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miércoles, 15 de octubre de 2014

“LA CRUZ DE LOS TRES REINOS”, HISTORIA Y MITO EN EL PAISAJE (I).


A propósito de la declaración de la Muela de los Tres Reinos como 
Paraje Natural Municipal.


“[…] mar de cerros, lomas y alcores;
montes primitivos bajo cielos oceánicos,
cuyo oleaje se percibe en el silbo del viento
brizando las punzantes agujas de los pinos;
antiquísimo y pétreo paisaje, mineral, antediluviano”
-Del contenido textual.






Palabras previas.
Escribir sobre La Cruz de los Tres Reinos es decir de un paraje insospechado en las proximidades de Arroyo Cerezo, lugar de Castielfabib sito en el extremo noroccidental de su término. El topónimo dice de “una cruz y tres reinos”, ello podría hacernos creer que allí vamos a encontrar dicho símbolo religioso y algo relacionado con la historia medieval. Se engañará quien así piense, pues, lamentablemente, en la cima del monte sólo hay un vulgar pilón geodésico trifinio de obra y un poste de madera con paletas indicadoras de la altitud y distancia a los lugares próximos.

No es la primera vez que escribo acerca del lugar -y espero que tampoco sea la última-. En cierta ocasión dije que la fama del singular mojón se relaciona con la presunta reunión que los reyes castellanos, aragoneses y valencianos o sus representantes tuvieron en el lugar, de forma que, sentándose en torno de una mesa, permanecían, no obstante, cada uno en su reino… La trifinitud del lugar se refiere, por tanto, al punto donde confluyen los términos de las tres jurisdicciones territoriales, mientras que la mesa nos dice de un utensilio (mueble) al que acomodarse para comer, también de reunión y asamblea en la que relacionarse y pactar, símbolos ambos para el entendimiento y la confraternidad.[1]

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Detalle del poste y paletas de madera señalando
el lugar trifinio de La Cruz de los Tres Reinos (1.560 m),
en las proximidades de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 2004.


Breves consideraciones históricas.
Junto al mito subyace la crónica histórica, que nos remite a los primeros años del siglo XV, época de interregno tras la muerte sin descendencia legítima del rey don Martín el Humano (1396-1410), para cuya solución se recurrió al Compromiso de Caspe (1412). La elección del nuevo rey para la Corona de Aragón recayó en don Fernando de Antequera (1380-1416), a la sazón regente de Castilla y hombre de inmensa fortuna y posibilidades, quien contaba con el apoyo del Papa Luna, Benedicto XIII de Aviñón (1394-1424), a quien prometió la obediencia de toda la Península, y del predicador Vicente Ferrer (1350-1419), confesor del pontífice. Ambos eclesiásticos pensaron en el de Antequera como el hombre apropiado que podría conjurar el ambiente de guerra civil que se respiraba en la Corona, además de contribuir a resolver el Cisma que padecía la Iglesia de Roma. En todo caso, aunque el conflicto sucesorio tenía forma jurídica, los historiadores parecen coincidir en afirmar que prevaleció el argumento de la utilidad y “se votó más política que jurídicamente”.[2] 

Don Fernando de Antequera fue proclamado rey de Aragón en Caspe –esto fue el 28 de junio de 1412-, recibiendo la noticia al día siguiente, estando en Cuenca con sus hijos: Alfonso (futuro Alfonso V el Magnánimo), Juan, Enrique, Sancho y Pedro. Esta fue la razón de que los parlamentos le enviaran sendas diputaciones a dicha ciudad castellana, para felicitarle. A tenor del relato del historiador y arqueólogo catalán -Antonio de Bofarull y Brocá (1821-1892), en su obra Historia crítica (civil y eclesiástica) de Cataluña (1876-78)-, el encuentro entre el nuevo rey y los enviados parlamentarios pudo tener lugar en el entorno de La Cruz de los Tres Reinos. Escribe el cronista:
  • Sucedió, pues, que al llegar a los confines del reino las tres embajadas juntas (Aragón, Cataluña y Valencia), y viendo ya que el rey se aproximaba con su comitiva, los embajadores aragoneses y valencianos traspasaron la frontera, y entrados en el territorio vecino, hincaron la rodilla y besaron la mano al rey, pero los nuestros, sin dejarse llevar del ejemplo, permanecieron fijos en sus puestos, sin descabalgar, y cuando el rey entró y pisó el suelo aragonés, entonces y nó antes, le saludaron afectuosamente pero sin descabalgar.[3]
El párrafo tiene gran interés, y se presta a polémica... Cuando el cronista dice "a los confines del reino", se está refiriendo a los confines del reino de Valencia con Castilla, adonde llegaron las embajadas de las tres Diputaciones (Aragón, Cataluña y Valencia), que formaban parte de la Corona de Aragón, y tenían Cortes propias, aunque Cataluña no estaba constituida como reino -ni fue nunca reino independiente-, por el contrario de Aragón y Valencia. Esa debió ser la causa por la que sólo los embajadores aragoneses y valencianos "traspasaron la frontera" de castilla y entraron en "territorio castellano" para dar la bienvenida al infante de Castilla, don Fernando de Antequera, rey electo que reinó como Fernando I de Aragón (1412-16). Debió ser una simple cuestión de protocolo...


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Talla en madera, representando una escena medieval que alude a los Tres Reinos:
"Moya, llave de reinos". "Tres Reinos, Tres Reyes, Tres Provincias"
-obra del conquense Pedro Soriano García (Fuentelespino de Moya, 1935)-
[Foto cedida por el señor José Benedicto Sacristán de Fuentelespino (Cuenca)].

Propiamente, en cuanto topónimo espacial, La Cruz de los Tres Reinos reúne la simbología adecuada para representar, intelectual y formalmente, el punto de encuentro necesario entre la Historia y la geografía de tres provincias limítrofes –Cuenca, Teruel y Valencia-, a las que tantos acontecimientos unieron en el pasado. Nos une también un hermosísimo paisaje, que cada cuál podrá desentrañar a su manera... Asimismo, “La Cruz de los Tres Reinos” fue el rótulo elegido para el I Simposio Interregional e Interuniversitario, celebrado en Ademuz (Valencia), bajo el sugestivo título Espacio y tiempo en un territorio de frontera –que tuvo lugar los días 25, 26 y 27 de julio de 2008-: colaboraron la Universidad de Valencia, la Universidad de Castilla-La Mancha, el Campus de Cuenca y el Ayuntamiento de Ademuz. Asimismo, en razón de su interés ecológico, paisajístico y sociocultural "La Muela de los Tres Reinos" ha sido declarado por el Consell de la Generalidad Valenciana (2014), Paraje Natural Municipal de la Provincia de Valencia, con una extensión de 567,26 hectáreas, cuya administración, gestión y financiación corresponde al Ayuntamiento de Castielfabib.[4]

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Detalle de la delimitación del Paraje Natural Municipal de la "Muela de los Tres Reinos",
con una extensión de 567,26 hectáreas,
sito en el extremo noroccidental del Rincón de Ademuz, término municipal de Castielfabib (Valencia)
[Tomado del Decreto del Consell de la Generalidad Valenciana, de fecha 5 de septiembre de 2014,
por el que se declara Paraje Natural Municipal el enclave denominado Muela de los Tres Reinos].


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Vista parcial de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia),
desde la CV-483 (2014).

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Detalle de La Muela y Campo del Royo,
con el caserío de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), a la izquierda del cerro (2014).


En busca de La Cruz de los Tres Reinos.
 Decía que La Cruz de los Tres Reinos se halla en las proximidades de Arroyo Cerezo, aldea de Castielfabib… Para ir a Arroyo Cerezo desde el Rincón de Ademuz, la forma más rápida es seguir la carretera de Cuenca a Teruel, esto es la CN-420 en dirección a Cuenca, vía el Hontanar, y desviarse a la derecha a la altura del kilómetro 528: lo mismo que cabe hacer si pretendemos ir a visitar el paraje de La Nava, lugar de interés arqueológico y paisajístico.[5] Pasada La Nava hay que continuar por la vieja carretera nacional hasta arribar a la CV-483, cuyo desvío nace a la derecha de la nacional y que lleva en dirección a Arroyo Cerezo.

Antes de llegar al Royo -forma coloquial de nombrar a la población, así la designa también el botánico Cavanilles (1745-1804) en sus Observaciones (1797)- ya se vislumbra el caserío, ubicado a los pies del impresionante cerro de La Muela, que cierra el horizonte al poniente. Arribados a la aldea veremos que tras las primeras casas nace otra carreterita a la derecha, esto es, en dirección norte, que lleva a Veguillas de las Sierra, Alobras y Tormón, poblaciones que son ya de Teruel.

Para subir a La Cruz de los Tres Reinos desde Arroyo Cerezo pueden seguirse dos caminos principales: uno yendo por Veguillas de la Sierra y otro por la Fuente del Abrevador. Para ir caminando, el mejor a mi entender es el segundo, en este caso hay que atravesar la aldea y coger el camino de la fuente. Los que no puedan o no deseen hacer la excursión a pie deberán ir por Veguillas, ya que la pista que conduce al cerro puede ser utilizada por un vehículo todoterreno y moto de montaña. Lo cierto, sin embargo, es que ambas vías tienen sus pros y sus contras, como casi todo en la vida. La subida por Veguillas tiene la ventaja, por ejemplo, de permitirnos ver una estupenda perspectiva de la mole de La Muela desde el Campo del Royo. 

Para seguir este último camino hay que tomar la carreterita que parte del Royo en dirección a los mencionados pueblos turolenses -Veguillas, Alobras y Tormón-, que se hallan al norte. A la salida de la aldea dejaremos a la derecha el barranco del Regajo, donde se hallaba el viejo molino harinero. Era aquel un artefacto antiguo que molía con el agua de la rambla, remansada en una balsa y que todavía puede verse por encima de la carretera. Sin embargo, el edificio maquilero desapareció hace unos años, al desprenderse un enorme peñasco que tenía encima… La carreterita, estrecha pero con el firme en buen estado, discurre entre estiradas fincas de cultivo por el Campo del Royo, una extensa planicie en suave pendiente hacia levante que se despliega a los pies del cerro de La Muela. Hay fincas en barbecho, otras con rastrojos recientes, las menos abandonadas. Por el contrario de lo que sucede en el regadío estas tierras todavía se laboran: un hombre con el tractor y la cosechadora atiende grandes extensiones en poco tiempo. Antaño, labrar, sembrar y segar era labor de muchos brazos y gran esfuerzo…

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Vista general de La Muela y Campo del Royo,
desde la carretera de acceso a Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia):
La Cruz de los Tres Reinos se halla en la parte posterior u occidental del cerro (2014).

Al poco de dejar la aldea veremos una señal en la margen derecha de la carretera, indicándonos un paraje digno de verse, se trata del Mirador del Barranco del Recuenco. Entre la carretera y el barranco propiamente dicho hay una planicie de tierra y hierba, sembrada de grandes losas calcáreas, cual una  calzada ciclópea o gran placeta empedrada. Al borde del cantil hay una estructura metálica con un cartel que, basándose en un texto y unos sencillos dibujos, explica los fenómenos físicos que han dado tan curiosa forma al barranco. Cuando estuve visitando el lugar el panel se hallaba caído; intenté levantarlo, pero pesaba demasiado. Resulta penoso ver la inversión que se ha realizado ilustrando tantos y cuantos lugares de la comarca, sin que nadie se ocupe después de su mantenimiento. En este caso la estructura metálica debía estar sujeta al suelo con cuatro grandes tornillos, pero sólo pusieron dos, razón por la que se ha caído.

El Mirador del Barranco del Recuenco permite observar un amplio panorama con una hendedura en forma de V, cuyo horizonte lo cierra al levante el picudo cerro de La Morrita, que preside la vega de La Nava: en su cima se halla el castro o despoblado ibero que ya conocemos por la visita a este paraje. El panel se halla al borde de los cantiles que asoman a la depresión, ilustrando sobre la Arquitectura del Paisaje:
  • Barranco del Recuenco: Los barrancos del Recuenco y del Regajo que descienden hacia el río Ebrón desde el altiplano del Campo del Royo, a más de 1.300 m de altitud, lo hacen de forma abrupta, aproximadamente 400 metros de desnivel en casi 8 kilómetros, creando unos espectaculares valles en forma de V, producto de la erosión lineal de las aguas superficiales sobre el sustrato calizo y margoso./ El perfil de estos barrancos y la regularización de sus laderas contrasta radicalmente con el paisaje de hoces y cortados que esculpe aguas abajo el río Ebrón y algunos de sus afluentes, cuando se encajan en los potentes bancos subyacentes de roca caliza. En este caso, la horizontalidad de los estratos y la sucesiva alternancia de niveles finos de margas y calizas ha evitado que se produjeran por efecto del agua procesos erosivos de escarpado y acarcavamiento lateral, resultando unas laderas muy regulares.

 Nos hallamos al borde de los cantiles, que forman una amplia y potente cornisa sobre la rambla. Se nombra también aquí el barranco del Regajo, se refiere al que hemos dejado a la salida de la aldea, donde se hallaba el viejo molino maquilero… En la zona abundan los arbustos juníperos, enebros y sabinas que crecen por todas partes, sobre las cimas de los cerros que conforman el barranco, colonizando las laderas y sobre la misma placeta del barranco. Sigue explicando el cartel:
  • De este modo, las escasas manifestaciones de erosión producidas por la acción de las lluvias se centran principalmente en arroyadas laminares en las márgenes del barranco y en la incidencia que ejercen sobre el fondo y orillas del lecho fluvial los caudales que corren y descienden por el cauce del barranco en las épocas húmedas./ Pero no es ésta la única interpretación geomorfológica del paisaje que podemos ofrecer desde este mirador, sino que también hay que subrayar, por ejemplo, el retroceso que está sufriendo el borde o escarpe de los circos de cabecera de estos barrancos, como en el que estamos ahora, donde es frecuente que se produzcan caídas y desprendimientos de bloques y tormos por zapamiento o socavamiento de la base, como en la cascada del Regajo, y fenómenos ligados a la karstificación (disolución de la roca por acción del agua) y gelifracción (acción del hielo-deshielo), entre otros.

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Detalle de la placa correspondiente al pilón de la Red Geodésica -Cartografía- de la Generalidad Valenciana sita en el Barranco del Recuenco en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 2014.

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Vista del Barranco del Recuenco en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia),
desde el circo de cabecera, con detalle de las vertientes, pedrizas y canchales,
con detalle del cerro de La Morrita al fondo (2014).
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Detalle del circo de cabecera del Barranco del Recuenco en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), ilustrando los fenómenos de karstificación y gelifracción que le afectan (2014).


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Detalle de la carreterita que desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 
lleva a Veguillas de la Sierra, Alobras y Tormón (Teruel), 2014.

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Detalle de la carreterita que desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia)
lleva a Veguillas de la Sierra, Alobras y Tormón (Teruel),
en el límite de provincia y Comunidad Autónoma (2014).

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Detalle de sabina (Juniperus thurifera) junto a la carretera,
con Veguillas de la Sierra (Teruel) al fondo,
en el límite de provincia y Comunidad Autónoma (2014).


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Carteles indicando la dirección de La Cruz de los Tres Reinos
-vía El Saz-: la pista sale de la carreterita que lleva a Veguillas de la Sierra (Teruel), 2014.


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Vista del Campo del Royo en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia),
desde el camino que sube a La Cruz de los Tres Reinos por el camino de Veguillas de la Sierra (Teruel), con las laderas orientales del cerro de La Muela del Royo a la derecha (2014).

 Los fenómenos geomorfológicos descritos son muy frecuentes en la zona, los vemos en las cornisas de muchas de estas montañas, como sucede en los resaltes del cerro de la Muela del Royo, cuya imagen se nos muestra en toda su magnificencia desde el Mirador del Barranco del Recuento, mirando hacia poniente. En la placeta que forma la cabecera del barranco hay un pilón correspondiente a la Red Geodésica de la Generalidad Valenciana. Si continuamos carretera adelante llegaremos de inmediato al límite de provincia y de Comunidad Autónoma, se trata del término municipal de Veguillas de la Sierra, cuya linde la indica una gruesa hita piramidal y un gran cartel de carretera. Frente al cartel veremos a la izquierda de la carretera una formidable sabina, con el interior ennegrecido, probable efecto de un rayo que le cayó, abriéndola de arriba abajo y chamuscándola. Poco más adelante nace una pista a la misma margen de la sabina, con un cartel indicando La Cruz de los Tres Reinos y la partida del Saz, ésta en término de Veguillas. 

El caserío de Veguillas de la Sierra queda un poco más adelante, al noreste. La pista que lleva a La Cruz de los Tres Reinos es amplia y bien trazada; durante el trayecto pueden verse multitud de seculares sabinas ante las que no cabe más que descubrirse, pues son árboles centenarios que llevan aquí muchos años antes que nosotros, y aquí se quedarán cuando nuestra generación se haya desvanecido. Conforme ascendemos el paisaje amplía su horizonte de forma rápida y espectacular, pero a nuestras espaldas, que es el levante. No resulta éste un itinerario de mi gusto, ya que la última vez que estuve fui con una moto de montaña y me encontré con grandes barrizales en la vertiente occidental del cerro, de los que salí con dificultad… De ahí que aconseje ir por la ruta que atraviesa Arroyo Cerezo, vía la Fuente del Abrevador, y caminando.

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Centenaria sabina (Juniperus thurifera) en el trayecto que lleva a La Cruz de los Tres Reinos
por el camino de Veguillas de la Sierra (Teruel), 2014.

Subida a La Cruz de los Tres Reinos, vía la Fuente del Abrevador.
 Nos encontrábamos a la entrada de Arroyo Cerezo, en la bifurcación que lleva a Veguillas de la Sierra, Alobras y Tormón... En vez de seguir esta vía continuaremos por la aldea, atravesaremos el barrio de Abajo en dirección al de Arriba, donde se halla la iglesia. Entre ambos sectores hay un espacio despoblado, aunque no absolutamente, pues a la derecha, sobre un somero montículo han construido recientemente un edificio común, junto a un singular caballo de madera de nombre “Ciresio”, obra de Phil Bows, ganadora de la I Bienal Internacional de Esculturas al Aire Libre, que bien merece una mirada. Poco más adelante, a la izquierda, queda el cementerio local, “huerto de la muerte” del que dijimos al estudiar la iconografía y la epigrafía funeraria en el santo lugar.[6] La iglesia parroquial de San Joaquín y Santa Bárbara se halla en el barrio de Arriba, frente a una placeta cementada que se abre a la derecha de la carreterita.[7]
 
 Sobrepasado este núcleo de viviendas veremos que la carreterita continúa en dirección a otro grupo de casas que hay un poco más arriba, a la izquierda: ello podría hacernos pensar que el barrio de Arriba posee un anexo, por lo que podría hablarse de tres barrios: el de Abajo, el de Enmedio y el de Arriba. Aunque tampoco hay unanimidad entre los lugareños, ya que mientras unos dicen del barrio de Arriba para referirse al de la Iglesia, otros añaden a éste el de Arriba del todo. Pues allí se designan por los nombres o apodos y cada cual sabe donde vive cada uno... En lo que fácilmente nos pondremos de acuerdo es en que nos hallamos en un lugar muy particular, pues aquí se conjugan tres aspectos de interés en medio de un paisaje esplendente: la altitud (1.340 m), la arquitectura de las viviendas (de una sola planta, basadas en lajas de piedra, con porche en la fachada meridional) y la polinuclearidad del caserío.[8] La belleza del lugar queda parcialmente ensombrecida, no obstante, por el cableado eléctrico y los postes que sujetan los hilos, problema estético que afecta a todos los pueblos de la comarca. Asimismo que por el enlucido y jalbegado de las fachadas de algunas casas, que han ocultado la piedra originaria. Resulta evidente que no se ponen en práctica las normas urbanísticas que debieran haber al respecto, pues las construcciones del Royo -viviendas, corrales y demás fábricas- poseen peculiaridades arquitectónicas y constructivas que las hacen únicas en la comarca, y que cabría proteger.

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"Echoing Walls" (Paredes con eco) en la fachada de una casa
 en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), obra de Diane Gorwin (Reino Unido),
correspondiente a la I Bienal de Escultura al Aire Libre 2001-2002 (2004).


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Detalle de muro exterior de un corral en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia),
muestra de arquitectura tradicional en la zona (2004).
 
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Detalle de fuente con pilón (1977),
junto al camino que conduce de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia)
 a La Cruz de los Tres Reinos (2014).

 Entre el grupo de casas del barrio de la Iglesia y el de Arriba del todo, junto a una fuente con pilón (1977), nace un camino de tierra que lleva a La Cruz de los Tres Reinos, vía la Fuente del Abrevador: un poste con paletas de dirección señala un sendero y los tiempos de su recorrido: a la del Abrevador (20 minutos) y a La Cruz de los Tres Reinos (2 horas y 30 minutos). Dejamos el vehículo en un lado y echamos camino adelante: cabe ir bien pertrechados, calzado de montaña, protección contra el sol y un bastón, sin olvidar el agua. Nada más comenzar el trayecto nos encontramos con un gran barrizal que nos obliga a desviarnos, pasando por el bancal que hay en la parte alta. De nuevo en el camino hallaremos enseguida un formidable árbol del género quercus a la derecha, que bien merece un comentario de admiración. Llama la atención que junto a las bellotas el árbol posee unas curiosas pelotitas con un orificio, se trata de las conocidas agallas, que no son más que la respuesta de las hojas a la inoculación de algún parásito, bacteria, hongo, insecto. La vía es cómoda muy agradable de transitar. Nuestra excursión tuvo lugar en otoño, a la sombra de los enormes chopos lombardos (Populus nigra) que crecen junto a las riberas del Regajo. 

El camino discurre por la margen derecha del arroyo, en un punto ambos se cruzan, pasando el sendero a la margen izquierda. Las laderas meridionales del cerro de La Muela se hallan abancaladas, aunque de los antiguos cultivos sólo quedan los muros de piedra. El sonido del agua al correr produce un agradable sonido, alegre y tranquilizador, que nos acompañará un buen trecho. Son de reseñar también algunas enormes nogueras (Juglans regia L) que crecen en las fincas de labor, árboles que no hubieran dejado de llamar la atención de Cavanilles, cual aquellos monstruosos que viera en Castielfabib. La sombra de la noguera ha tenido siempre mala fama entre la gente del campo, hasta el punto de evadirla, pues es sabido que quién a su vera reposa no podrá impedir un enfriamiento –lo que solía producirse cuando los segadores buscaban su protección, estando acalorados-: La sombra del nogal es a todo animal muy pesada y dañosa, principalmente si a ella se duerme... –dice el doctor Laguna (1510-1559) comentando a Dioscórides. Aunque posee también muchas virtudes, ya que sus hojas y frutos, aún los tiernos, son astringentes (restriñen el vientre), el aceite de nueces es vermífugo (expulsa los parásitos del intestino) y las hojas son hipoglucemiantes (disminuyen el azúcar de la sangre).[9]

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Vista del camino que sube a La Cruz de los Tres Reinos desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), con detalle de un monumental ejemplar de quercus junto al camino (2014).
 
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Detalle del tronco de un árbol del género quercus
sito junto al camino que sube a La Cruz de los Tres Reinos
desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 2014.


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Detalle del tronco de un árbol del género quercus
sito junto al camino que sube a La Cruz de los Tres Reinos
desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 2014.

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Detalle de chopos (Populus nigra) junto al camino que sube a La Cruz de los Tres Reinos
desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 2014.

            Lo cierto es que mientras caminamos observamos variedad de plantas y arbustos, entre los que destacan algunos muy conocidos: endrinos, espinos albares zarzamoras, guillomos, rosales silvestres, serbales... -muchos de ellos comestibles-. Cuescos del espino albar –me refiero al majuelo, la pometa de pastor de la sinonimia catalana- se han encontrado en las habitaciones lacustres prehistóricas, lo que significa que nuestros ancestros ya lo comían. ¡Y qué decir de las moras, endrinas y guillomos! Los frutos del rosal silvestre –me refiero a los escaramujos, popularmente conocidos como “tapaculos”, no son comestibles-: podría pensarse que esta singular forma de denominar al frutillo proviene de parecer un supositorio, pero más bien se debe a las propiedades astringentes del tanino que posee, pues de antiguo se han usado como antidiarreicos. En un punto del camino hallamos un gran serbal doméstico (Sorbus domestica), árbol de la familia de las rosáceas, popularmente conocido en la zona como azarollo. El azarollo produce unos frutos pomáceos semejantes a peritas pequeñas, que sólo pueden comerse cuando están muy maduros. Vemos muchas de estas frutitas sobre el camino, por efecto de la fermentación de su pulpa, al pisarlas producen un aroma dulzón avinagrado –no en vano se obtenía de ellos vinagre y licores-. Entre los niños de mi generación se empleaba un dicho: Eres más borde que las azarollas... –para referirse al carácter áspero o poco amigable de alguien-. Intuyo que los chicos actuales han dejado de emplear esta expresión, porque desconocen el fruto y sus características, ya que aunque viven en el pueblo han dejado de ser rurales. En cualquier caso no resulta fácil definir lo que realmente significa “ser una persona borde”; para saberlo con certeza hay que probar una azarolla verde...

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Azarollo o serbal común (Sorbus domestica)
junto al camino que lleva a La Cruz de los Tres Reinos
desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), 2014.
 
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Ejemplar de noguera (Juglans regia) en la ladera meridional de la Muela del Royo,
junto al camino que lleva de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia) a
La Cruz de los Tres Reinos (2014).

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Camino que lleva a La Cruz de los Tres Reinos desde Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia),
vía la Fuente del Abrevador, con monumentales ejemplares de noguera
(Juglans regia)
en las márgenes (2014).

Conforme nos acercamos a la Fuente del Abrevador el camino se empina, quedando la barranca a la izquierda. El centro del camino aparece surcado por una honda arroyada. De trecho en trecho encontramos trozos de tubería semienterrada, corresponde a la antigua canalización del agua potable que abastecía la aldea. Curiosamente, la luz del tubo aparece casi obstruida, efecto de los depósitos calcáreos que dejó el agua. Finalmente llegamos a la Fuente del Abrevador, espacio semicircular a modo de anfiteatro bordeado por una potente cornisa calcárea en la parte alta, en cuyo graderío y foro pueden verse espacios para el ganado: corrales con descubierto y parideras, restos de la antigua actividad ganadera que hubo en la zona. 

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Paraje conocido como Fuente del Abrevador,
en el camino que lleva de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia) a
La Cruz de los Tres Reinos (2014).
 
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Detalle de antiguos corrales y descubiertos  en el paraje de la Fuente del Abrevador en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), camino de La Cruz de los Tres Reinos (2004).



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Antiguos resguardos para el ganado en la Fuente del Abrevador en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), camino de La Cruz de los Tres Reinos (2004).

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Antiguos corrales y descubiertos en el paraje de la Fuente del Abrevador en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), camino de La Cruz de los Tres Reinos (2004).

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La Fuente del Abrevador en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia),
camino de La Cruz de los Tres Reinos (2004).


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Antiguos corrales y descubiertos en la Fuente del Abrevador en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), camino de La Cruz de los Tres Reinos (2004).
 
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Ortigas (Urtica urens y/o dioica), que crecen junto a los antiguos corrales y descubiertos en
la Fuente del Abrevador, en el camino de Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia) a
La Cruz de los Tres Reinos (2014).

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Detalle del Corral del Abrevador, labrado en la roca tobácea del monte en Arroyo Cerezo-Castielfabib (Valencia), resto de la antigua actividad ganadera que hubo en la zona (2014).

Junto a uno de los corrales de la parte baja observamos una tupida pradera de ortigas (Urtica dioica y/o urens), plantas urticantes a evitar, ya que producen un intenso picor con sólo rozarlas, aunque poseen diversas propiedades medicinales y culinarias. Hacia la parte alta de la vertiente un poste con paleta nos indica el Corral del Abrevador, curioso recinto labrado en la toba calcárea, antaño usado como aprisco. Poco más arriba se halla la captación de agua potable que sirve a la aldea, cuyo manantial nace de la misma roca,  protegido por una gran jaula metálica. La parte media y superior de la ladera aparece con la tierra removida, hasta haber hecho desaparecer el camino. Pensamos puede ser por causa de los animales del monte, probablemente jabalís, que escarban buscando raíces y tubérculos que comer. Esta parte es la más dificultosa que vamos a encontrar en el trayecto, y ello como consecuencia de la costanilla y de la tierra removida, que hacen el camino impracticable. Los corrales de la zona son recintos basados en muros de piedra en seco: una parte se halla cubierta de teja y la otra abierta, a modo de descubierto. 

Podría decirse de ellos que son restos cuasi arqueológicos, razón por la que hay que evitar reconstruirlos o arreglarlos con otros materiales que no sean los propios. En cualquier caso no debe mezclarse la piedra con el ladrillo, y menos con el bloque de cemento, pues el efecto en el monte resulta antiestético, hiriente, por no decir desagradable. Hace algunos años, uno de estos corrales fue cubierto con grandes chapas metálicas, que en la actualidad aparecen sueltas, desparramadas por la ladera. Más que desagradable a la vista y contrapuesto al gusto, esto es de juzgado de guardia… ¡Las autoridades municipales y los responsables del monte debieran dejarse de zarandajas y evitar estos flagrantes atentados contra el Medio Ambiente! Resulta extraño, paradójico y llamativo que los forestales llamen la atención de los vecinos cuando les ven cortar una caña de la ribera, en tanto permiten el uso de chapas metálicas en los antiguos corrales, descubiertos y parideras del monte, y su posterior abandono... Si no es responsabilidad de los forestales, ¿de quién es entonces, a qué entidad corresponde la vigilancia y el cuidado efectivo del monte? Tras la reciente declaración de la zona como Paraje Natural Municipal -el 5 de septiembre de 2014-, hemos de pensar que el ente subsidiario es el Ayuntamiento de Castielfabib (Valencia).





[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). La Cruz de los Tres Reinos, lugar de encuentro y mito necesario, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, pp. 159-160.
[2] LLORENS Y RAGA, P L (1984). El códice del Compromiso de Caspe. Diario del proceso, según el manuscrito existente en el archivo de la Catedral de Segorbe, Publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segorbe, Castellón.
[3] ÁLVAREZ VILLAMIL, Isabel (1979). Cataluña en el mensaje de la piedra a través de la obra pictórica de Rafael Moreno/ Introducción de Guillermo Díaz Plaja, Sedmay ediciones, S.A., Madrid, p. 283. Citado por Ricardo FOMBUENA VIDAL en Una gota por el Turia. El poema del río: Albarracín, Teruel y el Rincón de Ademuz, Teruel, 2002, pp. 13-16.
[4] DECRETO 146/2014, de 5 de septiembre, del Consell, por el que se declara Paraje Natural Municipal el enclave denominado Muela de los Tres Reinos, en el término municipal de Castielfabib.
[5] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. La Nava de Castielfabib (Valencia), lugar de interés arqueológico y paisajístico, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 1 de octubre de 2014.
[6] ID. Iconografía funeraria en el cementerio de Arroyo Cerezo, aldea de Castielfabib (Valencia), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 16 de marzo de 2013.
[7] ID. La iglesia de San Joaquín y Santa Bárbara en Arroyo Cerezo, aldea de Castielfabib (Valencia), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del domingo 12 de mayo de 2013.
[8] RODRIGO ALFONSO, Carles (1998). El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico comarcal, Edita ADIRA, Valencia, p. 93.
[9] FONT QUER, Pío (1993). Plantas Medicinales. El Dioscórides renovado, Editorial Labor, S.A., Barcelona, tomo I, pp. 111-113.

4 comentarios:

  1. Alfredo me ha encantado este artículo, lo bien documentada y explicada la historia según varios historiadores, o lo relatado por Cavanilles. Como siempre felicidades, por tan buen trabajo.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Hola, Oscar, gracias por tus palabras, siempre tan estimulantes y positivas... Un abrazo.

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  3. Un artículo muy bueno, que es necesario para que no se pierda la memoria de la historia.

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  4. Excelente trabajo sobre la zona de La Cruz de los Tres Reinos tanto desde el punto de vista histórico como etnologico, geológico y geográfico.Muy bien documentado y por supuesto magnficamente explucado como todos los trabajos que haces amigo Alfredo.Mi más cordial enhorabuena.He disfrutado mucho con su lectura.Toda la zona de Arroyo Cerezo la conozco mucho por las intensas relaciones que siempre ha tenido con SALVACAÑETE en general y con la aldea de Hoya del Peral,de donde eran mis abuelos,en particular.

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