Reflexiones y soliloquios de un lugareño.
"A la pregunta de si soy optimista o pesimista,
yo respondo que mi conocimiento es pesimista,
pero mi voluntad y mi esperanza son optimistas"
-Albert Schweitzer (1875-1965),
médico, filósofo y teólogo alemán-.
Palabras previas.
Estos
días de mediados de enero están siendo espléndidos, despejados, luminosos,
tranquilos. Aunque las mañanas amanecen con abundantes escarchas sobre los
tejados de las casas y en el campo, las tardes resultan templadas,
primaverales, agradables... Venciendo la pereza me decido a salir un rato después de comer,
si me quedo en el sofá viendo las noticias de la tele acabo durmiéndome y
cuando me despejo el sol ya se ha puesto. Además, me cansan los noticiarios,
siempre lo mismo, con más sucesos que noticias e interminables minutos de deportes,
que me asquean. Estos días están con lo del atentado de París, lo del “Charlie
Hebdo”, un semanario satírico por lo demás penoso. Aunque uno no puede por
menos que solidarizarse con los parisinos y contra el terrorismo de cualquier
tipo y jaez... Pero ya cansan, siempre las mismas escenas y tantos o cuantos
policías armados hasta los dientes, y toda la movida. Cuando en España sufrimos
los atentados de los trenes de Atocha en Madrid –el inolvidable 11 de marzo de 2004- hubo
muchos más muertos –casi doscientos- y me da la impresión que no se produjo tanta
alarma internacional, ¡tuvimos que lamernos nosotros mismos las heridas! Pero
sí, hay que mover las conciencias por la libertad en una sociedad democrática, abierta y respetuosa de los derechos individuales y colectivos, y estar contra el terrorismo,
venga éste de donde venga... En cualquier caso, ¡yo no soy Charlie!
Vivo
en la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), en el centro del pueblo, pero las calles aledañas
están vacías, sin más vida aparente que unos gatos ateridos y sin ánimo ni para
buscar el calorcito del sol. Una vecina los alimenta con la comida que le sobra y aquí están
todo el día, esperando el rancho. Deben ser gatos que no saben buscarse la
vida, suponiendo que haya algún ratón o pájaro que cazar. Si dejaran de
alimentarlos se irían, porque no son estos felinos animales fieles, ni
agradecidos. Más bien son como algunas personas, que a la mínima sacan las uñas y te arañan.
Las acacias del seto central
muestran sus ramas desnudas, con las primeras heladas las hojas cayeron yertas
sobre el asfalto, dejando a la vista los nidos vacíos. Aunque llena de coches, porque la Plaza sirve de aparcamiento municipal, decía que la zona está deshabitada, sin
gente, y cada día somos menos en el vecindario.
Hace poco murió una vecina,
aunque ya estaba en una residencia de ancianos. Creo que falleció en el
hospital general de Teruel, nuestro centro de referencia. Para las urgencias y
consultas externas sanitarias los vecinos del Rincón de Ademuz acudimos o nos
llevan al hospital Obispo Polanco. Caso de una urgencia vital, si tuviéramos que ir cada vez al hospital
de referencia que nos corresponde en Valencia no llegaríamos vivos..., ¡y menos
mal que tenemos centro de salud de atención primaria! Es el problema de tantos
y tantos lugares en España, me refiero a las zonas limítrofes de cada Comunidad
Autónoma, en los que queda más cerca el hospital de la capital de provincia
vecina que el de la propia. La gente de por aquí es sufrida, no se queja, ¡qué
remedio! Lo mismo les pasa a los de nuestro entorno conquense, que tienen que
ir a Cuenca, a unos cien kilómetros. Del Rincón de Ademuz a Teruel hay unos
cuarenta kilómetros por una carretera plagada de curvas –la CN-330-, lo que supone
media hora de trayecto, y cuidado no te encuentres con algún convoy de coches y
camiones, ¡entonces serán tres cuartos de hora largos...!
Vista de la bajada de la calle Fuentecillas en Torrebaja (Valencia), en dirección a la Fuente de los Pobres y Casas de la Venta (2013). |
Por
la calle Fuentecillas hasta las Casas de la Venta.
Normalmente
siempre hacemos el mismo paseo, ya se sabe, las personas somos animales de
costumbres. Digo hacemos, porque suelo pasear con mi mujer. Pero a veces voy
sólo. Cuando paseamos juntos hablamos de nuestras cosas, de las incidencias del
día, del trabajo, de los hijos, tema preferido de los padres... Pero ir solo
también tiene sus ventajas, al menos a mí me sirve para pensar y reflexionar
sobre las cosas, incluso para rezar... Dirigirse a la Divinidad en medio de la Naturaleza es una
agradable experiencia. Tuve un amigo que cuando iba al campo o la montaña
rezaba el padrenuestro cantando, era una persona alegre, feliz, ¡esta era su
forma de demostrarlo y agradecerlo!
Desde
la Plaza hasta la Venta el tramo es cuesta
abajo y umbrosa, pues esta parte del pueblo queda al noreste, al nivel de los
campos, por aquí no da el sol hasta san Matías, a mediados de mayo. Ya lo dice
el refrán: Por san Matías se igualan las
noches y los días, y el sol pega en las umbrías… Una vez se llega a la
bajada del Pasillo, que lleva hasta la ribera del Turia, todo es llano y en
solana. Habitualmente no nos encontramos con nadie, los lugareños de la zona no
gustan de pasear. No sé si se debe a algún prejuicio, pero la gente no pasea. Debe
ser por la falta de costumbre, ya que los agricultores de antaño se pasaban la
vida en las fincas, y cuando tenían un rato libre lo que menos les apetecía era
pasear. Pero para los agricultores no hay descanso que valga, siempre tienen
algo que hacer, algún aparejo que remendar. Una vecina comentaba que no paseaba
porque no tenía con quien, e ir sola le daba corte: Pensarán que estoy buscando algo… –decía-. Pero toda regla tiene su
excepción, pues mi padre era persona de campo y lo que más le gustaba los
domingos por la tarde era pasear con su esposa, mi madre, para ver y mostrarle
el estado de los cultivos... Decía que normalmente no encontramos a nadie, pero
estas últimas semanas hay movimiento en la zona, están construyendo un muro de
piedra que viene desde el pilón de la
Virgen del Pilar hasta más acá de las Casas de la Venta. El muro lo
levantan contra el terraplén de la izquierda, frente a las casas... El nombre
de esta partida le viene de que ataño hubo aquí una parada de diligencia, venta
o parador donde descansar del trayecto y comer, incluso pernoctar, aunque esto
debió ser a finales del siglo XIX o principios del XX. Ello no debe
extrañarnos, pues el camino que venimos siguiendo corresponde al Camino Viejo
de Ademuz a Teruel, un tramo del antiguo Camino Real de Valencia y Castilla a
Zaragoza.[1]
Detalle de la anterior Fuente de los Pobres en Torrebaja (Valencia), 2006. |
Detalle de la nueva Fuente de los Pobres en Torrebaja (Valencia), 2014. |
No
se lo creerán, pero contaba mi padre que en algún momento del último tercio del
siglo XIX hubo un proyecto de línea de tren que pasaba por la
Venta de Torrebaja. Yo tampoco me lo creía, hasta que vi el trayecto: se trataba del tren de Valencia y Aragón, que llegaba hasta Calatayud, vía Teruel. Aquella línea nunca llegó a realizarse -mejor dicho, se quedó en Liria-; fue un propósito fallido,
como tantos de aquella época. Pero hubiera sido estupendo que por el Rincón de
Ademuz pasara una línea férrea: Demasiado
bonito para ser verdad –pensarán algunos-.
Detalle de la construcción del muro de piedra frente a las Casas de la Venta en Torrebaja (Valencia), 2014. |
Esta
parte del pueblo está cambiando mucho en los últimos años. Antes era una zona
muy degradada, la mejora comenzó con la instalación del Consultorio Municipal
en el bajo de la
Casa Consistorial –ya sé que no es el mejor lugar, pero
entonces no había otro-, el ensanchamiento de la calzada, retirando el viejo
transformador de la luz, la colocación de un banco de obra frente al
consultorio y una larga baranda de hierro desde la calle Cantón hasta casi las
Casas de la Venta
(1991-95): ésta fue un “regalo” de doña Clementina Ródenas Villena, que
presidió la Diputación
de Valencia en aquella legislatura provincial. Al finalizar la costanilla de la
calle Fuentecillas hay una fuente, la fuente de los Pobres. La vieja
fuente de obra ha desaparecido, en su lugar se ha construido otra de piedra
frente a la antigua, sobre el muro que salva el desnivel con la huerta. El
manantial antiguo servía como abastecimiento de agua a la población, aunque era
poco saludable. De hecho en Torrebaja siempre hemos tenido malas aguas y cierta
propensión a las tifoideas, ello hasta que en los años sesenta se hizo la
canalización para el agua potable que tiene su captación en el nacimiento de las
Pozas de El Cuervo (Teruel). Desde entonces tenemos las mejores aguas de la comarca,
al menos eso creo. La de los Pobres poseía un largo abrevadero con frontis
triangular, que miraba a la huerta. Estoy diciendo de la fuente más antigua que
he conocido, la de mi infancia. Después hubo otra fuente con distinta hechura,
y ahora otra, con grifo y pilón, per sin abrevadero. Antaño era preciso el
aguadero para que las caballerías bebieran el líquido elemento cuando iban o
venían del campo, pero hoy ya no hay caballerías...
El nombre de la fuente
proviene de una casa o albergue que hubo junto a la misma, donde podían
guarecerse los pobres que iban de camino pidiendo por estos pueblos. Aquel
edificio desapareció hace muchos años. La existencia de este tipo de refugios en los caminos estaba plenamente justificada, tanto por los pobres como por los caminantes. Baste saber que en el Censo Eclesiástico de Torrebaja de 1878, realizado con motivo de la Visita Pastoral del obispo de Segorbe, don Mariano Miguel Gómez (1876-1880), había en el pueblo cuatro "pobres de necesidad", que en aquel momento se hallaban ausentes, pues solían realizar largas salidas para pedir. Aquel censo incluía un espacio temporal de doce años (1886-78), tiempo en el que se habían producido 36 entierros Amore Dei, esto es, sin que el cura recibiera estipendio alguno por ellos, pues correspondían a gente pobre de la localidad.[2] Aunque sigue habiendo pobres, éstos ya
no recorren los caminos como antaño, saco al hombro. Los pobres de otro tiempo
han sido sustituidos por los transeúntes que hoy día vemos recorrer la
carretera general, ya sea en dirección a Cuenca o hacia Teruel: suelen parar en algún pueblo a pedir por las casas, duermen donde les coge la noche y cuando pueden utilizan los albergues municipales de las ciudades, aunque allí sólo pueden pernoctar tres días...
Detalle de la construcción del muro de piedra frente a las Casas de la Venta en Torrebaja (Valencia), 2014. |
El
muro que están construyendo frente a las Casas de la Venta es cojonudo, quiero
decir de gran potencia... Las piedras lucen más que los bloques o el cemento
armado, no en vano es un material noble. Me han dicho que la traen de la cantera de Vallanca, y que la
consiguen a buen precio. Debe ser cierto, porque el Ayuntamiento está haciendo
multitud de muros por todo el pueblo, hasta el punto que algunos de la
oposición han propuesto que se cambie el nombre del pueblo, nombrando a
Torrebaja como Torremuros. Bromas aparte, no sé si harán falta tantos
muros. Lo cierto, sin embargo, es que las paredes de piedra dan prestancia y
embellecen el lugar, además de humanizar el paisaje. Frente a las Casas había una fontana que propiamente
llamaban fuente de la Venta,
soterrada hace muchos años, y de la que se servían las viviendas de este barrio.
Había también un pilón o casilicio de obra bajo la advocación de san Antonio de
Padua. El viejo pilón ha sido demolido y en su lugar han dejado hueco en el
muro, imagino que para colocar allí la imagen. San Antonio estará contento de
tener casa nueva..., aunque quizá le gustaba más la que tenía. ¡Pero vaya usted
a saber lo que pensará el bienaventurado hijo del divino san Francisco!
Parece
que el muro forma parte de la remodelación de la zona, hasta el punto que la
pared separa dos niveles en la ladera: por la parte inferior discurre el camino
tradicional, pero por la parte superior hay proyectada otra calle, y el
murallón servirá de pretil de la de arriba. Por encima de la proyectada
discurre otra calle ya cementada, que sirve a las estancias inferiores del
Recinto Ferial. El edificio municipal es una gran estructura de obra de la que
sólo está útil la parte del sótano. Cuando esté terminado será impresionante,
entonces habrá que pensar en su mantenimiento. Pero lo importante ahora es acabarlo
y dotarlo de mobiliario. Su fachada da sobre la calle Valencia, ahora
prolongada hasta la carretera de Cuenca-Teruel, atravesando la bajada del
Pasillo. De la de Valencia parte la calle cementada que digo, circundando el
Recinto Ferial por su fachada meridional y dando servicio a las estancias
inferiores del edificio municipal. Y por debajo de está la proyectada que
protege el muro; y en un nivel inferior, la vía tradicional del camino de la Venta: Muchas calles para tan poco tráfico... –dirán otros-.
Más
allá de la mayor o menor utilidad que tenga tanto vial, a mí me da que pensar
en los cambios que está sufriendo la zona. Sucede que apenas nos damos cuenta,
pero la urbanización de esta parte del pueblo cambiará radicalmente su aspecto.
Hace cien, cincuenta años nadie hubiera creído que por esta parte se pudieran
construir viviendas, ya que todo eran huertos. Hoy día está ya todo urbanizado,
o casi, y pronto se podrán construir aquí viviendas. En otra época toda esta
parte norte del pueblo era poco apreciada, por el frío y el cierzo que la castigaba.
Hoy, sin embargo, parece no tener esto importancia frente a la belleza del
panorama. El caso es que los señores del Ayuntamiento han decido que el casco
urbano crezca por esta parte, y no les falta razón, pues el sector tiene su
salida natural a la carretera nacional por esta parte. Esperemos no se olvide
la zona de la Porcal,
los Callejones y la zona de la
Hoya, partidas orientadas a la solana, estupendamente
dispuestas sobre la vega del Ebrón; así como el barrio de los Pajares, con sus
incomparables vistas sobre la vega del Turia.
Al
pasar junto a los trabajadores del muro nos detenemos un momento para
saludarles: pienso en el duro trabajo que realizan, todo el día a la
intemperie... No sé cuál será su jornal, pero sea el que fuere se lo ganan bien,
acarreando grava, amasando cemento y subiendo piedras al muro... Esta zona de
las Casas de la Venta
era inundable, al menos antes se anegaba con las repuntas del Turia. Ahora, con
el desvío del Ebrón quizá sea más difícil que el río se salga. Al respecto,
muchas veces oí contar una anécdota a mi padre, conforme en cierta ocasión hubo
que sacar al abuelo de los Bolos por el tejado de la casa donde vivía, pues el agua llegó hasta la
primera planta: los animales del corral se le ahogaron y el burro se salvó de
milagro... El vecino Daniel Sánchez Aparicio (Torrebaja, 1941), nacido en las Casas de la Venta, me contaba que años después de la guerra todavía podían verse grandes agujeros en los campos de cultivo que hay tras las casas, entre éstas y la ribera del Turia, donde explotaron algunas de las bombas que dejaron caer los aviones nacionales durante el bombardeo del 26 de noviembre de 1938, y que tanto daño hizo en el pueblo, matando a mucha gente y destruyendo edificios.[3]
Recuerdo también que en la segunda mitad de los años sesenta pasó por Torrebaja una o varias familias gitanas, recalaron en las Casas de la Venta y aquí estuvieron varios años. Los chicos asistían a la escuela, aunque faltaban con frecuencia. Los hombres hacían cestos de mimbre y las mujeres los vendían por las casas. Algunos de ellos consiguieron trabajo en los aserraderos locales, no sé si los Doñates o los Cesáreos; el caso es que acostumbrados a la vida nómada no se adaptaban a los horarios -un día que llegaban tarde, otro que no iban, siempre con algún pretexto- y tuvieron que dejarlo. Eso sí, eran buena gente, como lo somos todos al fín. La única queja que había era por parte de los propietarios de los huertos vecinos, por las hortalizas que les desaparecían. Y si faltaba alguña gallina o conejo en el pueblo, ya pueden imaginar quiénes se llevaban la culpa, ¡los gitanos de la Venta! Eran también gente dura, sufrida, sobre todo las mujeres. Una noche parió una de ellas, y a la mañana siguente temprano la puérpera se presentó en la farmacia a comprar un rollo de algodón en rama... No sé si de enfermedad, pero uno de los varones jóvenes falleció, y lo enterraron en el cementerio municipal. Nadie sabe de donde vinieron, y de la misma forma un día se marcharon: ¡Que se han marchado los gitanos de la Venta...! -comentó la gente del pueblo-. Es probable que los dueños de los huertos próximos a la Venta respiraran aliviados. Nadie supo con certeza a dónde fueron, pero para Todos los Santos, y esto durante muchos años, siempre volvía alguno de aquella progenie a poner flores en la tumba del gitano muerto...
Detalle de la construcción del muro de piedra frente a las Casas de la Venta en Torrebaja (Valencia), 2014. |
Por
la ribera del Turia.
Dejamos
las Casas de la Venta,
para llegar a la bajada del Pasillo y continuamos hasta la ribera del Turia. En
el cruce de caminos hay un pilón de obra a la izquierda, bajo la advocación de la Virgen del Pilar. El pilar
está encalado, posee tejadito piramidal coronado por una cruz de hierro y una
hornacina en cuyo interior mora la imagen sobre su pilar. Por detrás tiene una
puertita y por delante una verja, en la que siempre hay un ramo de flores:
¡Virgen del Pilar, san Antonio bendito, ruega por nosotros! –murmuraban antaño
los devotos al pasar frente a los casilicios-. Hoy la gente anda muy descreída,
no sé lo que dirán o pensarán al pasar por el lugar; probablemente nada...
Desde
la bajada del Pasillo hasta el río el camino es de tierra y discurre en llano.
Por la mano derecha fluye una acequia de cemento, se trata del último tramo de
la vieja acequia de Castielfabib. La red de acequias en el Rincón de Ademuz es
impresionante, resultado de generaciones de agricultores que las idearon y
labraron. En Castiel hay algunas a gran altura, labradas sobre la misma roca. A
ambas manos del trayecto hay campos de cultivo, muchos perdidos. El camino
aparece en un trecho lleno de broza y zuros de mazorca, evidenciando el paso de
la máquina que ha cosechado el maíz de algunas fincas. Al llegar a la ribera el
camino se bifurca por la ribera derecha del río, hacia arriba y hacia abajo.
Por la derecha el camino se interna en la partida del Rento, de este nombre por
ser la única que se hallaba roturada en la época señorial, cuando Torrebaja era
una aldea de Castielfabib, siendo la zona que rentaba, ya que la mayor parte
del término estaba sin roturar... Desde esta parte de la ribera del Turia puede
observarse una magnífica vista de Torrebaja, quizá de las más bellas, aunque es
mejor verla por la mañana, antes de que
el sol alcance su cenit. El contorno del caserío se dibuja con nitidez en el
contraluz de la tarde, en suave declive hacia el valle, destacando la ermita de
san Roque en la parte alta del pueblo, que corresponde al barrio de las Eras o
los Pajares. En el centro del cuadro emergen la silueta del torreón de los
Picos y la torre-campanario de la parroquial...
Vista parcial del caserío de Torrebaja (Valencia), desde la ribera del Turia, con detalle del torreón de los Picos y la torre-campanario de la parroquial (2015). |
Vista parcial del caserío de Torrebaja (Valencia), desde el Rento, con detalle de la torre-campanario de la parroquial (2015). |
La
torre de los Picos resulta el edificio más emblemático de Torrebaja y forma
parte de la antigua casa solar de los Ruiz de Castellblanque, señores del
lugar... El torreón muestra unas formas boladas y lanceoladas en la
parte más alta, se trata de ornamentos arquitectónicos típicos del barroco.
Torrebaja se levanta en un suave promontorio arcilloso, al pie de un cerrito
alomado, pues su origen como núcleo urbano es reciente, no más allá del siglo
XVII. En esa época ya no hacía falta construir los pueblos en alto para
favorecer su defensa, o al amparo de un castillo medieval, tal el caso de
Ademuz y Castielfabib.[4]
La belleza y espectacularidad de estas villas corre pareja a su incomodidad
para vivir, hasta el punto de que lo que ayer era una ventaja es hoy un
inconveniente manifiesto. Es por ello que el torreón de los Picos de Torrebaja
debe verse antes como manifestación de orgullo señorial que como elemento
defensivo...
En
nuestro paseo de hoy, sin embargo, hemos decido tomar el camino de la izquierda,
aguas arriba del Turia. Sobre la ribera crecen frondosos chopos lombardos, álamos blancos y tamarindos. Junto a los tamarices la vieja acequia de Castielfabib rinde finalmente sus aguas al río, aunque
éstas proceden del Ebrón, a kilómetros de aquí. El Turia es un río sometido a gran estiaje, tanto por
la falta de lluvias como por el aprovechamiento para el riego. Sus aguas
siempre poseen cierta turbidez, mucho más cuando llueve, en que según la
procedencia de las lluvias puede llegar a bajar del color del chocolate, o
blanquecinas, de donde su antiguo apelativo de río Blanco o Guadalaviar para
designar al padre Turia: según algunos estudiosos el hidrónimo Turia procede
del idioma de los celtíberos, pues hay una palabra vasca de fonéntica –Zuria/ Tsuria, que significa blanco. Asimismo Guadalaviar, palabra deriva
del árabe -Walada-abiar,
también con significado de blanco. Esta partida de campo se la conoce como el Reguero. Siguiendo aguas
arriba enseguida encontraremos el puente de la Palanca, de este nombre
por cierto artilugio que al parecer hubo, para favorecer el almacenamiento y la
bajada de maderas por el río.
El puente antiguo que yo he conocido era de
tablas, aunque hoy es de cemento. Desde hace años le faltan las barandas de
protección, arrancadas por algún vehículo que por aquí pasó. Junto al camino,
frente al puente hay un poste de madera con una señal roja aflechada indicando
la dirección del camino peregrinal de la Vera Cruz, que cruza el río en esta parte. Este
tramo del camino cruza el Turia a la altura del antiguo almacén de las Minas de
Libros. Desde allí baja por la ribera izquierda, pasa por el Ventorro y las Casas
de Angelina, frente a Mas de Jacinto, vadea la rambla de Riodeva, atraviesa
Torrealta y continúa hasta el mencionado puente de la Palanca: aquí atraviesa de
nuevo el río y discurre por el camino que venimos siguiendo hasta Torrebaja,
desde donde baja hasta el polideportivo y continúa hasta la ermita de san José,
baja hasta el molino del Señor (o de Abajo), cruza el Turia por el puente de
Guerrero y sigue por la ribera izquierda del río, hasta Ademuz: el camino
atraviesa la comarca de norte a sur, procede de Puente la Reina (Navarra) y llega
hasta Caravaca de la Cruz
(Murcia), vía Landete.[5]
Vista parcial del caserío de Torrebaja (Valencia), con detalle del camino que baja del Pasillo, desde la ribera del Turia (2015. |
A
la entrada del puente de la
Palanca hay unos arbustos de sarga (sargatillo), muy
abundantes en toda la ribera, cuyos brotes están a punto de estallar,
incontenibles, barruntado la primavera, aunque todavía estamos a mitad del
invierno. Al respecto, en otro lugar escribí:
- Las antiguas culturas mediterráneas atribuían al sargatillo (agnocasto, sauzgatillo, sauce gatillo...) virtudes relacionadas con la castidad. Dice el Doctor Andrés de Laguna (1566): “Llámase en Griego esta planta Agnos, que quiere decir casta y entera, porque las matronas que guardaban castidad en los sacrificios a Ceres (diosa de la Agricultura), se acostaban sobre sus hojas”. Respecto a sus virtudes, el mismo autor comenta que “attrahe la leche à las tetas, provoca el menstruo, desseca el esperma, tienta el cerebro y da gana de dormir” Vid LAGUNA, A de. Pedacio Dioscórides Anazarbeo: Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos, Salamanca, 1566, tomo 1, p. 88. De la misma forma, en latín, agnus significa “cordero”, por lo que “agnus castus” se traduce a su vez por “Casto Cordero”, el símbolo cristiano de la castidad. Todo lo anterior contribuyó a atribuir al “agnocasto” o sargatillo cierta fama de planta reductora del apetito sexual, por lo que era frecuente verlo plantado en los patios y claustros de conventos y monasterios. Según la farmacopea actual, la utilidad de la planta para estos fines resulta dudosa.[6]
Vista del puente que salva la vega del Turia, correspondiente a la variante de la carretera N-330 de Manzaneruela (Landete) a Torrebaja (Valencia), partida del Reguero (2015). |
Vista general del caserío de Torrebaja (Valencia), con detalle del poste indicador del Camino de la Vera Cruz en la partida del Reguero (2015). |
Detalle del puente que salva la vega del Turia, correspondiente a la variante de la carretera N-330 de Manzaneruela (Landete) a Torrebaja (Valencia), partida del Reguero (2015). |
Por
encima del puente de la
Palanca discurre el soberbio viaducto de la CN-330, variante de esta
vía procedente de Manzaneruela (Landete) y que llega hasta Torrebaja
(Valencia). El puente salva la vega del Turia, hasta enlazar con la CN-420 que viene de Cuenca,
ambas carreteras constituyen la misma calzada hasta Teruel. El viaducto, obra
de ingeniería en los años noventa, es impresionante, sólido y muy hermoso,
símbolo del progreso que debiera contribuir al desarrollo de la comarca. Bien
es cierto, sin embargo, que no posee la espectacularidad, por su altura, si lo
comparamos con el que la misma carretera salva el valle del Turia a la altura
de los Arenales o la rambla del Val en Ademuz; aunque los tres resultan
magníficos.
Acertadamente,
el proyecto “Serranía Celtibérica” en España propone la creación de una Ruta
Arqueológica de los Celtas, uniendo la ciudad de Praga con Algeciras, vía
los Pirineos, Teruel y Cuenca. Desde Teruel, la vía uniría también Valencia y
su puerto, uno de los más importantes del Mediterráneo. De Teruel a Cuenca, la
vía discurriría por el Rincón de Ademuz, pero haría falta unir por autovía
estas dos ciudades, la aragonesa y la castellana, así como el tramo central de
los Pirineos. El proyecto citado es muy ambicioso, poniendo en evidencia uno de
los mayores problemas que afectan a la comarca en particular y a la “Serranía
Celtibérica” de España en general, cual es la baja densidad de población, por
debajo de los 8 habitantes por kilómetro cuadrado –lo que equipara el
territorio con Laponia, en los países escandinavos-. La “Serranía Celtibérica”
supone un amplio territorio que se extiende por todo el sistema Ibérico central
–unos 63.102,97 km2, con una población en torno a los 503.566
habitantes-, conformando una triángulo isósceles, cuyo vértice superior se
hallaría en Soria capital y su base entre Cuenca y Teruel: el Rincón de Ademuz
quedaría entre ambas capitales. El mismo trabajo pone en evidencia los graves
problemas que explican su despoblación: región montañosa, escasamente poblada y
rural, cuya accesibilidad se califica de remota -por hallarse a más de tres
cuartos de hora de una ciudad de más de 50.000 habitantes, según criterio de la Unión Europea-.[7] Definitivamente, el alma del Rincón de Ademuz posee vocación rural...
Detalle del puente que salva la vega del Turia, correspondiente a la variante de la CN-330 de Manzaneruela (Landete) a Torrebaja (Valencia), en la partida del Reguero (2015). |
Camino junto a la ribera del Turia a su paso por Torrebaja (Valencia), con detalle de un bosquecillo de chopos blancos o álamos (Populus albus), 2015. |
En
nuestro paseo de invierno pasamos bajo el puente de la carretera nacional de
Manzaneruela a Torrebaja, continuando por el camino de la ribera derecha del
Turia, aguas arriba hasta la
Canal. La Canal es un artilugio en forma de tubo metálico con
pasaderas que atraviesa el río en esta parte, llevando el agua de riego de la
acequia de la Masada
al Otro Lado, que es ya Ademuz. El tubo puede subirse o bajarse mediante una
manivela, para evitar lo arrastre la corriente en caso de una crecida del río,
lo que ha sucedido muchas veces –en especial cuando la canal era de madera-. El
derecho consuetudinario establece que la parte del Otro Lado se riegue con el
agua sobrante de dicha acequia. Impresiona ver estas grandes acequias, y la
cuadrícula de las fincas, resultado de la Concentración Parcelaria
llevada a cabo en el término hace unos años. Es de lamentar que la mayoría de
fincas se hallen abandonadas, por falta de agricultores y brazos que las pongan
en marcha: ¡La agricultura no renta! –exclamarán los lugareños, y no sin
razón-.
La tierra de la zona es buena, resultante de los arrastres aluviales y
el microclima del valle, relativamente benigno, aunque continental. Y el agua
abundante, pudiendo utilizarse la del Turia y su afluente el Ebrón. Sin
embargo, la mayoría de los campos están abandonados, sólo quedan algunas fincas
con viejos frutales (manzanos) y los cultivos de maíz y alfalfa como forraje
para los animales, y ello porque están subvencionados. Durante un viaje a
Galicia recuerdo que por la zona castellana se veían grandes fincas con maíz,
¡regadas por aspersión! Yo pensaba en los fecundos campos de Torrebaja y en sus
aguas desaprovechadas, y me entristecía... Porque el agua es, y lo será todavía
más en el futuro, uno de los mayores activos de la comarca. Así lo reconocía ya
el ilustrado abate Cavanilles(1745-1804) en sus Observaciones (1797):
Gozan las tierras de
Ademuz aguas abundantes y puras, y un cielo despejado.
Detalle de la Canal sobre el Turia en Torrebaja (Valencia), que lleva el agua de la acequia de la Masada al Otro Lado (Ademuz), 2015. |
Detalle de acequia de riego en Torrebaja (Valencia) a la altura de la Canal, con las naves del Parque Artesanal al fondo (2015). |
Vista general del caserío de Mas de los Mudos (Castielfabib), desde la Canal en Torrebaja (Valencia), 2015. |
Desde
la Canal hasta
el Cau el camino sirve de divisoria de términos: a la derecha queda Ademuz y a
la izquierda Torrebaja. El camino lleva a la carretera nacional de
Cuenca-Teruel, saliendo a esta a la altura de los Pilones, poco antes de la
aldea de Mas de los Mudos (Castielfabib). El territorio de la margen derecha
del camino decía que es término de Ademuz, los propietarios se negaron a forma
parte de la
Concentración Parcelaria de Torrebaja y sus fincas quedaron
sin concentrar, lo que se evidencia en el mayor abandono de esta partida y en
la multitud de parcelas. La partida de la zona final del camino, antes de salir
a la carretera nacional, se denomina el Cau, aludiendo al cauce del Turia que
una vez pasó por allí. El río hacía un gran meandro que cruzaba el valle, de
monte a monte, produciendo grandes desastres cuando el río se salía. Esta fue
la razón de que a finales del siglo XIX o principios del XX, según proyecto de
1887, los propietarios de fincas en la zona decidieran actuar, cortar la sinuosidad
y echar el río por la ladera oriental del valle, tal como puede verse en la
actualidad. En recuerdo de aquellos trabajos quedó un mojón trifinio
junto al camino, entre éste y la carretera. La hita marca los límites
municipales de Ademuz (este), Castielfabib (oeste) y Torrebaja (sur). El nombre
de la partida, el Cau, evoca el antiguo trazado del río...[8]
Todos
los lugares, por pequeños y humildes que sean tienen su historia... El Rincón
de Ademuz posee además un rico patrimonio -natural y paisajístico, cultural y arquitectónico-, resultado
de una peculiar orografía y de su larga trayectoria como comarca, gestada por la propia geografía y por la
historia. La crisis que actualmente padece tiene raíces propias, exacerbadas
por la propia crisis general del país. En estos casos, los eslabones más
débiles de la cadena económica son los que más sufren. La administración es consciente, prueba de ello han sido las múltiples actuaciones llevadas a
cabo en la zona, por ejemplo la Concentración Parcelaria
de Torrebaja en el sector agrario. Aunque no se observe ningún beneficio aparente,
la huerta posee amplios caminos, acequias de cemento y buenas comunicaciones.
Faltan más ayudas, sin embargo, pues aunque las fuentes de producción
tradicionales parezcan agotadas, todavía tienen mucho que ofrecer; quizá haya
que explotarlas de otra forma, con otros productos y novedosas formas de
cultivar. Lo más importante es frenar la despoblación de los municipios y el
deterioro de los servicios, conservar los que tenemos y discurrir acerca de
nuevas fuentes de riqueza basadas en la naturaleza y el medio ambiente, ya que
los recursos disponibles son abundantes y variados. En cualquier caso, ya lo
apuntaba Rodrigo Alfonso en las conclusiones de su trabajo: En tanto esperamos
“una situación más favorable”, lo prioritario es "conservar lo presente e
incrementar la calidad de vida en el futuro”, para lo cual “deben emprenderse
acciones decididas y coordinadas” desde el ámbito privado y la administración.[9] Pues
esperar que la comarca se levante y camine por sí misma es sencillamente
imposible… Con todo, me pasa lo que al polifacético sabio alemán Albert Schweitzer (1875-1965): A la pregunta de si soy optimista o
pesimista, yo respondo que mi conocimiento es pesimista, pero mi voluntad y mi
esperanza son optimistas. Porque contra todo pronóstico, aunque las
perspectivas para nuestra comarca fueran terroríficas, que lo son, cabe
mantener la esperanza…
Detalle de acequia de riego y sifón, obras correspondientes a la Concentración Parcelaria de Torrebaja (Valencia), partida del Reguero (2015). |
Detalle del puente que salva la vega del Turia, correspondiente a la variante de la CN-330 de Manzaneruela (Landete) a Torrebaja (Valencia), partida del Reguero (2015). |
Detalle del puente que salva la vega del Turia, correspondiente a la variante de la CN-330 de Manzaneruela (Landete) a Torrebaja (Valencia), en la partida del Reguero (2015). |
Fin
del paseo y regreso al pueblo.
Llegados a la umbría del Cau, damos la vuelta y
regresamos al pueblo... Por la carretera no cesan de pasar vehículos en uno y
otro sentido. La aldeita de Mas de los Mudos queda poco más adelante, junto a
la vía. Se trata de un puñadito de casas desarrollado junto al antiguo camino
de Ademuz a Teruel, asentándose allí los cultivadores de los campos aledaños,
quizá para no tener que desplazarse cada día desde Torrebaja, Torrealta, Mas de
Jacinto...
Andamos
un trecho por el mismo camino que hemos venido, pero en vez de continuar por el
de la Canal
tomamos otro que nace a la derecha. La pista discurre junto a un drenaje que
queda a la izquierda, anegado de agua, eneas y carrizos secos. Se trata de una
zona húmeda con muchos manantiales, siendo esta la razón de que poco después de
la guerra civil se construyera aquí un gran canal subterráneo que discurre por
el centro del valle, de norte a sur. La conducción todavía es útil, y sirve
para drenar las humedades de las fincas, y para vaciar el agua de las otrora frecuentes
riadas. Poco más adelante pasamos frente al sifón que hace la acequia de la Masada para salvar el
camino. La vía es amplia, el piso de tierra y grava apisonada. El sol poniente
baja con rapidez en este tiempo invernal. Frente a nosotros queda el puente
mediante el que la carretera de Manzaneruela a Torrebaja salva la vega del
Turia.
Vista de la bajada del Pasillo en Torrebaja (Valencia), con detalle del pilón de la Virgen del Pilar (2015). |
Vista del muro que se está construyendo en Torrebaja (Valencia), frente a las Casas de la Venta, con detalle del pilón de la Virgen del Pilar (2015). |
Vista del muro que se está construyendo en Torrebaja (Valencia), frente a las Casas de la Venta (2015). |
Vista del muro que se está construyendo en Torrebaja (Valencia), frente a las Casas de la Venta, con detalle de la hornacina reservada para la imagen de san Antonio de Padua (2015). |
Vista del muro que se está construyendo en Torrebaja (Valencia), frente a las Casas de la Venta (2015). |
Pasamos bajo el viaducto, con la vista puesta en el
caserío de Torrebaja, que se halla al fondo. El camino que venimos siguiendo
aboca al del Reguero, prolongación de la bajada del Pasillo hasta la ribera del
Turia. Continuamos por la derecha, hasta el pilón de la Virgen del Pilar. A esta
hora de la tarde la zona ya está en umbría, aunque es media tarde, pues los
obreros que levantan el muro de la
Venta todavía están trabajando. El esfuerzo del trabajo debe
calentarles de alma, pues no parecen experimentar frío. Al pasar junto a ellos
nos saludamos de nuevo, ellos con el cansancio del día dibujado en el rostro.
En la parte de la huerta, margen izquierda del camino, hay un ganado de ovejas
paciendo, sonido de esquilas... Encaramos la costanilla de la calle
Fuentecillas, pasando junto a la fuente nueva. Conforme nos acercamos al pueblo
percibos el familiar aroma de leña quemada, tal vez de pino mezclada con
manzano o almendro. No vemos a nadie, la gente debe estar en su casa, recogida, al amor de
las estufas, braseros y calefacciones... También nosotros nos recogemos,
buscando el calorcito del hogar. ¡Y si Dios quiere, mañana será otro día! Vale.
De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).
__________________________________________
[1] SÁNCHEZ GARZON, Alfredo. La “fuente de los Pobres” en Torrebaja, un receso en el Camino Real, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 19 de noviembre de 2011.
[2] ID. El censo eclesiástico de 1878 en el lugar de Torrebaja (Valencia), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz,
del lunes 24 de octubre de 2011.
[3] ID (2009). Acerca del bombardeo de Torrebaja del 26 de noviembre de 1938: aportación al conocimiento de la Guerra Civil (1936-39) en el Rincón de Ademuz, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 17-33.
[4] ID. Desde el Mirador del Castillo de Ademuz, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 8 de noviembre de 2014. ID. Desde el Mirador del Castillo de Castielfabib, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz,
del jueves 4 de diciembre de 2014.
[5]
ID. El camino de la “Vera Cruz” a su paso por el Rincón de Ademuz,
en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz,
del martes 11 de septiembre de 2012.
[6]
ID. Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, 2007, vol.
I, p. 245.
[7]
BURILLO-CUADRADO, Mª Pilar, BURILLO-MAZOTA, Francisco y RUIZ-BUDRÍA, Enrique. Serranía
Celtibérica (España). Un proyecto de Desarrollo Rural para la Laponia del Mediterráneo,
Instituto Celtiberia de Investigación y Desarrollo Rural, Campus de Teruel,
Parque Arqueológico de Segeda, Servicio de publicaciones de la Universidad de
Zaragoza, Zaragoza, 2013, 36 páginas Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. El Rincón de Ademuz y la “Serranía Celtibérica” de España (I y II), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz,
del lunes 5 de enero de 2014.
[8]
SÁNCHEZ GARZON, Alfredo (2008). Desviación de un trozo del río Turia frente alpueblo de Torrebaja (1887), en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz,
Valencia, vol. II, pp. 299-302.
[9]
RODRIGO ALFONSO, Alfredo. El Rincón de Ademuz. Análisis geográfico
comarcal, Valencia, 1998, p. 240.
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