jueves, 1 de agosto de 2024

CARTAS DESDE MI RINCÓN (VI).

 

A un amigo de la infancia, con el que tantos recuerdos comparto.



«Libertad es poder (decir y) hacer lo que debemos»

-Montesquieu (1689-1755), filósofo y jurista francés

cuya obra destaca en el contexto de la Ilustración-.



«En nuestra cultura occidental es en general mala la situación del hombre que envejece

y tanto más lo es la de la mujer.

Lo que alguien ha producido en la plenitud de sus energías

debería tenerse en cuenta cuando las pierde»

-Alfred Adler (1870-1936), fundador de la psicología individual

en Conocimiento del hombre (1926)-.




Definición del subgénero epístola:

«Epístola es sinónimo de carta y hace referencia a un tipo de texto que busca establecer un canal de comunicación a través de la forma escrita, siendo el medio de notificación más usado en toda la historia de la humanidad. A menudo la carta es usada con la intención de expresar ideas, pensamientos, sentimientos, deseos, etc.»




Querido amigo,

ha pasado ya algún tiempo desde nuestro último contacto, así que me pongo al teclado, porque sé que esperas con cierta ansia mi carta con noticias, reflexiones, comentarios, digresiones... En primer lugar quiero participarte el fallecimiento de Felipe Cortés Díaz (1953-2024), que como sabes emigró a Canadá en los años setenta, junto a otros de nuestro pueblo: Manolo Gómez Sánchez y su hermano Pepe (primos hermanos míos), Teodoro Gómez Arnalte, Octavio Gómez Luis,1 y otros. Imagino recuerdas a Felipe, sus padres (Manuel y Leonor) y hermanos se asentaron en Torrebaja procedentes de Alobras (Teruel). El padre montó una herrería en la carretera, junto a la casa del médico, seguro que lo recuerdas. Fuimos al colegio juntos y éramos compañeros de juegos y correrías... tenía el pelo rullo y en verano, con pantalón corto llevaba siempre las piernas llenas de pupas y arañazos, y tenía una especial habilidad para cazar moscas al vuelo. Su facultad le llevaba a cazar a veces varias a la vez. Me sorprende recordar esto de Felipe, pero finalmente de las personas con las que nos hemos cruzado en la vida recordamos cosas intrascendentes, alguna anécdota y poco más. Me pregunto qué recordarán de mí dentro de veinticinco, cincuenta años si es que alguien me recuerda. Te decía que la familia de Felipe vino de Alobras y se asentó en Torrebaja; sus padres vivieron y fallecieron aquí, y una hermana suya, Josefina, casó con Serafín el Mingo y tuvo dos hijos que continúan viviendo aquí. Pero los demás hermanos de Felipe, y él mismo, emigraron a otros lugares, a Francia, a Canadá… Felipe era de nuestra edad, quizá un año menos, todos hijos de aquella generación o generaciones que han dado en llamar baby boom, nacida tras la II Guerra Mundial, entre 1946 y 1964. Ello me recuerda que nosotros, fallecidos ya nuestros padres, estamos en primera línea. Desde que Felipe emigró para las Américas apenas le volví a ver en un par de ocasiones: una vez en el Café de Julio y otra en una Cena de la Vaca, cuando los vecinos y visitantes del pueblo nos reunimos para cenar en la plaza del Ayuntamiento el último día de las fiestas patronales de agosto. Tantos recuerdos que compartíamos de la infancia y nuestra conversación apenas duró unos minutos. Nunca llegué a saber en qué trabajaba en Canadá y como la había ido la vida como emigrante en un país extranjero, con otra cultura y otra lengua. No obstante, me dijo que se había casado y tenía dos hijos, chico y chica, y que la chica había estudiado no recuerdo qué y que pensaba regresar a España… me hubiera gustado saber más cosas de su vida, de su familia, de su trabajo... pero no fue posible. Su cuñado, Serafín el Mingo me decía que casi todas las semanas hablaban con él por teléfono durante una hora larga. Hablarían cosas de la familia, sobre noticias y chismes del pueblo, de lo que solemos hablar todos. Ello me hace pensar que aún en la lejanía mantenía algún contacto con Torrebaja. En cierta ocasión, hará de esto un par de años, le di a Josefina la dirección de mi web, para que se la diera a Felipe y que escudriñara en ella; no sé si se la entregó, ni si llegó a entrar en la página. Según entendí, al poco de la boda de su hijo fue al médico y éste le mandó ingresar en el hospital. Él no quería ir, parece que no se encontraba tan mal. Pero finalmente ingresó y a las tres semanas falleció...

Paisaje humano del Rincón de Ademuz:
una foto entrañable para la historia y el recuerdo (años setenta, primera mitad). Grupo de vecinos de Torrebaja (Valencia), posando en la entrada del antiguo café-bar de Los Cesáreos. El primero por la derecha es Ángel Miguel de la Salud, alias Ángel el Toperas, fallecido en accidente de circulación el 30 de agosto de 1977, cuando contaba 24 años. La segunda y el tercero por la derecha son Leonor y Manuel, padres del recientemente fallecido Felipe Cortés Díaz (1953-2024). 

Leyenda de personajes y segmento vital:
Primera fila -de izquierda a derecha-: Ángel Miguel de la Salud (1953-1977); Magdalena Aliaga Miguel (1902-1989); Lucía Esparza Gómez (1929-2005); Bienvenida Álvarez Varea (1914-1992); desconocida; Pepe Esparza Gómez (1932-1992); Manuel Cortés Gómez (1909-1990); Leonor Díaz Asensio (1915-2005); Amadeo Esparza Magdalena (1902-1975).
Segunda fila -de izquierda a derecha-: Ramón Gimeno Martínez (1934-2023); Eusebio Gómez Soriano (1905-1994); Emilio Hernández García (1923-1998); Fidel Hernández Aliaga (1900-1985); Armando León Valero (1924-2019); José Manzano Luis (1904-1974); Serafín Luis Martínez (Torrebaja, 1934); José Cortés Valero (1918-2012).
 
Dentro del bar -tras Lucía Esparza- puede adivinarse el rosto de Francisco Aliaga Miguel (1899-1987).


De la gente de nuestra generación recordarás también a otros fallecidos:

a los gemelos Vicente y Ángel Miguel de la Salud, alias Toperas. Vicente, alias Titín y Ángel eran gemelos bibitelinos, de los que no se parecen en nada. Titín era un verdadero trasto, nervioso y revoltoso, siempre tramando algo mientras que Ángel era más pacífico, tranquilo y bonachón. Podría decirse que eran dos caras de la misma moneda. En unas vaquillas fuimos juntos a Teruel y recuerdo que me prestaron cincuenta pesetas, porque yo era estudiante y no tenía un duro, mientras que ellos ya trabajaban. Al final no sé si se las devolví, porque fue una de las últimas veces que nos vimos. Ambos murieron en accidente de tráfico: Titín en noviembre 1974, con 21 años, en la carretera de Liria y Ángel en agosto de 1977, con 24 años, en una vía gallega. El destino que les había unido en vida les unió también en la forma de morir. De nuestros amigos y compañeros de infancia fueron los primeros que marcharon a la casa del Padre. Cuando me enteré de su fallecimiento yo estaba estudiando en Valencia, vivía en un piso-buhardilla de la calle del Bisbe (entre Pintor Sorolla y las Barcas), y la noticia me produjo una gran impresión, incredulidad y tristeza. Me viene ahora a la memoria el recuerdo de Ceferino Gómez Arnalte (1946-1985), hijo de Ceferino y de Consuelo -regentaban un establecimiento de Vinos y Licores en la carretera-, y hermano de Teodoro y Aurorita... Ceferino hijo marchó a Estados Unidos después del servicio militar, allá por la segunda mitad de los años cincuenta, y allí se estableció. Apenas sé nada de su vida en América, pero sí que se casó y tuvo hijos. Tras su marcha nunca regresó a España: según dice la lápida en el nicho de su padre, falleció en Nueva York el 4 de junio de 1985, a los 39 años.


Paisaje humano del Rincón de Ademuz:
Los hermanos gemelos Vicente y Ángel Miguel de la Salud, fallecidos en accidente de circulación. Vicente en 1974, con 21 años y Ángel en 1977, con 24 años.
Detalle de su lápida en el Cementerio Municipal de Torrebaja (Valencia), 2024.


Decía Mingote que uno es de donde hace el bachillerato,

y como sabes yo estudié el bachiller en Barcelona -según esta idea, pues, soy catalán, aunque yo prefiero pensar que uno es de donde comen sus hijos-; esto fue en la segunda mitad de los años sesenta. Pero en 1970 mis padres decidieron que continuara los estudios universitarios en Valencia. De Barcelona volvía al pueblo en verano, por las vacaciones, a veces también en Navidad. Pero cada vez que regresaba al pueblo notaba que alguno de aquellos amigos de infancia desaparecía, se había marchado. Así fue como fui perdiendo el rastro de unos y otros. Esto sucedía también con las chicas, pero en aquella época los chicos y las chicas apenas se relacionaban. Ya de mayores fallecieron otros amigos y compañeros de infancia: Secundino Monterde, que era muy hábil con el tiragomas y con el que iba a cazar pájaros y buscar nidos. José Manuel Pinazo (1953-2004), con el que tuve mucha relación en Barcelona, los sábados y domingos nos recorríamos la ciudad junto con Moisés Sánchez, cuya familia vino a Torrebaja desde Casas Altas y finalmente emigró a Barcelona. José Manuel era hijo de Santiago Gómez Pinazo, que fue guardia municipal en Barcelona, sobrino del célebre padre Pinazo.2 José Manuel tenía varias hermanas, estudio para sastre y emigró en Méjico, pero falleció joven, de enfermedad. En cierta ocasión vi su lápida en el cementerio de Torrebaja y me quedé perplejo, pues no me había enterado de su muerte ni de su entierro. Por la inscripción de la lápida supe que dejaba mujer e hijos. José Manuel y yo fuimos muy amigos; en cierta ocasión vinimos a Torrebaja por Navidad, en autoestop desde Barcelona, menuda aventura y vaya disgusto que di a mis padres. Esto sería a finales de los años sesenta, poco antes de trasladarme yo a Valencia. Desde entonces perdí el rastro de José Manuel, y también el de Moisés. No volvimos a vernos más, seguramente porque no se presentó la ocasión ni tuvimos necesidad de ello; las amistades de infancia y juventud suelen ser así, aunque no necesariamente. Ellos continuaron su vida en Barcelona y yo en Valencia. Otro amigo de infancia, fallecido ya de mayor, fue Pepe el Negrito, hermano de Marina -no sé si les recordarás-: ambos vivían con su padre y su abuela paterna en la calle del Rosario, por encima de la casa de mis padres. La madre de Pepito y Marina falleció de enfermedad siendo ellos muy niños. Pepito era un ser ingenuo y en extremo bondadoso, casó con una chica de Tramacastiel y falleció en Teruel, tras un trasplante de hígado. Algunos años antes de su muerte nos encontramos por casualidad y hablamos un momento. Iba con prisa porque tenía que recoger a su hija, que iba a clase de ballet. Me lo dijo con notorio tono de orgullo y satisfacción, tanto que todavía lo recuerdo. Ya de mayor y también de enfermedad falleció Francisco Soriano Calomarce, alias Paco el Tracas, un artista de la talla en madera que tenía su taller por la calle Caballeros en Valencia. Paco era hermano de Nuria, fallecida muy joven, también de enfermedad. Y Paco Hernández Esparza -hijo de Emilio y de Lucía-, que tuvo una muerte trágica. No sé lo que pensarás, pero yo siento una gran ternura por todos ellos, por los gemelos Titín y Ángel, por Secundino Monterde, al que tampoco volví a ver desde que se marchó de Torrebaja, por José Manuel, por Pepito, por Manolo y su hermano Fernando… todos ellos siguen vivos en mi memoria y forman parte de mis recuerdos. Porque los muertos siguen vivos mientras les recordamos… Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.) lo decía mejor: “La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos”. Así era antes de Cristo y lo sigue siendo después.


Valga el punto para decir que en la actualidad muchos difuntos son incinerados,

bien por deseo personal o decisión de sus herederos. Y muy pocos se inhuman ya en tierra: entre otras razones porque no hay quien les haga la fosa. Por eso ya no sirve aquel hermoso texto de los epitafios precristianos dedicado a los muertos cuando se les daba tierra: «Sit tibi terra levis»: Que la tierra te sea leve, simbolizado en las siglas S·T·T·L. El cristianismo, a partir del siglo V trajo otras fórmulas en latín, como  el popular «Requiescat in pace» (R.I.P.); el señorial «Deus Omnipotens Mortuus» (DOM): Muerto para Dios Omnipotente; y el sencillo Descanse en paz (DEP) o «que en paz descanse» (QEPD) en castellano . Como puede observarse, de muchas lápidas van desapareciendo los símbolos religiosos cristianos, sustituyéndose por árboles de la vida, palomas de la paz o con laureles en el pico, y otros símbolos presuntamente espirituales y esotéricos -quizá porque muchos ya no cree en la otra vida ni en nada-. Aunque no lo parezca, sin embargo, la muerte sigue siendo algo serio y a tener en cuenta -en tanto constituye nuestro fin y acabamiento sobre este mundo-; al menos es lo que suele pensarse. Bien es cierto también que la banalidad cutre y hortera comienza a manifestarse en epitafios de tumbas y lápidas en muchos cementerios, signo inequívoco de estos “tiempos líquidos” de relativismo pánfilo que nos ha tocado vivir en los que parece que todo vale. Aunque en el ámbito escatológico no siempre ha predominado la seriedad y la compostura. Amiano el Epigramático (siglo II d.C.) dejó escrito en griego: ​«Que el polvo descanse ligero sobre ti cuando estés bajo tierra, desgraciado Nearco, para que los perros puedan sacarte con facilidad». Sin duda, un texto que muchos desearían poder escribir en la lápida de algún enemigo personal o político. Un epigrama reconfortante digno de Amiano es el que puede leerse en el cementerio de El Cuervo (Teruel): «Hijos míos no lloréis/ porque esto sólo pasa/ una vez en la vida» (2007-2013).3 En su novela corta Primer amor (1947), el escritor irlandés Samuel Beckett (1906-1989) escribe un epitafio que dice: «Aquí yace quien creía que también de esta escaparía». Aunque, obviamente, no escapó. Como puedes ver, hay gente para todo… A propósito, no sé si tú has pensado en el asunto, pero yo cuando me muera quiero ser inhumado al estilo tradicional, con féretro y en un nicho del cementerio municipal de Torrebaja. Es una tontería no querer hablar del tema, sabiendo que es algo que inexorablemente debe llegar a todo ser vivo. El pensamiento estoico dice que "no es a la muerte a lo que el hombre debe temer, sino a no haber vivido nunca". Así que apliquémonos el cuento... Pero nada de incineración, nunca he soportado bien el calor. Y si puede ser, me gustaría me hicieran un responso sencillo o como mucho una misa rezada, corpore in sepulto; digo una misa sin música ni cantos. El cementerio de Los Llanos pienso que es un buen lugar para esperar el Día de la ira… Sería feliz si a mi mujer la inhumaran conmigo, o en un nicho anexo; pero ella se ha empeñado en que quiere morirse antes que yo. Si fuera así, que me pongan con ella. Sea como fuere, yo ya he expresado a mis hijos mi voluntad, aunque después ellos harán lo que puedan.


Me preguntabas cómo van las obras del aparcamiento de Ademuz,

pues he de decirte que parece que están paradas desde hace varios meses. Recuerdo haberte hablado de estas obras tiempo atrás, allí te decía de su importancia para la villa y para la comarca, del presupuesto y plazo de ejecución.4 Sin pretenderlo acerté en mi pronóstico, las obras costarán más de lo inicialmente presupuestado y se alargarán en el tiempo. La gentes, ya sabes, habla del asunto, pero sin demasiado interés -parece que dan por sentado que las cosas son así y se resignan-, además de que nadie sabe a ciencia cierta cuál es el motivo de la paralización de las obras. Alguien me dijo que la causa estaba en unos nacimientos de agua que habían aflorado durante los trabajos iniciales. Otros dicen que se debe a que es cuestión de cimentación. El caso es que han tenido que hacer otro proyecto o reformar el anterior y la empresa adjudicataria de las obras ha renunciado a continuar con el nuevo proyecto. Asimismo, me dijeron que este nuevo proyecto requiere de cierta cantidad de hierro que no van a poder servirles en tantos o cuantos meses. Lo cierto es que las obras llevan tiempo paradas y la causa debe ser una mezcla de todo lo que te digo. Ello supone una gran molestia para todos: vecinos, visitantes, comercios… si el problema del aparcamiento ya era comprometido en Ademuz, cuenta que en la actualidad se ha incrementado. Ahora sirve de aparcamiento la gasolinera, que por cierto está cerrada desde hace muchos meses. No voy a contarte el motivo o los motivos que me han dado como explicación, porque son variopintos. El caso es que la gasolinera no sirve combustible, con el consiguiente trastorno para usuarios locales y forasteros. Además, la pérdida económica para los dueños y los trabajadores que la atendían debe ser considerable. Pero bueno, todo esto no son más que explicaciones de andar por casa, lo que dice la gente, y las gentes hablamos mucho; lo que realmente esté pasando o haya pasado no lo sabemos con certeza.


Paisaje urbano del Rincón de Ademuz:
detalle de las obras de eliminación del talud, aparcamiento y jardín central en Ademuz (Valencia), 2024.


Paisaje urbano del Rincón de Ademuz:
detalle dibujo-maqueta del proyecto de eliminación del talud, aparcamiento y jardín central en Ademuz (Valencia), 2024.


En mi última carta te decía del comienzo de las obras de remodelación de la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja,

bueno pues la obras continúan; comenzaron a principios de mayo pero a la fecha, finales de julio-comienzos de agosto, todavía no han concluido. Es cierto que la obra ha sido importante, pero ya va siendo hora de que piensen en concluirla. Todos hemos sufrido las molestias de las obras, muy particularmente los que vivimos en la plaza, aunque es comprensible que así sea. Sobre lo construido hasta ahora hay opiniones para todos los gustos, no podía ser de otra manera, ya que la unanimidad en estas cuestiones es poco probable; ni aunque fuera todo perfecto la habría. Hay acuerdo, sin embargo, en que la plaza es ahora más luminosa, quizá por el color de la piedra utilizada en el piso. Otros dicen que es más amplia, lo cual es razonable que así sea, pues han quitado el seto con poyo corrido que separaba la plaza de la calle. Aquella estructura era un mamotreto fuera de lugar, ni bello ni útil. Junto al seto, por la parte de arriba estaban los contenedores de residuos sólidos urbanos, de la basura, vamos, y daban un olor insoportable en verano, siempre chorreando líquidos pestilentes, lo que hacía que no pudiera nadie sentarse en las inmediaciones. No obstante las quejas de algunos vecinos, los contenedores permanecían allí. Además, había quien ponía debajo del contenedor sobras de sus comidas para los gatos. Porque en el centro del seto de la plaza había afincada una colonia de gatos a los que alguien daba de comer, incluido un tarrito con agua. Así los gatos no tenía que molestarse en ir a cazar ratones o palomas, ni siquiera en ir a beber al río o la acequia, como han hecho toda la vida. En cierta ocasión mi mujer y yo llevamos los contenedores delante de la puerta del Ayuntamiento, a un hueco que había junto a la acera, pero al día siguiente los volvieron a subir, colocándoles, eso sí, detrás del seto. Una lucha perdida, ética y estética contra la molicie. Pensarás que soy una mosca cojonera, pero no, solo trato de sugerir ideas y mejorar las cosas, un esfuerzo titánico pero inútil. Verás, a veces utilizo El cuaderno gris de José Pla (1897-1981) como si fuera el Kempis… Me refiero a Imitación de Cristo, la célebre obra de Tomás de Kempis (1380-1471), lo abro al azar por una página y siempre encuentro algún tema de reflexión, ideas, adjetivos, cuestiones que me sirven para lo que estoy haciendo en cada momento. Uso la traducción de Dionisio Ridruejo y Gloria Ros para el Círculo de Lectores, y en los comentarios del 11 de mayo de 1918 escribe:

En este país, uno prefiere lo sucio conocido a lo limpio por conocer. Ésta es tierra de desconfiados de desconfiados ancestrales-, de retorcidos, de personas convencidas de que aquí se puede hacer de todo a base de adoptar el aire del campanero cuando pasa a cobrar las sillas de la iglesia.


Absolutamente genial -como dicen ahora-,

esto es, original, estupendo, lleno de sentido… Los textos de Pla son de principios del siglo XX, pero a día de hoy continúan plenamente vigentes. Hay gente que prefiere “lo sucio conocido a lo limpio por conocer”, tanto en los albores del siglo XX como en el primer cuarto del XXI. Teníamos una colonia de gatos en el centro del seto de la plaza del Ayuntamiento, y ello no obstante un bando público al respecto, prohibiendo dar de comer a los animales en las vías públicas; pero les daba igual, continuaban echándoles de comer. ¡Con un par! Ciertamente, hay “personas convencidas de que aquí se puede hacer de todo a base de adoptar el aire del campanero cuando pasa a cobrar las sillas de la iglesia”; esto es, sin hacer caso de nada. Todos hemos oído decir aquello de que Los españoles somos difíciles de gobernar, necesitamos mano dura… -tal cual-. Resulta curioso lo del campanero, aunque en Torrebaja nunca se ha cobrado por las sillas de la iglesia, que sepamos. Antes de la guerra civil no había bancos en la iglesia, solo sillas para sentarse y baleos para arrodillarse. Sillas y baleos que cada vecina se traía de casa, claro. Escribo vecinas, porque los hombres solían ponerse siempre detrás, permaneciendo derechos en todo momento -imagino era por si había que salir pitando-; solo algunos se arrodillaban al alzar a Dios. Los baleos, como recordarás, eran unas esteras redondas de esparto que tenían muchas utilidades: en la iglesia servían para arrodillarse las mujeres y en la calle para recoger boñigos, por ejemplo.


Te estaba contando sobre cómo ha quedado la plaza,

pero me he ido a otra cosa. Algunos critican el piso, basado en losas de granito extremeño y travertino de Teruel. Dicen que son piedras porosas que se ensuciarán enseguida con el aceite de los coches viejos que suelen aparcar en la plaza. Yo no sé si esto será así, pero dan por descontado que la plaza del Ayuntamiento seguirá siendo el principal aparcamiento público del pueblo. Como si esto tuviera que ser así, por decreto tradicional e inmarcesible, quiero decir eterno. Tampoco sé si el consistorio municipal tendrá el valor político -o de otro tipo- para prohibir el aparcamiento y dejar este magnífico espacio público como peatonal, permitiendo circular por la zona de plaza que comunica la calle de san Roque con la calle Fuente, y para entrar los vehículos a los que tienen garaje en la zona. Entiendo que la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja es una unidad que incluye dieciséis números de policía, no solo del número 1 (casa de Pura Miguel) hasta el número 9 (Casa Consistorial), pues esta se alarga hacia arriba, hasta conectar con calle san Roque. Un coche en el garaje es un vehículo que no ocupa lugar en la calle lo que supone un bulto menos. Te decía que estamos sobrepasando el primer cuarto del siglo XXI, pero algunos entienden que el coche es como el macho en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, que se ataba por el ramal al arrendadero de la fachada. El animal permanecía allí atado un rato, pero no toda la mañana o todo el día, incluso semanas enteras, como ahora los coches. Ya te digo, no sé si el consistorio tendrá lo que hay que tener para prohibir el aparcamiento en la plaza -me refiero a medios y autoridad-, como han hecho en Castielfabib, que han convertido la plaza en peatonal y solo se permite el estacionamiento momentáneo, no el aparcamiento. Es probable que suceda lo que con los vados, que la chapa municipal no sirve para nada ya que el Ayuntamiento no tiene guardias ni posee grúa para llevarse el vehículo mal aparcado, y las denuncias que permiten las ordenanzas suponen cifras irrisorias. Cuando se carece de medios para hacer cumplir las leyes mejor no dictarlas. Las leyes que prohibieron fumar en los espacios públicos cerrados fueron un verdadero acierto; no obstante, muchos se quejaron entonces pero todos lo aplaudieron después. Creo que es lo único bueno que hizo el inefable señor Zapatero de nefasta memoria. Bueno, esto es una opinión más o menos fundada. La plaza del Ayuntamiento es un espacio público magnífico situado en el centro histórico del pueblo y debería servir para lo que siempre ha servido: como punto de encuentro y reunión social, mercado, lugar de juegos infantiles y eventos públicos, teatro, bailes, músicas, conciertos (no para disco móviles, vade retro), pero no como sempiterno aparcamiento de vehículos. Aunque tengamos que andar un poco, merece la pena tener despejado este espacio. En otros lugares lo han hecho, basta viajar un poco por España o por el extranjero para darse cuenta de ello. Y cuando digo de la plaza del Ayuntamiento digo también de La Replaceta, actual plaza Rey Don Jaime. Pienso que la belleza de los espacios públicos sirve para hacernos mejores, aunque solo sea mientras pasamos.



Paisaje urbano del Rincón de Ademuz:
detalle de las obras de remodelación en la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), 2024.


Continuando con la plaza,

en la parte alta, separando propiamente la plaza de la calle han colocado seis árboles en dos líneas, creo que son moreras híbridas de las que no dan fruto, porque si dan moras estamos aviados. Y parece que quieren conservar parte de la fuente antigua, el obelisco central y el brocal. La fuente anterior era un despropósito, y esto no es una opinión, ni hace falta un estudio científico para demostrarlo. ¿A qué viene colocar aquí una fuente ornamental que desde sus comienzos estuvo estropeada? La fuente con brocal de Casas Bajas o Vallanca le daba cien vueltas, incluso teniendo labrado el yugo y las flechas como la de Vallanca. No sé si conoces la fuente pública de Pedro Izquierdo (Cuenca), bueno, pues aquella, dentro de su sencillez es cien veces más original y bonita que la que había en Torrebaja. Entre las moreras han colocado cinco bancos del mismo material que las losas de la plaza, creo. No están mal, pero hubieran sido perfectos con respaldo. El respaldo resulta esencial en un banco de asiento, particularmente para las personas mayores. A los niños les da igual, lo mismo se colocan encima que debajo, pero no a los mayores. Los que han colocado todavía podrían arreglarse, quizá con alguna estructura metálica central que hiciera de respaldo. Cuestión de estética, y de imaginación. En fin, mejor que lo que había cualquier cosa… Te cuento todo esto en confianza, aunque también lo diría en público. No es que pretenda estar en posesión de la verdad, pero mi opinión en tan válida como la del que sostenga lo contrario; además, muchos estamos cansados de callar -escribo en general-, como si solo valiera la opinión de los que mandan y la de los opinadores profesionales y plumillas de retaguardia. En cualquier caso, espero y deseo que los responsables municipales acierten en lo que decidan y tengamos plaza para muchos años. Muchas veces la solución de algo está en el acabado, en el detalle. Si lo que resuelven es razonable tendrán el apoyo popular, de lo contrario habrán de soportar las críticas y el descontento de muchos. Otra cosa son los materiales, habrá que esperar el paso del tiempo para valorar el resultado. Marco Aurelio (121-180 d.C.), el emperador estoico estaba agradecido a Diogneto, su maestro de pintura, porque “me habituó a saber aguantar que le hablen a uno con franqueza” -escribe en sus Meditaciones (I, 6). Los gobernantes de cualquier tiempo y lugar no suelen apreciar semejante virtud, esto es, que les digan las cosas sincera, clara y llanamente. Los humanos somos así de hipócritas; solemos sonreír por delante y criticar por detrás. Para criticar por delante hace falta valentía, además de argumento.


Paisaje urbano del Rincón de Ademuz:
detalle de las obras de remodelación en la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), 2024.



Paisaje urbano del Rincón de Ademuz:
detalle de las obras de remodelación en la plaza del Ayuntamiento de Torrebaja (Valencia), 2024.


Paisaje urbano del Rincón de Ademuz:
aspecto de la nueva fuente de la plaza del Ayuntamiento en Torrebaja (Valencia),
readaptada con dos chirimbolos metálicos color pardo herrumbre que no quedan nada mal
y un grifo con agua de boca (2024).



Últimamente,

y ello no obstante haber vivido en el pueblo muchos años, me he dado cuenta que una de las consecuencias más graves que conlleva la despoblación de zonas rurales como la nuestra es la pérdida de patrimonio material, me refiero a las infraestructuras, y más concretamente a las agrarias. Hay también un patrimonio cultural que se pierde, el relativo a las tradiciones y costumbres, más difícil quizá de recuperar. Es cierto que conseguimos finalmente que nos hicieran la Concentración Parcelaria en Torrebaja, con todo lo que conlleva de unificación de la propiedad, acequias de cemento, amplios caminos, acceso a todas las fincas… Desde el Real Decreto de 1978 que declaraba su necesidad y urgente ejecución, pasó un cuarto de siglo hasta que se materializó. Muchas cosas influyeron en ello, no solo la pequeña pero ruidosa oposición, también circunstancias políticas, sociales, económicas… De los momentos cruciales en los que se tomó la decisión política y administrativa de llevar adelante la concentración, esto fue en la primera mitad de los años noventa del pasado siglo tengo, malos recuerdos. En aquellos años presidía yo el Consistorio de Torrebaja y el día en que vinieron los responsables políticos de la Generalidad, ingenieros, jueza decana de los tribunales de Liria… se armó una buena en la plaza del Ayuntamiento, con una estridente manifestación de los vecinos contrarios al proyecto concentratorio, liderado por los concejales de Unión Valenciana. En previsión de los actos violentos que pudieran producirse me puse en contacto con el representante del gobierno en Valencia (antiguo Gobernador Civil) y con el comandante del Cuartel de la Guardia Civil de Teruel, para que enviaran vehículos con guardias: uno estuvo en la plaza y los otros discretamente colocados en las entradas-salidas principales del pueblo. Te cuento todo esto porque son datos pocos conocidos de aquel momento histórico. Muchos vecinos ni llegaron a enterarse. Al concluir el acto, ya en la plaza, un vecino ya mayor me agarró del brazo con fuerza y me dijo: Por esto te vas a ver en el cementerio… -no me amilané, pero el susto lo llevaba por dentro, y al llegar a mi casa me temblaban las piernas. No obstante, lo primero que hice fue redactar una denuncia para el juzgado contra el vecino que me había amenazado. Al día siguiente el vecino me pidió perdón, alegando un arrebato… El hombre ya falleció, descanse en paz. Tiempo después, con motivo de celebrar un pleno municipal en Torrealta (el primero en la historia que se ha celebrado en la aldea, que yo sepa), para que los vecinos decidieran sobre el Plan de Obras y Servicios de la Diputación, que ese año queríamos dedicar a la pedanía, otro vecino se me aceró al concluir el pleno, y sin venir a cuento me espetó: Esto de la Concentración Parcelaria traerá sangre… -se trataba de alguien joven opuesto a la concentración, pero esta vez no me inmuté-. Sin embargo, se salieron con la suya, ni Torrealta, ni una parte del término de Ademuz y otra del de Castiel incluidas en la concentración entraron finalmente en el proyecto. Los Ayuntamientos de los pueblos vecinos, haciendo gala de una roma sensibilidad y miope visión histórica. No estuvieron tampoco conformes con el proyecto de concentración en Torrebaja -ni demostraron pizca de solidaridad-, y los territorios de sus términos incluidos en el proceso se excluyeron. De haberse hecho la Concentración en la parte de los términos de Ademuz y Castiel que se pretendía, se hubiera construido un nuevo puente de Guerrero. Pero no se hizo por la falta de interés de los municipios vecinos.  ¡Un error monumental que habrían de lamentar toda la vida de haber tenido conciencia de ello! Es cierto que muchas fincas están abandonadas, pero de no haberse hecho la concentración no se podría ni entrar en el campo, sería todo una selva.


Pretendo decirte que mi compromiso con el pueblo y con la comunidad viene de antiguo,

pues con motivo de mi jubilación y hacerme horticultor he vuelto a retomar mi gusto por el mundo de la agricultura y sus problemas, por interés personal y por sentido comunitario. Hace tiempo que comprendí que la verdadera felicidad en las personas surge cuando vivimos conforme a nuestros principios y valores, sin olvidar nuestra contribución al bienestar social. De la misma forma que a Dios solo se puede llegar a través de los demás. Como te decía, uno de los sectores que más sufre con la despoblación y el vaciamiento de los pueblos es el agrario. No sé si te lo he contado en otro lugar, pero hemos hecho una Comunidad de Regantes intermunicipal, entre Castielfabib y Torrebaja. Como sabes, la acequia que aquí llamamos de Castiel, tiene su azud en las Hoces del Ebrón, aguas arriba de la Central Hidroeléctrica y en su largo y sinuoso trazado riega una inmensa vega, desde Peña Rubia y Los Santos, pasando por Escaños, Rambla Villana de Arriba, Partidor, Callejones, Huertos del Horno, Porcal... hasta la Parada Lugar, Reguería, Ramblar y El Rento, ya en Torrebaja. Dicha acequia es de las más antiguas de la comarca -junto con la del Molino-, y está documentada desde el primer tercio del siglo XVII, según puede verse por el testamento del señor de Torrebaja, don Diego Ruiz de Castelblanque (†1643). Para que nos hicieran la Concentración Parcelaria tuvimos que esperar veinticinco años, pero para hacer la Comunidad de Regantes tardamos cuatro siglos, cumpliéndose el dicho de que lo bueno se hace esperar. Como sabes, el pueblo de Torrebaja, que a principios del siglo XVII (1610) era una calle o aldeita en la jurisdicción de Castiel, esto es, un grupito de casas entre la Casa Grande y la iglesia, creció en su parte alta sobre la acequia vieja de Castiel. Sin la acequia de Castiel Torrebaja no sería lo que fue, lo que ha sido y es, pues una gran parte de su escueto término se regaba y riega con esta acequia. Su trazado servía de linde con Castiel, con todos los problemas que puedas imaginar ya que había construcciones en las que una parte se hallaba en término de Castiel y otra en el de Torrebaja. La confusión de términos creaba este tipo de problemas. Ello supuso también que durante décadas dicha acequia sirviera, además de límite intermunicipal de desagüe y alcantarillado para muchas viviendas. Te cuento esto a modo de reseña, pues como hijo del pueblo lo conoces sobradamente.


El problema principal,

a la hora de poner en marcha la Comunidad de Regantes, estuvo en la confección del catastro de riego. Conocer las fincas con derecho a riego en la acequia era una cuestión primordial. Inventariar las fincas (polígono, parcela, referencia catastral, paraje, superficie) resulta bastante sencillo, aunque laborioso; basta asomarse al catastro del Estado con un ordenador en línea. La dificultad con la que nos encontramos era la identificación de la propiedad, encontrar el titular de la finca y su dirección postal, para enviarle el recibo correspondiente. No hay empresa ni negocio que funcione sin dinero. El catastro de rústica, en Torrebaja, con la excepción de la parte afectada por la Concentración Parcelaria, está absolutamente desactualizado. Encontrar como titular a una persona fallecida hace cincuenta años era habitual, pues en muchos casos los herederos no habían actualizado la titularidad. Fue por este motivo que hacer el catastro de riego de la acequia supuso un trabajo muy laborioso, y desagradecido en ocasiones. No obstante, con perseverancia y no poca paciencia hemos logrado hacer el catastro, que por supuesto habrá que pulir y corregir… La comunidad de regantes posee sus propios estatutos y un número de identificación fiscal y está dirigida por una Junta Directiva, Jurado de Riego incluido en la que Torrebaja dispone de dos representantes. Algunos fuimos conscientes de la importancia de la acequia de Castiel en Torrebaja y nos metimos en este “negocio”, obviamente más por sentido de la responsabilidad que por interés. Pero he de decirte que la mayoría de la gente, me refiero a los regantes, han respondido con largueza a las convocatorias para la limpieza y demás. Siempre hay algún díscolo, pero no son significativos ni poseen argumento moral para no participar. Lo cierto, sin embargo, es que la gente, como los objetos, cuando se la trata bien responde, y eso es lo que importa. Nuestro deseo es que la acequia siga trayendo agua, y con este convencimiento seguiremos en la brecha. Entiendo que no te lo puedas creer, pero puedo decir con orgullo que soy vocal y representante de Torrebaja en la Junta Directiva de la Comunidad de Regantes Hoces del Ebrón, junto con Emilio Hernández Esparza, el del bar de Los Emilios…


Debe ser porque me estoy haciendo viejo,

pero últimamente he tenido algunas experiencias que han exacerbado mi sensibilidad para con los ancianos. Aunque todavía no me siento anciano ni mucho menos, soy consciente de que me hallo en camino de serlo: para bien o para mal todos lo estamos. Pensaba yo que la edad estaba en el corazón, pero un amigo me dijo que estaba equivocado, porque la verdadera edad no está en corazón ni en la mente, sino en las articulaciones. Releyendo a Adler, me refiero a mi tocayo Alfred Adler (1870-1938), primer cismático freudiano y fundador de la escuela denominada psicología individual, me encontré un pasaje que me tocó el “hueso dulce” que dice un amigo:

En nuestra cultura occidental es en general mala la situación del hombre que envejece y tanto más lo es la de la mujer. Lo que alguien ha producido en la plenitud de sus energías debería tenerse en cuenta cuando las pierde.5


Lo cierto es que lo que dice el psiquiatra austriaco es tan evidente que se cae por su peso; sin embargo, no parece que sea algo llamativo o escandaloso. Manejo una edición de 1968, pero el texto está escrito en 1926, y ya entonces el autor puso en evidencia el desprecio de la sociedad de su tiempo por el hombre que envejece, y tanto más por la mujer. En nuestra pequeña comunidad comarcana hay muchas personas ancianas que viven solas. Las mujeres, sin embargo, lo llevan mejor, pero los hombres suelen abandonarse, con excepciones, porque lo suyo no ha sido la casa y el hogar, reino exclusivo de la mujer. Aunque tenemos suerte, porque la gentes de los pueblos, los vecinos en general, suelen vigilar y cuidar de estar personas solas. Permanecen atentos a sus necesidades, a si entran o salen, y cuando llevan un par de días sin verles cunde la alarma. Yo recomiendo a mis hijos que saluden siempre a todo el mundo en el pueblo, tanto más a los ancianos, instándoles a cruzar unas palabras amigables con ellos, a interesarse por su situación, a escuchar sus historias. El anciano suele agradecer que se le escuche. Yo veo a mis padres en los ancianos de mi entorno y percibo que interesarme por ellos y tratarles con afecto es como si lo hiciera con ellos mismos, aunque fallecieron hace ya hace muchos años. Los padres tenemos una gran responsabilidad a la hora de educar a nuestros hijos en este sentido, sensibilizándoles para con la vejez y sus problemas, pues con suerte es posible que ellos lleguen también un día a ser ancianos. Y estamos de enhorabuena, pues nunca en la historia de la humanidad ha estado la gente mayor mejor atendida que ahora...


Dejo aquí mi relato,

mi próxima carta será para después del verano, que avanza rápido entre olas de calor y amenazas de tormenta. Los pueblos de la comarca están animados y llenos de gente, los ayuntamientos se esfuerzan por entretener a los lugareños y forasteros con semanas culturales y actos festivos, con charlas, conciertos y musicales. Luisa participa en el musical “Los Miserables”, basado en la novela homónima de Víctor Hugo (1802-1885), organizado por la Sociedad Musical de Ademuz: estrenaron en Casas Bajas y el próximo sábado creo que van a Carboneras de Guadazaón, Cuenca. Actuarán también en Ademuz, Torrebaja y otros pueblos de la zona. Entre ensayos, viajes y los calores de las últimas semanas la pobre está agotada, pero también muy ilusionada con los trajes que se ha cosido para la función. En agosto tendremos fiestas patronales en todos los pueblos de la comarca, ¡que Dios nos coja confesados! Vale.


© Alfredo SÁNCHEZ GARZÓN.

De la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV).



Véase también:

** CARTAS DESDE MI RINCÓN (I).

** CARTAS DESDE MI RINCÓN (II).

** CARTAS DESDE MI RINCÓN (III).

** CARTAS DESDE MI RINCÓN (IV).

** CARTAS DESDE MI RINCÓN (V).

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1 SÁNCHEZ GARZÓN, Alfredo. Don Octavio Gómez Luis, alcalde de Torrebaja (Valencia), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del martes 28 de febrero de 2012. 

2 ID. El padre Guillermo Pinazo Martínez C. M. (1901-1973), un torrebajero universal, en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del lunes 27 de febrero de 2023. 

3 ID. Iconografía y epigrafía funeraria en el cementerio de El Cuervo (Teruel), [y II], en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del domingo 22 de septiembre de 2013. 

4 ID. Cartas desde mi Rincón (II), en el sitio web Desde el Rincón de Ademuz, del jueves 14 de diciembre de 2023.

5 ADLER, A., Conocimiento del hombre, Colección Austral, 5ª edición, Madrid, 1968, p. 123.

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