A propósito de las personas que conformaban la denominadas "Fuerzas Vivas" en Torrebaja, municipio del valenciano Rincón de Ademuz
en el primer franquismo
(1939-59).
[Fuerzas Vivas]
“Conjunto de personas con
poder o con capacidad de representación
que promueven y controlan
la actividad y prosperidad de un lugar”.
Palabras
previas, a modo de introducción.
En el Diccionario de la lengua
española, Edición Tricentenario, el concepto “Fuerzas vivas” se define
como las “Personas o clases representativas de una ciudad, región, país, etc.,
por su autoridad o por su influencia social”.[1]
A los efectos del estudio que se pretende debemos retrotraer su significación a
la época que la historiografía española denomina Primer franquismo (1939-59), y
más concretamente a la tercera etapa de este período, el denominado decenio
bisagra (1951-59) -etapa intermedia entre la Autarquía (años cuarenta) y el
Desarrollismo (años sesenta)- caracterizado aquel por el apogeo del
nacional-catolicismo.[2]
El concepto suele utilizarse con
sentido peyorativo –desdeñoso, ofensivo...- pero no debería ser tal, pues todo
dependerá del uso que ese “conjunto de personas con poder o con capacidad de
representación que promueven y controlan la actividad y prosperidad de un
lugar” haga de su influencia, bien en beneficio propio o del común de la
colectividad.
La entrada que se propone
constituye una reseña de lo que fueron aquellas autodenominadas “fuerzas vivas”
en la localidad de Torrebaja (Valencia), al comienzo de los años cincuenta
(1953), que comprendían al clero local, los señores del Ayuntamiento
(incluyendo al pedáneo de Torrealta), el Juzgado de Paz, la Comandancia
Militar, la Jefatura Local del Movimiento, el Consejo Local y la Delegación
Local Sindical. Asimismo, se incluye el Cronista Oficial, el señor Médico, el
señor Farmacéutico y los señores Maestros.
Vista parcial de Torrebaja (Valencia), con detalle de la parroquial Santa Marina Virgen, a la que falta la torre-campanario (erigida en 1959), desde la ermita de San Roque (ca.1957-58). |
Material, método y marco teórico.
A los efectos del estudio, se ha
partido del libro Torre Baja, mi pueblo (1953), obra conjunta de Vicente
Badía Marín (parte geográfica) y José Alejandro Pérez Tarín (parte histórica),
editado por el Ayuntamiento de Torrebaja y con destino a las Escuelas. En la
parte final del libro (páginas 91 y 92), se reseñan las “Fuerzas Vivas” de la
localidad en aquel año, clasificando a cada grupo de individuos bajo el
epígrafe correspondiente. Los datos relativos al segmento
vital y otros datos biográficos de los individuos que se citan se han obtenido
de los archivos municipales, libros del Registro Civil (Archivo Municipal y del
Juzgado), Cementerio Municipal y testimonios vecinales. La definición o definiciones de
“Fuerzas Vivas” se han obtenido de Google, tecleando la expresión en el
buscador y examinando los portales que contenían dicho concepto.
Una cuestión previa, sin que sirva de precedente.
En la fase previa a la composición del artículo realicé
una búsqueda en internet relativa a las palabras “fuerzas vivas” y su
significado. Entre algunas muy útiles encontré esta otra que podría calificarse
de gran interés, en tanto constituye el paradigma de lo que pienso representa
dicho concepto para cierta parte de la población, y que el autor del escrito
incluye entre sus “Perlas inquietas para mentes heterogéneas” -juzguen ustedes
mismos acerca de la cuestión por el párrafo siguiente-:
- <Una de las instituciones más originales y que más influencia tuvieron durante el franquismo eran las llamadas fuerzas vivas del pueblo. Estas fuerzas vivas estaban representadas por el señor alcalde, elegido a dedo, de familia pudiente, amigote de un gerifalte de alto rango, al que posteriormente y para regocijo de sus herederos, su nombre quedará ligado, por los siglos de los siglos, a una bonita calle del pueblo. Otro actor importante era el cura del pueblo, siempre apoyando a los poderosos desde el púlpito, aleccionando a las mujeres para ser las perfectas esposas y madres ejemplares, vendiendo sus secretos de confesión al mejor postor [...]. El médico, encargado de velar por la salud de sus vecinos, desarrollaba una labor fundamental, por que la salud es lo primero [...]; y por último, pero no en importancia, estaba el señor maestro, que educaba a los niños en los principios del nacional catolicismo, cantando las heroicidades del salvador de la patria y aquello de que éramos la reserva espiritual, y no espiritosa, de Europa>.[3]
He traído el párrafo a esta entrada no porque se lo merezca
-pues no deja de ser un “eructo mental”, muestra del remanente de bajo nivel
intelectual que circula por internet- sino porque su contenido puede ser
“entendido” o “compartido” por ciertas personas. Quiero decir que mucha gente
podría estar de acuerdo con lo que se dice. Personas que como el propio autor
del texto manifestarían estar influidas por la ideología, con escaso sentido
crítico y nulo conocimiento del momento histórico. Propiamente, podrían
escribirse muchas páginas al respecto; sin embargo, respondiendo al glorioso
autor de estas palabras, y digo glorioso porque memorable es el disparate de
sus afirmaciones. Obviamente, el autor no cita fuentes como referencia de lo
que afirma, cabría pensar pues que ha salido de su propio magín, que ha vivido
esas experiencias en su propia carne, incluso que es la conclusión de algún
enjundioso trabajo de investigación por él realizado. ¡Lástima no podamos verlo
publicado! El concepto “fuerzas vivas” es antiguo, ni mucho menos es una
“institución” propia de franquismo; de hecho ha existido siempre con distintos
nombres, ya que conceptualmente significa “Conjunto de personas con poder o con
capacidad de representación que promueven y controlan la actividad y
prosperidad de un lugar”. Existió en la Restauración, en la Dictadura
primorriverista, en la II República, en el franquismo y existe hoy día, en
plena democracia española. El concepto “fuerzas vivas” podría superponerse al
de “poderes fácticos”, la principal diferencia entre ambos es la “visibilidad”,
mientras el primero es un grupo visible, reconocido, palpable, el segundo es un
poder invisible, irreconocido, intangible. Al mismo tiempo, los “fácticos” son
poderes que suelen trabajar en su propio beneficio, no en los del común.
Entre los componentes de las “fuerzas vivas” el autor
incluye a distintos personajes, al señor alcalde, al señor cura del pueblo, al
médico y al señor maestro... Para los nacidos en los años cincuenta del pasado
siglo dichas figuras son perfectamente identificables, al menos en el ámbito
rural. En la actualidad, sin embargo, no lo son tanto. Parte de dichas fuerzas
eran también el boticario, el veterinario y el secretario de la oficina
municipal, entre otros. Dichos personajes compondrían la misma tertulia, junto
a algún ricohombre, empresario o persona notable del pueblo, aunque no
necesariamente.
Respecto del “señor alcalde” cabe decir que en los
primeros años cincuenta había en la provincia de Valencia 264 municipios -entre ellos los siete que forman la comarca del Rincón de Ademuz-, cada
uno con su representante municipal, el citado señor alcalde. Sería interesante
saber a cuántos de estos alcaldes conoció personalmente el ponente para
establecer semejante generalización. Propiamente, en una dictadura como la
franquista, el alcalde era elegido a dedo, siendo nombrado por el Gobernador,
máxima autoridad política en la provincia en representación del Estado. En
cualquier dictadura que se precie, cualquiera sea su signo o color, no puede
ser de otra forma. El poder elige a sus representantes en base a criterios de
distinto orden, aunque no tenía por qué ser “de familia pudiente”, tampoco
“amigote de un gerifalte de alto rango”. Obviamente, habría que estudiar cada
caso concreto, ya que resulta poco creíble que cada alcalde de entonces tuviera
un avalista semejante, quiero decir que tendría que haber habido doscientos
sesenta y cuatro gerifaltes de alto rango, a no ser que fuera el mismo para
todos. Lo razonable es pensar que la propia gente representativa del pueblo,
digamos los adictos al Régimen, propusieran a la autoridad gubernativa a la
persona que creían más adecuada. Incluso cabe deducir que el propio Gobernador
inquiriría entre las instituciones del pueblo quién podía ser la persona
adecuada para el cargo. Afirma el autor del libelo que “para regocijo de sus
herederos, su nombre (el del señor alcalde) quedará ligado (después), por los
siglos de los siglos, a una bonita calle del pueblo”. No sé lo que sucedería en
los demás pueblos de la provincia de Valencia, pero en ninguno de los
municipios del Rincón de Ademuz –Ademuz, Casasaltas, Casasbajas, Castielfabib,
Puebla de San Miguel, Torrebaja y Vallanca-, en ninguno de ellos, digo, ha
quedado el nombre de algún alcalde vinculado a calle o plaza del pueblo.
Únicamente en Torrebaja se ha dedicado a un edil –me refiero a don Armando León Valero (Vallanca, 1924)-
un puente. El señor León Valero fue alcalde en el tardofranquismo (1970-79) y
en la democracia (1995-1999), esta última vez por el Partido Popular (PP). La
concesión de tal distinción corrió a cargo del Ayuntamiento de la presente
legislatura municipal, siendo alcalde don Manuel
Enrique Tortajada Matos (2015-), del Partido Popular (PP).
Respecto del clérigo, miembro
eminente de las “fuerzas vivas”, escribe: “Otro actor importante era el cura
del pueblo, siempre apoyando a los poderosos desde el púlpito,
aleccionando a las mujeres para ser las perfectas esposas y madres ejemplares,
vendiendo sus secretos de confesión al mejor postor [...]”. En la cultura
occidental, de tradición judeo-cristiana, el sacerdote ha tenido -y sigue
teniendo- una misión básica, difundir la palabra del evangelio. No me extenderé
sobre ello, doctores tiene la Iglesia. El autor sabrá de qué forma apoyaban
“desde el púlpito” los curas de entonces “a los poderosos”. Argumentos debe
tener para sostener dicha afirmación, aunque no los expone. Ignoro si
conoce las palabras del evangelio respecto de las obligaciones de las esposas y
esposos, y de la cualidad maternal de las mujeres. Pero no me parece mal
consejo que los esposos se subordinen mutuamente, que se amen, se respeten y
guarden fidelidad. Podremos estar de acuerdo o no con lo que dice la Biblia o
el Evangelio, y somos libres de aceptar y practicar estas creencias, por mucho
que lo digan los curas; pero difícilmente podremos demostrar que el Evangelio
contiene recomendaciones inicuas, espurias. Lo de vender “sus secretos de
confesión al mejor postor” es sencillamente una majadería, una sandez
típicamente anticlerical. Desconozco a cuántos sacerdotes habrá conocido el
autor que hayan vendido sus secretos de confesión, suponiendo que haya conocido
a algún sacerdote. Aunque es posible que haya habido clérigos indignos que
hayan violado el sacramento... –como también ha habido curas barraganes-; pero
ni la barraganería ni la falta de sigilo sacramental es ni ha sido nunca la
norma. Me viene a la memoria aquella magnífica película de Pilar Miró -El crimen de Cuenca (1979)-, en la que
aparece un cura necio y un cacique con desasosiegos de conciencia en el trance
de la muerte. ¿Debemos colegir de ahí que todos los curas miembros de las
“fuerzas vivas” de cualquier época han vendido sus secretos de confesión al
mejor licitador? La película de la Miró resulta una acerba crítica contra
ciertos estamentos de la sociedad de la Restauración, comenzando por la
justicia y terminando por la clerecía, pasando por políticos, caciques y todo
lo demás. Allí no se salva nadie, ni el Cepa, al que le dio un barrunto y se
marchó de Osa de la Vega sin decir nada a nadie, ni a su madre... De hecho
mostraba cierto retraso mental.
Respecto del médico, “encargado de
velar por la salud de sus vecinos, desarrollaba una labor fundamental, por que
la salud es lo primero [...]” –escribe el ponente-. Vaya por delante que el
médico no es el encargado –ni el responsable- de vigilar por la salud de nadie,
más allá de la suya propia. Tampoco el Estado. Los responsables de nuestra
salud somos o debemos ser nosotros mismos. Aunque en los años cincuenta la
labor fundamental del médico era la asistencial, con escaso desarrollo de la
medicina preventiva, tampoco de la promoción de la salud, como entendemos hoy
la medicina familiar y comunitaria. Y la salud, obviamente, es importante -no
sé si lo primero, eso debe valorarlo cada cual-, pero muy importante. Porque
sin salud, entendiendo ésta como estado de bienestar físico, síquico y social,
todo lo demás se desvanece, pasa a segundo plano…
Respecto del maestro, escribe: “y
por último, pero no en importancia, estaba el señor maestro,
que educaba a los niños en los principios del nacional catolicismo, cantando
las heroicidades del salvador de la patria y aquello de que éramos la reserva
espiritual, y no espiritosa, de Europa”. Diciendo de la educación primaria en
la época franquista es fácil verla comparada con el mismo grado de educación en
la II República: a la primera se la denuesta, a la segunda se la ensalza e
idealiza. ¡Gran error!, diría el clásico. Como contrapunto del período histórico no estaría de más dar
a conocer algunos datos relacionados: “Estadísticas históricas de España:
siglos XIX-XX/ edición en tres volúmenes coordinada por Xavier
Tafunell Sambola, Albert Carreras i Odriozola, Barcelona, 2005.
CONCEPTO
|
AÑOS 30
|
AÑOS 50
|
Esperanza
de vida al nacer
|
50 años
|
62 años (1950)
|
Mortalidad
infantil
|
34,7 por mil (1935)
|
12,5 por mil (1950)
|
Estatura
media reclutas
|
165 cm (1935)
|
168 cm (1950)
|
Número
de maestros
|
52.000 (1934)
|
78.000 (1950)
|
Número
de alumnos
por
maestro
|
64,7 (1934)
|
41 (1950)
|
Enseñanza
secundaria
|
124.000 alumnos (1934)
[34.000 alumnas]
|
215.000 alumnos (1950)
[75.000 alumnas]
|
Tomado de
Tafunell y Carreras (2005).
Ideológicamente, la época
franquista sería lo que fuese, pero las cifras relativas a los conceptos
reseñados son incontestables, sorprendentes quizá para los que tienen un
concepto prejuicioso y estereotipado del momento histórico. Cuando se estudia
la época de forma seria, la cabeza fría, los pies calientes, puede uno llevarse
muchas sorpresas. Por edad, sin embargo, yo no viví la época republicana
(1931-36), pero sí la escuela del primer franquismo. Quiero decir que conocí
aquella época, nadie me lo ha contado. Tuve tres maestros en mi infancia –don Luis
Perpiñán Aguilar, don Lisinio Aliaga Gimeno y don Eladio Arnalte
Vicente-, a cuál más distinto en carácter y formación. Don Luis era el más
joven, natural de Tuéjar (Valencia), persona alegre y vividora, enamorada del
dibujo, que acabó siendo catedrático de Enseñanza Media. Don Lisinio, natural de
Torrebaja, hombre serio, mayor, formado en el Magisterio de la República,
represaliado en la posguerra inmediata, y al que no recuerdo ninguna afición:
se ocupaba de las clases y de sus cosas. Y don Eladio, natural de Casasbajas,
paradigma del maestro de primaria de entonces, circunspecto, meticuloso,
ordenado, tal vez demasiado serio. Cabe conjeturar que estos maestros nos
imbuirían los principios del nacional-catolicismo imperante, entre otras cosas,
pero los niños de aquel tiempo –al menos la mayoría de los de Torrebaja-
estábamos demasiado embrutecidos como para que nos calara aquella ideología, ni
ninguna otra, ¡propiamente estábamos por desasnar! Al menos yo no recuerdo que
dicha doctrina hiciera en mi ánimo la menor mella. No sé en la de los demás,
imagino que tampoco. En cualquier caso, no me traumatizaron aquellos
principios. Empecé la escuela primaria a los 6 años (en 1958), los dos primeros
años estuve en las escuelas del Ayuntamiento viejo, pero a partir del curso
1960-61 ya fui a nuevo edificio de las Escuelas Nacionales, sito en el camino
del río Ebrón, hoy Avenida de la Diputación, un estupendo edificio de dos
plantas, con cuatro grandes aulas bien iluminadas, todo el material mueble y
didáctico por estrenar.[4]
Se ha achacado al franquismo que gastó poco en educación; habría que ver las
cifras y compararlas con las de otros países en el mismo nivel de desarrollo,
pero en el caso de Torrebaja el sistema se prodigó largamente… Y si yo puede estudiar el bachillerato (en Barcelona) y hacer una carrera universitaria (en Valencia) fue porque la situación social, económica y política del país me lo permitieron, en lo que colaboraron también las circunstancias familiares. Pero poco después de marcharme del pueblo abrieron el instituto "Virgen de la Huerta" en Ademuz (Valencia), merced a la estrecha colaboración del Ayuntamiento de la Villa, siendo alcalde don Andrés Soriano Pescador (Ademuz-Valencia, 1930-2008), y del párroco, don Carmelo Ciganda Nevado (Puente la Reina, Navarra, 1923-2004), clérigo vinculado al Opus Dei. Las "Fuerzas Vivas" locales hicieron posible que cientos de niños del Rincón de Ademuz y pueblos del entorno comarcal de Cuenca y Teruel pudieran hacer su bachillerato sin salir de su casa, de allí surgieron también los futuros universitarios de la zona, niños y jóvenes que de otra forma nunca hubieran podido soñar con alcanzar una licenciatura. El Ayuntamiento y la Iglesia Católica hicieron una labor impagable, aunque escasamente reconocida. En recuerdo y homenaje del que fuera mentor y alma mater del instituto de Ademuz, valga la necrológica que apareció tras su fallecimiento:
- <En su pueblo natal, Puente la Reina (Navarra), el día 1 de septiembre de 2004 falleció el sacerdote Rvdo. D. Carmelo Ciganda Nevado. Nació el 24 de febrero de 1923 y fue ordenado sacerdote, en Roma, el 15 de mayo de 1955. Ejerció su ministerio, en esta diócesis, como Párroco de Chulilla hasta 1960 y posterior y sucesivamente como Vicario Parroquial de Carcaixent y Párroco de Ademuz. En 1970 fue encargado de la parroquia de San Bartolomé Apóstol, de Godella, y a partir de 1974, adscrito a la parroquia La Milagrosa, de Valencia. En 1986 ejerció como profesor del I.F.P. de Cheste, Valencia, y, al año siguiente, en la Escuela de Magisterio, también de Cheste. Siguiendo en la enseñanza, en 1988 fue director del Colegio San Roque, de Benicalap-Valencia y en 1989 adscrito a la parroquia Nuestra Señora del Pilar y San Lorenzo Mártir, de Valencia; a partir de mayo de 1998 y hasta mayo de 2002, adscrito primero y capellán después, en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, de Valencia. No encontrándose bien de salud, marchó a su tierra donde vivió los últimos años de su vida. Tras la misa exequial celebrada en Puente la Reina (Navarra), sus restos mortales, en espera de la resurrección, recibieron cristiana sepultura. Descanse en paz>.[*]
[*] Tomado del Boletín Oficial de la Archidiócesis de Valencia: ÉPOCA
IV - VOL.17, 2004, AGOSTO-SEPTIEMBRE - Nº 3.271. (Consultado el 26 de mayo de 2016)
Escuela Nacional sita en el antiguo Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), siendo maestro don Luis Perpiñán Aguilar, ca.1953 [Tomada de BADÍA MARÍN, Torrebaja, mi pueblo, Valencia, 1953]. |
Alumnos de la antiguas Escuelas Nacionales de Torrebaja (Valencia), siendo maestro don Luis Perpiñán Aguilar, ca.1950-55. |
Alumnos de las Escuelas Nacionales de Torrebaja (Valencia), siendo maestro don Eladio Arnalte Vicente, ca.1950-55. |
Alumnos de las Escuelas Nacionales de Torrebaja (Valencia), años 1965-70, siendo maestros don Lisinio y doña Isabel. |
El autor -Alfredo Sánchez Garzón (Torrebaja, 1952)-, posando para una foto escolar en las Escuelas Nacionales de Torrebaja (Valencia), ca.1961-64. |
En cuanto a cantar “las heroicidades del salvador de la
patria”, puedo decir que mis libros de texto fueron los tres grados de la
“Enciclopedia Álvarez”. No recuerdo a mis maestros hablando de Franco, sí de
don Pelayo, de Wifredo el Velloso o de los Reyes Católicos, entro otros muchos
personajes, pero no de Franco. Todo lo que supe del Caudillo entonces se
hallaba en aquellos textos, y a decir verdad no era mucho. Eso sí, su retrato
se hallaba en el frontis de la clase, junto al de José Antonio Primo de Rivera:
en medio o al lado había también un santo Cristo. Tampoco esto es de extrañar,
ya que el culto a la personalidad del dirigente político es común en las
dictaduras. Trato de explicar, no de justificar nada. En un viaje en coche que
hice por algunos países de Europa del Este mediados los años setenta, de
España a Turquía, pasé por Yugoslavia, allí el retrato de Tito estaba por todas
partes, en los supermercados, en el taller de un zapatero remendón en el que
entré, incluso en las carnicerías... No seré yo quien rompa una lanza a favor
del franquismo, ni de la dictadura –de cualquier dictadura marxista o
fascista-. Debemos entender que el Régimen hizo lo que le correspondía como
sistema autoritario que era. Cabe hacer, sin embargo, una distinción entre
autoritarismo y totalitarismo: el hitlerismo y el estalinismo fueron regímenes
totalitarios,[5] el
franquismo autoritario.[6]
En la Rusia soviética y países de su órbita, en la China de Mao, en la Cuba de
Castro, en la actual República Democrática Popular de Corea del Norte de Kim
Jong-li, y en cualquier país con régimen totalitario –menos en el autoritario-
sucede lo mismo, la enseñanza se utiliza como instrumento de formación y adoctrinamiento. Hecho de por sí condenable, ya que la función de la escuela nunca debiera ser adoctrinar. En la última o penúltima legislatura
socialista se intentó con la célebre asignatura “Educación para la ciudadanía”.
Al respecto surge una pregunta, ¿cómo es posible que en los treinta y tantos
años que llevamos de democracia en España los dos partidos mayoritarios no se
hayan puesto de acuerdo en una Ley General de Educación que sirva al menos
durante una generación? La respuesta es porque les importa más la ideología –su
ideología, la de su partido- que el bien común de los alumnos españoles y el
futuro del país, me refiero a España. No debemos olvidar, con todo, que los
partidos marxistas que componían el Frente Popular español perseguían la
implantación de la dictadura del proletariado en España. De haber ganado la
guerra el bando de Negrín, con la mayoría de mandos del ejército en manos de
comunistas, lo último que se hubiera instalado en nuestro país hubiera sido una
democracia.[7] Así que entre la dictadura del proletariado y la dictadura
franquista, me quedo con la de Franco. Más vale malo conocido que peor por
conocer... Porque durante la Guerra Civil española (1936-39) ya se sabía lo que
sucedía en el paraíso soviético, patria del proletariado.[8]
Según Robert Conquest, durante el período de “La Gran Purga” (1936-38), las hambrunas y
purgas de Stalin llevaron a la muerte a trece-quince millones de personas…[9]
Lo de que la España del nacional catolicismo era la “reserva
espiritual” de Europa nunca me quedó muy claro, no sé si no me lo explicaron
bien o es que aquél día hice novillos; aunque hay que reconocer que la frasecita ha
tenido su rédito. Hoy es una expresioncita carente de contenido, de
significado, si alguna vez tuvo alguno. En cuanto al nacional-catolicismo,
“doctrina política que surgió en la España franquista y que se caracterizaba
por una estrecha relación entre la Iglesia católica y el Estado”, lo mejor que
se puede decir es que fue nefasta para la Iglesia (aunque aparentemente la
beneficiara en un primer momento: incremento del poder temporal, material...), si
bien la perjudicó en su misión espiritual y apostólica. Prueba de ello es que
en cuanto comenzaron a soplar los nuevos vientos de modernidad con el Concilio Vaticano II
(1962-65), la Iglesia fue alejándose del Estado, y los sufridos ciudadanos dejamos de ver aquellas
penosísimas fotos del Jefe del Estado bajo palio y a los obispos con el brazo
en alto, ¡vade retro, Satanás! En cualquier caso, la efervescencia
religiosa que tuvo lugar en el primer franquismo se fue diluyendo rápidamente a
partir de los años sesenta, tal vez porque era algo forzado, artificial, entrando en crisis mucho antes del advenimiento de
la democracia.[10] Al mismo
tiempo que se iban produciendo estos cambios en la sociedad española,
comenzando por una saludable secularización, la generación de los cincuenta nos
apercibimos de que, contrariamente a lo que nos habían dicho, el cuerpo no era
el peor enemigo del alma...
Las Fuerzas Vivas de Torrebaja
(Valencia) en 1953.
Se expone a continuación una tabla
de doble entrada con los nombres y apellidos de cada uno de los miembros de las
denominadas Fuerzas Vivas en la localidad de Torrebaja (Valencia), a principios
de los años cincuenta, y la institución a la que cada uno perteneció.
Fuerzas Vivas de Torrebaja
(Valencia), año 1953.
CARGO |
NOMBRE Y
APELLIDOS
|
SEGMENTO VITAL
|
CLÉRIGOS
|
||
Párroco de Torrebaja
|
Antonio
Martínez Gabalda
|
1915-1976
[61]
|
Párroco de Torrealta
|
Valentín
Alegre Martín
|
1884-1956
[72]
|
SEÑORES
DEL AYUNTAMIENTO
|
||
Alcalde-Presidente
|
Alfredo
Sánchez Esparza
|
1905-1984
[79]
|
Concejales
|
Juan
Francisco
Manzano
Soriano
|
1907-1993
[86]
|
Francisco
Aliaga Miguel
|
1899-1987
[88]
|
|
Vidal
Gimeno Sánchez
|
1900-1988
[88]
|
|
Justiniano
Hernández García
|
1914-1990
[76]
|
|
Heliodoro
Provencio Mañas
|
1893-1967
[74]
|
|
Jerónimo
Rubio Camañas
|
1914-1973
[59]
|
|
Secretario-interventor
|
Octavio
Valentín Lahuerta
|
1916-1974
[58]
|
Alcalde
Pedáneo de Torrealta
|
Ramón
Gimeno Valero
|
1920-2007
[87]
|
JUZGADO
DE PAZ
|
||
Juez de Paz
|
Evaristo
Gómez Sánchez
|
1881-1976
[95]
|
Secretario Juzgado
|
Octavio
Valentín Lahuerta
|
1916-1974
[58]
|
COMANDANCIA MILITAR |
||
Comandante del Puesto
|
Esteban
Martínez Cuesta
|
|
JEFATURA
LOCAL DEL MOVIMIENTO
|
||
Jefe Local
|
Alfredo
Sánchez Esparza
|
1905-1984
[79]
|
Secretario
|
Octavio
Valentín Lahuerta
|
1916-1974
[58]
|
Delegado
Frente de Juventudes
|
Eladio
Arnalte Vicente
|
|
Delegada Sección Femenina
|
Pilar
Aliaga Gimeno
|
1934-1991
[58]
|
Tesorero
|
Adelín
Cortés Pérez
|
1913-1991
[88]
|
CONSEJO LOCAL |
||
Consejeros natos
|
Alfredo
Sánchez Esparza
|
1905-1984
[79]
|
Francisco
Pinazo Casino
|
1922-2000
[78]
|
|
Eladio
Arnalte Vicente
|
||
Pilar
Aliaga Gimeno
|
1934-1991
[58]
|
|
Octavio
Valentín Lahueta
|
1916-1974
[58]
|
|
Adelín
Cortés Pérez
|
1913-1991
[88]
|
|
Consejeros
Concejales natos
|
Juan
Francisco
Manzano
Soriano
|
1907-1993
[86]
|
Francisco
Aliaga Miguel
|
1899-1987
[88]
|
|
Vidal
Gimeno Sánchez
|
1900-1988
[88]
|
|
Justiniano
Hernández Mañas
|
1914-1990
[76]
|
|
Jerónimo
Rubio Camañas
|
1914-1973
[59]
|
|
Consejeros
libre nombramiento
|
Ramón
Alegre Mínguez
|
|
Constantino
Aparicio Aparicio
|
1907-1992
[85]
|
|
Antonio
Blasco Almazán
|
1883-1974
[91]
|
|
Ernesto
Blasco Lozano
|
1907-1996
[89]
|
|
Elpídeo
Cañizares Gómez
|
1909-1996
[87]
|
|
Modesto
Cortés Pérez
|
1893-1978
[85]
|
|
DELEGACIÓN
LOCAL SINDICAL
|
||
Delegado Local
|
Francisco
Pinazo Casino
|
1922-2000
[78]
|
Secretario
|
Antonio
Gimeno Cortés
|
1899-1981
[82]
|
Jefe de la Hermandad
|
Vidal
Gimeno Sánchez
|
1900-1988
[88]
|
Secretario
|
Octavio
Valentín Lahuerta
|
1916-1974
[58]
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SANIDAD,
EDUCACIÓN, CRONISTA
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Señor Médico
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Antonio
Navarro Fuertes
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Señor Farmacéutico
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Antonio
Villanueva Garrido
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1913-1965
[52]
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Señores Maestros
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Eladio
Arnalte Vicente
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Luis
Perpiñán Aguilar
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1918-
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Isabel
Marqués Ibáñez
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1891-1977 [86]
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Cronista Oficial
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Vicente
Badía Marín
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1919-1995
[76]
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Modificado de Badía Marín y Pérez
Tarín, 1953, 91-92.
Respecto del Gobernador Civil, Laporta Girón:
- <Ramón Laporta Girón (Garciahernández-Salamanca, 1899-Madrid, 1965), nació en esta localidad salmantina donde su padre ejercía como médico, desde donde se trasladó a Cantalapiedra (Salamanca). Estudió Ciencias Químicas en la Universidad de Salamanca, pero a cuenta de ejercer como químico se dedicó a los negocios que poseía su padre: "Electra de Cantalapiedra", la tahona y el molino. Metido en política, llegó a ser Gobernador de Albacete y Valencia, y en 1948, Comisario General del Paro. Posteriormente fue Consejero Provincial por Salamanca en las Cortes, falleciendo en Madrid, el 10 de octubre de 1965; sus restos se hallan inhumados en el cementerio de la Villa. Las Escuelas Centrales, el Barrio Girón, el Matadero, y el Barrio de la Misericordia fueron obras realizadas en Cantalapiedra por mediación suya>.[*]
[*] Tomado de ALMEIDA CUESTA, Hilario (1991). Historia de Cantalapiedra, Editado por la Diputación Provincial, Salamanca. Acerca de este personaje, puede verse también: ALCALDE FERNÁNDEZ, Ángel. Cultura de guerra y excombatientes para la implantación del franquismo en Albacete (1939-45), Edita Instituto de Estudios Albacetenses "Don Juan Manuel", Al-Basic 57 (2012) 37-69.
En
función de su cargo, la persona más representativa del grupo es don Alfredo Sánchez Esparza (1905-84), natural y vecino de Torrebaja, hijo de Román y de Vicenta, él
de Torrebaja y ella de Castielfabib, que ejerció como alcalde-presidente del
Ayuntamiento durante trece años (1943-56), período difícil de la historia local
y de España. De profesión labrador y tratante de caballerías, fue un hombre
respetable y respetado. Casado en 1951 con Francisca Garzón Casino (1914-99),
natural de Madrid, hija de José y de Dominica, ambos de El Cuervo (Teruel), el matrimonio
tuvo dos hijos: mi hermano José Mª Sánchez Garzón (1956) y yo, que soy el mayor
(1952). Cuando mi padre asumió la alcaldía yo no había nacido, y cuando la dejó tenía yo cuatro años. Aunque estaba muy orgulloso de haber servido a su pueblo con pasión y dedicación -él era un enamorado de su pueblo, de sus gentes y de su paisaje-, pocas veces le oí yo hablar de política. Hacer un listado de sus actuaciones y logros al frente del Ayuntamiento
sería largo y trabajoso -tal vez lo haga algún día, aunque sólo fuera para
demostrar que la historia de los pueblos no comienza en la última legislatura-.
Lo que me importa ahora era destacar el talante de su personalidad, y creo
que hay una anécdota contada por él mismo y por otros que la refrendaron, que
le define, así como al período histórico en que le tocó administrar los
intereses municipales. Al parecer recibió quejas de que el secretario del
Ayuntamiento (señor Octavio Valentín Lahuerta) trataba de forma desigual a ciertos vecinos, digamos que peor a los que
habían pertenecido al bando republicano durante la guerra y no eran afectos al
Régimen. El alcalde se encaró con el funcionario en la Secretaría y le dijo: Octavio,
aquí en Torrebaja no hay rojos ni azules; cuando atiendas a alguien por esta
ventanilla piensa que todos son iguales... –desde ese momento cesaron las
quejas-.
Líneas
familiares de Alfredo Sánchez Esparza, de Torrebaja-Valencia (1905-1984).
Nombre y apellidos
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padres
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Abuelos
|
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Paternos
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Maternos
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Alfredo
Sánchez Esparza
(Torrebaja, 1905-Torrebaja, 1984)
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Román
Sánchez Garrido (de Torrebaja)
Vicenta
Esparza Esparza
(de
Castielfabib)
|
Manuel
Sánchez Muñoz
(de
Torrebaja)
Carmen
Garrido Gimeno
(de
Torrebaja)
|
Gerónimo
Esparza
(de
Castielfabib)
Manuela
Esparza
(de
Castielfabib)
|
Archivo Municipal de Torrebaja
(Valencia), Libro de Bautismos, año 1905. Elaboración propia (2016).
Respecto
del escritor y periodista valenciano, Vicente Badía Marín (1919-1995), que fue cronista oficial
de Torrebaja, vid De crónicas y cronistas,[11]
Respecto de doña Isabel Marqués
Ibáñez (1891-1977), maestra nacional de niñas, vid Acerca del asesinato de Ángel Tortajada Gea, comerciante de Torrebaja en Las Minas de Libros (Teruel).[12]
Detalle de los alumnos de las Escuelas Nacionales de Torrealta-Torrebaja (Valencia), realizando una tabla de gimnasia con su maestro (ca.1960). |
Palabras finales, a modo de conclusión.
Partiendo de un libro de lecturas
con destino a las Escuelas Nacionales –Torrebaja,
mi pueblo (1953)-, obra de Badía Marín y Pérez Tarín, hemos obtenido el
nombre y cargo de los vecinos que constituyeron las “Fuerzas Vivas” de
Torrebaja a comienzos de los cincuenta, decenio
bisagra entre la Autarquía y el Desarrollismo español. El franquismo es un
largo período histórico (1939-75), que tuvo etapas distintas y se desarrolló en
un contexto nacional e internacional muy complejo. Tuvo sus claroscuros –luces
y sombras-, pero de ninguna manera puede descalificarse en bloque, sería
injusto, además de falso. Desconocemos cómo será valorada en el futuro la actual etapa
democrática –la de la transición, la del pelotazo, la de la burbuja
inmobiliaria, la de la crisis...-; mas a poco que nos fijemos advertiremos que
la escopeta de Berlanga, aun sin Franco sigue disparando. Porque parece que sigue habiendo gente dispuesta a mantener vivo el espíritu de odio que llevó a los españoles a enfrentarse y matarse con saña en la pasada incivil contienda. Con el clásico, podríamos preguntarnos: Cui prodest, Cui bono...
Más allá de consideraciones
personales e ideológicas, las personas reseñadas en la tabla arriba expuesta
fueron ante todo hijos del tiempo que les tocó vivir, una época difícil en lo
social y en lo económico, tras una dramática Guerra Civil y una posguerra no
menos dificultosa. Cada cuál podría contar su historia, el motivo o los motivos
que le llevaron a formar parte de ese grupo denominado “Fuerzas Vivas”, que
existió en todos los pueblos de la comarca del Rincón de Ademuz, de la
provincia de Valencia y de España durante el lapso histórico. Además de ocuparse de sus asuntos
personales, fueran aquellos los que fuesen -la familia, el campo, los animales,
la botica, la escuela, la Iglesia...- se emplearon además en los asuntos del
común. En la traída del agua potable a las localidades, en el alcantarillado y cementado de calles en los pueblos, en la construcción de iglesias, puentes, escuelas, institutos, Casas del Médico, etc. Si esto fue colaboración con el franquismo, bendita colaboración. Decía que no sabemos las motivaciones íntimas que les llevaron a ello,
tal vez su participación fue circunstancial, pero es seguro que ninguno de
ellos se enriqueció con su actividad pública; además, en estos pueblos había
poco que saquear y mucho que mejorar. Lo habitual era que ser alcaldes de sus pueblos -entonces y después- les costara tiempo y dinero, tiempo de su negocio y dinero de su bolsillo -al menos eso fue lo que les ocurrió a la mayoría, a mi padre entre ellos-. Aunque imagino que algún necio dirá -o pensará al menos-: Si estaban de alcaldes por algo sería, algo sacarían... -lo digo porque la necedad es intemporal-.
Respecto de los clérigos, no
quiero dejar pasar la ocasión de nombrar a don Antonio Martínez Gabalda
(1915-76), natural o descendiente de Los Santos (Castielfabib), ordenado de
presbítero en Ademuz (1947), cura de Puebla de San Miguel y ecónomo de nuestra
parroquia (1952-58), que participó activamente en la construcción de la nueva
iglesia de Santa Marina Virgen, cuyo edificio se halla íntimamente
vinculado a su persona. Algunos vecinos todavía le recuerdan con la sotana
arremangada hasta la cintura, acarreando arena y grava,
repartiendo tabaco entre los trabajadores de la concejada. Don Antonio fue un
hombre singular -humilde y de pocos latines, pero de gran fe-, del que sabemos
que no todas las noches se acostaba con el estómago satisfecho...[13] Poseía una sindactilia, ello se hacía evidente al alzar a Dios, durante la consagración, tal vez ello le ocasionaba cierto complejo, ya que habitualmente tendía a ocultar la mano afectada.
De Torrebaja pasó a la parroquia de Loriguilla (Valencia), compartiendo con los vecinos el
penoso momento de abandonar el pueblo por causa del pantano que se hizo en el término, camino del nuevo asentamiento. De esta época data su libro Loriguilla:
éste es mi pueblo (1968), allí expresa su identificación con los vecinos y
apego al pueblo.
Sería
imprudente por nuestra parte poner la mano en el fuego por alguien –yo sólo la
pondría por mi padre, y en último extremo-, ya que desconocemos todo lo que cada cual ha
hecho en su vida. Podremos estar orgullosos o avergonzados de nuestros
ascendientes, pero en ningún caso somos responsables de sus actuaciones. No obstante,
me atrevo a decir que si alguien conoce, entre las personas reseñadas en el ejercicio de su cargo, algún acto o hecho impropio –prevaricación,
favoritismo, arbitrariedad, abuso de poder, corrupción...-, me refiero a casos
concretos y demostrables, éste es buen momento para hacerlo; es más, creo tiene
la obligación moral de manifestarlo. Lo que no podemos hacer es generalizar
comportamientos, ni ensuciar impunemente la memoria de nadie. Vale.
De la Real Academia de Cultura
Valenciana (RACV).
[1] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española,
edición tricentenario (Consultada el 26 de mayo de 2016).
[2] DE MIGUEL, Amando (1975). Sociología del Franquismo. Análisis ideológico de los Ministros del Régimen, Editorial Euros, Colección “España: Punto y Aparte”, Barcelona, pp. 29-40.
[3] ZENTOLOS: Perlas inquietas para mentes heterogéneas, del 24 de mayo de 2007 (Consultada el 03 de junio de 2016).
[4] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. De las escuelas y maestros del Rincón de Ademuz en otro tiempo, del miércoles 15 de febrero de 2012.
[5] ARENT, Hannah (2004). Los orígenes del totalitarismo, Editorial Taurus, México, p. 560.
[10] PERÉZ-AGOTE, Alfonso. Sociología histórica del nacional-catolicismo español, Historia contemporánea 26, 2003. 207·237.
[11] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. De crónicas y cronistas, del jueves 5 de julio de 2012. Y Vicent Badia i Marín. (2016, 27 de maig). Viquipèdia, l'Enciclopèdia Lliure. Data de consulta: 12:32, maig 27, 2016.
[12] ID. Acerca del asesinato de Ángel Tortajada Gea, comerciante de Torrebaja en Las Minas de Libros (Teruel), del martes 19 de febrero de 2013.
[13] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). Don Antonio Martínez Gabalda, un cura que montaba en bicicleta, en Desde el Rincón de Ademuz, Valencia, pp. 215-221.
[2] DE MIGUEL, Amando (1975). Sociología del Franquismo. Análisis ideológico de los Ministros del Régimen, Editorial Euros, Colección “España: Punto y Aparte”, Barcelona, pp. 29-40.
[3] ZENTOLOS: Perlas inquietas para mentes heterogéneas, del 24 de mayo de 2007 (Consultada el 03 de junio de 2016).
[4] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. De las escuelas y maestros del Rincón de Ademuz en otro tiempo, del miércoles 15 de febrero de 2012.
[5] ARENT, Hannah (2004). Los orígenes del totalitarismo, Editorial Taurus, México, p. 560.
[6] BISCARETTI DI RUFFIA, Paolo (1975). Introducción al Derecho
Constitucional Comparado, Fondo de Cultura Económica, México, p. 262.
[7] <En los
países en que triunfaron los correligionarios de los frentepopulistas
españoles, la población perdió cualquier libertad y derecho, sometida al poder
omnímodo de una casta burocrática dueña de un estado policial> Vid MOA, Pío
(2009). El derrumbe de la segunda república y la guerra civil,
Ediciones Encuentro, Madrid, p. 674.
[8] <El conocido líder anarcosindicalista Ángel Pestaña (1886-1937) viajó a la URSS en 1920, allí conoció a los principales líderes bolcheviques y se mostró contrario a las tesis de la "dictadura del proletariado": He dicho que me repugnan las dictaduras porque creo que todo movimiento de transformación ha de dirigirse a conquistar más libertad para los pueblos y no una tiranía mayor –dice en sus libros -Setenta días en Rusia, lo que yo vi (1924)- y -Setenta días en Rusia, lo que yo pienso (1929)-, escritos a raíz de aquel viaje->. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Los guerrilleros del maquis antifranquista, ¿héroes ovillanos?, del sábado 26 de abril de 2014. (Consultada el 10 de junio de 2016)
[9] CONQUEST,
Robert (1968). El Gran Terror: las purgas stalinianas de los años treinta,
Edita Luis de Caralt, Versión de Joaquín Adsuar, Barcelona, 1974. [8] <El conocido líder anarcosindicalista Ángel Pestaña (1886-1937) viajó a la URSS en 1920, allí conoció a los principales líderes bolcheviques y se mostró contrario a las tesis de la "dictadura del proletariado": He dicho que me repugnan las dictaduras porque creo que todo movimiento de transformación ha de dirigirse a conquistar más libertad para los pueblos y no una tiranía mayor –dice en sus libros -Setenta días en Rusia, lo que yo vi (1924)- y -Setenta días en Rusia, lo que yo pienso (1929)-, escritos a raíz de aquel viaje->. Vid SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Los guerrilleros del maquis antifranquista, ¿héroes ovillanos?, del sábado 26 de abril de 2014. (Consultada el 10 de junio de 2016)
[10] PERÉZ-AGOTE, Alfonso. Sociología histórica del nacional-catolicismo español, Historia contemporánea 26, 2003. 207·237.
[11] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. De crónicas y cronistas, del jueves 5 de julio de 2012. Y Vicent Badia i Marín. (2016, 27 de maig). Viquipèdia, l'Enciclopèdia Lliure. Data de consulta: 12:32, maig 27, 2016.
[12] ID. Acerca del asesinato de Ángel Tortajada Gea, comerciante de Torrebaja en Las Minas de Libros (Teruel), del martes 19 de febrero de 2013.
[13] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). Don Antonio Martínez Gabalda, un cura que montaba en bicicleta, en Desde el Rincón de Ademuz, Valencia, pp. 215-221.
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