ENTRADAS 2022

jueves, 10 de diciembre de 2015

CARTA DE LOS HERMANOS JOSÉ Y MODESTO SORIANO ALEGRE, DE LIBROS (TERUEL) AL JUZGADO DE ZARAGOZA (1940).


La carta como fuente de conocimiento histórico.



“[...]  resultando que/ al segundo día de estar dominado por los ro-/ jos
su padre fue fusilado, juntamente con/ otro vecino de mi pueblo
llamado Antonio Gime-/ no Martínez siendo uno
 de los miembros del Ayunta-/ miento...”
-del texto de la carta que se expone-.






Palabras previas, a modo de justificación.
Para la composición del último libro de la serie Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz (Valencia, 2011), una amplia monografía que trata sobre la Guerra Civil (1936-39) en el Rincón de Ademuz, tuve que consultar toda la documentación referida a la Causa General en la comarca. Algunos de aquellos registros estaban relacionados con otros fuera de la zona, lo que me llevó a crear un capítulo especial denominado “Del entorno comarcal” (páginas 463-504), donde se incluye la documentación referida a los pueblos turolenses de Libros y Villel, cuyos expedientes está íntimamente unidos a los del corpus general del libro.

Durante la investigación, al consultar la Causa General de Teruel, en el "ramo de Libros" hallé una carta datada en Libros, a 11 de diciembre de 1940, firmada y signada por los hermanos Soriano Alegre, José y Modesto, naturales y vecinos de esta localidad. La carta, dirigida al Juzgado de Zaragoza, contiene valiosa información sobre el momento histórico, que no puede obviarse si se pretende tener una visión amplia del fenómeno social y bélico en la zona.

Es por ello que la entrada presente se halla en conexión con otra precedente -CARTA DE MARINO SÁNCHEZ SÁNCHEZ DE CASASALTAS A SUS PADRES (1939)-, en la que precisamente se incluye un párrafo de la carta que en ésta se expone y comenta. En última instancia, se trata de una carta sencilla, coloquial, sin pretensiones literarias  -¡poco imaginaban sus autores que muchos años después su escrito iba a salir a la luz pública!-; pero como concluye Antonio Mestres Sanchis, de la Universidad de Valencia, los epistolarios de este tipo “constituyen un importante testimonio de nuestro pasado”; de ahí la necesidad de hacerlos públicos.


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Vista parcial de la entrada meridional de Libros (Teruel),
con detalle de la torre de la parroquial "San Juan Bautista" al fondo (2015).


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Vista parcial del caserío de Libros (Teruel), con detalle de la calzada de la doble CN-330-420 a su paso por la localidad (2015).

Material y método.
El material utilizado en esta exposición es propiamente el escrito que los hermanos José y Modesto Soriano Alegre entregan en el Juzgado de Zaragoza, documento original compuesto por dos hojas de papel amarillento, tamaño folio, manuscrito por ambas caras, letra cursiva, tinta oscura de plumilla, firmado y signado por los interesados.
El documento se halla en la Causa General de Teruel, ramo de Libros [Archivo Histórico Nacional, Madrid, FC-Causa General, 1416, Exp. 21, pp. 12-15].
En cuanto al método, se hace la trascripción ad pedem literae del texto original, utilizando la barra simple inclinada hacia la derecha (/) para indicar las líneas y la barra doble (//) para indicar los puntos y aparte. Para una mejor exposición, cita y análisis, los párrafos se han numerado.
El documento objeto de exposición y estudio fue publicado en el Capítulo IV de la monografía citada, bajo el epígrafe “Libros en la Causa General de Teruel”, Serie documental, Comparecencias y declaraciones, páginas 488-489.


Transcripción literal del documento.

1)       Don José, y Modesto Soriano Alegre/ de cincuenta y tres, y treinta y siete años de edad/ vecinos de Libros provincia de Teruel, enterados/ de la orden dictada por V.S., en el B.O., de la Pro-/ vincia ponen en su conocimiento de que el/ día trece del mes de Agosto del mil novecien-/ tos treinta y seis por el temor á los vecinos y/ fuerzas reconcentradas en el pueblo de Torrebaja,/ (Valencia) tuvieron que trasladarse con su padre/ y familias, y también otros varios vecinos, al pue-/ blo de Villel que era adonde estaba reconcentrada la Guardia Civil y creían poder defenderse, los/ cuales residieron en dicho pueblo hasta el día/ veinte y uno del mismo mes, que fue cuando/ el asedio por los rojos á dicho pueblo los cuales/ tuvieron que abandonar á salto de mata por/ el campo en dirección á Teruel, que al abando-/ nar dicho pueblo, dejaron á su padre de la edad/ de ochenta años en la casa que havitaban por/ no poder seguir la huida, por el estado en que/ se encontraba, y justamente con él cierta cantidad/ de dinero y también pagareses, resultando que/ al segundo día de estar dominado por los ro-/ jos su padre fue fusilado, juntamente con/ otro vecino de mi pueblo llamado Antonio Gime-/ no Martínez siendo uno de los miembros del Ayunta-/ miento de mi pueblo, y como [responsables] de tales/ muertes denuncian, á Alejandro Martínez Visa ve-/ cino de Libros, natural de Villel, y á Dionisio Calo-/ marde Martínez, Juan Fco Martínez Alegre, Juan/ Fco Calomarde Hernández, todos vecinos de Libros/ y para prueba de ellos acusan las siguientes ra-/ zones y declaraciones.//
2)       1º- Que los citados estaban muy querellados por/ haber cambiando el Ayuntamiento pocos días antes/ encontrándose en dicha corporación destituida/ Dionisio Calomarde, y Juan Fco Martínez, y ha-/ biéndonos dirigido palabras insultantes.//
3)       2º- Que al día siguiente de haber tomado los rojos Villel,/ en una camioneta del vecino de Libros Joaquín/ Gómez, se trasladaron á dicho pueblo los denun-/ ciados, y que antes de ponerse en marcha, pasó/ por allí, Ramón Martínez Visa, vecino de Libros/ y hermano de dicho Alejandro, con una bicicleta/ en dirección á Villel, y entonces el citado Dio-/ nisio le preguntó que adonde iba, y le contestó/ que á Villel advirtiéndole que mirara á ver/ si estaban los de Libros que iban á no dejar/ uno, y al llegar á Villel dicho Ramón, encontró/ a Engracia Pérez cuñada y tía carnal de los de-/ nunciantes y le dijo que se escondiera que iban/ en busca de los de Libros y que tal vez para/ todos huviera, y entonces dicho Ramón se/ marchó á casa de su madre, y al momento/ se bajó á la plaza y ya se encontraban los de-/ nunciados allí, al poco tiempo de llegar los/ denunciados se personaron en la casa en don-/ de avitaban los denunciantes y el fusilado, pregun-/ tándole que adonde estaban los hijos el cual con-/ testó que no lo sabía, citando para tal decla-/ ración á Santiago Pardo y su esposa vecinos de/ Villel conociendo entre ellos á dicho Alejandro/ por ser del mismo pueblo no extrañando no/ [conociese] a los demás por ser agenos á él/ ó desconocidos.//
4)       3º- Que al momento después vieron los [mismos]/ que al asesinado le hicieron salir de su casa lle-/ vándole calle arriba conociendo entre los/ acompañantes á dicho Alejandro y suponen tam-/ bien fuesen los demás justificándolo Cecilia Gó-/ mez Pros, vecina de Libros y momentos después/ oyeron detonaciones o sea disparos, resultando/ que en donde se produgeron dichos disparos apa-/ recieron muertos Fco Soriano Soriano, Antonio Gi-/ meno Martínez, el padre del Comandante de la/ Guardia Civil del puesto de Villel y dos más.//
5)       4º- Que como prueba de que es cierto que los de-/ nunciados fueron los reos de los asesinatos,/ y sino reos, inductores, cita á los vecinos de/ Libros Manuel Giménez Mínguez y Miguel Puer-/ tas Domingo manifestando el primero que el/ denunciado Juan Fco. Martínez á voz pública de-/ cía que había roto un pagaré que su cuñada/ tenía con el asesinado, y el segundo por pregun-/ tas que le hizo sobre un huerto que el denun-/ ciante le había vendido si se lo había pagado/ contestándole que no, y entonces el también/ denunciado Juan Fco Calomarde dijo, que ya no/ lo tenía que pagar por haber quemado los pagarés./ Así es que por todo lo expuesto y que/ en su conciencia creen hacer responsables de/ tales hechos, 1º porque en dicho pueblo no cono-/ cían á los asesinados, sino heran ellos, y lo 2º por/ que una vez manifestado y aclarado de que/ tales documentos se havían hecho con ellos,/ cosa que podían ignorar que estaban porque/ no lo sabían, y obraban en poder del asesina-/ do, piden se haga justicia y les den el casti-/ go que merecen.//
6)       Estos hechos fueron denunciados pero/ los hace vigentes por un caso de estravío/ el cual dispensaran, y no por desconfianza/ en [las] autoridades. Libros 11 de diciembre de 1940./ Los interesados/ José Soriano/ Modesto Soriano.[1]



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Vista parcial del caserío de Libros (Teruel),
desde el cerro de la Virgen del Pilar (2015).


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Vista parcial del caserío de Libros (Teruel),
desde el cerro de la Virgen del Pilar (2015).

Análisis y comentario del texto documental.
Seguidamente se comentan por separado los seis puntos en que hemos dividido el texto del documento:

1) La carta comienza con la identificación de los remitentes, José Soriano Alegre, de 53 años (luego nacido en 1887) y su hermano Modesto Soriano Alegre, de 37 años (luego nacido en 1903), vecinos de Libros (Teruel), que al enterarse de cierta orden publicada en el Boletín Oficial de la Provincia, deciden escribir la carta arriba expuesta. Desconocemos cuál fuera el contenido de la orden dictada en la publicación oficial, aunque podemos imaginar que la autoridad judicial o gubernativa trataba de recoger hechos o sucesos ocurridos durante la guerra, en los que los vecinos se vieron afectados, perjudicados. Es así como los ponentes participan al Juzgado que el jueves 13 de agosto de 1936, “por el temor á los vecinos y/ fuerzas reconcentradas en el pueblo de Torrebaja,/ (Valencia)”, se trasladaron con su padre y familias, al vecino pueblo de Villel. Junto con ellos se marcharon otros vecinos de esta localidad, cuyo nombre omite. El motivo que arguyen para su marcha es doble, de una parte por el temor que les inspiraban sus propios convecinos de Libros, y de otra, por las fuerzas republicanas que a la fecha ya había estacionadas en Torrebaja. Las “fuerzas reconcentradas en Torrebaja” debían ser fuerzas militares, seguramente milicianos, que había llegado al pueblo como avanzadilla o independientemente de las tropas que vinieron después. Pues la prensa provincial de entonces informa en el sentido de que el lunes 17 de agosto arribó a Salvacañete una columna formada por milicianos de Izquierda Republicana (IR) y del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), que habían salido de Utiel el domingo 15 de agosto. La columna miliciana pernoctó en Salvacañete y al día siguiente continuó su marcha hacia el Rincón de Ademuz, teniendo como objetivo Teruel. El motivo que impulsa a los ponentes, familiares y convecinos a dirigirse a Villel, y no a otro lugar, es que en esta localidad “era adonde estaba reconcentrada la Guardia Civil y creían poder defenderse”, además de la proximidad geográfica, ya que Villel se encuentra a unos 8 kilómetros aguas arriba del Turia, en dirección a la capital provincial, Teruel, que se halla al norte. Los hermanos Soriano Alegre y sus familias residieron en Villel hasta el viernes, día 21 de agosto, “que fue cuando/ el asedio por los rojos á dicho pueblo”. Contra lo que pueda pensarse, para la comprensión de la cronología del proceso histórico, las fechas son importantes. Así, el historiador marxista Tuñón de Lara, escribe:
  • El curso de los acontecimientos bélicos, desde que la capital se alineara en el bando sublevado el 20 de julio, iba a estar condicionado por factores que poco tenían que ver con los de orden estructural... En efecto, la suerte inmediata de las diversas comarcas turolenses dependió en buena parte de la llamada guerra de columnas, sin líneas de frentes fijos, en julio y agosto de 1936. Las columnas de milicianos procedentes de Barcelona y Valencia penetraron por el norte y el este y obligaron a las dotaciones rurales de la Guardia Civil a replegarse hacia la capital, abandonando así a los pueblos de esas comarcas. [...] Siete distritos judiciales y buena parte de otros dos (Albarracín y Teruel) quedaron en poder de la República [...], mientras que los adheridos a la junta Militar de Burgos, no era sino el partido judicial de Calamocha y la mitad aproximadamente de los Teruel y Albarracín...[2]

El punto de confluencia de la carta de los hermanos Soriano Alegre y el texto del historiador está en el repliegue de las fuerzas de la Guardia Civil rural hacia la capital. Ello explica bien el hecho de que los ponentes eligieran como destino inmediato Villel, porque allí podían sentirse al amparo de las fuerzas de este cuerpo, y por la proximidad de Teruel, en manos de los “nacionales” desde el lunes, día 20 de julio de 1936. La crónica de "El Mercantil Valenciano" dice que la columna miliciana continuó hasta Torrebaja, “último pueblo leal a la República”, adonde arribarían al día siguiente, martes 18 de agosto. Desde Torrebaja, el avance hacia Teruel siguió dos caminos: la facción miliciana del POUM tomó Torrealta, mientras que la de IR continuó en dirección a Mas de Jacinto, aldea de Castielfabib situada a unos 30 kilómetros de Teruel.[3] En el informe solicitado por el Juez Instructor de la Causa General de Valencia, don Valentín Alegre Martín (1884-1956), cura párroco de Torrealta, y encargado de la parroquia de Torrebaja, dice que él no presenció el saqueo de los templos y ermitas, pero que ha practicado las oportunas indagaciones, aunque vagas e incompletas:
  • A mediados de Agosto de 1936 un grupo de/ foragidos profanó sacrílegamente las dos iglesias pa-/ rroquiales de Torrebaja y Torrealta y las ermitas/ de S. José y de S. Roque, saqueando y destruyendo/ sus ornamentos sagrados, retablos, altares, imágenes,/ archivos y demás enseres, e incautándose el Comité/ local de los vasos sagrados y algunos objetos.// El grupo en cuestión se componía, dicen, de/ forasteros y desconocidos, venidos al parecer de Valencia...[4]
Es por ello que el saqueo de las iglesias y ermitas de Torrebaja se relacionan con el avance de estas tropas milicianas del POUM e IR, aunque como se ha visto por la denuncia de los hermanos Soriano Alegre de Libros, en Torrebaja ya había "fuerzas reconcentradas" el 13 de agosto, siendo éste uno de los motivos de su huida a Villel. Cabe la posibilidad que los templos y ermitas de ambas localidades fueran devastados por ese "grupo de forajidos", esto es, por las "fuerzas reconcentradas" en Torrebaja, y no por las milicias del POUM/IR, arribadas a Torrebaja el 18 de agosto. Dos días después de llegar las columnas milicianas a Torrebaja, donde se estableció el “punto inicial de las operaciones”, partieron de esta población dos compañías de la Columna Uribes en dirección a Teruel. En su marcha hacia la capital turolense ocuparon Libros y Tramacastiel, pueblos en los que no encontraron ninguna resistencia. Valga el relato de Alfredo Sánchez Esparza (1905-1984) como testimonio de la toma de Libros, pues participó como mozo de mulas, llevando material de suministro:
  • Estuvimos toda la noche en un barranco con las mulas, en las inmediaciones de la población. Recuerdo el frío que pasamos y entre el frío que hacía y el miedo que teníamos nos hacíamos más que beber mistela de unas garrafas que llevábamos... Por la mañana, cuando entramos en el pueblo, los vecinos –temiendo lo peor- lo habían abandonado, ni un alma había: las puertas de las casas estaban abiertas, con los animales de corral, cerdos y gallinas incluidos, sueltos por las calles. Los milicianos entraban en las casas y abrían los arcones y baúles y sacaban la ropa con las bayonetas, tiraban los vasos y platos de las vaseras con las culatas de los fusiles, destruyendo todo lo que encontraban...[5]


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Vista parcial del caserío de Libros (Teruel),
con detalle del río Turia a su paso frente a la población (2015).


En Libros “fue depuesto el ayuntamiento fascista y repuesto el republicano”.[6] Sobre este punto volveremos más adelante... Decíamos que el jueves 20 de agosto se inició desde Torrebaja la ofensiva para la toma de Villel, ocupando Libros y Tramacastiel, y el mismo día 21, “al amanecer se apoderaron de Masía del Campo”, lugar de Villel. Una parte de la columna tomó las poblaciones de Cascante del Río, Cubla y Valacloche, sitas al este, margen izquierda del Turia, como parte de la operación que pretendía envolver Villel. Cinco compañías, bajo el mando del comunista Rochina, se situaron en las proximidades de Villel, yendo por el lado de la carretera, margen derecha del Turia. De las cinco compañías, cuatro eran comunistas y una del POUM, con Guardia Civil, infantería y artillería, incluyendo un tanque. Un batallón de IR fue avanzando por la ribera izquierda del río, colocándose entre éste y Cascante. “Cuatro compañías comunistas, con morteros, se ubicaron entre Rubiales y Villel”. A las siete horas de la mañana del viernes 21 de agosto dio comienzo la batalla por Villel.[7]

La crónica del diario filocomunista “Verdad” de Valencia, del día 23 de agosto de 1936, refiere así el asedio y toma de Villel (Teruel):
  • cuatro compañías del POUM con Guardia Civil, Infantería y el tanque “Santiago García” sitiaron Villel, entrando por la carretera que va del Rincón de Ademuz a Teruel. Y “Los Almogávares” de Izquierda Republicana marcharon a través de altas y escabrosas montañas hasta colocarse entre el río Turia y Cascante, iniciando la ofensiva con tiros de fusil. Los rebeldes admirablemente parapetados, contestaron con disparos de fusil y ametralladora. Iniciándose a las diez de la mañana, por nuestra parte, un intenso bombardeo de la artillería, que causó grandes bajas al enemigo. El combate duró toda la jornada, y al caer la tarde y durante la noche las fuerzas adictas, con una resistencia digna de todo elogio, en vez de descansar aprovecharon la tregua para situarse en mejores condiciones. El enemigo pidió refuerzos a Teruel, de donde les enviaron trece camiones con más material de guerra y fuerzas rebeldes; pero a las diez de la mañana [día 22], y visto que el cerco era cada vez más agobiante, y los rebeldes batiéronse en retirada, calculándose en doscientas las bajas por ellos sufridas. Los primeros en entrar en Villel fueron los milicianos de Izquierda Republicana, quienes con un valor rayando en la temeridad fueron desalojando, palmo a palmo, al enemigo de sus posiciones[8]

El diario valenciano presenta la toma de Villel como una gran batalla; mas en la práctica parece no lo fue tanto, ya que los defensores, aunque muy bien situados en el castillo y aledaños, eran apenas un puñado de guardias civiles, que tras un día de lucha defendiendo su posición, aprovecharon la noche para retirarse hacia Teruel. Del momento histórico recogí el siguiente testimonio del señor Esteban Giménez Manzano (Torrebaja, 1922):
  • Al llegar los milicianos la Guardia Civil se replegó hacia Teruel, y cuando fueron a tomar la ciudad, se encontraron con la sorpresa de que los civiles les esperaban en el castillo de Villel. [Los milicianos] Venían en camiones, dispuestos a conquistar la capital, y decían: ¡Mañana tomaremos café en el Royal...!, pero no lo tomaron, porque los detuvieron allí hasta la noche; entonces, los guardias, aprovechando la oscuridad, huyeron [hacia Teruel]. Sí, había muchos milicianos y pocos guardias civiles...[9]


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Vista parcial del caserío de Libros (Teruel),
con detalle del río Turia a su paso frente a la población (2015).

El testimonio puede parecer ingenuo, pero quizá no lo sea tanto, pues fue la prensa comunista la que magnificó los acontecimientos. Respecto a los refuerzos que los defensores de Villel recibieron de Teruel, "trece camiones con más material de guerra y fuerzas rebeldes", habría que verificarlo, pues no concuerda con los testimonios locales. En cuanto al número de víctimas a que alude la crónica, "doscientas las bajas por ellos sufridas", también es cuestionable; no especifica si fueron muertos o heridos, o la suma de ellos. En cualquier caso, no es creíble que hubiera dos centenares de muertos. La crónica del diario “El Mercantil Valenciano” del 26 de agosto de 1936 sigue diciendo de lo que sucedió tras la toma de Villel por las columnas milicianas:
  • Después de la toma de Villel la jornada del domingo [día 23] transcurrió tranquila, y el lunes el enemigo dio nuevas señales de vida al “paquear” a nuestras avanzadillas y al disparar repetidas veces contra Villel sus morteros. Por fortuna, los tiros fueron mal dirigidos, y ni uno solo de los disparos cayó sobre Villel, no causando baja alguna. Al atardecer y cuando mayor era la confianza de los milicianos, hicieron su aparición tres aviones enemigos, dos de caza y uno de bombardeo, los cuales dejaron caer sobre Villel seis bombas, de las que solamente estallaron dos, ocasionando la muerte del conductor de una camioneta que había llegado con víveres y lesionando levemente a dos electricistas y a un miliciano. La muchachada de la columna Peire, al darse cuenta de tan inoportuna visita, rompió el fuego contra los aviones, y estos a pesar de ir a gran altura, por miedo a un impacto, escaparon veloces. Cuando los aparatos evolucionaban sobre Villel, tres fascistas que hasta entonces habían permanecido “emboscados” salieron a la plaza y comenzaron a dar vivas al fascio y a vitorear a los “suyos”. Inmediatamente se formó el consejo de guerra contra ellos y se cumplió la sentencia. Y nada más por hoy. Con la esperanza de que este Teruel, que desde nuestro altozano divisamos no muy lejos, no tarde en estar bajo el control de la República hacemos punto. Villel, 23 agosto.[10]


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Vista parcial de la plaza Tadeo Calomarde en Villel (Teruel), con detalle de la "Casa Consistorial" a la derecha y el castillo al fondo (2015).

El diario valenciano no menciona los nombres de los “fascistas emboscados” que al día siguiente de la toma de Villel comenzaron a vitoreara a los “suyos”, a los que se formó consejo de guerra y con toda seguridad fusilaron. El hecho resulta, cuanto menos, pintoresco, ya que tiene poco sentido que tres “fascistas emboscados” se pusiera a vitorear a los “suyos” en medio de los contrarios. Pero continuemos el comentario del escrito de los hermanos Soriano Alegre de Libros... Cuando las columnas milicianas inician el asedio a Villel, el viernes 21 de agosto, los ponentes “tuvieron que abandonar (la población) á salto de mata por/ el campo en dirección á Teruel”. La huida de la familia Soriano Alegre no fue completa, ya que “al abando-/ nar dicho pueblo, dejaron á su padre de la edad/ de ochenta años en la casa que havitaban por/ no poder seguir la huida, por el estado en que/ se encontraba”. Es decir, por causa de la edad avanzada y probable estado delicado de salud, el padre de los ponentes se quedó en la casa de Villel donde se habían hospedado los últimos ocho días, desde que abandonaron Libros. Al padre le dejaron cierta cantidad de dinero que no especifica, “y también pagareses”, esto es, recibos de compraventa. Las fuerzas milicianas tomaron Villel al día siguiente del asedio, “resultando que/ al segundo día de estar dominado por los ro-/ jos su padre fue fusilado, juntamente con/ otro vecino de mi pueblo llamado Antonio Gime-/ no Martínez siendo uno de los miembros del Ayunta-/ miento de mi pueblo”. Los ponentes no mencionan el nombre de su padre, pero deducimos que se trata de Francisco Soriano Soriano, (a) Tomasón, ya que en la relación de vecinos de Libros asesinados durante la revolución y Guerra Civil encontramos una persona de este nombre, de 80 años de edad, labrador de profesión, sin filiación política conocida, muerto el 23 de agosto de 1936: su cadáver fue hallado en Villel, fusilado.[11]
 


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Vista de la torre-campanario de la parroquial "Nuestra Señora de las Nieves" de Villel (Teruel),
con detalle de una Cruz de los Caídos en la base (2015).

Precisamente, el domingo 23 de agosto de 1936 coincide con el “segundo día de estar (Villel) dominado por los ro-/ jos”. En el párrafo se cita a otro individuo asesinado junto con el padre de los ponentes, “Antonio Gime-/ no Martínez”, miembro del Ayuntamiento de Libros. En la citada relación de vecinos de Libros asesinados durante el periodo histórico figura también una persona de este nombre, Antonio Gimeno Martínez (a) el Carpintero, de 60 años de edad, labrador, sin filiación política, fallecido el 23 de agosto de 1936: su cadáver fue hallado en Villel, fusilado.[12] El párrafo concluye con la relación de personas imputadas en estas muertes, que los ponentes nombran como: Alejandro Martínez Visa, vecino de Libros y natural de Villel, Dionisio Calomarde Martínez, Juan Francisco Martínez Alegre y Juan Francisco Calomarde Hernández, todos ellos avecindados en Libros (Teruel). En prueba de su participación o responsabilidad en los asesinatos, los ponentes esgrimen el argumentario que se expone en el párrafo siguiente.

2) El primer lugar: “Que los citados estaban muy querellados por/ haber cambiando el Ayuntamiento pocos días antes”, pues en la corporación municipal destituida estaban dos de los citados, “Dionisio Calomarde (Martínez), y Juan Fco Martínez (Alegre)”, los cuales habían dirigido a los ponentes “palabras insultantes”. Si nos atenemos al texto hemos de entender que el Ayuntamiento del que formaban parte los citados Dionisio Calomarde y Juan Francisco Martínez era “izquierdista”, y que éste fue sustituido por otro “derechista”, del que formaba parte el tal Antonio Gimeno Martínez, huido de Libros como los ponentes y asesinado en Villel. En el momento de escribir estos comentarios desconozco cuál fuera el signo del Ayuntamiento de Libros cuando tuvo lugar la sublevación militar el 18 de julio de 1936, que sería el surgido en las elecciones de febrero de ese año. Sabemos, sin embargo, que conforme las tropas milicianas avanzaban hacia Teruel iban cambiando de signo los Consistorios contrarios a la sublevación, aunque no en todos los pueblos, pues en Torrebaja permaneció el derechista, presidido por don Laureano Gimeno Manzano (aunque sin actuación), hasta febrero de 1937, en que se propuso otro izquierdista, con don Balbino Luz Gómez al frente.[13]


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Detalle de fachadas en la calle Alto Concejo de Villel (Teruel), 2015.

3) El domingo 23 de agosto de 1936, esto es, al día siguiente de la toma de Villel por las columnas milicianas, los denunciados vecinos de Libros [Alejandro Martínez Visa, Dionisio Calomarde Martínez, Juan Francisco Martínez Alegre y Juan Francisco Calomarde Hernández] se trasladaron a Villel en una camioneta propiedad del vecino Joaquín Gómez. Valga un inciso para decir que en el relato de José Cortés Valero (a) el Campero (1918-2012), relativo al asesinato de su padre y tres vecinos más de la masía de “Viñuelas Altas” en el cementerio de Villel, el 8 de septiembre de 1936, aparece un tal Joaquín (a) el Temprano, “que poseía un pequeño Opel descapotable”,[14] de donde podría deducirse que el Joaquín Gómez que se cita y el tal Joaquín (a) el Temprano fueran la misma persona. Continuando el comentario vemos que momentos antes de que los denunciados iniciaran su marcha a Villel, pasó por donde aquellos estaban Ramón Martínez Visa, hermano del citado Alejandro: Ramón iba en bicicleta y se dirigía a Villel. Fue entonces cuando el tal Dionisio Calomarde le dijo “que mirara á ver/ si estaban los de Libros que iban á no dejar/ uno” –como resulta evidente se refiere a los huidos de Libros días antes, esto es, los hermanos Soriano Alegre y demás vecinos que les acompañaban-. Al llegar Ramón Martínez a Villel se encontró con una tal Engracia Pérez, cuñada suya y familia carnal de los denunciantes, y le “dijo que se escondiera que iban/ en busca de los de Libros y que tal vez para/ todos huviera”. Tras esta conversación, Ramón Martínez marcho a casa de su madre, y poco después bajo a la plaza, donde ya se encontró con su hermano y los demás denunciados de Libros, que poco después fueron a la casa donde habían estado los denunciantes, pero sólo encontraron al padre. Cuando le preguntaron dónde estaban sus hijos, éste les contestó que no lo sabía. Para probar la veracidad de esta conversación los denunciantes citan como testigos a un tal Santiago Pardo y a su esposa, vecinos de Villel, y que entre los que fueron a la casa a preguntar por los denunciantes reconocieron al tal Alejandro Martínez Visa, que como hemos visto era natural de Villel, aunque vecino de Libros. A los demás no les reconocieron, por no ser del pueblo...


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Detalle de las balconadas y aleros en el mirador de una casa antigua de Villel (Teruel), 2015.

4) Momentos después, los citados Santiago Pardo y su esposa vieron que los denunciados hicieron salir de su casa al tal Francisco Soriano Soriano, (a) Tomasón, padre de los hermanos Soriano Alegre, al que llevaron calle arriba. Entre los que se llevaron al anciano fue reconocido Alejandro Martínez Visa –como testigo se cita a Cecilia Gómez Pros, vecina de Libros-: “momentos después/ oyeron detonaciones o sea disparos, resultando/ que en donde se produgeron dichos disparos apa-/ recieron muertos Fco. Soriano Soriano, Antonio Gi-/ meno Martínez, el padre del Comandante de la/ Guardia Civil del puesto de Villel y dos más”. No hemos podido identificar a los dos últimos, fusilados junto a Francisco Soriano y Antonio Gimeno de Libros en Villel, el domingo 23 de agosto de 1936.

5) En prueba de que los denunciados fueron los causantes o inductores de los asesinatos, los denunciantes citan a Manuel Giménez Mínguez y Miguel Puertas Domingo, ambos vecinos de Libros. El primero manifiesta “que el/ denunciado Juan Fco. Martínez á voz pública de-/ cía que había roto un pagaré que su cuñada/ tenía con el asesinado” –se refiere Francisco Soriano (a) Tomasón, padre de los hermanos Soriano Alegre-. El segundo manifiesta “por pregun-/ tas que le hizo sobre un huerto que el denun-/ ciante le había vendido si se lo había pagado/ contestándole que no, y entonces el también/ denunciado Juan Fco Calomarde dijo, que ya no/ lo tenía que pagar por haber quemado los pagarés”. Por todo lo expuesto, los denunciantes responsabilizan a los denunciados de todo lo sucedido, porque en Villel “no cono-/ cían á los asesinados”, sólo sabían de ellos los denunciados; y por la desaparición de los pagarés que “obraban en poder del asesina-/ do”, de cuya existencia sólo los denunciados tenían conocimiento. Por todo lo cual, los denunciantes “piden se haga justicia y les den el casti-/ go que merecen” a los responsables.



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Detalle de balcón-solanar con ropa tendida en una casa junto a la iglesia de Villel (Teruel), 2015.

6) Los hechos relatados ya habían sido denunciados por los hermanos Soriano Alegre, “pero/ los hace vigentes por un caso de estravío”, “y no por desconfianza/ en [las] autoridades”. Seguidamente firman los denunciantes, José Soriano y Modesto Soriano, en Libros a 11 de diciembre de 1940.


Cronología de los hechos que se citan (1936-40).
FECHA
COMENTARIO
1936, 20/07 lunes
Las fuerzas de Teruel, Guardia Civil y de Asalto, se alinearon con los sublevados.
1936, 13/08 jueves
por el temor á los vecinos y/ fuerzas reconcentradas en el pueblo de Torrebaja,/ (Valencia)”, los hermanos José y Modesto Soriano Alegre se trasladaron a Villel en compañía de sus familias y el padre de ellos, además de otros vecinos.
1936, 15/08 sábado
La Columna Pérez-Uribe, formada por milicianos de IR y del POUM, parte de Utiel (Valencia) en dirección al Rincón de Ademuz, con destino Teruel.
1936, 17/08 lunes
La columna miliciana arriba a Salvacañete (Salvacañete), donde pernocta.
1936, 18/08 martes
La columna miliciana arriba a Torrebaja (Valencia), ocupando Torrealta (Torrebaja) y Mas de Jacinto (Castielfabib).
1936, 20/08 jueves
Dos compañías de la columna miliciana salen de Torrebaja para tomar Libros y Tramacastiel.
1936, 21/08 viernes
Miembros de la columna miliciana se apoderan de la Masía de El Campo, y toman posiciones frente a Villel, tomando Cascante del Río, Cubla y Valacloche. Mientras, cuatro compañías comunistas se sitúan en posición suroeste, entre Rubiales y Villel. La ofensiva sobre Villel dio comienzo a las 7:00 horas.
1936, 22/08 sábado
Los sublevados enviaron refuerzos desde Teruel, “llegaron a Villel trece camiones”. A las 10:00 horas los milicianos entraron en Villel por el norte, protegidos por la columna situada al sureste de la población.
1936, 23/08 domingo
Francisco Soriano Soriano (1856-1936), alias Tomasón, padre de los ponentes y Antonio Gimeno Martínez (1876-1936), alias el Carpintero, del Ayuntamiento derechista de Libros, junto con el padre del Comandante de la Guardia Civil del puesto de Villel y dos más, fueron fusilados en Villel.
1936, 08/09 martes
Fusilamiento en el cementerio de Villel de cuatro individuos: Manuel-Aurelio Cortés Soriano (1875-1936), natural de Libros y residente en El Campo, aldea de Villel; Ignacio Gómez Gómez (1859-1936) y sus yernos Manuel Gómez Esparza (1875-1936) y Tomás Gómez Esparza (1879-1936), todos ellos de Torrebaja, residentes en la masía de "Viñuelas Altas", también conocida como "Masía de las Ritas", término de Villel (Teruel).
1940, 11/12 miércoles
Los hermanos Soriano Alegre denuncian los hechos que se exponen
Elaboración propia (2015). Nota: Posteriormente a los acontecimientos narrados, la Columna Eixea-Uribe estuvo desplegada en la línea Cubla-Villel-Bezas (Teruel).

Nota biobibliográfica:
Respecto de la toma de Villel, Octavio Ruiz-Manjón Cabeza escribe (1990):
  • <La tercera columna, organizada ya entrado el mes de agosto (de 1936) y conducida por el diputado comunista Juan Antonio Uribe, al que asesoraba militarmente el comandante (José) Pérez Martínez, avanzó por el río Turia y se apoderó el 21 de dicho mes (de agosto) de Villel, a 16 kilómetros de la capital por el sureste>[15]

Respecto de la Columna nº 3 (Pérez-Uribe), Juan J. Alcalde señala (2008):
  • <Columna valenciana. Mando: diputado comunista Juan Antonio Uribe y el comandante José Pérez Martínez. Posteriormente tomó el mando el teniente coronel Manuel Eixea Vilar>.[16]


- Don Manuel Eixea Vilar (1881-1939): nombrado Jefe del XIXº Cuerpo de Ejército de Levante en agosto de 1937, fue destituido por discrepancias con los asesores soviéticos y presuntas simpatías hacia el POUM. Tras la guerra fue condenado a muerte por "rebelión militar" en Consejo de Guerra Sumarísimo, fusilado en Paterna (Valencia) el 15 de julio de 1939.[17]
 
- Don Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939): nombrado Jefe del XIXº Cuerpo de Levante el 15 de noviembre de 1937, en sustitución de Eixea Vilar, fue dicho nombramiento el que le vincula con el frente de Teruel y con Torrebaja (Valencia) en particular, donde estuvo el Mando de este Cuerpo de Ejército hasta el final de la guerra. Tras la contienda fue condenado a muerte por "traición", no por "rebelión militar", como era lo habitual, en Consejo de Guerra Sumarísimo, fusilado en Bilbao el 4 de agosto de 1939.[18]


villel-teruel-cementerio-municipal
Vista meridional del cementerio municipal de Villel (Teruel), con detalle de cultivos en la rambla,
desde el camino que lleva al "Santuario de la Fuensanta" (2015).

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Vista septentrional de Villel (Teruel), con detalle del torreón del castillo,
desde el camino que lleva al "Santuario de la Fuensanta" (2015).

Palabras finales, a modo de epílogo.
La exposición, análisis y comentario de la denuncia de los hermanos Soriano Alegre de Libros (Teruel) ante el Juzgado de Zaragoza, nos ha permitido conocer algo más acerca del momento histórico, cual fue la llegada de las columnas milicianas de Pérez-Uribe al Rincón de Ademuz, procedentes de Valencia, vía Utiel y Salvacañete, que recalaron en Torrebaja previa su marcha a Teruel. Camino de Teruel se encontraron con alguna resistencia en Villel, población distante unos 15,7 kilómetros de la capital, donde tuvieron lugar la mayoría de los hechos que se relatan.

Resulta chocante la crónica de “El Mercantil Valenciano” del miércoles 26 de agosto de 1936, en la que se dice: “Después de la toma de Villel la jornada del domingo [día 23] transcurrió tranquila”, aunque no debió serlo tanto para los ejecutados ese día en la localidad: Francisco Soriano Soriano (a) Tomasón, de 80 años, natural de Libros y padre de los ponentes y Antonio Gimeno Martínez (a) el Carpintero, de 60 años, miembro del Ayuntamiento derechista de Libros, fusilados junto con el padre del Comandante de la Guardia Civil del puesto de Villel y dos más cuyo nombre ignoramos.

Asimismo, no deja de resultar llamativa la nota final de la denuncia de los hermanos Soriano Alegre -referente al asesinato de su padre y otro del pueblo, y desaparición de los pagarés citados-, por el tono mesurado de la misma, pues se limitan a actualizar la denuncia previa, “por un caso de estravío”, “y no por desconfianza/ en [las] autoridades” del nuevo régimen. Bien es cierto, sin embargo, que han pasado cuatro años desde los dramáticos hechos que se manifiestan, mas no por ello deja de ser admirable su actuación, pues piden "justicia" para su padre y "castigo" para los responsables, no venganza. En última instancia, desconocemos el resultado de la investigación que presumiblemente debió haber al respecto, si es que hubo alguna. Vale.





[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2011). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. IV, pp. 488-489.
[2] TUÑÓN DE LARA, Manuel (1988). La batalla de Teruel, Edita el Instituto de Estudios Turolenses, Zaragoza, pp. 4-7.
[3] Diario El Mercantil Valenciano, del jueves 20 de agosto de 1936, p. 2. Citado por José Ramón SANCHIS ALONSO. Nuevas aportaciones sobre la guerra civil en la provincia de Teruel a través de la prensa valenciana (julio-agosto de 1936), en la web Grup per la recerca de la Memòria Històrica. Castelló, del viernes 8 de abril de 2011 (Consultado el 02 de diciembre de 2015).
[4] SÁNCHEZ GARZÓN (2011), vol. IV, p. 409.
[5] ID (2008). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. II, p. 173.
[6] SANCHIS ALONSO (s/f), no paginado.
[7] Diario Verdad, del domingo 23 de agosto de 1936, p. 1. Citado por José Ramón Sanchis Alonso, en opus cit.
[8] Ibídem, nota 102.
[9] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, p. 150. SÁNCHEZ GARZÓN (2011), p. 489.
[10] Diario El Mercantil Valenciano, del miércoles 26 de agosto de 1936, p. 1. Citado por José Ramón SANCHIS ALONSO (2011), en op. cit.
[11] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2011). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. IV, p. 484.
[12] Ibídem.
[13] Ibídem, pp. 393-394.
[14] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2007). Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. I, p. 428. ID. A José Cortés Valero (a) el Campero, “In memoriam”, del viernes 1 de febrero de 2013.
[15] HISTORIA GENERAL DE ESPAÑA Y AMÉRICA (1990), La Segunda República y La Guerra, Ediciones Rialp, S. A., Segunda Edición, Madrid, tomo XVII, p. 333.
[16] ALCALDE, Juan J (2008). Milicias y unidades armadas anarquistas (FAI, FIJL) y anarcosindicalistas (CNT) en la guerra civil española 1936-1939, Madrid, p. 45.
[17] «A les vuit del vespre del 15 de juliol de 1939, en el camp de tir de Paterna, el coronel de la República En Manuel Eixea Vilar era executat d’un tret a la nuca. Havia estat condemnat a mort per Franco, acusat de ser «autor de un delito consumado de rebelión militar». Durant els anys del franquisme, la seua historia va ser silenciada. L’any 1983, Caries Vilar em va cridar I’atenció sobre Manuel Eixea. Al Ilarg deis anys he arreplegat testimonis de tot tipus i signe sobre el “comandant” , per uns, o el “capita” , per altres. Tots els testimonis orals d’aquells que el van tractar personalment el retraten com «home cult i militar instrui.t» la seua biblioteca, confiscada I’any 1939 a la seua casa de camp de Vila-real, confirma la seua extensa cultura». Cf. GIL VICENT, Vicent (2011). Manuel Eixea Vilar, un militar al servei de la constitució i la república, en la web Grup per la recerca de la Memòria Històrica. Castelló, del miércoles 13 de abril de 2011 (Consultado el 11 de diciembre de 2015).
[18] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Joaquín Vial Munárriz (1882-1939), un coronel republicano en Torrebaja, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 14 de diciembre de 2011. ID (2022). Don Joaquín Vial Munárriz (1882-1939), un coronel republicano en Torrebaja, en Desde el Rincón de Ademuz (II), autopublicación Kindle Direct Publishing (Amazon), primera edición, pp. 433-453.

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