, siendo éstas un nutritivo e importante alimentos para el ganado y la fauna silvestre>.

En su Pedazio Dioscórides Anazarbeo (Salamanca, 1566), Andrés Laguna de Segovia (1499-1559) hace una breve anotación acerca de las propiedades de las bellotas: “prouocan la orina: comidas, hazen dolor de cabeça, y engendran ventosidades: aunque son vtiles à las mordeduras de los animales que arrojan de sí ponçoña”.[6]

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Detalle del tronco seco de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.

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Detalle del ramaje caído de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.


Respecto de El Bosque:
  • Los carrascales o encinares se extienden por gran parte de la región mediterránea, desde la Península Ibérica a Turquía por el norte y desde Marruecos a Túnez por el sur./ Son los bosques más característicos de la Iberia seca y constituye uno de los ecosistemas más complejos y maduros, representado el más genuino paisaje natural de este territorio./ Sin embargo, el intenso aprovechamiento al que se han visto sometidos, hace difícil encontrar carrascales bien conservados. La roturación de tierras para uso agrícola, la obtención de leña y el carboneo, han sido los factores que más han influido en la alteración de estos bosques./ El carrascal cumple un importante papel en la protección y creación de suelos debido a la deposición sucesiva de hojarasca y la fijación de las partículas que ejerce su potente sistema radical./ También desarrolla una magnífica función en el control de la erosión y almacenamiento de agua. Se ha comprobado que la regulación de las escorrentías procedentes de agua de lluvia y la recarga de acuíferos subterráneos es máxima en el encinar denso. Esta capacidad para retener agua es muy importante y beneficiosa en los lugares de clima seco, donde el agua es un recurso escaso. 


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Detalle del ramaje caído de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.

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Detalle del ramaje caído de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.

Detalle de la forma y medidas de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.

Detalle de bellota, fruto de la carrasca (Querqus ilex), según dibujo de J. Monedero (2014).

Detalle de la distribución de la carrasca (Querqus ilex) por el Mediterráneo (2014).

Detalle de hojas de carrasca (Quercus ilex) en las proximidades de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.


A modo de homenaje, en sus exequias podríamos recitar unos versos del poema Las encinas de Antonio Machado (1875-1939) –que figura en el propio panel-:

El campo mismo se hizo
árbol en ti, parda encina.
Ya bajo el sol que calcina,
ya contra el hielo invernizo,
el bochorno y la borrasca,
el agosto y el enero,
los copos de la nevasca,
los hilos del aguacero,
siempre firme, siempre igual,
impasible, casta y buena,
¡oh tú, robusta y serena,
eterna encina rural...


La secular Carrasca de Negrón ya no está, se secó, murió de vieja y un vendaval arrancó su otrora poderoso ramaje, dejándolo al pie de su bronco tronco, que, áspero y hueco, no obstante, todavía se mantiene en pie... Se hallaba en un talud, separando dos alturas abancaladas. Desde la superior puede verse una estupenda imagen del Pinar Llano por esta parte: hacia la derecha, que es el sur, la planicie se extiende hasta las tierras de Moya, mientras que por la contraria, que es el norte, se inclina formando las vertientes occidentales de la rambla de Negrón, por donde asciende el camino o pista que conduce a Casas Bajas, vía el Plano del Pinar. En el entorno proliferan notables ejemplares de encinas y sabinas que prometen ser frondosas; siendo árboles protegidos, es probable que las generaciones venideras puedan disfrutar en su día de algún que otro ejemplar como la centenaria carrasca que hemos conocido, y que por su monumentalidad ya forma parte de la historia local.


Vista del Pinar Llano, desde la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.

Vista de la "Hoya Tomás", con detalle del camino que conduce hacia el Llano del Pinar y Casas Bajas, desde la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), (2014).

Formidable ejemplar de noguera (Juglans regia L) en el camino de la monumental "Carrasca de Negrón" en Vallanca (Valencia), 2014.
 

De regreso a la carreterita de Negrón observamos algunos ejemplares de nogal (Juglans regia L) de los que con la emoción de la subida no nos habíamos apercibido: de haber pasado por aquí el ilustrado botánico Antonio J Cavanilles (1745-1804) no hubiera dejado de nombrarlos, como hizo con los de Castielfabib, pues son dignos de mención. Arribados a la carretera continuamos por ésta un trecho, hasta llegar a un camino que nace a la izquierda, con una paleta señalizadora indicando la dirección del Plano del Pinar y Casas Bajas. De continuar por la asfaltada llegaríamos a tierras de Moya, pasando por el rento de Benarruel y frente a las antenas de Telefónica: el límite de comunidades autónomas –Valenciana y Castilla-La Mancha- se halla en el punto kilométrico 15,160: así lo indica un poste azul y blanco de la red de carreteras de la Diputación de Valencia. Desde aquí la vía es responsabilidad de la Comunidad Castellana, la cual ha hecho dejación de su responsabilidad, pues la vía se halla en un estado francamente lamentable, muy deteriorado: se nota que dicha Comunidad no ha invertido ni cinco céntimos de euro en su conservación en las últimas décadas, cuando la salida de esta carretera desde Vallanca, vía Negrón a la variante de la CN-330 de Manzaneruela a Torrebaja debería hallarse en perfecto estado, y ello no obstante el poco tráfico que pueda tener. Pero Negrón se halla prácticamente despoblado, como Pedro Izquierdo (Moya), y son tan pocos los votos que estas poblaciones pueden reunir que resultan políticamente insignificantes. Al final resulta lo de siempre -que la pescadilla se muerde la cola-: no merece la pena arreglar la carretera, porque apenas circula nadie; y apenas pasa nadie, porque está en muy mal estado...




[1] RODRIGO ALFONSO, Carles. El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico comarcal. Edita ADIRA, Valencia, 1989, p. 112.
[2] LLUCH GARÍN, Luis B. Ermitas y Paisajes de Valencia, Edita Caja de Ahorros de Valencia, Valencia, 1980, vol. I, p. 527.
[3] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Desde el mirador de las hoces del Ebrón en Castielfabib (Valencia), en Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 24 de mayo de 2014.
[4] ID. Desde el Mirador de San Roque en Vallanca (Valencia), en Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 8 de mayo de 2014.
[5] ID. La travesía del Santerón: en el XLII septenario (2012), en Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 11 de octubre de 2012.
[6] LAGUNA, Andrés. Pedacio Dioscórides Anazarbeo. Acerca de la materia medicinal, y de los venenos mortíferos..., En Salamanca, Año 1566/ Barcelona, 1997, vol. I, p. 92.

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