Aproximación al conocimiento de Alobras -a través de
sus edificios más emblemáticos-:
iglesia de San Fabián y San Sebastián y ermita de San Roque.
iglesia de San Fabián y San Sebastián y ermita de San Roque.
“En 1553 el obispo de Albarracín-Seborbe
don Gaspar Jofre de Borja, erigió la vicaría de Alobras,
teniendo ya su propio cementerio, pila bautismal, etc.”
-César Tomás Laguia, Las iglesias de la diócesis de
Albarracín (1964)-.
Palabras previas.
La
entrada de hoy es una visita formal a Alobras (también conocida como Las Alobras,
de al-Hobras), pueblo de Teruel situado al noroeste del Rincón de Ademuz y que
junto con Veguillas de la Sierra y Tormón constituyen nuestros vecinos más
inmediatos por esta parte de la comarca.
Para
localizar geográficamente Alobras, nada más fácil y rápido -en la era digital y
de la información- que teclear el topónimo y pulsar Intro, si elegimos la
opción Google Maps podremos observar una curiosa circunstancia espacial:
Veguillas, Alobras y Tormón se encuentran por encima del Rincón de Ademuz, en el
ángulo que forma el dedo pulgar y la zona tenar con la muñeca de la mano izquierda, si nos
representamos la comarca valenciana en forma de mano extendida, mirándola por
su cara palmar.
Viendo
la zona en esta sinonimia se aprecia que Veguillas se halla en la base, sobre el
dedo índice y Tormón por encima, próxima al dedo pulgar: entre ambas
localidades está Alobras. Veguillas de la Sierra (antiguamente “Las Veguillas”,
también “Veguillas del Cuervo”, por su dependencia eclesiástica de El Cuervo),
estuvo formada por un conjunto de masías hasta comienzos el siglo XVIII en que
se construyó el templo actual (1729), pero a finales del siglo anterior todavía
subía el cura de El Cuervo a decir la misa.[1]
Alobras es una localidad cuya toponimia evoca resonancias musulmanas (al-Hobras,
desconozco si significa algo el árabe), y aunque quizá no sea una población tan
antigua como Tormón (también El Tormón, en referencia al tormo o tolmo donde se
ubica su castillejo), su parroquia estuvo unida a la de Tormón durante siglos
-hasta el 22 de noviembre de 1641-: fecha en la que don Roque Balonga, vicario
general y visitador del obispo de Albarracín, las separó. Es decir, Alobras y
Tormón formaban una sola parroquia con cabecera en Tormón, pero curiosamente
los párrocos vivían en Alobras, quizá por simple comodidad (tal vez la localidad
estaba mejor comunicada o tenía mejor casa abadía).[2]
Desde mediados del
siglo XV, las
tres localidades –Veguillas (como lugar), Alobras y Tormón (como villas)-
pertenecieron al señorío laico de los Fernández de Heredia. A partir de principios del siglo XVI (1508) esta progenie adquirió títulos de nobleza, pasando a denominarse condes
de Fuentes, por concesión de Fernando el Católico a Juan Fernández de
Heredia y Liori, primero de este título. Desde el siglo XIII la historia de todos estos lugares se
hallaba vinculada por su proximidad geográfica, además de jurisdiccionalmente: Tormón, Alobras, Tramacastiel, El Cuervo, Veguillas,
Cascante del Río, Valacloche, Gea de Albarracín y Manzanera estaban en manos de señoríos laicos, mientras que Villastar, Villel, Libros y
Riodeva pertenecían a la Orden del Temple. Los demás pueblos de la
zona aragonesa correspondían al Concejo y Comunidad de Aldeas de Albarracín y
Teruel. Ello explica su evolución posterior.[3]
La
situación de los pueblos del pre-Rincón de Ademuz era distinta, su territorio
se hallaba distribuido en dos grandes municipios –Ademuz y Castielfabib, ambas
villas de realengo-, con la particularidad de que Torrealta era una “finca
particular” en la jurisdicción de Ademuz y Torrebaja otra “finca particular” en
la jurisdicción de Castielfabib. Ambas “fincas particulares” tuvieron distintos
propietarios, en el siglo XV-XVI Torrealta se hallaba en manos de los Garcés de
Marcilla turolenses y Torrebaja en la de los Fernández de Heredia de Mora de
Rubielos, posteriormente pasó a los Ruiz de Castellblanque.
Disculpen la digresión, pero merece la pena puntualizar, para mejor comprender el desarrollo histórico...
Vista general (meridional) de Alobras (Teruel), desde la carretera de Veguillas de la Sierra (Teruel), 2015. |
Alobras en la geografía.
Recurriendo
a Google Maps veremos que para ir rápidamente a Alobras desde el Rincón de
Ademuz, lo mejor es coger la CN-420 en dirección a Cuenca. Sobrepasado el
Vivero de la Diputación situado en El Hontanar veremos un desvío de la nacional
a la derecha –punto kilométrico 528- que indica la dirección de Arroyo Cerezo,
aldea de Castielfabib. Arribados al Royo continuaremos por la TE-V-9001 hasta
Veguillas, la carreterita discurre en llano por el Campo del Royo, zona de
cultivo a los pies de La Muela, hasta arribar a Veguillas de la Sierra.
Sobrepasada Veguillas observaremos como se le aboca por la derecha una pista
procedente de El Cuervo –se trata de la VF-TE-13- vía que con esta denominación
–ya asfaltada- nos conducirá a Alobras y Tormón, discurriendo entre densos
pinares, en los que abundan las sabinas y distintas especies de quercus.
El
casco urbano de Alobras se halla distribuido en dos barrios relativamente
separados, el de la Iglesia, donde se halla el templo parroquial de San Fabián
y San Sebastián, frente a la que hay un copudo y chaparro olmo –cuya
altura emula la amplitud de su goteo-, y el barrio de Abajo, distribuido en
torno a dos plazas: la de Abajo y la de Arriba.
El
barrio de la Iglesia se organiza en torno a la calle la Piedra y la calle
Charquillas, situadas meridionalmente, y la calle de la Iglesia (en posición
septentrional), que une este núcleo con el de Abajo mediante la calle del
Horno.
El
barrio de Abajo se organiza en torno a la Plaza de Arriba (occidental al
caserío) y la Plaza de Abajo (oriental al caserío), otras vías son la calle
Cerrito (al sureste) y la calle Alto (al noroeste). Se sale de la población por
la calle Tormón (septentrional), que continúa en dirección a esta villa.
Ciertamente, el callejero no es muy imaginativo, paradigma de la simplicidad
minimalista.
El
barrio de la Iglesia se halla circundado meridionalmente por el Barranco de la
Peguera, al que por encima de la población se le ha incorporado el Barranco de
las Barracas. El barrio de Abajo se ve atravesado por el Barranco del Hornillo,
al que más arriba del poblado se le ha unido la Rambla de los Castellares.
Ambos Barrancos –el de la Peguera (sur) y el del Hornillo (norte) se unen por
debajo de Alobras: juntos continúan como Rambla de Alobras, abocando al río
Ebrón por debajo de los Estrechos del Cañamar, ya en término de Tormón.[4]
Procedentes
de Veguillas, a la entrada de Alobras –me refiero a la entrada de arriba,
porque hay otra previa por abajo, al comienzo de la calle de la Piedra-
observaremos un cruce de caminos. Yendo por la derecha se entra en la población
pero tomando el de la izquierda nos internamos en el monte, dirección
Javaloyas, y el pico Jabalón/Javalón (1.549 m de altitud). Tomando esta última
vía, sin embargo, a unos cientos de metros encontraremos el acceso a la Ermita
de San Roque (siglo XVIII), situada sobre un altozano, a la derecha de la vía.
Alobras en la historia.
Decía
arriba que el topónimo Alobras (al-Hobras), me evocaba reminiscencias
árabes, cabría consultar con un lingüista para establecer el origen de la
palabra y su evolución. De tener origen árabe, resultaría perfectamente
razonable.
Tomás
Laguia dice que era una de las villas del condado de Fuentes, en la diócesis de
Albarracín. Y que eclesiásticamente dependía de la vecina Tormón, villa “que
poseía un castillo fuerte y pertenecía también a dicho condado”. Su erección
como vicaría data de 1553, pontificando el Albarracín-Segorbe Gaspar Jofre de
Borja (1530-1556), datando de esta época la fundación de su pila bautismal, y
cementerio.[5]
Estamos
diciendo de mediados del siglo XVI (1553), cuando Albarracín y Segorbe formaban
todavía una sola diócesis, canónicamente denominada Segobricensis et Sanctae
Mariae de Albarrazino con dos catedrales (ello suponía un obispo y un
cabildo, aunque con libertad de residencia: los canónigos preferían Segorbe,
por su mejor clima). La bula de unión de ambas Iglesias (Petitio vestra)
fue dada por Alejandro IV, el 18 de marzo de 1259. Se trataba de una diócesis
“artificial”, basada en la idea errónea de que Segorbe (Castellón) era la sede
de la antigua diócesis visigoda de Segóbriga. La artificiosidad de la diócesis
Segobricense se hizo patente con el paso del tiempo, hasta el punto de tener
que separarse. La desmembración –curioso y significativo nombre de aquel
enjundioso proceso- tuvo lugar por la bula (De Regímini) de Gregorio XIII,
el 21 de julio de 1577. A partir de entonces hubo dos obispos y dos cabildos,
con sede independiente. Los problemas –disgustos y contenciosos- entre ambas Iglesias
se prolongaron durante años, afectando a los pueblos del denominado Cuartillejo
del Cuevo: El Cuervo, Alobras, Tormón y Tramacastiel, cuyas rentas pretendías
ambas diócesis. En aquella época El Cuervo incluía a Veguillas, y Alobras y Tormón formaban una sola parroquia, con cabecera el Tormón. Pero del Cuartillejo del Cuervo ya dijimos en una entrada
previa –Tormón, pueblo de Teruel (I y II)-, en la que se anotan las referencias
bibliográficas mínimas pertinentes para comprender el vidrioso asunto de la
separación.[6]
Decía
arriba que la vicaría de Alobras se hallaba adscrita a la parroquia de Tormón,
ambas permanecieron unidas durante siglos, hasta que se produjo la separación,
hecho que tuvo lugar el 22 de noviembre de 1641, por mandato del vicario
general don Roque Balonga, a la sazón visitador del obispo Vicente Domec
(1635-1644).[7] La cuestión
no es baladí, porque tras la separación hubo un momento de auge y esplendor en
ambas parroquias, prueba de ello fue la construcción de nuevos templos en cada
lugar, cuyas espléndidas fábricas todavía podemos admirar.
Vista general (meridional) de la iglesia parroquial de San Sebastián y San Fabián de Alobras (Teruel), con detalle del olmo en invierno (2017). |
Alobras en el siglo XIX.
Pascual
Madoz ofrece una singular estampa de Alobras, de mediados los años cuarenta
del siglo XIX (1845) –escribe el estadista-:
- <ALOBRAS: v. con ayunt. de la prov. de Teruel (6 leg.), part. jud., adm. de rent. y dióc. de Albarracin (5), aud. terr. y c g. de Zaragoza 30: SIT. en terreno quebrado que divide la pobl. en dos trozos; sin embargo la libre ventilación que goza, hace su CLIMA saludable. Tiene varias CASAS distribuidas en diferentes calles irregulares, 1 escuela de primeras letras, á la que asisten 25 niños; 2 fuentes llamadas del Berro y del Peral con aguas escelentes y abundantes para el surtido del vecindario, y 1 igl. parr. bajo la advocación de San Fabián y San Sebastian, servida por 1 cura y 1 sacristán: el curato es de segundo ascenso y lo provee S. M. ó el diocesano, según los meses en que vaca, siempre por oposición en concurso general: el edificio se reedificó el año 1651 por Pedro Palacios y otros arquitectos, á espensas de D. Juan Valero Diaz, secretario de S. M. é hijo de Alobras; su arquitectura es de orden toscano, se divide en 3 naves, la de enmedio tiene 33 varas de long. 10 1/2de lat. y 12 de elevación, y las colaterales 19 de long. 4 1/2 de lat. y 7 de elevación: este templo se compone de 10 altares de los cuales el mayor es de orden corintio, y se halla adornado con muy buenas pinturas; tiene coro y sacristía muy capaces y un órgano de octava corta. Ademas encierra reliquias de los Stos. Patronos, y otras que fueron auténticamente trasladadas, y se veneran en cl mismo desde el año 1726. En su parte esterior es digna de notar la portada de piedra sillería; 10 estribos de lo mismo de 10 1/2 varas de elevación, un pórtico cubierto con 18 palmos de fondo, 2 estatuas de piedra de los Stos. titulares, y la torre que contiene el relox. Al estremo de la pobl. ocupa el cementerio un lugar bastante ventilado, y á 1/4 de hora de la misma hay una ermita dedicada á San Roque. El TÉRM. confina por el N. con el de Jabaloyas, por el E. con el de Tormon, por el S. con el del Cuervo, y por cl O. con los de Vequillas y Salvacañete, estendiéndose de E. á O. 2 horas y 1 de N. á S.: dentro de su circunferencia, se encuentran varias fuentes y una masada ó casa de campo llamada la Serna. El TERRENO todo él es de secano y la mayor parte monte que cria encinas, rebollos, pinos y sabinas que surten de leña y maderas para las necesidades del vec., y tambien pastos para el ganado lanar y cabrio. Los CAMINOS todos son locales y de herradura. El CORREO lo recibe de Albarracín por medio de un peatón que va á buscarle. PROD.: trigo, cebada, centeno, y avena, y cria algún ganado lanar y cabrio: antes de la guerra civil el número era considerable, pero destruido por las tropas de D. Carlos, quedó reducido á la nulidad, y la miseria en que se encuentra el vec. no permite que su reposición se haga sino con mucha lentitud. IND.: hay un molino harinero con una sola muela, que por la escasez de agua no tiene impulso continuo, y 2 malos telares de lienzos y cordellales ordinarios. POBL.: 90 vec., 349 alm. CONTR.: 11,594 rs. 33 mrs. V.>[8]
Comentario al texto de Madoz.
El
texto ochocentista califica a Alobras como villa con ayuntamiento de la
provincia de Teruel, población situada a 6 leguas (una legua equivale a 4-7 km,
según lugares), en el partido judicial, administración de rentas (Hacienda) y
diócesis de Albarracín (de la que distaba 5 leguas). El último obispo de
Albarracín fue don José Talayero Royo (1289-1839), desde su fallecimiento –y
hasta 1878- Albarracín sólo tuvo Vicarios capitulares, y desde esta fecha hasta
su unión con Teruel, Administradores Apostólicos. Alobras se hallaba en la
Audiencia Territorial y Capitanía General de Zaragoza (de la que distaba 30
leguas).
Sitúa
la población en terreno quebrado, explicando de este modo la distribución del
caserío “en dos trozos” o núcleos urbanos, como se halla en la actualidad:
barrio de la Iglesia y barrio del Horno, distribuido alrededor de dos plazas
situadas a distinta altura. Tanto la Iglesia como el Horno eran entidades de
gran importancia entonces. La situación de la villa la hace disfrutar de un
clima sano, en lo que colabora “la libre ventilación que goza”.
Refiere
que tiene “varias casas”, sin citar número, “distribuidas en diferentes calles
irregulares” que el estadista no cita, pero que debían ser las mismas que tiene
hoy día: calle Piedra, calle Iglesia, calle Charquillas, calle Horno, calle
Cerrito, calle Alto, calle Pedrizas, calle Tormón, y dos plazas: plaza Arriba y
plaza Abajo. Entre las casas existentes cuenta la escuela de primeras letras,
concurrida por 25 niños. Contaba la localidad con dos fuentes, “llamadas del
Berro y del Peral con aguas escelentes y abundantes para el surtido del
vecindario”.
Tocante
a la iglesia parroquial hace un extenso comentario, describiendo su advocación
–San Fabián y San Sebastián- y características del curato, y sacristán.
Respecto a la fábrica del templo, dejamos la glosa para más adelante, cuando
digamos de sus particularidades. Menciona la existencia de un cementerio, “Al
estremo de la población”, en “un lugar bastante ventilado”, y de “una ermita
dedicada á San Roque”, distante un cuarto de hora de la población, aunque sin
mencionar su orientación respecto del caserío.
Respecto
a los municipios lindantes, refiere que por el norte limita con el de
Jabaloyas, por el este con el de Tormón, por el sur con el de El Cuervo y por
el oeste con los de Veguillas de la Sierra y Salvacañete, que ya es de
Castilla. En cuanto a la extensión del término, de este a oeste supone dos
horas de marcha, y una de norte a sur, con la particularidad de que “dentro de
su circunferencia, se encuentran varias fuentes y una masada ó casa de campo
llamada la Serna”. Durante nuestra estancia en Veguillas de la Sierra subimos
al campanario, al mirar por el vano oriental de la torre nuestro informante
comentó: Por la parte de la izquierda, en un claro está La Serna, se dice
que allí vivió la marquesa dueña de estas tierras... –probablemente se
refería a la misma partida que nombra Madoz, una zona en el límite de ambos
municipios-.
En
cuanto al terreno, refiere que “todo él es de secano y la mayor parte monte que
cria encinas, rebollos, pinos y sabinas que surten de leña y maderas para las
necesidades del vecindario”: la leña para consumo casero no parece ser un
problema en el municipio, como sucedía en otros lugares. De los caminos dice
que “todos son locales y de herradura”, sin pronunciarse a la hora de decir si
buenos o malos; en cualquier caso debían estar muy transitados por los
lugareños, que los utilizaban para ir a trabajar a las distintas partidas del
término, así como para comunicarse con los pueblos vecinos. Comenta del correo
que “lo recibe de Albarracín por medio de un peatón que va á buscarle”: la
distancia a Albarracín era de cinco leguas, entre veinte y veinticinco
kilómetros caminando por caminos y trochas del monte. Esta situación se
mantuvo hasta los años sesenta del siglo XX, y no sólo en Alobras: en Veguillas
de la Sierra el cartero bajaba y subía todos los días, excepto domingos y festivos, a
llevar y recoger el correo de su localidad y la del Royo, ellos suponía unas
cinco horas diarias caminando; de vuelta a Veguillas todavía tenía que ir al
Royo, a repartir lo que hubiera.[9]
Acerca
de la producción agrícola, reseña los principales cultivos de la zona: trigo,
cebada, centeno y avena, y ganadera: algún ganado lanar y cabrío. En este punto
anota una cuestión historiográfica de interés, diciendo que “antes de la guerra
civil el número era considerable, pero destruido por las tropas de D. Carlos,
quedó reducido á la nulidad, y la miseria en que se encuentra el vec. no
permite que su reposición se haga sino con mucha lentitud”. Obviamente, se está
refiriendo a la primera guerra carlista (1833-40), y a las requisas o
incautaciones que hicieron las tropas carlistas, a resultas de las cuales la
ganadería local se vio muy afecta, hasta el punto de que pobre situación económica
del vecindario hacía que su regeneración fuera lenta y dificultosa.
En
lo tocante a la industria local, y en relación con la vocación cerealística de
la localidad, menciona la existencia de “un molino harinero con una sola muela,
que por la escasez de agua no tiene impulso continuo”. Aquel molino debía
aprovechar el agua de la rambla, quizá utilizando el sistema de balsa y cubo de
presión, como el utilizado en el Royo (molino del Regajo) o en Tormón (molino
de Calicanto). Había también dos telares, “malos” de lienzo y cordellates
ordinarios: tejidos bastos de lana, cuya trama forma cordoncillo.
La
población de Alobras, mediado el siglo XIX (1845), era de 90 vecinos (cabezas
de familia), lo que suponía 349 almas (habitantes). Su contribución: 11,594
reales, 33 maravedises de vellón.
Vista parcial de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del renacentista atrio exterior (2015). |
Vista parcial (oriental) del olmo negrillo (Ulmus minor) de Alobras (Teruel), en verano (2015). |
La iglesia parroquial de Alobras en la historia.
Tomás
Laguia, al decir de Alobras anota que “era una de las varias villas que el
condado de Fuentes tuvo en la diócesis de Albarracín” –situada en la parte
suroriental de la misma, a unos 60 km de Teruel-: en lo eclesiástico dependía
de Tormón, villa próxima “que poseía castillo fuerte”, perteneciente al mismo
condado.[10]
A
mediados del siglo XVI (1553), pontificando el Albarracín-Segorbe el obispo
Gaspar Jofre de Borja (1530-1556), se erigió la vicaría de Alobras, con todos
los elementos propios de una parroquia: templo propio, pila bautismal,
cementerio, etc. A finales del siglo XVII (1689), Tormón censaba 70 vecinos
(cabezas de familia), veinte menos que a mediados del siglo XIX (90 vecinos),
mientras que a mediados del siglo XX (1964), su censo era de 360 habitantes.
Volviendo
al siglo XVI observamos que a finales del mismo se produce en la diócesis el
dramático proceso de separación de las Iglesias de Albarracín y Segorbe: dichas
Iglesias habían sido unidas a mediados del siglo XIII (1259), mediante bula de
Alejandro IV de fecha 18 de marzo, el obispado resultante pasó a denominarse
“Segobricensis et Sanctae Mariae de Albarrazino” y –según anota Tomás Laguía-,
“llevando ya en su título oficial y canónico el germen de la división y
separación futura”.[11]
Cuestión problemática en aquel proceso fue la disquisición habida respecto a la
pertenencia del Cuartillejo del Cuervo, cuatro pueblos turolenses (El
Cuervo, Alobras, Tormón y Tramacastiel), disputados por las nuevas
diócesis surgidas tras la separación, que supuso largos litigios y muchos
disgustos a sus prelados. Finalmente, la cuestión se resolvió por aburrimiento,
y providencialmente los pueblos del Cuartillejo quedaron en Albarracín, como
siguen en la actualidad. Digo “por aburrimiento” porque al ser asignados por el
nuncio a Albarracín, en Segorbe dejaron de presionar sobre el asunto. Además,
el obispo de Albarracín –Martín de Salvatierra, que se había posesionado de
estos lugares- fue promovido para obispo de Segorbe (1583), cosa por lo demás
curiosísima, tal vez premeditada, el caso es que si siendo prelado de
Albarracín había luchado contra Segorbe para que estos lugares
pertenecieran a su diócesis, no parecía razonable que al ser nombrado para
Segorbe reclamara ahora aquellos lugares para su nueva diócesis, contra
Albarracín.[12] Por eso
digo que el asunto se solucionó por aburrimiento de las partes en reclamar la
pertenencia de aquellos lugares, lugares que por otra parte no sumaban entre
los cuatro mil almas. Aunque no debía ser sólo cuestión de dineros, que
también, sino de lindes y de amor propio por ambas diócesis.
A
principios de la centuria siguiente a la desmembración de las Iglesias de
Albarracín y Segorbe, Alobras todavía tenía su viejo templo. El escribano de la Curia de Albarracín, Sebastián de
Utienes (1618) la describe de la siguiente forma:
- <La iglesia parroquial es de una navada con boveda de madera so invocación del glorioso San Sebastián cuyo retablo es de pincel con la figura del Santo y de San Fabián./ Al lado del altar mayor a la parte del Evangelio está el altar de Nuestra Señora cuyo retablo es de pincel y dentro un tabernáculo la figura de Nª Sª de maconeria./ Item la capilla de Nuestra Señora del Rosario cuyo retablo es de pincel dorado dentro de un tabernáculo la figura de Nª Sª del Rosario de maconeria dorada./ Item a la parte de la epistola el altar del Señor San Gregorio cuyo retablo es de pincel con la figura del Santo>[13]
Vista parcial de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del reloj de sol en su fachada meridional (2015). |
Cuando
dice que la iglesia es de “una navada con boveda de madera” está diciendo que
la iglesia es de una sola nave, con la estructura de la cubierta de madera,
descripción que corresponde a una iglesia humilde como eran la mayoría a principio o mediados del siglo XV en la zona (provenientes de
aquellas primeras iglesias de conquista ampliadas o reconstruidas), muchas de
las cuales pervivían todavía a finales del siglo XVI-principios del XVII, cual
era el caso de Alobras.
La
iglesia que describe Utienes se hallaba bajo la advocación “del glorioso San
Sebastián”, y tenía un retablo pintado “con la figura del Santo y de San
Fabián” –titulares del templo actual-. Al evangelio del altar mayor (que
corresponde a nuestra izquierda, mirando el presbiterio de frente), se hallaba
el altar “de Nuestra Señora”, con retablo pintado y “dentro de un tabernáculo”,
es decir, de una hornacina o capilla, la figura o imagen de bulto de la Virgen.
En este mismo lado se hallaba la capilla de la Virgen del Rosario, con retablo
dorado, pintado, y dentro de una hornacina la imagen de la Virgen, “de
maconeria dorada”, de bulto. En la parte de la epístola (derecha del presbiterio, visto de frente) había un altar en honor “del Señor San Gregorio”, con
retablo pintado y la figura del santo.
Según Tomás Laguía, por
estos mismos años –segunda década del siglo XVII- se estaba construyendo la
ermita de San Roque, situada sobre un altozano, al poniente de Alobras. Sin embargo, la construcción podría ser más tardía, de finales del siglo XVIII (1785), según la data grabada en un sillar de la ermita, del ángulo sur-occidental.
La iglesia que
describe Utienes nada tiene que ver con la actual, que resulta un magnífico
edificio de piedra, bien construido y proporcionado. ¿Cómo se pasó de aquel
templo de “una navada con boveda de madera” a la imponente construcción que hoy
conocemos? Tomás Laguía lo explica, diciendo:
- <Alobras había visto nacer en su seno a un ilustre varón, don Juan Valero y Díaz que fue Secretario del Rey en el Supremo Consejo de Aragón. Y este caballero, lleno de amor a su pueblo natal, ideó construir en él a sus expensas una iglesia nueva. Y en efecto, en 1651 don Pedro Valero Díaz, hermano del Secretario del Rey, residente en Terriente, aldea de Albarracín, en nombre de su hermano, en el suyo propio y en el de su hijo, llamando también Pedro Valero Díaz, pactó con el Justicia, jurado mayor, etc., de la villa la construcción de la nueva iglesia, interviniendo en el pacto el obispo de Albarracín, don Martín de Funes, y el deán de su catedral, don Jerónimo Salas de Espulgas>.[14]
Según
vemos, en el pacto de 1651 intervinieron distintos personajes, de una parte: Pedro
Valero Díaz, residente en Terriente, que lo hizo en nombre de hermano Juan
Valero Díaz (secretario del Rey en el Supremo Consejo de Aragón), y en el
de su hijo Pedro Valero Díaz II. Y de otra, el Justicia, jurado mayor de la
villa de Tormón y otros. Intervinieron también en el acuerdo los representantes
eclesiástico, el obispo de Albarracín, Martín de Funes Lafiguera (1645-1653),
y el deán de su catedral, Jerónimo Salas de Espulgas: el deán era la
figura más destacada del cabildo de una catedral, dignidad jerárquica inmediatamente
por debajo del obispo.
El
personaje clave del acuerdo fue Juan Valero Díaz, en tanto donante principal, a
cuyo cargo habría de construirse la nueva iglesia de Alobras. Pero, ¿quién era
este personaje? El texto lo nombra como “Secretario del Rey en el Supremo
Consejo de Aragón”, “caballero (que), lleno de amor a su pueblo natal, ideó
construir en él a sus expensas una iglesia nueva”. Según cierto documento –Información
de la Genealogía y limpieza de sangre de Juan Valero Díaz, secretario del Conde
de Lemos, natural de Alhobras, Reyno de Aragón, Obispado de Albarracín (1618)-,[15]
el tal Juan Valero Díaz fue hijo de Francisco Valero, notario, natural y vecino
de Alobras, y de María Valero, natural del lugar de Jabaloyas.
Respecto
a los abuelos paternos, dice: Juan Valero, padre de Francisco Valero,
natural de la villa de Alobras y su madre se llamaba Ana Dich, natural
de Garaballa, obispado de Cuenca.
Respecto
a los abuelos maternos, dice: Juan Valero, padre de María Valero, natural de
Jabaloyas y la madre, Beatriz Alpuente, natural de Jabaloyas, Teruel.
Líneas familiares (genealogía) de Juan
Valero Díaz (Alobras, 1577-Madrid, 1653).-
Nombre y
apellidos
|
padres
|
Abuelos
|
|
Paternos
|
Maternos
|
||
Juan Valero Díaz
(Alobras,
1577-Madrid, 1653)
|
Francisco
Valero
(de Alobras, Teruel)
María
Valero
(de Jabaloyas, Teruel |
Juan
Valero
(de Alobras, Teruel)
Ana
Dich
(de Garaballa, Cuenca) |
Juan
Valero
(de Jabaloyas, Teruel)
Beatriz
Alpuente
(de Jabaloyas, Teruel). |
Elaboración
propia (2017).
Observando la genealogía de Juan Valero Díaz vemos que -en rigor, atendiendo a la transmisión tradicional de los apellidos- su nombre debería ser Juan Valero Valero. Entonces, ¿de dónde procede el cambio en el apellido? La explicación, aunque aparentemente confusa se halla en el párrafo siguiente del citado expediente de "Información de la Genealogía y Limpieza de sangre", donde se dice textualmente que el dicho Juan Valero "pretendiente se llamaba Juan Valero Díaz, para diferenciarse de otro Juan Valero que ay en ella (en la villa de Alobras), con llamarse Díaz que es el apellido de la aguela materna" -refiriéndose a Beatriz Alpuente, cuyo segundo apellido debería ser Díaz-. De ser así, surge otra pregunta, ¿por qué no tomó como segundo apellido el primero de la abuela materna? Lo ignoramos...
En el expediente de referencia hay una apostilla en la que se alude a Juan Valero Díaz como “Secretario del Conde de Lemos, residente en Madrid”, fechado en Valencia a 23 de febrero de 1618. El documento posee una diligencia final, que dice: El Inquisidor General Fiscal de este Santo Oficio, habiendo visto las informaciones de la genealogía, naturaleza y limpieza de sangre, ha sido hallado Juan Valero Díaz, christiano viejo, limpio de sangre, sin tacha de judío, moro o converso ni otras sectas y persona de buenas y favorables costumbres”, y lo certifica en Madrid, a 20 de marzo de 1618, firmado: Cleto Mallén Rodrigo.
En el expediente de referencia hay una apostilla en la que se alude a Juan Valero Díaz como “Secretario del Conde de Lemos, residente en Madrid”, fechado en Valencia a 23 de febrero de 1618. El documento posee una diligencia final, que dice: El Inquisidor General Fiscal de este Santo Oficio, habiendo visto las informaciones de la genealogía, naturaleza y limpieza de sangre, ha sido hallado Juan Valero Díaz, christiano viejo, limpio de sangre, sin tacha de judío, moro o converso ni otras sectas y persona de buenas y favorables costumbres”, y lo certifica en Madrid, a 20 de marzo de 1618, firmado: Cleto Mallén Rodrigo.
Como
comentario, en el artículo donde se expone el expediente de Limpieza de Sangre
de Juan Valero Díaz, escribí:
- <[...], en aquel año de 1618 en que se instruyó un expediente de limpieza de sangre para el de Alobras –que fue el año en que cayó el duque de Lerma, privado del rey Felipe III (1598-1621)-, la venta de prebendas, de cargos menores, títulos de hidalguía, abolengo o expedientes de limpieza de sangre era cosa corriente, expresando la relajación de costumbres y la hipócrita moralidad pública que acechaba a aquella sociedad. Fueron años muy malos: en lo político, en lo social y en lo económico, y el descontento se cebaba en España tanto dentro como fuera de sus fronteras. El culpable de aquellos estragos fue el propio favorito del rey y la escasa inclinación de éste por las cosas de Estado, que nombró nuevo valido en la persona del hijo del anterior, conde de Uceda: tan amante por la venta de favores y cargos públicos como lo había sido su padre>.[16]
Vista general (meridional) de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del olmo en verano (2015). |
Vista general (meridional) de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del olmo en verano (2015). |
En
el expediente relativo a la Información de la Genealogía y limpieza de
sangre (1618), Juan Valero Díaz figura como “Secretario del Conde de
Lemos”, pero su desempeño como “secretario del Rey que refrenda las
cosas y despachos de Aragón” debió ser posterior, durante del reinado de Felipe
IV de España (1621-1665).
Ciertamente, entre 1631 y 1651 encontramos varias cartas dirigidas al "secretario Juan Valero Diaz", relativas a asuntos de su competencia, registros catalogados como "Documentos de Estado y Gobierno de España".[17] Asimismo, a Juan Valero de Díaz le vemos actuar como "escribano", en tanto "secretario del rey" Felipe IV el Grande en cierto proceso importante que tuvo lugar en 1640, contra un tal Miguel Molina, de Cuenca, durante la privanza del conde-duque de Olivares.[18] De la misma forma, le vemos firmar junto al monarca como "Juan Valero Diaz Secretario" en una carta del Rey al duque del Infantado, datada en Madrid, a 30 de julio de 1650, y en otra similar de fecha 30 de agosto de 1650, dirigida al General de los Agustinos, fray Felipe Visconti: ambas letras figuran en la segunda edición de un libro relativo a la "Vida y milagros de Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia" (1651-1652).[19] Todo lo cual redunda en confirmar la importancia y alto estatus de nuestro hombre de Alobras, del que desconocemos -no obstante- cómo alcanzó las más altas instancias administrativas en la corte del Rey Planeta, en un momento de crisis social y económica en España; decadencia coincidente, sin embargo, con lo más florido del Siglo de Oro.
Ciertamente, entre 1631 y 1651 encontramos varias cartas dirigidas al "secretario Juan Valero Diaz", relativas a asuntos de su competencia, registros catalogados como "Documentos de Estado y Gobierno de España".[17] Asimismo, a Juan Valero de Díaz le vemos actuar como "escribano", en tanto "secretario del rey" Felipe IV el Grande en cierto proceso importante que tuvo lugar en 1640, contra un tal Miguel Molina, de Cuenca, durante la privanza del conde-duque de Olivares.[18] De la misma forma, le vemos firmar junto al monarca como "Juan Valero Diaz Secretario" en una carta del Rey al duque del Infantado, datada en Madrid, a 30 de julio de 1650, y en otra similar de fecha 30 de agosto de 1650, dirigida al General de los Agustinos, fray Felipe Visconti: ambas letras figuran en la segunda edición de un libro relativo a la "Vida y milagros de Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia" (1651-1652).[19] Todo lo cual redunda en confirmar la importancia y alto estatus de nuestro hombre de Alobras, del que desconocemos -no obstante- cómo alcanzó las más altas instancias administrativas en la corte del Rey Planeta, en un momento de crisis social y económica en España; decadencia coincidente, sin embargo, con lo más florido del Siglo de Oro.
Respecto a su cargo más significativo, “Secretario del Rey en el Supremo Consejo de Aragón”, cabe decir que el Consejo Supremo de la Corona de Aragón (también Consejo Supremo de Aragón o Sacro Supremo Consilio Aragoniae Coronae o simplemente Consejo de Aragón) fue un importante organismo permanente creado a finales del siglo XVI (1494) por Fernando II el Católico para tratar los asuntos relativos a los estados de la Corona de Aragón, y ello tras la unión dinástica con la Corona de Castilla, que dio nacimiento a la Monarquía Hispánica, cuya competencia se extendía a “todas las cosas de Estado y Guerra, Justicia y Gobierno, provisiones, merçedes, arzobispados y obispados, abadías, prevendas, benefiçios eclesiásticos, y hábitos de la Orden y Cavallería de Montesa”. Este organismo se mantuvo hasta la Guerra de Sucesión Española, siendo abolido tras los Decretos de Nueva Planta (1707-1715). La categoría del cargo del tal Juan Valero Díaz puede deducirse de cierto documento del Consejo Supremo, datado en la segunda década del siglo XVII, en el que se describen los distintos cargos que lo componían: Ay un Protonotario de todos los Reynos de la Corona de Aragón, que es Secretario del Rey y Consejero, y precede al fiscal de ropa y a todos los Secretarios del Rey en todos los actos públicos y asiento, del qual dependen muchos de los negoçios de aquellos Reynos y tocánle todos los despachos generales, y pasan ante él las Cortes quando los Reyes de España las van a çelebrar a aquellos Reynos (....). [...] Ay otro secretario del Rey que refrenda las cosas y despachos de Aragón: entendemos que este último sería el cargo que ocupó nuestro hombre de Alobras, toda vez que siempre se le nombra como "Secretario del Rey, o de S.M.". Si si su cargo hubiera sido el de Protonotario de todos los Reynos de la Corona de Aragón, se le nombraría probablemente como "Secretario del Rey y Consejero" -ello, sin embargo, no excluye que se refiera al mencionado Protonotario-. En aquel Consejo había cinco secretarios más: uno por el Reyno de Valencia, otro por el Reyno de Cerdeña, otro por el Principado de Cataluña, otro por el Reyno de Mallorca y otro por la Orden de Montesa. [Manuscritos de mediados del siglo XVII en la British Library].
Don Juan Valero Díaz había nacido en Alobras, siendo
bautizado en la vieja iglesia parroquial de la villa -el 5 de julio de
1577-:[20] otorgó testamento en Madrid -a 18 de enero de 1650-, y falleció sin
hijos tres años después –el 16 de julio de 1653- a los 76 años: fue inhumado en
la madrileña iglesia del “Hospital Real de la Corona de Aragón”.[21] Su
sobrino, el citado Pedro Valero Díaz (ca.1630-1700), el mismo año del óbito
presenta al rey un memorial con el currículo de su tío, y aprovechando que éste
“le dexó heredero de sus servicios” solicita algún servicio para él.[22]
Según vemos, el secretario del Rey falleció sin llegar a ver terminada la nueva
iglesia de Alobras que había patrocinado, “no pudiendo por tanto tomar posesión
del patronato de la misma, ni de la capilla que para él y los suyos se
destinaba en la nueva construcción”.[23]
Esta
fue la razón de que, fallecido el “Patrón y fundador de aquella iglesia”, sus
familiares (en 1655), temerosos de perder los derechos que tenían sobre el
templo, renovaran las capitulaciones establecidas (en 1651). Hubo pues una
reunión del concejo de la villa de Alobras, a la que asistió Pedro Valero Díaz I -en su nombre y en el de su hijo Pedro Valero Díaz II-: colegial mayor del Colegio de San Salvador
de Oviedo, en Salamanca. El de "San Salvador de Oviedo" era un Colegio Mayor dependiente de la
Universidad de Salamanca, fundado a principios del siglo XVI (1521) por Diego
de Muros III, que fue obispo de Oviedo, de ahí el nombre del colegio “San
Salvador de Oviedo”. El tal Pedro Valero Díaz II (sobrino del Juan Valero
Díaz), había nacido a principios del siglo XVII (ca.1630), probablemente en Terriente (Teruel), donde moraban sus padres (Pedro Valero Díaz y Juana Asensio de Pradas), llegó a ser un personaje notable en su tiempo, jurisconsulto y autor erudito,
Visitador General de Sicilia, Presidente de la Regia Cámara de Nápoles y finalmente
Justicia Mayor de Aragón (1687-1700). Estuvo casado con Francisca de los Cameros, sobrina del que sería arzobispo de Valencia, don Luis Alfonso de los Cameros (1668-1676). [24]
Convocado
y reunido el Concejo de la villa (Justicia, jurado, mayordomo, juramentados y
demás vecinos y otras personas de Alobras (grafía Alhobras), villa del Condado de Fuentes, en la sala del Concejo
donde habitualmente se reunía para tratar tales asuntos, "a son de campana
por mandamiento del señor Pedro Valero Garçon, Justicia, sonada y tañida por
Estevan Datalo, nuncio y corredor publico de dicha villa", según la
relación que le hicieron al notario, Juan Cabero de Marcilla,
"intervinieron y se hallaron los infrascriptos y
siguientes" -aquí hace la relación nominal de los presentes-:
Vista general (meridional) de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del olmo en invierno (2017). |
Vista general (meridional) de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del olmo en invierno (2017). |
Según
el relato notarial, en aquella reunión del consejo tomó la palabra el tal Pedro
Valero Díaz I y vino a decir "que en el año mil seyscientos cinquenta y
uno", su hermano Juan Valero Díaz, "secretario que fue de su
Magestad", "y en su nombre", "don Martín de Funes, Obispo
de la Ciudad de Albarrazin y su Obispado" y "don Gerónimo Salas Malo
de Esplugas, dean que entonces era de dicha Ciudad y aora obispo electo de
aquella", y él mismo en su nombre, representando a las autoridades locales
(justicia, jurado, mayordomo, y lugarteniente de justicia de entonces, y otros vecinos
de la villa, "como dicho señor Secretario tenia gusto y desseava hacer y edificar a su cosa una
Iglesia en dicha villa a honor y gloria de Dios nuestro Señor y su madre
Santísima la Virgen Santa Maria y de los gloriosos Santos Fabian y Sebastian, hecha y
acabada con Altar, ornamentos y otras cosas necesairas, con tal empero pacto y
condición que dicha villa le diere Jure Patronatus de dicha Iglesia, como
fundador de aquella y otras condiciones y conciertos del tenor siguiente":
"Primeramente
es condicion que dicho señor Secretario a de hacer y edificar la dicha Iglesia
con todos los requisitos necesarios, ornamentos, Altar y mas cossas a su
costa.//
Item que a de hacer amas de la Capilla Mayor dos capillas
colaterales, la una a la parte del Evangelio para la Virgen Santisima del
Rosario y su divino culto y la otra a la parte de la espistola para dicho señor
Secretario, hermano y sobrinos de aquel y sus descendientes, teniendo en ella
asiento y entierro, assi por linea masculina como femenina, sin pagar derecho
alguno de entierro, ansi a la Mitra episcopal como a la fabrica de dicha
Iglesia.//
Item que el patron que muerte de dicho señor Secretario
sucediera en dicha Iglesia tenga asiento en ella al principio y lugar mas
preheminente del vanco colateral de los señores Justicia y mas oficiales de
dicha villa y assi mismo entierro en la primera grada de la Capilla Mayor
delante dicho vanco hacia la parte de la espistola y a la otra parte del
Evangelio los señores Retores de dicha Iglesia que de presente es o por tiempo
seran y los señores Condes de Fuentes si sucediere tal caso y no para otra
persona alguna, metiendo una hilada de ladrillos por la mitad de dicha grada
para distincion del entierro del Rector y Patron, y si el tal patron fuere
cassado tenga su muger entierro assimismo en dicha Capilla Mayor y dado que por
falta de varon sucediera muger en dicho Patronado tenga assimismo aquella y su
marido entierro en dicha Capilla Mayor y esto sin pagar derecho alguno assi a
la Mitra como a la fabrica de dicha Iglesia.//
Item que dicho señor Secretario como patron y fundador de
dicha Iglesia pueda poner y fixar sus armas en el Altar Mayor que se ha de
hacer y en su capilla y en las puertas de dicha Iglesia y en las demás partes
de aquella que gustare ponerlas.//
Item que hecha y acabada dicha Iglesia con todo efecto
como dicha es, la conservacion de aquella y todos sus reparos del día de la
entrega en adelante hecha a dicha villa o a los señores Rector y oficiales en
nombre de aquella, como patrones que son de dicha fabrica corran y an de correr
por quenta de dicha villa y fabrica y el Patron o Patrones que por muerte de
dicho señor Secretario sucederan en dicho Patronado sean parte legitima para
hacer se hagan los reparos necesarios para la conservacion de dicha Iglesia
assi en los texados como en todo lo demas, exceptando la Capilla de dicho señor
Secretario por quanto la conservacion de aquella a de correr por quenta de los
interesados y habientes derecho en ella.//
Item atendido y considerado otro si que dicho señor Obispo
don Martin de Funes fue de parecer y acordo Su Sria. Rma. que hecha y acabada
que fuera la dicha Iglesia y trasladado el Santisimo de la vieja a la nueva se
deshiciere y derribare la vieja para universal cimenterio y que los despojos de
aquella assi de madera como de texa, Altar Mayor, sagrario y otras cossas sean
de dicho señor Secretario distribuyendo y gastando todo aquello en beneficio y
utilidad de la nueva Iglesia y no en otra cossa alguna y si fuere a proposito
el retablo mayor de dicha Iglesia vieja para la capilla de dicho señor
Secretario, lo pueda fixar y poner en ella o en otro qualquier lugar y parte de
dicha Iglesia nueva, pues en ella a de poner y hacer nuevo Altar y sagrario.//
Item que a los capellan y capellanes de la capellania de
dicho señor Secretario tenga obligacion la dicha Iglesia de darles los
ornamentos necesarios para decir misa, pues de ellos la dexa aumentada.//
A
todos los quales pactos y condiciones los dichos señores oficiales que entonces
eran y otras personas respondieron que atendiendo a la merced, honra y favor
que dicho señor Secretario hacia a dicha villa y Iglesia de aquella y en quanto
podian y devias otorgavan y concedian todo lo pedido por dicho señor
Secretario, no teniendo inconveniente ni contraviniendo Constituciones
Sinodales y otros derechos algunos. A lo qual dicho Ilmo. Sr. don Martin de
Funes les dixo no contravenian en cossa alguna, antes assi lo podian hacer y
que era beneficio grande de dicha villa y que como nuestro Señor havia sido
servido el llevarse a su santa gloria a los dichos señores Obispo y Secretario
y haverse continuado la fabrica de dicha Iglesia hasta ser acabada, como de
presente está, no se a podido actuar los dichos conciertos y tratos aora, que
por tanto en su nombre propio y de dicho licenciado don Pedro Valero Diaz,
colegial, su hijo, suplicava fuesen servidos de loar, aceptar y aprovar todos
los dichos pactos y condiciones arriba dichos segun y como al principio fueron
concertados y otorgados, et todo el dicho Concejo concorde y representantes
aquel respondieron que de grado y de sus ciertas ciencias lohavan, ratificavan
y aceptavan todos los dichos pactos y condiciones arriba dichos no siendo
contrarios a las Constituciones Sinodales y otros derechos y suplicavan al Sr.
Obispo de dicha ciudad de Albarrazin o al Sr. Ordinario tenga por bien decretar
los dichos pactos y condiciones y cualquiere de ellos. De todas las quales
cossas y cualquiere dellas yo dicho Juan Cavero de Marcilla, notario, y a
requisición de dicho señor don Pedro Valero Diaz y conservación del derecho de
quienes o ser puede interese en el tiempo venidero y a exhoneración de mi
oficio hice y testifique el presente acto publico uno y muchos y tantos quantos
seran necesarios. Lo qual fue hecho en dicha villa de las Alhobras a trenta
dias del mes de mayo del año contado del nacimiento de nuestro Señor Jesu
Christo de mil seyscientos cinquenta y cinco, siendo presentes por testidos
llamados y rogados Pedro Calved y Roque Assensio, mancebos, habitantes en dicha
villa.//
Sig + no de mi Juan Cavero de Marcilla, domiciliado en el
lugar de Javaloyas, aldea de la ciudad de Santa Maria de Albarracin y por
autoridad Real por todos los Reynos, tierras y señorios de la Magestad del Rey,
nuestro señor publico notario qui a todo lo sobredicho juntamente con los
testigos arriba nombrados presente fuy, recibi, testifique, signe y de mi mano
escrivi, fiz y cerre".[25]
Vista general (meridional) de la parroquial de Alobras (Teruel), con detalle del olmo (2017). |
Según
vemos, a la fecha del documento expuesto -30 de mayo de 1655- el señor Secretario
(Juan Valero Díaz) y el obispo (don Martín de Funes Lafiguera) ya habían fallecido: el
secretario en julio de 1653 y el prelado en diciembre -pero la iglesia no se había
terminado de construir a esa fecha-.
En
el registro se especifica el número de altares que debía tener el nuevo templo:
"amas de la Capilla Mayor dos capillas colaterales, la una a la parte del
Evangelio para la Virgen Santisima del Rosario y su divino culto y la otra a la
parte de la espistola para dicho señor Secretario, hermano y sobrinos de aquel
y sus descendientes".
De la Real Academia de Cultura Valenciana
(RACV).
Continúa en:
[1] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Veguillas de la Sierra, pueblo de Teruel,
del viernes 20 de enero de 2017.
[2] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Tomón, pueblo de Teruel (I y II),
del miércoles 1 de febrero de 2017.
[3] GARGALLO MOYA, Antonio J (1984). Los orígenes de
la Comunidad de Teruel, Edita Instituto de Estudios Turolenses (CSIC).
Citado por LEDESMA RUBIO, M.L. (1988). Cartas de población y fueros
turolenses, Edita Instituto de Estudios Turolenses (CSIC), Cartillas
turolenses 12, p. 15. Citado por SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). Aproximación
histórica a la Villa de El Cuervo y su parroquial, Edita Ayuntamiento
de El Cuervo, Valencia, p. 26.
[4] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Visita guiada a los Estrechos del Ebrón (I y II), del viernes 13 de enero de 2017.
[5] TOMÁS LAGUIA, César (1964). Las iglesias de la
diócesis de Albarracín, en revista TERUEL 32 (1964), p. 7.
[6] TOMÁS LAGUIA, César (1965). La desmembración de
las Iglesias de Albarracín y Segorbe [Discurso leído por el autor,
canónigo de la S.I. Catedral de Teruel, en el acto de su recepción en la Real
Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza], Instituto de
Estudios Turolenses (CSIC), Teruel. BLASCO AGUILAR, José (1973). Historia
y derecho en la catedral de Segorbe. Antecedentes histórico-jurídicos y derecho
privilegiado [Tesis doctoral presentada en la Facultad de Derecho
Canónico de la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid], Valencia.
[7] TOMÁS LAGUIA (1964), p. 140.
[8] MADOZ, Pascual (1845). Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, tomo I, p. 183.
[9] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Veguillas de la Sierra, pueblo de Teruel,
del viernes 20 de enero de 2017.
[10] TOMÁS LAGUÍA, César (1964). Las iglesias de la
diócesis de Albarracín, revista TERUEL nº 32, p. 7.
[11] TOMÁS LAGUÍA, César (1965). La desmembración de
las Iglesias de Albarracín y Segorbe, Instituto de Estudios Turolenses
(CSIC), Teruel, pp. 11-12.
[12] TOMÁS LAGUÍA (1965), pp. 44-45.
[13] TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 7.
[14] TOMÁS LAGUÍA (1964), pp. 8-9.
[15] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2000). Limpieza de sangre
de un hijo de Alobras, en Desde el Rincón de Ademuz,
Valencia, pp. 245-250.
[16] SÁNCHEZ GARZÓN (2000), p.
249.
[17] CUARTERO Y HUERTA et al (1960). Índice de la colección de Don Luis de Salazar y Castro, por Baltasar Cuartero y Huerta, y Antonio de Vargas-Zúñiga y Montero de Espinosa, Madrid, tomo XXV: Documentos de Estado y Gobierno de España y Confederación entre personajes, pp. 116, 117, 120, 127.
[18] CASTRO Y ROSSI, Adolfo de (1846). El conde-duque de Olivares y el Rey Felipe IV, Imprenta, librería y litografía de la Revista de Medicina, a cargo de D. Vicente Caruana, Madrid, pp. 129-130.
[19] BARTOLOMÉ SALON, Miguel (1652). Vida y milagros del Ilustrísimo, y Reverendísimo Señor El B.D.F. Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, del orden de San Agustín, En casa de los herederos de Chrisóstomo Garriz, por Bernardo Nogués, junto al Molino de Novella, Madrid, pp. 564-565.
[18] CASTRO Y ROSSI, Adolfo de (1846). El conde-duque de Olivares y el Rey Felipe IV, Imprenta, librería y litografía de la Revista de Medicina, a cargo de D. Vicente Caruana, Madrid, pp. 129-130.
[19] BARTOLOMÉ SALON, Miguel (1652). Vida y milagros del Ilustrísimo, y Reverendísimo Señor El B.D.F. Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, del orden de San Agustín, En casa de los herederos de Chrisóstomo Garriz, por Bernardo Nogués, junto al Molino de Novella, Madrid, pp. 564-565.
[21] TOMÁS LAGUÍA (1964), p. 8.
[22] Universidad de Sevilla: Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo, Universidad de Salamanca: El Licenciado Don Pedro Valero Diaz, Colegial mayor en el de San Saluador de Ouiedo, de la Vniuersidad de Salamanca. Dize, que Iuan Valero Diaz su tio, Secretario de V. Majestad, por su vltima disposición de 15 de Iulio del año corriente de 1653 le dexó heredero de sus seruicios... Valero Diaz, Juan/Valero Diaz, Pedro. Signatura A 109/110(26). Citado por GÓMEZ ZORRAQUINO, José Ignacio (2016). Patronato y clientelismo. Instituciones y ministros reales en el Aragón de los siglos XVI y XVII, Prensas de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza, p. 481.
[23] Biblioteca General Histórica, Universidad de Salamanca: Valero Díaz, Pedro (ca.1630-1700). (Consultado el sábado 25 de febrero de 2017).
[24] REZABAL Y
URGARTE, José de (1805). Biblioteca de escritores que han sido individuos de
los seis colegios mayores: De San Ildefonso de la Universidad de Alcalá, de
Santa Cruz de Valladolid, de San Bartolomé, de Cuenca, San Salvador de Oviedo,
y del Arzobispo, de la de Salamanca, con varios Índices por Don Josef
de Rezabal y Ugarte, Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos III,
del Consejo de S.M. y Regente de la Real Audiencia de Chile, Madrid, en la
Imprenta de Sancha, Año de MDCCCV, pp. 395-398.
[25] TOMÁS LAGUÍA (1964), pp. 8-12.
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