A propósito de un artículo sobre el comisario inspector en Torrebaja
(4 de septiembre de 1938).
«carlos sanz es un trabajador.
un trabajador inteligente, culto, de exquisita sensibilidad,
de temperamento abierto, sincero y espiritualmente refinado.
de ideología libertaria, es, por lo tanto, un auténtico español»
-Del contenido textual.
Palabras previas.
Durante una visita a la casa de los hermanos Ernesto y Maruja Blasco Martínez, sita en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia), la señorita Lucía Sáez Reta (de la Universidad Complutense, Madrid), que está realizando un proyecto para la museización de la casa, me mostró un fajo de periódicos del año 1938, hallados en un altillo de la planta baja de la vivienda. Entre los diarios había uno con un artículo sobre Carlos Sanz -me refiero a don Carlos Sanz Asensio-, que fue Comisario Inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano),[1] y que en su estancia en Torrebaja durante la guerra civil española (1936-1938) residió en dicha casa.
La casa objeto del proyecto de museización fue donada por sus propietarios al Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia) durante la anterior legislatura municipal, siendo alcalde don Manuel E. Tortajada Matos (2015-2019). Dicha casa fue propiedad de los padres de los donantes (señora Amalia Martínez Garrido y Ernesto Blasco Lozano), y fue construida por los padres de la señora Amalia (señor Federico Martínez y Francisca Garrido Asensio: padres de Antonio, Cristeta y Amalia Martínez Garrido). El señor Federico Martínez, alias tío Federo, era el mayor contribuyente de Torrebaja y estaba muy orgulloso de su casa; y no sin razón, pues se trata de una construcción notable de principios del siglo XX, “la primera casa que se hizo en Torrebaja siguiendo los planos de un arquitecto”, en estilo modernista.[2]
De la existencia del comisario Carlos Sanz Asensio teníamos conocimiento por la historiografía general; pero la información relativa a que durante su estancia en Torrebaja residió en la casa de los señores Martínez Garrido procede de testimonios locales.[3] No resulta extraño, pues, que en la casa donde residió el comisario se hayan encontrado periódicos de la época, probablemente guardados por el interesado, ya que uno de ellos contienen un artículo que trata de su persona. El artículo posee como ilustración una caricatura a plumilla del comisario, lo que nos ha permitido identificarle en las fotografías que se conservan en la Biblioteca Valenciana, archivo “Finezas”, relativas a la entrega de una bandera al XIX Cuerpo de Ejército en Torrebaja (1938).
En cuanto a la institución del comisariado:
- El 15 de octubre de 1936 Largo Caballero, como ministro de Guerra, ordenaba el establecimiento de un Comisariado General de Guerra, oficializando una función que existía en las columnas milicianas desde el comienzo de la guerra, especialmente en las ligadas al PCE. El Comisariado General de Guerra nacía para “imprimir la máxima eficacia militar”, “ejercer sobre la masa de combatientes constante influencia” y “establecer una corriente espiritual y social entre los jefes, oficiales y clases del ejército leal y los soldados y milicianos”, con el propósito de lograr la victoria frente a los rebeldes, y más cuando éstos se encaminaban hacia Madrid después de tomar Toledo. Por todos estos motivos, una de las actividades principales del comisariado de guerra, en cualquiera de sus niveles, fue la propaganda mediante periódicos, revistas y actividades político-culturales.[4]
Valga decir -para finalizar esta introducción- que durante la guerra civil en Torrebaja estuvo la jefatura del XIX Cuerpo de Ejército, siendo comandantes del mismo, primero don Manuel Eixea Vilar (1881-1939)[5] y después don Joaquín Vidal Munárriz (1882-1939),[6] ambos coroneles del arma de infantería, de filiación comunista. Y junto a los responsables militares del cuerpo de ejército se hallaba el Comisario inspector del mismo: don Carlos Sanz Asensio, de filiación anarquista.
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Paisaje humano del Rincón de Ademuz, don Carlos Sanz Asensio, Comisario General del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), en Torrebaja (Valencia), durante la Guerra Civil Española (1938) [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, archivo "Finezas"].
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Transcripción del artículo -ad pedem literae-:
- A cada paso encontramos pruebas evidentes de las energías formidables, de las reservas magníficas, de los valores positivos que nuestro pueblo atesora. ha sabido y sabe el proletariado español oponerse a los más poderosos elementos del fascismo y ha logrado superar, con ímpetu admirable, todos los obstáculos que se alzan en su marcha incontenible que habrá de ser coronada por resultados victoriosos. valientemente da su preciosa sangre para defender la libertad y la civilización contra las hordas de la tiranía y de la barbarie. y a pesar del esfuerzo sobrehumano que se ve precisado a realizar en el campo de batalla, tiene todavía las energías suficientes para preocuparse de su propia cultura, de su capacitación, que resulta también un arma poderosísima para derrotar al adversario.// un símbolo de la capacidad proletaria./ estas reflexiones nos la ha sugerido la interesante figura de carlos sanz, el comisario inspector del XIX cuerpo de ejército, su veterana actividad, su incansable firmeza, su fina comprensión de los diferentes problemas, su gran capacidad de trabajo. lo convierten en un símbolo elocuente de las inagotables energías populares, dentro del ejército, pero atento también a los problemas de retaguardia, viviendo las incidencias de la campaña dura, pero con preocupaciones que rebasan el ámbito militar, constituye un fiel reflejo del espíritu que anima a nuestras tropas y su experiencia dice mucho sobre cuáles son los resortes que es preciso tocar para lograr en las filas de las fuerzas antifascistas el máximo perfeccionamiento.// carlos sanz es un trabajador. un trabajador inteligente, culto, de exquisita sensibilidad, de temperamento abierto, sincero y espiritualmente refinado. de ideología libertaria, es, por lo tanto, un auténtico español. ambas cualidades le impulsan a luchar ardientemente contra los reaccionarios invasores, cuya derrota abrirá en nuestro país luminosas posibilidades de libertad y de justicia.// incansables actividades de carlos sanz/ sería interminable relatar las aportaciones de carlos sanz en la trascendental contienda que vivimos. desde que la sublevación facciosa dió motivos para que el pueblo español buscase con el aplastamiento de los sublevados el triunfo de sus aspiraciones no ha tenido nuestro compañero un momento de reposo. luchó al principio, en un heterogéneo conglomerado, y ya entonces puso de relieve sus grandes dotes organizadoras. ocupó diferentes cargos de responsabilidad, en los que dió pruebas irrefutables de inmensa valía. hasta que, organizado el comisariado, fué nombrado comisario inspector del XIX cuerpo de ejército.// aquí multiplicó hasta el infinito sus actividades fecundas. junto al coronel vidal, jefe militar, se preocupó de conseguir, en el mayor grado posible, la capacitación castrense de la tropa. en las operaciones guerreras intervino siempre, viviendo la campaña, el comisario inspector. así pudo lograr un conocimiento profundo de la lucha y de los soldados, que le permitieron una perfecta organización de sus trabajos específicos.// la tarea fructífera del comisariado/ además de la capacitación técnica, en materia guerrera, se preocupa continuamente carlos sanz del perfeccionamiento moral y cultural de los combatientes. gran numero de escuelas se fundaron en las diversas unidades del XIX cuerpo de ejército. millares y millares de periódicos, de folletos, de libros, vienen repartiéndose continuamente entre los soldados. se pronuncian antes ellos, perfectamente orientados, muchas conferencias instructivas y educadoras.// carlos sanz, de grandes dotes psicológicas, atiende a todas las necesidades espirituales de sus hombres.// -también necesitan divertirse -afirma sonriente-; a veces es necesario que olviden, por un momento la tragedia circundante. hay que proporcionarles el medio de contrapesar las dureza de la lucha.// nos muestra un teatro admirablemente construido y adornado. responde perfectamente a los motivos que determinaron su fundación. limpio, alegre, sencillo, con matices elegantes.// -aquí se representan algunas obras y se pasan numerosas películas. los soldados muéstranse satisfechos con esta distracción, de la cual disfrutan en momentos de descanso.// en las oficinas del comisario inspector/ sentado ante su mesa de trabajo carlos sanz despacha con urgencia numerosos asuntos. álzanse ante él montones de cartas, de comunicados, de oficios. suenan los teléfonos de manera continua. la actividad es verdaderamente extraordinaria// nuestro compañero va despachando todos los asuntos. no se le escapa ni el más ligero detalle. atiende a las consultas, resuelve los diferentes problemas, multiplícase de asombroso modo su energía mental. transmite órdenes./ -no olvidéis estos folletos para la propaganda en campo enemigo. a la brigada X es preciso mandarle inmediatamente un potente altavoz.// todos los comisarios pertenecientes al XIX cuerpo de ejército cumplen afanosamente las indicaciones de sanz, conocen su capacidad y están orgullosos de la magna obra que, bajo su dirección, realizan.// sin interrumpirle, en sus actividades, estrechamos su mano afectuosa de compañero. también orgullosos al comprender la aportación inmensa que con este hombre ha realizado al ejército popular el movimiento libertario.// SAMUEL DEL PARDO.[7]
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Paisaje humano del Rincón de Ademuz, el coronel don Joaquín Vidal Munárriz, comandante del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano) posando en Torrebaja (Valencia) durante la guerra civil. Junto al comandante se halla Elenita de Albo (madrina del acto de entrega de una bandera al Cuerpo de Ejército); detrás del comandante (con gorra de plato) está don Carlos Sanz Asensio, Comisario inspector del Cuerpo de Ejército (1938) [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, archivo "Finezas"). |
Comentario al texto.
El artículo objeto de comentario se halla en el diario de orientación libertaria “Nosotros”, órgano de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) de Levante. El suelto se halla en la última página de diario y lo firma Samuel del Pardo, bajo el epígrafe “Instituciones del ejército popular”, “el comisariado del XIX cuerpo de ejército. un hombre: carlos sanz” (4 de septiembre de 1938). El artículo, a tres columnas, posee una caricatura del comisario, firmada por “Rialio”. Llama la atención que el texto carece de mayúsculas, tanto al comienzo del escrito como después de los puntos seguidos y aparte.
El primer párrafo introductorio es de contenido propagandístico e ideológico, con frases como “proletariado”, “fascismo”, propios de la época y el momento: “ha sabido y sabe el proletariado español oponerse a los más poderosos elementos del fascismo y ha logrado superar, con ímpetu admirable, todos los obstáculos que se alzan en su marcha incontenible que habrá de ser coronada por resultados victoriosos”; “valientemente [el proletariado] da su preciosa sangre para defender la libertad y la civilización contra las hordas de la tiranía y de la barbarie. y a pesar del esfuerzo sobrehumano que se ve precisado a realizar en el campo de batalla, tiene todavía las energías suficientes para preocuparse de su propia cultura, de su capacitación, que resulta también un arma poderosísima para derrotar al adversario”. Resulta chocante que se diga de “las hordas de la tiranía y la barbarie”, para referirse a los del bando rebelde (nacional o franquista), mal llamados “fascistas”, cuando los propios anarquistas habían participado en la caza y matanza de religiosos, en el saqueo de iglesias y ermitas, en el incendio de bibliotecas, etc.
Según se anota en el texto, “estas reflexiones” se las ha sugerido al periodista “la interesante figura” de Carlos Sanz, a la sazón “comisario inspector del XIX cuerpo de ejército, su veterana actividad, su incansable firmeza, su fina comprensión de los diferentes problemas, su gran capacidad de trabajo”. Más interesantes que la fraseología propagandística resultan las apreciaciones sobre el personaje: “carlos sanz es un trabajador. un trabajador inteligente, culto, de exquisita sensibilidad, de temperamento abierto, sincero y espiritualmente refinado”. Y prosigue argumentando sobre las ideas del comisario: “de ideología libertaria, es, por lo tanto, un auténtico español”. Ciertamente don Carlos Sanz Asensio era de ideología libertaria, de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Resulta obvio que la ideología no convierte a nadie en “auténtico español”; en cualquier caso, tan español podía ser un anarquista como un comunista o un fascista. Según el periodista, “ambas cualidades” (ser libertario y auténtico español) “impulsan (al comisario) a luchar ardientemente contra los reaccionarios invasores, cuya derrota abrirá en nuestro país luminosas posibilidades de libertad y de justicia”. Podemos imaginar que cuando dice de “reaccionarios invasores” se refiere a los fascistas alemanes e italianos que ayudaban al bando nacional (sublevado), sin tener en cuenta que igualmente invasores eran los comunistas soviéticos que ayudaban al bando republicano. El periodista hace aquí gala de ingenuidad al pensar que la “derrota” de los invasores fascista “abrirá en nuestro país luminosas posibilidades de libertad y de justicia”, pues de haber ganado la guerra los del bando leal España es de pensar que no hubiera vuelto a ser una república democrática, si no popular, es decir, hubiera caído en una dictadura de izquierdas de signo soviético. A la fecha del suelto (4 de septiembre de 1938) se estaba desarrollando la denominada Batalla del Ebro, que tuvo lugar durante los meses de julio a noviembre del mismo año (1938).[8] Su desenlace marcaría definitivamente el signo de la guerra, que fue favorable a los sublevados.
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Paisaje humano en el Rincón de Ademuz, el coronel don Joaquín Vidal Munárriz, comandante del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano) posando junto a un grupo de militares y civiles en Torrebaja (Valencia), durante la guerra civil. Junto al comandante se halla Elenita de Albo, madrina del acto de entrega de la bandera. El tercero por la izquierda (con gorra de plato) es don Carlos Sanz Asensio, Comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (1938) [Foto procedente de la Biblioteca Valenciana, archivo "Finezas"). |
Más interesante resulta el apartado donde se dice la las actividades del comisario: “luchó al principio, en un heterogéneo conglomerado, y ya entonces puso de relieve sus grandes dotes organizadoras. ocupó diferentes cargos de responsabilidad, en los que dió pruebas irrefutables de inmensa valía. hasta que, organizado el comisariado, fué nombrado comisario inspector del XIX cuerpo de ejército”. Lástima que el relator no aporte más detalles sobre los destinos y las actividades anteriores del comisario, aunque resulta evidente que era una persona trabajadora, entusiasta y valiosa, de ahí su nombramiento como comisario inspector. No obstante, indagando en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España, la citada Lucía Sanz Reta ha encontrado un artículo en el diario madrileño "Ahora" -de fecha 9 de abril de 1937-, en el que se cita a don Carlos Sanz como comisario de la 5ª División.[9]
Como comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército en Torrebaja, “multiplicó hasta el infinito sus actividades fecundas”. Y “junto al coronel vidal, jefe militar, se preocupó de conseguir, en el mayor grado posible, la capacitación castrense de la tropa”. Durante las operaciones militares “intervino siempre, viviendo en campaña”, lo que le permitió conocer en profundidad “la lucha” y a “los soldados”, a la vez que “una perfecta organización de sus trabajos específicos”.
En este apartado se dice de “la tarea fructífera del comisariado”, que “además de la capacitación técnica, en materia guerrera”, incluye el “perfeccionamiento moral y cultural de los combatientes”: fundación de escuelas en las distintas unidades el cuerpo de ejército, producción de periódicos, folletos, libros… repartidos entre los soldados, “conferencias instructivas y educadoras”. El relator define al comisario inspector como poseedor de “grandes dotes psicológicas”, atento siempre a las “necesidades espirituales de sus hombres” -resultaría de interés conocer a qué se refiere cuando alude a las “necesidades espirituales”. Quizá más bien se refiere a las necesidades intelectuales o culturales de la tropa. Obviamente, el divertimento y la distracción resultan esenciales para los soldados, para “que olviden, por un momento la tragedia” que les rodea. Es así como el comisario inspector enseña al periodista y a los que le acompañan “un teatro admirablemente construido y adornado” -se refiere al cine-teatro fundado a principios del siglo por el emprendedor señor Tomás Gómez Gómez (1865-1955), alias el Rito, personaje singular (que se casó tres veces y tuvo 18 hijos), siendo también el fundador del célebre comercio “El pequeño siglo”, de honda raigambre en la zona.[10] El local del cine-teatro se hallaba en la carretera de Cuenca-Teruel (que durante la guerra civil pasó a denominarse “Avenida de la República”). Define el local como “limpio, alegre, sencillo, con matices elegantes”, en el que se representaban obras de teatro y se proyectaban películas. Los soldados se mostraban satisfechos con estas distracciones, valorándolas particularmente “en momentos de descanso”. Inmediatamente tras la contienda, el cine-teatro de Torrebaja hizo las funciones de “capilla” por el estado de devastación en que había quedado la Iglesia Parroquial, y posteriormente siguió funcionando como cine, teatro y sala de baile hasta mediados los años sesenta del pasado siglo, entonces ya bajo el nombre de “Cine Resman”.
El redactor describe al comisario Sanz en su oficina, “sentado ante su mesa de trabajo”, despachando “con urgencia” asuntos de su competencia. En su mesa de observa “montones de cartas, de comunicados, de oficios”, sin que los teléfonos dejen de sonar, evidenciando una gran actividad. Entre tanto, el comisario inspector, al que el periodista se refiere como “nuestro compañero”, está atento a “todos los asuntos”, sin que se le escape detalle, atendiendo consultas, resolviendo problemas, dando muestras de una gran “energía mental”. Asimismo, transmite órdenes y manda lo que hay que hacer: llevar unos “folletos para la propaganda en campo enemigo”, enviar “un potente altavoz” a la brigada X. El comisario inspector Sanz es el jefe de los comisarios del XIX Cuerpo de Ejército, y todos los comisarios bajo su autoridad “cumplen afanosamente las indicaciones” que se les hacen, porque “conocen su capacidad y están orgullosos de la magna obra que, bajo su dirección, realizan”.
El periodista y los que le acompañaban se despiden del comisario Sanz, “sin interrumpirle” en sus trabajo, y estrechándole “su mano afectuosa de compañero”, mostrándose “también orgullosos al comprender la aportación inmensa que con este hombre ha realizado al ejército popular el movimiento libertario”. Firma el artículo Samuel del Pardo.
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Don Carlos Sanz Asensio, Comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), firmada por "Rialio" según aparece en un artículo del diario "NOSOSTROS", órgano de la FAI en Levante (domingo, 4 de septiembre de 1938). De la caricatura del comisario -de escaso parecido con la fotografía que le identifica como tal- destaca el cabello repeinado hacia atrás, una larga patilla y un fino bigote. En las fotografías que conocemos del personaje siempre le vemos vestido de militar y con gorra de plato, habitualmente ladeada. |
Palabras finales.
El artículo sobre el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), don Carlos Sanz Asensio, se halla en la última página del diario “Nosotros”, órgano de la FAI en Levante, y fue publicado el 4 de septiembre de 1938.
A la fecha de publicación todavía no había tenido lugar el bombardeo de Torrebaja por la aviación rebelde del 26 de noviembre de 1938, sin duda el acontecimiento más dramático sufrido por la localidad durante todo el conflicto bélico.[11]
Resulta llamativo que en ningún punto del artículo se haga alusión a Torrebaja, lugar de residencia del comisario Sanz, sede del Estado Mayor del XIX Cuerpo de Ejército y del Hospital de Sangre. Sí se menciona al comandante en jefe, don Joaquín Vidal Munárriz, como “coronel vidal, jefe militar”. Tampoco se alude al lugar donde residía el comisario inspector, ni a la ubicación de las oficinas del Comisariado en la localidad, cosa comprensible como medida de seguridad. Ya conocíamos, sin embargo, que durante su estancia en Torrebaja el comisario Sanz residió en una casa-vivienda de la calle del Rosario (vía renombrada entonces como “calle de Pablo Iglesias”), propiedad del tío Federo y de su esposa, la señora Francisca Garrido, padres de Antonio, Cristeta y Amalia Martínez Garrido. La casa es un edificio de fábrica notable basado en planta baja y tres alturas labrado en estilo modernista. Una habitación de la casa, situada en la parte alta (cambra) que da a la calle del Rosario, se utilizó como prisión, según demuestran los grafitos dejados por los presos, y por el testimonio familiar de los dueños de la vivienda. Se trataba de presos republicanos, no nacionales. Según este mismo testimonio, aportado por el señor Ernesto Blasco Martínez (hijo de Amalia y Ernesto), el comisario Sanz compartía la casa con los dueños y la familia de éstos, y sus relaciones fueron siempre cordiales, aunque la dueña (señora Francisca) se quejaba en ocasiones de los lamentos de los presos.
La alusión al cine-teatro fundado por el señor Tomás Gómez, alias el Rito, resulta del mayor interés, dados los elogios que refiere el periodista, calificando el local como “limpio, alegre, sencillo, con matices elegantes”, utilizado con fines recreativos para los soldados en momentos de descanso.
Desde una óptica historiográfica cabe destacar la aportación del artículo al conocimiento humano del comisario Sanz, personaje muy desconocido pese a su importancia en el contexto bélico, y como responsable civil del XIX Cuerpo de Ejército. No hay que olvidar el objetivo de Largo Caballero al crear la institución del Comisariado -el 5 de octubre de 1936-: “imprimir la máxima eficacia militar”, “ejercer sobre la masa de combatientes constante influencia” y “establecer una corriente espiritual y social entre los jefes, oficiales y clases del ejército leal y los soldados y milicianos”.
Al presente, desconozco cuál fue el fin del comisario Sanz, lo que fue de él después de la guerra. Es conocido, sin embargo, el destino de los dos comandantes del XIX Cuerpo de Ejército -ambos de filiación comunista-: Manuel Exea Vilar fue detenido, juzgado y condenado a muerte en consejo de guerra sumarísimo, siendo fusilado en Paterna el 15 de julio de 1939, como Joaquín Vidal Munárriz, éste fusilado en Bilbao el 4 de agosto de 1939.[12]
En suma, recuperar la memoria de estos personajes resulta trascendental para el conocimiento de la historia general y local, siendo por ello loable y meritoria la idea de hacer de la casa de Amalia Martínez y Ernesto Blasco -donada por sus herederos al Ayuntamiento de Torrebaja- un museo etnológico con un apartado sobre la guerra civil española (1936-1939). Vale.
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[1] Cf. Wikipedia, voz XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano).
[2] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Francisco Provencio Garrido, natural y vecino de Torrealta, en la web Desde el Rincón de Ademuz, del sábado 10 de diciembre de 2011.
[3] Ibídem.
[4] Cf. Institución del Comisariado General de Guerra (España), Archivos Españoles (PARES).
[5] «Eixea Vilar, Manuel. Villarreal (Castellón), 13.VIII.1881 – Valencia, 1939. Militar. Ingresa en la Academia de Infantería con diecisiete años recién cumplidos, en una promoción de la que también forman parte dos compañeros que destacarán más tarde en distinto bando que él durante la Guerra Civil, Orgaz y García Escames, así como otros destacados jefes del Ejército Popular de la República, como Llano de la Encomienda, Prada o Del Rosal. En 1900, al ser promovido a 2.º teniente, es destinado al Regimiento Vizcaya n.º 21, en Valencia, para pasar enseguida al Cantabria 39 en Pamplona, de donde, en breve plazo, vuelve a su Castellón natal, encuadrado en el Regimiento Otumba 49, donde transcurrirá gran parte de su vida, alternándose con Valencia, salvo algún destino esporádico, por ascenso y el casi obligado, para los militares de su generación, paso por el Ejército de África, que lo hizo encuadrado en el Batallón de Cazadores Cataluña I, en la zona de Larache. Por haber ascendido a principios de 1936, con antigüedad de final del año anterior, se encontraba el 18 de julio disponible en Castellón y agregado al Regimiento Otumba; colaboró muy activamente para hacer fracasar el levantamiento militar, de forma convencida, por pertenecer al Partido Comunista. Se le confió el mando de un batallón, con el que actuó en la Sierra de Guadarrama, donde resultó herido. Actuó luego en el frente de Teruel, donde llegó a mandar el XIX Cuerpo del Ejército, pero, por discrepancias con los asesores soviéticos, perdió este mando, hasta que se le nombró comandante militar de Castellón, de donde escapó al caer en manos de las fuerzas "nacionales". Fue asesor de Rojo en los sucesivos planes defensivos, aunque continuaron sus discrepancias con los asesores soviéticos. Al final de la guerra, estaba enfrentado tanto con sus compañeros del Partido Comunista como con los casadistas. Al final de la contienda, fue juzgado en Consejo de guerra sumarísimo, condenado a muerte y fusilado». Cf. Real Academia de la Historia, voz Manuel Eixea Vilar.
[6] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Joaquín Vidal Munárriz, un coronel republicano en Torrebaja (I y II), en la web Desde el Rincón de Ademuz, del miércoles 14 de diciembre de 2011, y del miércoles 18 de abril de 2018.
[7] Instituciones del ejercito popular. El comisariado del XIX cuerpo de ejército. Un hombre: Carlos Sanz, en NOSOTROS, órgano de la FAI en Levante, Número 70, Valencia, del domingo 4 de septiembre de 1938, Año III, 3ª serie.
[8] Cf. Wikipedia, voz Batalla del Ebro.
[9] «El pasado miércoles se ha inaugurado la Escuela de Oficiales de la 38 Brigada Mixta. Bajo la firme e inteligente dirección de Mariano Tomás, teniente coronel jefe de la Brigada, estos oficiales, templados ya en el duro fuego de las trincheras, van a adquirir y perfeccionar sus conocimientos con clase de táctica, fortificaciones, topografía, moral militar, etcétera./ Los cursillos los explicará en joven capitán Ramón Rossi, que une a su experiencia del frente -adquirida junto a Paco Galán- el honor de haber obtenido el número uno en la primera promoción de oficiales de la Escuela Popular de Guerra de Valencia./ Carlos Sanz, comisario de la 5ª División, y Martín, comisario de la Brigada han prestado todo su apoyo entusiasta para la realización de esta Escuela, que ha de servir de ejemplo a las unidades que aun no organizaron la capacitación teórica y práctica de sus oficiales./ El profesor capitán Rossi llevará además sus clases hasta las líneas de fuego para que los oficiales que allí combaten aprendan lo mismo que los que están de descanso./ Es así -cultura para el soldado y capacitación técnica para los oficiales que ganaron sus galones a fuerza de heroísmo- como se forja el Ejército del pueblo como se le hace más capaz y más firme instrumento de la victoria del pueblo». Cf. Luchan y estudian. Nuestros oficiales a la Escuela de Oficiales de la 38 Brigada, en diario AHORA, Madrid, del viernes 9 de abril de 1937. "Ahora" fue un diario editado en la ciudad española de Madrid entre 1930 y 1939, durante la Segunda República y la guerra civil. Cf. Wikipedia, voz Ahora (1930-1939).
[10] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Luis Gómez Martínez, la persistencia de la memoria, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 201-207.
[11] SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo (2009). Acerca del bombardeo de Torrebaja del 26 de noviembre de 1938, en Del paisaje, alma del Rincón de Ademuz, Valencia, vol. III, pp. 17-33.
[12] Cf. Wikipedia, voz Joaquín Vidal Munárriz.
GALERÍA FOTOGRÁFICA:
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Don Carlos Sanz Asensio (fila posterior, tercero por la izquierda) con gorra de plato y divisas de Comisario Inspector del Ejército Popular de la República [Fotografía procedente del diario AHORA, del viernes 9 de abril de 1937]. |
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Paisaje urbano del Rincón de Ademuz, vista frontal de la fachada de la casa de Amalia Martínez y Ernesto Blasco, sita en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia) -donada por sus herederos al ayuntamiento de Torrebaja-, donde residió durante la guerra civil (1936-1939) el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), don Carlos Sanz Asensio (2020). |
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Paisaje urbano del Rincón de Ademuz, detalle de la fachada de la casa de Amalia Martínez y Ernesto Blasco, sita en la calle del Rosario de Torrebaja (Valencia) -donada por sus herederos al ayuntamiento de Torrebaja-, donde residió durante la guerra civil (1936-1939) el comisario inspector del XIX Cuerpo de Ejército (Bando republicano), don Carlos Sanz Asensio (2020). |
1 comentario:
Enhorabuena Alfredo por este trabajo tuyo, al igual que todos. Sabes que me interesa el tema. Gracias.
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